sábado, 28 de mayo de 2011

33




Dicen que, en el fondo, todos son iguales. Supongo que, si alguno puede ser distinto, será este.
Felicidades, Lenka. Ya falta menos para que lleguen dos de los Búhos.

viernes, 27 de mayo de 2011

El hijo ha vuelto

No hace tanto contaba yo por aquí el triste episodio que vivía una de mis primas, al ver truncado su embarazo en el quinto mes. Le deseaba entonces la mayor de las fuerzas y cuanta pequeña magia (por absurda que esta pareciera) pudiera convocar en su consuelo. Desplegaba mi colección de tonterías de cuento de hadas, de rollos místicos, de hechizos del todo a cien. Sobre todo cruzaba los dedos por ella, confiando en que lograría sobreponerse al dolor.

Por aquellas fechas se cumplían casi dos años de mis propios intentos por conjurar la vida. Mediaba Septiembre, y las dos recibíamos malas noticias, aunque la suya era sin duda infinitamente peor que la mía. Yo tenía una ilusión por cumplir, ella tenía una pérdida. Quién me iba a decir que la alquimia estaba a punto de funcionar? Si supieras la punzada de pena y culpa que sentí al saber que eran dos... pensaba en la flagrante injusticia de tener dos hijos cuando tú habías perdido al tuyo, cuando tantas otras mujeres a las que adoro siguen luchando contra los caprichos lunares. Me consolaba pensando que al final sería posible, y que todas, de un modo u otro, seríamos madres si de verdad lo deseábamos. Porque me empeño en creer que la vida puede encapricharse con llevarnos por sendas torcidas y nuevas, pero nos lleva. Al final llegamos. No hay un solo camino para lograrlo.

Total, que un día hablamos por teléfono, y me preguntaste cómo iba todo. Y yo despaché el tema con cuatro tópicos, procurando no extenderme, no recrearme, no pecar de falta de delicadeza contigo. Pero tú reías, indagabas, querías saber los detalles. Me asombró tu fortaleza, lo bien que lo estabas llevando. Sobre todo teniendo en cuenta que éramos tres las embarazadas del clan, tres historias felices frente a la tuya. Me conmovió tu generosidad. Y me sorprendió que, durante la charla, dejaste escapar un par de frases en presente, no en pasado. Sentí cómo se disparaba una agradable alarma en mi cabeza y, tras despedirnos, comenté a La Mamma en secreto: "creo que Lin está embarazada otra vez, pero supongo que aún no querrá decirnos nada".

Lo conseguimos a la vez, Lin, pero tú guardaste silencio, seguramente muy marcada aún por la tragedia reciente. La distancia te permitió ocultarlo y hoy no dejo de pensar en lo duro que habrá sido vivir en silencio tu ilusión y tus miedos. Apenas dos meses después de tu peor trago, la vida se te plantaba dentro de nuevo. El otro día la voz de La Mamma me daba la insólita y feliz noticia. Ya eres madre. Tu bebé ha nacido, con muchas prisas, demasiado pronto, apenas un ratoncito, pero empeñado en pelear. No hace tanto te escribía que no habías perdido una criatura, que sólo se había aplazado el momento, que regresaría a ti cuando estuviera listo. Lo sé, es una de mis idioteces. Pero me encanta saber que, de algún modo, así ha sido. Cuando el hijo vuelva, te dije. Ya ha vuelto, Lin. Enhorabuena. Y bienvenido, tú, que tanto de bueno traes.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Frases/situaciones que odio...

... en las pelis y series yankees. Pasen y vean.




- Esas familias modélicas de padres pluscuamperfectos e hijos repulsivamente ideales. Ya sabéis, esos críos que una vez CASI fuman, (pero no, porque es malo y te mueres), CASI beben (pero no, porque no es legal antes de los 21), CASI asisten a una fiesta salvaje (pero no, porque en ella había gente que fumaba y bebía) y, si son niñas, CASI follan (pero tampoco, porque hay que esperar a estar enamorada, y hasta casada si es posible, para que sea algo súper especial).




- Los niños pequeños. Son todos gilipollas perdidos. Repelentes. Hablan como académicos de la lengua, comprenden a la perfección los misterios insondables de la vida y, en el peor de los casos, pasan una tremeeeenda fase de rebeldía en la que a todo responden con un: "déjame sol@!!!" A veces demuestran un egoísmo acojonante o son groseros hasta límites insospechados, pero no hay padre ni madre en el cine que les arree jamás una buena ostia en la boca. Como mucho (como mucho), les aporrean un poco la puerta de la leonera, y se preguntan con cara angustiada qué están haciendo mal. Oish. Que nadie se preocupe, porque al final todo terminará con un abrazo y alguna frase almibarada que dé vergüenza ajena.




- Esa moda personajística de los tíos "idiotas y torpes pero sensibles en el fondo" y las tías "cultas, inteligentes y maduras pero con ramalazos neuróticos evidentes". Esa constante de que, ocurra lo que ocurra, ellas siempre tienen razón y sobrados motivos para todo. Gritar a los hombres. Tirarles la ropa por la ventana. Enviarles al sofá. Ponerles los cuernos. Darles un guantazo. No importa. Haga lo que haga una tía, siempre es culpa del tío, que algo peor le habrá hecho antes. Ellos, naturalmente, terminan perdonando cualquier histerismo. Ellas, cual perro ladrador, muerden más bien poco y también lo perdonan todo. Y al final todo se arregla con un anillaco, un vestido blanco y las amigas vestidas de perifollo rosa hortera, en lo que sin duda es, "el día más feliz en la vida de toda mujer".




- La absoluta memez de que la fea se quite las gafas y todos descubran con asombro (incluida ella misma) que es un cañón. Nadie se había dado cuenta. Claro. Ponle a la Bellucci unas gafas y seguro que de repente es Rossy de Palma, no te jode.




- La manera en que los personajes se cuelgan unos a otros el teléfono. Jamás se despiden! Cómo saben que el otro ha terminado de hablar? De repente, y sin venir a cuento, cuelgan. Y a tomar por saco. Otra parida insufrible con teléfonos de por medio es cuando empiezan a sonar y el/la prota se queda mirando al tendido con cara de completo imbécil durante los primeros seis timbrazos. Como si se preguntara: "está sonando de verdad o me lo parece?" Mejor armarse de paciencia, porque entre que se entera, lo asume, se levanta y recorre una de esas casas inmensas (en las que, por cierto, nunca hay lámparas de techo, sólo lamparitas de mesa repartidas aquí y allá que siempre están todas encendidas), fácil que el teléfono de las narices llegue a sonar veinticinco veces. No se cansa el que llama? Diría que sí, y por eso se venga luego colgando cuando le sale del orto.



- La escena esa en la que el padre recibe al novio de la hija en la puerta con una amable sonrisa para, a renglón seguido, amenazarle con la castración en vivo. Da igual si la nena tiene 15 años o 36. Lo cojonudo es que, al parecer, esa escena tiene que hacernos gracia y debemos considerar que semejante cavernícola es tela de guay. También mola mucho cuando la chavala pone los ojitos en blanco y exclama: "papá, por favooooor..." Yo al mío lo fulminaría si osara comportarse así. Pero claro, yo soy una mala hija, no una de esas modélicas niñas yankees que sólo-casi-follan.




- La puñetera frase de: "has herido mis sentimientos". Pero qué mierda es eso??? Cómo se puede decir una cursilería semejante sin echar la pota??? Quién demonios se expresa con tal nivel de ñoñez??? Y, ojo, que no es la única! Cualquier día me lío a hacer una recopilación de las frases más insufriblemente vomitivas del cine yankee. Prometido. Aunque sospecho que la cosa dará para un buen puñado de entradas.




Hay más, que conste. Cuál es tu favorita? No me dirás que no hay donde elegir!

lunes, 16 de mayo de 2011

Vergüenza torera



Siempre se dice que los latinos somos expresivos, vehementes, emotivos y pasionales (entre otras cosas). No es que yo lo niegue (y aquí podríamos entrar en debates sobre biología, entorno, cultura, genes y toda la pesca), pero debo admitir que yo no soy así para nada. Lo mismo es que, dentro del mundo latino, estoy demasiado al norte. Al fin y al cabo si nos ponemos a analizar aspectos (clima, gastronomía, folclore...) un astur, a simple vista, tiene más cosas en común con un escocés que con un sevillano. No es coña, ni creo que esté exagerando. Naturalmente que uno es lo que es, y que, como española, siempre habrá más entendimiento y complicidad con el sevillano. Es que tenemos la misma historia detrás, digamos. O hemos escrito distintos párrafos del mismo cuento. Pero en ciertas cosas admito que una se asoma al Puerto Pajares y piensa: "cielos... comparados con todos esos, somos marcianos!!!"


En fin, que ya me estoy liando y no quería yo hablar de esto ahora. Lo que pretendía explicar es que hay ciertas maneras de expresar los sentimientos que parecen irremediablemente ligadas a la cultura de uno. Más o menos todos damos por sabido que un japonés es mucho más contenido que un italiano, y afirmamos como cosa incuestionable que un cubano es más abierto que un noruego. Así, en general. Con los matices personales que se quieran. A partir de ahí podemos cribar cuanto deseemos, y meter cienes de variables: que si educación, que si nivel cultural, que si creencias, que si esto y aquello... (y discutirlas también, faltaba más).


A qué viene todo esto? Al tema del dolor y de los miedos. Os aseguro que yo intento ser absolutamente comprensiva y respetuosa con las muestras de dolor y de miedo de todo hijo de vecino. En serio. Qué menos. Pero confieso también que cuando veo el modo en que algunas personas expresan esas emociones me invade una vergüenza ajena indescriptible. Y me ocurre sencillamente porque yo soy contenida y vergonzosa con las emociones (con otras cosas ni por asomo). Porque soy muy poco latina. Porque me abochorna hablar demasiado alto, llorar en público o mostrar según qué debilidades. Ejemplos? Mogollón. Qué puñetas es eso de tenerle miedo al dentista? Si te pone anestesia!! Y, te haga lo que te haga, existe el Nolotil. No se puede tener miedo al dolor habiendo Nolotil! Miedo al ginecólogo? Cielos, yo empecé a ir a los 11 años. A esa edad ya me hacía la cera, jajaja. Jamás lloré al vacunarme, porque me enseñaron que no dolía un pijo, que era un pinchazo de nada y duraba segundos. Todo lo relacionado con los ojos me da cierta grima, pero me hicieron mil perrerías cuando me operaron con láser y lo único que había que hacer era relajarse. Punto. Aunque no temo a las agujas (llevo cinco tatuajes, leñe, y más que pienso hacerme) ni mucho menos a la sangre, siento un yuyu espantoso por las venas (cada cual con sus chorradas), pero desde que me preñé no paran de aguijonearme y ponerme vías y siempre actúo como si me importara un pimiento (qué voy a hacer?? Echarme a llorar ante la enfermera???) Os aseguro que sufro, que siento palpitaciones y sudores fríos, pero sonrío, respiro con normalidad y me controlo. Y se pasa.


Nunca es tanto como parece. No importa si me sacan tres muelas de una tacada, si me deshacen a huevo un nudo de tendones en el brazo o si me sanjan un dedo y me lo exprimen para curar una infección. Puedo apretar los puños hasta marearme y perder el aliento, pero nunca daré un grito. Porque me da vergüenza. Porque el dolor y el miedo se pueden controlar perfectamente, al menos en la mayoría de los casos. Y, en el peor de los casos, suelen ser cosas pasajeras. Porque sospecho que los nervios y la histeria sólo empeoran las cosas y aumentan el sufrimiento. No vale la pena. Y porque, definitivamente, da mucho palo eso de perder los papeles en público. Al menos a mí. Cómo si no se explica que con mi ascazo a las venas sea donante de sangre? Porque puedo con ello, porque no es para tanto. Y porque ciertas cosas valen la pena, o bien son inevitables. Así que... para qué montar un pollo que no conduce a nada?? Seguramente es eso, vergüenza torera, mera pose, orgullo. Será. Pero a mí me vale!! Hace años que aprendí a quitarme las migrañas sin medicación, sencillamente relajándome. Será verdad que la chulería ayuda a dominar dolores y fobias?? No todo dolor, desde luego, y no toda fobia. Nada de eso. A ver quien es el guapo que consigue olvidarse de un brazo roto meditando. Pero sí, creo que muchos sufrimientos "cotidianos" pueden controlarse cuando uno se empeña. O quizá sólo puede controlarse la reacción ante ellos. Que no es poco decir. Ya lo decían las abuelas: "si lloras te duele más". Resulta que tenían razón. Al menos yo estoy convencida.

viernes, 13 de mayo de 2011

A ver si nos enteramos





- No hay ninguna chica embarazada y en coma en un hospital de Levante (o de Moscú) porque le hayan quitado los dos riñones y la hayan violado. Es difícil eso de que te echen droga en la bebida. La droga no la regalan así como así.


- No hay bandas de rumanos que te aborden en los aparcamientos del Mercadona para hacerte oler supuestas muestras de perfume, te droguen con éter y te lo roben todo.


- Tommy Hilfiger jamás dijo en el programa de Oprah que odiara a los negros (Oprah es negra, por si no lo habíais notado), a los judíos y a los latinos. Se habría montado un pollo de magnitud indescriptible. El mongolo del Tommy no vendería ni un calcetín si osara afirmar que odia a los judíos, los latinos y los negros. Resulta que algunos (algunos!) son incluso ricos. Y compran ropa.


- Bill Gates no va a donar un céntimo por cada mail que reenviéis con la foto de un niño enfermo de Wisconsin. Esos jodíos niños no existen. O, como poco, han tenido que cumplir ya los 45 años. O se han muerto ya, así que... ni os molestéis.


- Los imanes de nevera no dan cáncer. Tampoco los desodorantes, ni los microondas.


- Los moros que viven en Lleida no cobran 3.000 euros al mes en ayudas. Ni los que viven en ninguna otra parte. Cualquier trabajador social sabe lo difícil que es conseguir una ayuda del estado, para un inmigrante, un oriundo o un marciano. Ese mail no lo escribió una trabajadora social, sino sencillamente un neonazi resentido. Seguramente uno de esos que se queja de la crisis pero no da palo al agua y vive de sus padres.


- Ni hotmail ni facebook van a empezar a ser de pago a partir del mes que viene.


- Nostradamus no predijo el 11-S. Ese día los judíos neoyorkinos sí fueron a trabajar. Ninguna pareja de guiris advirtió a un árabe que se le había caído la cartera y este, agradecido, les advirtió que no fueran a Nueva York el 11-S. Ningún árabe ha advertido tampoco a nadie que no beba coca-cola.


- Ningún etarra agradecido advirtió a ninguna ama de casa que no comprara en grandes superficies en los meses siguientes. No hay comandos terroristas abandonando por ahí mochilas bomba, monederos bomba ni móviles bomba para que nos vuelen las manos al recogerlos.


- No aparecen dedos/ratas/dientes en las hamburguesas de ninguna cadena de comida rápida. Tampoco es cierto que en lugar de pollos y vacas usen lombrices ni engendros sin patas ni cabeza fruto de una mutación genética. Sale más barata una jodía gallina que criar millones de gusanos o fabricar monstruos alterando su ADN.


- En los países árabes no secuestran a las turistas liándolas en una alfombra para vendérselas a un jeque millonario. Acaso Berlusconi, o Briatore necesitan secuestrarlas??? Será por putonas...


- No hay droga en los caramelos ni en las calcomanías. Nunca la hubo.

- Ningún chico se ha despertado tras una noche de marcha y se ha encontrado escrito con carmín en el espejo del baño la frase: "Bienvenido al club del SIDA". Tampoco se ha despertado nadie en una bañera llena de hielo y con cicatrices en la espalda. No es tan sencillo quitarle los órganos a alguien y dejarle vivo.


- El 99% de los textos (iracundos o ñoños) atribuidos a tal o cual escritor, no son de tal escritor. Son de algún tontolaba aburrido a quien nadie leería de firmar con su nombre. Por eso usa el de algún autor conocido.


- Si un cabrito te asalta a punta de navaja en un cajero para que le des toda tu pasta no sirve de nada que teclees tu pin al revés. No va a saltar una alarma en la comisaría más cercana. Si te crees que en dos minutos tendrás a la pasma rescatándote, es que eres bobo. Mejor espera sentado. Y piensa un poco. Crees que como tú tienes el pin 2589, nadie tiene el 9852?? Qué pasa con los que tienen claves capicúa??


- No hay números de móvil de diez dígitos que te endosen facturas astronómicas si osas responderles. En cualquier caso, existe una muy buena costumbre que no cuesta nada y ahorra problemas: no contestes a números desconocidos, no des tus datos a desconocidos, no abras mails de desconocidos, no aceptes copas de desconocidos, no subas a coches de desconocidos ni te largues a casa/un hotel/un descampao con desconocidos. Anormal.

- No hay virus peligrosos escondidos en archivos que se llaman "Urgente", "Hola, soy Pepe" o "Atención: virus". Cuando se propaga un virus peligroso sale en todos los medios. Estas memeces sólo sirven pa que nos compremos antivirus a cascoporro. Si un peligroso hacker quisiera joder a la humanidad entera no crearía un virus llamado "Aviso importante". Cualquier imbécil entiende que lo efectivo es crear un virus que se llame "Orgía lésbica".


- La policía tiene mejores maneras de alertar a la sociedad sobre un supuesto peligro (rumanos armados con éter, drogas en los cubatas, robo de órganos, futuros atentados terroristas) que sentar al agente Ruipérez a teclear mails como un gilipollas. Ni la pasma, ni la ONU, ni el Ministerio de Interior, ni el director de ningún Hospital ni los catedráticos de Oxford necesitan recurrir a las imbéciles cadenas de mails para avisarnos de nada. Tienen los medios de comunicación a su disposición. Estos avisos saldrían en la tele, la radio y las primeras páginas de los periódicos si fueran reales.


- No importa que los mails vengan "firmados" por expertos, médicos, científicos o mariscales de campo. Es todo mentira, siempre. Quién puede creerse que un Profesor de la Universidad de Almería use la palabra "freezer" en lugar de "frigorífico"??? Somos idiotas, o qué??? Si nos molestamos en hacer un par de búsquedas en Google descubriremos que las direcciones de Hospitales, Universidades, Organismos Oficiales, Consulados, etc, también son falsas.


Si la peña se tomara un triste minuto de su vida en usar la cabeza, comprendería que estas leyendas urbanas no tienen ni pies ni cabeza. Y entonces no nos amargarían a los demás reenviándonos una y otra vez semejantes gilipolladas. Así que, por favor (por favooooooor) usad más la cabeza y menos el ratón. Gracias.

domingo, 8 de mayo de 2011

Todofobia



Investigaba yo por internet para descubir cómo se llama el miedo irracional a los peces (ictiofobia, claro, si es que parezco lela) y me he topado con una lista de pánicos de lo más curiosa. Vaya por delante que no osaría reírme de los terrores de nadie, pero de verdad que algunas cosas suenan absolutamente marcianas. Da la sensación de que nos hemos vuelto tontacos y nos encanta que nos etiqueten. Nos chifla padecer alguna rareza. Lo que hasta no hace tanto podía ser motivo de mofa y escarnio ahora es casi una medalla, un distintivo. Algo que te hace original, diferente. Cool. Y es que, además, aunque nos estemos refiriendo a miedos irracionales, los hay que parecen más irracionales que otros, caramba.


Tener miedo a los insectos, o a los espacios abiertos es una putada. Porque es muy fácil que la vida diaria te enfrente habitualmente con dichos miedos. Pero es que hay fobias que implican cosas tan rematadamente raras, improbables o tan fáciles de evitar que te preguntas cómo es que los que las sufren se han dado cuenta siquiera de su padecimiento. O por qué les llega a obsesionar ese temor. Yo tengo pánico a los tiburones desde que me llevaron de niña a ver la dichosa peli. Pero, coño, qué probabilidades hay de que me tope con uno?? Vivo en el norte de España, donde la cercanía de un escualo es cosa extrañísima. Lo peor que me puede pasar es que me tope con un bicho de esos en el canal del National Geographic. Y, por yuyu que me dé, está en la tele. Basta con hacer zapping. Tenerle manía a los tiburones no me afecta para nada. Digo más, ni siquiera tenerle manía a los peces en general (y eso es anterior a mi terror hacia el Gran Blanco). No tendré jamás un acuario. No practicaré el buceo. Y poco más. Sencillo.


También soy nictofóbica. De una manera muy extraña. La oscuridad sólo me asusta si estoy en una casa, en una construcción (no importa que sea grande o pequeña). En cambio adoro la noche y no temo pasearme a oscuras por la calle o incluso por el campo. En espacios abiertos la oscuridad me parece hermosa. No se puede ser más irracional: acaso corres más peligro en tu propia casa si se va la luz que sola en medio del monte?? De todos modos, a la hora de la verdad, no estoy segura de que lo mío sean fobias, ya que consigo razonarlas y mantener la calma ante ellas. Si ahora mismo se fundieran los plomos mi corazón se aceleraría, sentiría miedo y agobio, lo pasaría francamente mal. Pero me obligaría a buscar una linterna y a ir hasta la caja de los fusibles para arreglar el asunto. Sufriría, pero mantendría el control. Se supone que con las fobias no puedes hacer eso. O sí?


Creo que lo que tengo son más bien manías. Yuyus. A los peces, a la oscuridad (en recintos), a los caracoles y los gusanos (y luego voy y me hago una foto con una pitón albina, anda que...) al ruido (sobre todo cuando se relaciona con gente: barullo de conversaciones, voces estridentes, etc), al contacto humano no buscado (esfuerzos titánicos tengo que hacer pa no pegarle a mi pobre suegro, que es de esos que te da golpecitos en el brazo mientras te habla), al sonido que hacen los soldados cuando marchan (es ver una peli o documental en la que salga un desfile y me pongo enferma con el ruido de esas botas marcando el paso), al sonido de ciertas sirenas (más de lo mismo: ver un documental sobre bombardeos me pone los pelos de punta. Lo mismo me ocurre con la sirena de la mina, de un faro, de una fábrica... qué cosas), y, sobre todo, a las venas. No a la sangre, ni a las agujas, nada de eso me asusta. Lo que me supera son las venas. Puedo quedarme tan tranquila mirando cómo me vacunan o cómo me hacen un tatuaje, pero la mera idea de que una aguja me atraviese una vena me da mareos y sudores fríos. Por eso lo paso mal cuando me sacan sangre o me ponen una vía. Porque hay venas. A mí se me puede pinchar en cualquier sitio, menos en las venas. Jamás seré yonki. Nunca me abriré las venas. Puaj.


Pero es que hay cada fobia de carse de espaldas!!!! Investigad por ahí y os mataréis de risa. A los tomates, a besarse, a los travestis, al arcoiris, a ciertos colores, al yogur, a las aceitunas, a las nutrias, a las palabras largas, a los genitales, a la fealdad, a la belleza, a los globos, a los chinos, a hacerse fotos, a los granos, a la luna, a los calvos, a los niños... Gensanta. Pero lo mejor es leer los comentarios de la gente. "Tengo fobia a morirme. Tengo fobia a las pelis de terror. Tengo fobia a las responsabilidades. Tengo fobia a enamorarme. Tengo fobia a que me peguen. Tengo fobia al compromiso. Tengo fobia a que me hagan daño. Tengo fobia a los asesinos en serie". No te jode. Algunos son muy listos. Y otros tirando a bobos. Fobia a la muerte, dice. Háztelo mirar, colega, porque a quién se le ocurre. Con las ganas que tenemos los demás de morirnos!