miércoles, 27 de febrero de 2008

Con el cerebro apagado

Algunas cosas se calman, otras no. Consejería sigue jugando al escondite y hasta nos niega las leyes en la cara. El Gran Jefe (como le llaman los monstruitos) se queda ojiplático, patalea, protesta incansable y asegura que nadie se va a reír de sus trabajadores. Los Valar le bendigan. A él y a Custom, que se han erigido en nuestros guardaespaldas. Y no piensan rendirse. De momento, habrá que quedarse con el refrán: hecha la ley, hecha la trampa. No me dejas pagarles lo que les prometí? Bien, pues añadiré la diferencia en concepto de "complementos". Ahora discútemelo si te apetece, y quizá después discutamos por qué un centro de primera acogida se convierte en centro de protección sin previo aviso y en menos de un mes, por qué la casa (recién reformada) se nos cae a pedazos, por qué tenemos a menores de 13 años alojados, a un enfermo mental peligroso y qué es eso tan divertido de que "si llegan más y estáis completos, montad una jaima". Podemos discutir todo eso antes de las elecciones. Os parece?
Ayer Bobo se cruzó, para no variar, y me tiró a la cara una pieza de metal que arrancó de una cama. Podríamos actuar, podríamos hacer algo, castigarle, qué sé yo. Pero de qué sirve con un chico que no sabe en qué día vive, que olvida las caras y los nombres, que no sabe muy bien dónde está? Con Chiqui y Novato tocó charla demoledora. Burgos estaba al tope de sus nervios desde que le conté la última aventura de Canijo con el Samur. El sermón fue considerable y, por primera vez, los dos más inquietos y más rebeldes nos escucharon durante más de una hora. Causas pendientes, mal comportamiento, informes negativos, pasar de todo, malgastar dos años, cumplir los 18, verse en la calle y sin nada, sin haber aprovechado el tiempo, y de ahí a la cárcel o de vuelta a Tánger sólo hay un paso. Ningún juez va a ser especialmente generoso con ellos. Y lo saben. No les ayuda en nada hacerse los estúpidos. Bien, parecían escuchar con atención y hasta, en algunos momentos, se les ponían los ojos redondos de miedo. Lástima que su memoria sea tan frágil. Cosa de la edad, o del disolvente.
Pero ya no me apetece pensar en ellos. No, esta noche no, ni mañana, no quiero pensar en ellos hasta el sábado, hasta que me toque estar allí otra vez. Estoy más cansada de lo que puedo recordar en toda mi vida. Necesito olvidarme de los 12 hombres que están ocupando todo mi tiempo y toda mi mente. Al menos durante un par de días. Así que, si alguien anda con insomnio, que me vigile a los búhos. Me temo que yo, por una vez, voy a dejarme abrazar por Morfeo.

3 comentarios:

Rogorn dijo...

Doce hombres sin piedad... Entre todos no valen la doceava parte que tú.

Anónimo dijo...

Espero que Morfeo se parezca a Viggo y abrace bien :)-qué chiste tan chorras, excuse me, es el agotamiento- y que duermas como un tronco. Creo que me quedaré vigilando los búhos, hoy mis fantasmas están cabrones y creo que toca noche toledana.
Espero que esos doce hombres dejen de hacer animaladas y Consejería no joda más la marrana. Por lo menos tienes un buen jefe, en estos tiempos ya es bastante, que hay mucho cabrón mandando.
Besos y que descanses. Carlota

Lenka dijo...

Gracias, chicos. Lo malo es que Morfeo (que sí, se parece a Viggo, obviamente) ya me estuvo achuchando un rato esta tarde, con lo cual me acabo de desvelar!!!

:-(

No importa, podemos compartir fantasmas hasta que vuelva...