jueves, 28 de mayo de 2009

De cumples, bodas y bebés


Pero no, lo siento, ni me caso ni me apunto a la aventura de la maternidad. Me limito a señalar la cantidad y variedad de acontecimientos que se agolpan en estas fechas tan señaladas.

Ayer tuvimos sol y buen rato con los amigos, el grupo cuasi completo charló y se regocijó con tanta buena nueva. En primer lugar, tirones de orejas, pero no para mí, sino para todos vosotros, que sois unos necios (entiéndase en astur, claro) y os empeñáis en regalar aunque yo diga que no. Pero quede claro que se agradece todo. Qué transparente resulto! Tengo montones de cosas de la Francés (postales, libretas, el tarooooot!!!!), libros góticos y de mujeres malas, sujetalibros (esta gente me lee el pensamiento, ya no sabía cómo colocar mi modesta biblioteca sin que terminara desparramada toda ella), marcalibros, un llamador de ángeles (negro y preciooooso) y un boli mega fashion!! Tengo mi flamante camilla, naturalmente, que espero que todos vayáis estrenando. Llamadas y mensajes, por supuesto. Y sol. No se puede pedir más.

Y, para rematar la faena, y dado que mis amigas son un encanto pero también una panda de egocéntricas (oooojjjj, qué afán de protagonismo!) mañana tenemos boda y el próximo enero tendremos nada menos que DOS xaninos más en el aquelarre!! Miles de enhorabuenas para Larón y la Chini!!! (Niñas, qué hacéis?? Os ponéis de acuerdo?? Al final va a ser cierto que las amigas ovulamos a la vez!!!) Así que, en definitiva, llegar a los 31 es lo de menos. Lo mejor es llegar bien acompañada y con tantos motivos para alegrarse. Todo es bueno. Hasta descubrir que, incluso aquí arriba, lejos del mar, en el Monte más Vil, vivo en La Casa del Viento!!!

sábado, 23 de mayo de 2009

25 horas al día


Ha sido una semana dura. Tengo la sensación de haber estado estos siete días corriendo sin parar. He tenido de todo, desde un juicio hasta un empaste. Están los preparativos de la boda (y eso que no me caso yo) que por un lado me estresan un poco (ya sabéis que soy un desastre para estas cosas, no me siento en mi elemento y cosas tan tontas como elegir cómo iré peinada me resultan complicadísimas en mi escasa femineidad), está el borrador de hacienda, que no llega (y me harto de discutir con un contestador), compras de última hora, la casa, los bichos, buscar trabajo (siempre), enfrentarme a cuestiones legales del anterior empleo (salen ahora los juicios por las agresiones de los monstruitos, así que tocan reencuentros con colegas y con los propios chiquillos, enterarse de que unos van genial, otros son violadores, algunos te abrazan, otros te piden disulpas por sus hazañas y todos van como pueden por la vida), están las movidas familiares (esas que se empeñan en volver, una y otra vez, eternas, cansinas, agotadoras, negándose a dar tregua, esas que no me permiten pasar página, olvidarme de todo el maldito asunto y pensar "por fin se acabó, listo, ya me toca vivir mi propia vida, sin lastres") y todo esto mezclado y agitado.

Me duele la espalda como nunca, estoy reventada, pero conservo el humor, cosa rara en mí. Máxime teniendo en cuenta la maldita primavera (siempre odiosa a mis ojos, mis jaquecas y mis hormonas) y la lluvia incesante acompañada de calores bochornosos. El Trasto está de vacaciones y eso implica que muchas cosas se soportan a medias. Es todo un apoyo, como siempre. Puedo descuidar algunos temas sabiendo que él está ahí para vigilar el Torreón. Y ahí voy. Pido cita para cortarme el pelo, salgo a escape hacia el dentista, vuelo a sostener a mi madre en un nuevo revés, me recuerdo que le prometí un bizcocho a mi abuelo, hago mentalmente la lista de la compra, ficho en el Inem, envío otra solicitud de empleo, ordeno a los contactos de mi agenda en mi nuevo móvil (por qué hay que repetir esta operación cada vez que se cambia de teléfono, por todos los dioses?) y aún saco tiempo para un café veloz con El Emperador, leerme un par de libros (adoro oficialmente la biblioteca de mi nuevo barrio!) o tomarme unas sidras con el Trasto (y de paso agarrarme la madre de todas las cogorzas, lo que confirma que estoy baja de defensas, o algo. En cualquier caso: nunca veáis "Perdidos" en estado de embriaguez. Es raro. Más. Aún. Si cabe).

Creo que mañana, por fin, podré dormir hasta hartarme. Me va haciendo falta. Si todo va bien, en dos semanas andaremos por el sur, olvidándolo todo, o fingiendo que lo olvidamos. Para compensar estos días de 25 horas, trataré de que en los próximos vayan pasando sin prisa, con toda la pereza del mundo. Intentaremos aprovechar estas vacaciones, porque, seguramente, en unos meses volverás al hospital, y tocará otra vez andar a carreras. Y aunque no es nada y eres un jabato de los que jamás se quejan, confieso que me cabrea pensar que tendrás que pasar otra vez por todo. Cómo puede romperse una placa de acero quirúrgico? Se rompe, se rompe. Si yes de Carreño, rómpesla. O eso, o es que hemos vuelto a dar con el cirujano manazas.

Y, a todo esto, se me vienen encima los 31, y no me da tiempo ni a enterarme. Pero ese día ya se puede parar el mundo. Nos abrimos un vino. Por estas que son cruces.

lunes, 18 de mayo de 2009

Las Rosas Regás y los pavonazis


Todos los fines de semana escucho La Rosa de los Vientos, y después, por pura pereza, dejo la radio encendida, lo que significa que me duermo con Salas y me despierto con Herrera. Estoy tan acostumbrada al ritual que casi me cuesta dormir sin ese runrún de vocecitas de fondo. Hoy he vuelto al mundo de los vivos oyendo comentarios sobre Eurovisión a los que no hice demasiado caso y más tarde un par de anécdotas a las que tampoco habría prestado mayor atención de no ser por el desafortunado comentario final. Os cuento.

Charlaban Herrera y sus contertulios y uno de ellos mencionó que, según palabras de Luis Aguilé (del que sólo recuerdo algunas imágenes en blanco y negro en programas nostálgicos, y que desde mi óptica de niña era un gigantón con pinta de borracho graciosete) el susodicho se había acostado con trescientas mujeres antes de sentar la cabeza. Bien. Vale. Risas cómplices y un par de bromas sobre si las señoras creerían que el desmesurado tamaño de sus corbatas era indicativo de otros tamaños más interesantes.

A renglón seguido, se nos cuenta que la escritora Rosa Regás ha dicho tajantemente haber follado todo lo que ha querido en la vida, especificando además que, si se le retrasaba un vuelo, aprovechaba la obligada espera en el aeropuerto para echar un polvo con algún desconocido. No hubo risas cómplices, ni aplausos a la brava señora, ni siquiera alguna chanza sobre lo morada que se habrá puesto si solía volar con Iberia. El comentario fue: "viéndola ahora, quién diría que tuvo tal poder de seducción?"

Rosa Regás es una mujer mayor, por lo que, en nuestra cultura de culto al cuerpo dictatorial en la que una actriz de cuarenta años es poco menos que una anciana, podemos afirmar que ya la consideramos (a la escritora) invisible, asexual y con un pie en la tumba. Cosa que no nos ocurre con Connery, con Julio Iglesias o con el anteriormente citado Luis Aguilé, que, francamente, nunca fue un Adonis. Existe, desde luego, un feminismo radical y feminazi, y existe un machismo radical, nazi y castrante. Y luego existe el otro machismo, ese tontorrón, infantil, bobo de baba, asumido, normalizado y corriente que, si me permitís, voy a bautizar como "pavonazi", porque es al mismo tiempo una perpetuación de la imbecilidad adolescente y una exhibición bastante ridícula de hombres pavo real.

Hugh Heffner es un héroe para muchos, genio y figura, un tipo divertido, un vividor, qué bien se lo monta (y se las monta), toma ya, con dos cojones. Cómo nos reíamos con el doctor Iglesias Puga, siempre dispuesto a contarnos sus hazañas de Tenorio. Son legión los hombres ilustres que han puesto cifra a sus conquistas, que se han rodeado hasta el final de nínfulas hermosas y nos han admirado por sus ganas de vivir y su alegría. Con qué saña, sin embargo, hemos tratado siempre a la mujer madura que ha conquistado al hombre joven. Qué ridícula la hemos considerado siempre. Como si ser un abuelo en batín, adicto a la viagra y rodeado de pencas tetudas vestidas de conejas no fuera también abrumadoramente ridículo, hortera a más no poder y ligeramente patético. Por qué entonces lo uno nos parece admirable y lo otro no?

Le buscamos a todo razones biológicas, químicas, neurofisiológicas y la madre del cordero. Pero no dejo de pensar que, al fin y al cabo, por exacta que sea una ciencia, no siempre se libra de nuestra interpretación. De nuestra visión, nuestros prejuicios, nuestra moral, nuestras costumbres. Nos han dicho que el macho es infiel por naturaleza, que es conquistador, seductor, no puede evitarlo. En su instinto está propagar la semilla. Y, como puede propagarla hasta el fin de sus días y la mujer no, pues qué le vamos a hacer. No es machismo, es la naturaleza. Por eso el macho busca hembra joven y fértil. No es por vicio. Es memoria genética.

Lo que nunca nos dicen es que, quizá por esa regla de tres, la mujer es por naturaleza promiscua, buscando siempre el mejor partido para sus cachorros, la mejuor herencia posible, el néctar más poderoso. No nos han dicho que quizá lo más natural sea que ellas piquen de flor en flor, siempre subiendo el listón. No por vicio, claro. Y que, una vez llegada la infertilidad, que se vuelvan aún más promiscuas, con la esperanza de encontrar a un macho que cuide de ellas en la vejez. Uno más joven y fuerte, naturalmente. Con la ventaja, además, de no acarrearle el esfuerzo añadido de ampliar la prole. Mientras tú, querido efebo, esparces la semilla entre las mozalbetas, conmigo puedes estar tranquilo. Conviérteme en tu reina madre. Pero no, parece que la biología sólo justifica lo que quiere justificar.

Este machismo infantilón no sólo niega el presente y el futuro a la mujer madura. Le niega, además, su pasado. Pasada cierta frontera la mujer no sólo ya no es, es que no fue. Queda borrada, anulada. No es sólo que Connery sea un galán a sus casi ochenta años y en cambio Meryl Streep no sea una mujer fatal a sus sesenta (sí, habéis calculado bien, son exactamente veinte añazos menos), es que no lo fue nunca. Para eso tendría que haberse muerto joven, como Monroe, o retirarse del mundo, como Greta. Cualquier cosa antes que obligarnos a ver su decrepitud. Rosa Regás (adoptada inmediatamente entre mis queridas Mujeres Malas) fue joven, por si lo dudáis, y fue lozana, rozagante, hermosa, carnal y llena de vida. E hizo muy bien si se folló a todo lo que se movía haciendo muescas en los lavabos de los aeropuertos. Y haría muy bien si hoy día siguiera moviendo las caderas siempre que tuviera ocasión. Aunque nos pareciera sumamente estúpida y ridícula, nos diera una lástima no exenta de crueldad y envidia malsana. Aunque nos obligara a pensar que nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras hermanas, esposas e hijas (horror!) también follaron todas ellas lo que quisieron o pudieron, y muchas de ellas menos de lo que deseaban, y otras muchas más de lo que confesarían seguramente por miedo a que algún corrillo de cincuentones pavonazis y vanidosos se rieran por lo bajo descreídos.

jueves, 14 de mayo de 2009

Fantasmas en la cocina


Tengo una amiga que huele los fantasmas. Lo juro. Y la creo, que es lo grave. Por esa razón empiezo a sospechar que tengo un espectro, o así, en mi cocina. El otro día, de repente, empezó a oler fatal. Como a comida en mal estado, lo cual no tiene nada de raro en una cocina. El Trasto y yo empezamos a rebuscar, registrando la nevera, la despensa, todo, de parte a parte. Nada. Bueno, qué sé yo, olores que se cuelan por la ventilación.

El caso es que, al poco rato, empezó un olor que sí que era extraño. Olía a sudor. Pero ojo, no un leve tufillo, no. Me sacudió un pestazo tal que parecía que acababa de entrar en el vestuario de un equipo de rugby después de un partido. O peor. Sudor viejo y rancio. Y fortísimo. Sí, chicas, lo habéis adivinado: lo primero que hice fue olerme a mí misma!!! Y no, puedo jurar que tales efluvios no salían de mi persona. Ni del Trasto. Ni de ningún ser vivo de mi fragante hogar. Empecé a pensar que estaba paranoica, así que llamé al Trasto, y él me confirmó que sí, en efecto, madre mía, menuda peste, qué ascazo.

Imaginaos el cuadro, los dos con la nariz en alto y olisqueando cual perdigueros. Esta noche ha vuelto a ocurrir. Qué pasa en mi cocina?? A qué se deben estos aromas misteriosos?? Probablemente se deba, en efecto, a algún problema con los conductos de ventilación. Aunque no deja de ser chocante que huela a algo tan insólito como el más añejo y repugnante de los sobacos. Dios. Qué guarrería. En fin, menos mal que me he aprovisionado de ambientadores varios. Y, si el problema persiste, siempre puedo llamar a un exorcista!!!

lunes, 11 de mayo de 2009

Doce hombres sin piedad


Era una de tantas en mi lista de "pendientes". Por fin la he visto. Maravillas de internet. Una película con una carrapotada de años, pero que aún funciona. Aún se entiende. Aún narra el cuento de siempre, el de la juventud descarriada y violenta, la pérdida de valores. Algo de lo que, seguramente, ya se quejaban los viejos de la Grecia clásica. Y seguro que ya entonces era historia antigua. Pero a lo que voy: genial, contenido y elegante ese caballeroso Henry Fonda, insobornable, tenaz, inasequible a la presión grupal. Caras conocidas, secundarios de esos que te acompañan toda la vida. Una historia grandiosa por su simplicidad argumental y su complejidad de trasfondo. El crimen. La culpa. El prejuicio. El factor humano. La brutal indiferencia. La duda.

Nunca he creído en los jurados populares, lo reconozco. Viendo esta película no puedo menos que reafirmarme. Por once votos a uno. Somos humanos y son demasiadas las ideas preconcebidas que nos influyen, demasiados los asuntos mundanos que nos reclaman y nos hacen tener prisa, demasiado nuestro hastío como para prestar atención a un drama humano, uno más entre tantos. Tanto ha menguado nuestra solidaridad, nuestro civismo, nuestro sentido del deber? Tan irrelevante nos resulta ya todo, incluso la propia vida? Tan poca atención nos merecen los otros, víctimas o verdugos?

Quizá nos hemos saturado de dolor y de sangre y ya, sencillamente, ni nos intrigan los por qués. La naturaleza humana sigue siendo un misterio. Pero resulta pavoroso que el bien nos sorprenda más que el mal. El mal ya apenas nos provoca asombro. Encogemos los hombros? Miramos hacia otro lado? Queremos pasar página rápido, sabedores de que pronto nos toparemos con el siguiente espanto. Uno más.

A lo mejor es que no queremos zambullirnos en ciertos horrores. No queremos comprender. Puede que sea más fácil fortalecer nuestros prejuicios. Repetirnos que el otro es malo porque es distinto, porque pertenece a tal o cual clase social, porque es inferior, defectuoso, culpable sin lugar a dudas. Cómo no iba a serlo? Una actitud curiosa. A veces somos capaces de justificarlo todo. Otras veces, nada. De qué depende? Si nos toca muy cerca, si podemos atisbar semejanzas con nuestra propia vida, si el mal sale de un igual, tendemos a usar etiquetas como "enfermedad", "locura", "enajenación"? Para alejar la posibilidad, quizá? Porque nos aterra pensar que podría ocurrirnos? Cuando la cosa pilla lejos ya no nos hace falta esa distancia moral? Entonces sí existe la "maldad"?

Muchas preguntas. Y demasiado sueño. Lo único que tengo claro a estas horas es que no quisiera que mi vida dependiera de un jurado. Ni siquiera si me garantizan que Henry Fonda forma parte de él.

sábado, 2 de mayo de 2009

Canciones para cambiar el mundo

Y por qué no? Con música todo parece más fácil. Por qué no somos capaces? Advertencia: puede provocar lagrimeo incontrolable, aleteos en el estómago, melancolías varias y ensoñación romántica.



viernes, 1 de mayo de 2009

Catetos a babor, a estribor y a cascoporro

Resulta que hay una tipa francesa de orígenes pijo-faranduleros, con un nombre divino y una pinta de lo más resultona. Una tía guapa, pero guapa, guapa. Creo que fue modelo, aunque no estoy segura. Y sé que algo cantaba, con una de esas voces lánguidas y desganadas tan típicas de las gabachas. Se me perdone la osadía, pero a mí, por lo general, todas me suenan pavisosas, famélicas y como aburridísimas de sí mismas y de la vida en general. Será porque me gustan las voces desgarradas, fuertes, roncas, poderosas. Qué sé yo.
El caso es que hay una tipa francesa estupendísima, que, además, está liada, casada, amancebada o vaya usted a saber qué puñetas con el presidente del país galo. Dicho señor y dicha pareja del mismo, han estado por aquí de visita oficial. No tengo ni la menor idea de a qué se ha dedicado el vecino, qué ha comentado con nuestro presi (cosas de terrorismo, colaboración internacional y economía, calculo) ni si el asunto ha sido fructífero o no. Lo que sí sé es que no ha habido informativo, programilla, tertulia, periódico serio o revista rosimbécil que no haya comentado al detalle la supra belleza de la consorte, sus modelos, sus discretos tacones (el marido es bajito), su pelazo, sus ojazos, sus pomulazos (ya se sabe: las pobres tenemos mofletes, las ricas tienen pómulos, que son unos bultos muy raros de bótox que te salen debajo de las cuencas oculares cuando tienes pasta), sus rubores de colegiala tímida y hasta (lo juro) su culo prieto y respingón.
La sobredosis ha sido como para náusea. Sé muy poco de esta señora. Lo mismo es más maja que las pesetas, pero en estos momentos creo que la odio. Quién es? Qué hace? A qué se dedica? Cuáles son sus inmensos logros, esos que justifican que un país entero haya gastado ríos de tinta y flashes con ella? Ha descubierto una vacuna, un nuevo planeta, ha compuesto una sinfonía? Porque, hasta donde yo sé, su mérito más notable es ser guapa. Y ejercer con mucho estilo de florero y/o/u complemento a un señor que dirige la política de un país. Ni más ni menos. Así que nada, dado que la hermosura de la penca esta es un tema de importancia incuestionable, hablemos de ella. Dediquémosle toda nuestra atención. Y aprovechemos, naturalmente, para compararla con las glorias patrias. Porque ella será muy alta y muy preciosa, y con los ojos verdes y azules. Pero la nuestra es reina. Toma ya. Y a glamour no la gana, a nuestra Letizia. Hombrepordios. Que vete a saber si no cantará igual o mejor. Vamos.
Las he visto juntas, separadas, de frente, de culo, de perfil y no las he visto haciendo el pino puente porque debe ser muy poco protocolario. Lástima. Porque me puedo imaginar los interesantes debates que se habrían montado. De hecho no sé cómo es que hemos podido resistir la curiosidad de saber si la Carla usa braga-faja o tanga leopardo. Yo, personalmente, estoy corroída por las dudas. Y ahora se ha ido, y nos ha dejado, y todo es más triste y más gris. Qué haremos sin ella??? De qué hablaremos??? Qué otro tema interesante podremos encontrar en nuestra actualidad, ahora que Bruni nos ha abandonado??? Cómo superar su ausencia???
En fin, siempre nos quedarán las tordas del Berlusconi. O no, claro, porque la aguafiestas de su señora (que tiene morritos, pero no tiene los pomulazos de la francesa) le ha metido tijera a la lista de su esposo. Tan concienciado él, tan preocupado por la igualdad, tan dispuesto a introcucirles a las mujeres... digo... no, perdón, a introducir a las mujeres en la vida política. Sí, señor. Con un par. De tetas. Un visionario, sin duda. Siempre pensando en el bien de sus votantes. Será para animarles las braguetas tras el terremoto. Primero que vaya el Papa y luego ya llenamos el parlamento de mamachichos. Y pobres muchachas, digo yo. Con lo que se lo estaban currando. Que entre Grandes Hermanos y estriptises se habían hecho un cursillo y todo, pa saber qué es la Otan y todas esas cosas. Las chiquillas. Si es que... la envidia es muy mala. Ya podía la Berluscona cerrar el pico y no meterse en las cosas de su marido. Con lo mona que estaría paseando modelos, como la Bruni. Ya se sabe. Mujeres. Lo monas que son y la lata que dan. Pobre Silvio. Si él lo hacía con la mejor intención. Si además ya se sabe que las guapas son tontas, pero adornan. Y las feas son lesbianas. Y no íbamos a llenar el parlamento de marimachorras invertidas, Cristo. Que estamos hablando de un país decente!!
Así que nada, feminismo a tutiplen. En dos versiones. Tenemos a un presi italiano al que le pierden las pajarracas siliconadas y que en lugar de ponerles pisos (que queda feo y da pie a maledicencias) les quiere poner escaños, o así. Y luego tenemos a otra pájara, muy mona y con mucha clase, que ha tenido en jaque a un país entero sin abrir la boca. Con lo primero nos hemos indignado, y con lo segundo se nos ha hecho el chichi pesicola. Yo no le veo tanta diferencia. Unas son tirando a chonis, y la otra va de Channel. Monas son todas. Y floreros también. En italia tienen un presi cateto. En España tenemos catetos a mansalva. Hemos meneado la cabeza con la ocurrencia de Silvio de pasear pencas. Y a la otra penca le hemos puesto alfombra roja. Por mona, elegante, discreta y decorativa. Que es lo que debe ser una mujer modelna. Caramba. De política que hable su marido. Tampoco nos importa. Y ella que salga en el Hola. Que pa eso está.