lunes, 4 de febrero de 2008

Carnavales Negros

Ayer, la mafia se apoderó de El Ñeru. Sin previo aviso. Guapo y Mudito habían desaparecido la noche del sábado. El Rubio y yo, tras complicadísimas operaciones matemáticas y cálculos infinitesimales, sumamos dos y dos y concluímos: "Carnaval. Avilés. Galiana". Decidimos entonces que preocupaciones las justas. Mejor dormir a pata suelta. Cuando amaneció el domingo, los dos evadidos seguían sin dar señales. Eso significaba que no estaban muertos, ni en comisaría (de allí nos los devuelven rapidito y sin envolver), ni metidos en ningún fregado. Bien. Aparecieron a eso de las doce y media de la mañana, para regocijo de nuestros compañeros del turno de finde, en esta ocasión Alicante, Pola y Boabdil. Y justo ahí empezó a funcionar el método Cosa Nostra, como nos relataron ayer noche.

De uno en uno, al despacho. Caras de seriedad absoluta. Frases tipo: "muertos de preocupación", "educadores del turno de noche sin pegar ojo" (juas), "temiendo accidente o similar", "llamadas al resto del equipo y la coordinadora", "sufrimiento inenarrable"... Tras dejar patente su dominio de la técnica conocida como "vil y asqueroso chantaje emocional", Mudito pide disculpas y ruega, por el amor de Alá, que le dejen dormir un rato, que se está muriendo y ya ni entiende lo que le dicen. Guapo, por su parte, tiene un arranque inesperado y anuncia que abandona la casa. En un arranque mucho más inesperado aún, Pola responde toda sonrisas y comprensión: "Vale. Ve a hacer el equipaje. Pero tienes que irte antes de las cuatro, que nosotros salimos de paseo".

Guapo, fuera de juego, remolonea. Los capos no pierden ocasión de recordarle su proyecto: "Vamos, vamos, date prisa. Vas a perder... el tren, o el autobús, o lo que tengas pensado coger para ir a donde vayas". "Cariño, ya tienes lista la mochila? Recuerda que nosotros nos vamos a las cuatro". "Oye, por si te sirve de ayuda, creo que hay un centro bastante guapo en Santander. No sé si allí dejan salir a los chicos de cuatro a doce los sábados, pero, oye, por probar... Ahora que lo pienso, el Chiqui conoce ese centro. Se escapó de allí cuando llevaba dos meses, no? Y se vino para acá. Corre, pregúntale qué tal estaba el sitio, anda". Murmullos, cuchicheos, corrillos varios. Cunde el desconcierto bereber. A las cuatro menos cinco, un comité de sabios se persona en el despacho de "La Familia". En un rincón, el Guapo, cabizbajo. Chiqui hace de portavoz: "Que dice éste que se quiere quedar". Pola, destilando miel, pregunta: "Te quieres quedar, corazón?" El aludido asiente con la cabeza mientras le caen dos pedazo de lagrimones. "Pues hala, ponte la cazadora, que nos vamos de paseo".

A media tarde, el nivel de insoportabilidad de Canijo llega a límites insospechados. Animados por su éxito anterior, los Pérfidos Borgia deciden representar el segundo acto. De vuelta al hogar, tras el rato de esparcimiento, llaman al pequeño rompebolas a su presencia. Minutos antes y sin ser vistos, los Tres Másqueperros han creado (maravillas de la informática) una plantilla de documento con un aspecto de lo más amenazador. Sellos oficiales, siniestras sangrías y un rótulo que reza: "Confidencial". Despliegan toda clase de informes y papelajos sobre la mesa. Hablan entre ellos con rostros pétreos, ignorando a un Canijo cada vez más canijo. Boabdil empieza a interrogarle en árabe. La criatura balbucea. Pola ordena, tajante: "Que responda sí o no". Canijo traga saliva. Boabdil traduce con rostro compungido. Pola teclea, inconmovible, su demoledor informe (que dice: Supercalifragilísticoexpialidoso, parez que ta colando y todo) Cuando la tensión ya parece insoportable, Alicante asesta el golpe final, dejando sobre el escritorio el pasaporte de Canijo, abierto "al azar" por la página que alberga la foto de su padre. El chiquillo clava sus ojitos de aceituna en la instantánea. Mira a su progenitor. El progenitor le mira, seriote, ceñudo. El Canijo sufre un ataque de verborrea mediante el cual jura y perjura que se va a portar muy bien, que no manden informes a la policía, que no llamen a su padre, que va a limpiar mucho y a estudiar, y a ser buenísimo, que se va a comer la sopa, y no se va a acostar tarde, y va a ser el niño más bueno del mundo.

Crecidos ante semejante goleada sin precedentes, la Minipandi Malvada prepara su último ataque. Esto ya no hay quien lo pare. Llega el Rubio, inocente criatura, y pregunta a sus compañeros (y amigos, pensaba él) qué tal el día. Con caras de enorme preocupación, le advierten que ambos dos (él y yo) nos hemos metido en un buen lío. Que la noche anterior la policía se hartó de llamar sin resultados. Cinco llamadas perdidas en el móvil. El timbre. Nada, no respondimos. Que habían logrado ponerse en contacto con la jefa. Que la tía estaba que la llevaban los demonios. Que se nos iba a caer el pelo. El Rubio está a punto de pasar a ser conocido como El Canoso. Viendo su cara de espanto, los torturadores se parten de risa. Graciosos, no? Bueno, sí, a qué negarlo. Además, no me tocó a mí soportar el susto.

A las doce de la noche, Chiqui baja corriendo y, entre estertores carcajísticos, nos pide una escoba. Mosqueados ante tal afán limpiador, se la damos, sí, pero subimos tras él. Mudito acaba de despertarse tras su larga siesta post-escapada. Le han convencido de que es de día. Que va a llegar tarde al desayuno y aún no ha limpiado su habitación. Todos corren de un lado a otro fingiendo enorme actividad. El Rubio y yo nos mondamos en la escalera. Mudito barre, friega, cae en la cuenta de que se ha saltado el rezo matutino, suelta la fregona, pisa el suelo mojado, se tira cuerpo a tierra y ahí se arma el descojono padre. La panda de cabritos llora de risa. Incluso el Ermitaño, tan seriote él, y quejándose de su maltrecha nariz, se parte el eje. No podemos negarlo. Cuando les da por ponerse ocurrentes, son los mejores.

Carnaval en Gijón. La meteorología se mostraba implacable y unánime: va a llover. El Porteño se mostraba en su línea: no va a llover. De momento, Porteño 1, Montesdeoca 0. Eso sí, me atrevo a hacer un pronóstico alternativo: vamos a morir de frío. Todos. Sin remedio. Pero que salimos, vaya que si salimos. Las galas góticas me esperan. Todo me queda grande, maldita sea. La falda, el corsé, todo. Soy, nunca mejor dicho, una gótica venida a menos (kilos). No importa. Show must go on.

Y eso que, mi amor, no es un buen día. Es un día muy cabrón. Uno de esos días para borrar del calendario, para olvidar que, cuando la vida se pone puta, nadie es más puta que ella. Hoy hace doce años que te fuiste con tus 23 recién estrenados y tus ojos verdes. Y sé que te habría encantado saber esto: esta noche, corazón, botas de tacón y pintura de guerra. Ni la vida va a ser más puta que yo.

8 comentarios:

Rogorn dijo...

Buaahh, y yo aquí.

Guárdame algo de eso de esta noche para mí.

Lenka dijo...

Jejejeje... ya verás las fotos. Que sepas que tu rosa negra fue parte del disfraz.

;-)

Wendy Pan dijo...

Podías colgar alguna de esas fotos, para que las disfrutemos tod@s...
Qué bien que os lo pasais..., auqneu sea de vez en cuando (merece la pena, no?).
Besotes LadyLenka

Anónimo dijo...

Espero que la noche se haya dado bien y haya merecido la pena el estar a punto de congelarse; por cierto, ¿al final quién acertó: el Porteño o Montesdeoca? :) . ¡Esperamos las fotos! Carlota.

Lenka dijo...

Acertó Porteño, desde luego. Es más, ni siquera el frío era para tanto!

No sé si me atreveré a poner alguna foto... ayns, ayns, que os vais a reír...

Anónimo dijo...

Entonces el coelhismo debe tener una fuerza brutal!, porque unos carnavales en el norte sin empaparse o congelarse parece cosa de ciencia-ficción.
Sobre las fotos, dudo mucho que puedan ser peor que la mía del DNI, por muy gótica que te pusieses :) ... Carlota.

Anónimo dijo...

Quermos ver fotos de todo eso... el último párrafo me emocionó, Socia...

Lenka dijo...

En cuanto las niñas del aquelarre me pasen las fotos, me pensaré muy seriamente si poner alguna...

;-)