sábado, 21 de enero de 2012

Me quitan la vida!

Lo pongo por aquí en la absoluta seguridad de que La Mamma no lo leerá nunca. Porque, de saberlo, la mujer no volvería a pegar ojo tranquila. Así que prefiero que no se entere. Y, de paso, si alguna madre veterana me pudiera explicar cómo demonios es posible que un crío de cinco meses haya hecho tal cosa quedaría muy agradecida.

Esta tarde entré en la habitación de los enanos que llevaban ya un rato protestando (reclamando la manduca, suponía yo). Nada más abrir la puerta, mi sentido arácnido me advierte que algo no va bien, porque el llanto de uno de los críos suena amortiguado. Por el rabillo del ojo veo que Bastian está perfectamente, así que me asomo a la cuna de Atreyu y juro por dios que en mi vida me había pegado mayor susto. Esperaba encontrármelo boca abajo (se giran ya que da gusto desde hace un par de meses), o quizá con un peluche sobre la cara (aunque no tienen problemas en quitárselos de un manotazo). Y lo que me encuentro son los pies de mi hijo. Los pies en el cabecero de la cama, y la mitad superior de su cuerpo debajo de las mantas. Es decir, se había dado la vuelta, sí, pero no poniéndose boca abajo, sino cambiando completamente de dirección. Estaba boca arriba, con la sábana y el edredón perfectamente estirados cubriéndole desde la cabeza hasta la cintura y las piernas asomando. Lo destapé de un tirón y el pobre estaba completamente rojo, llorando a moco tendido, sudando como un pollito. Me paso de pachorra, lo admito, pero la situación me pareció tan absurda, tan incomprensible que sólo pude agarrarlo, achucharlo y soltar unos lagrimones como puños.

Total, mi primer ataque materno-aprensivo. Y si se llega a asfixiar? Y si tardamos en oírle? Pero cómo lo ha hecho? Y si le da por repetir la gracia en plena noche y no nos enteramos? Todavía me acuerdo y me dan los siete males. De verdad que se me antoja imposible que haya hecho algo así solo. Intento no obsesionarme, mantener la calma y pensar que esta será una de esas borricadas que pasarán a los anales de la historia familiar. Una de esas cosas que le cuentas a tu hijo dentro de unos años: "anda que... el susto que me pegaste cuando te diste la vuelta en la cuna..." Pero, de momento, aún se me pone mal cuerpo. Cómo ha podido pasar???

En fin, para terminar con cosas más alegres, os hago la lista ñoña de progresos.
Cinco meses largos. Zampando como animales. Sacan la lengua cuando se la sacamos nosotros. Charlan en su propio idioma. Escupen papilla y se ríen. Intentan sentarse solos, aunque todavía se escoran. Cuando les pones boca abajo intentan doblar las rodillas y ponerse a cuatro patas (sin éxito, claro). Chillan y se ríen cuando ven a Pocoyo en la tele. Lanzan juguetes. Nos agarran la ropa y nos masacran a pellízcos. Nos tocan la cara y nos la giran para los lados. Intentan coger los dibujitos de sus pijamas (obviamente no lo consiguen, pero ellos no se rinden). Se cogen de las manos, se tiran del pelo, se quitan los calcetines a sí mismos y al otro. Se ponen y se quitan el chupete y el biberón en la boca (dentro... fuera... dentro... fuera... repitamos el proceso para memorizarlo...) Hacen pedorretas y pompas. Chillan como sopranos y les parece divertidísimo. Atreyu gira las muñecas en plan "cinco lobitos" sin que nadie se lo haya enseñado (y alucina viendo las proezas de sus manos). Bastian, aunque no tiene la menor idea de lo que significa, ya dice "papá".
Para qué negarlo. Cuando se ríen se para el mundo.