jueves, 26 de junio de 2008

Nos hacemos mayores


A ratos me entra una sensación curiosa de orfandad. O quizá sería más aproximado decir que echo en falta a mis hermanos, aunque no exista palabra para definir esa ausencia. Y, cuando hablo de mis hermanos, no me refiero al de sangre (que además es uno, aunque abulte como dos). Me refiero, sobre todo, a dos personas que siento como mi mano derecha y mi mano izquierda (allá ellos y que se repartan). Mis dos manos están en el exilio, uno por causas ajenas a su voluntad, la otra porque así lo quiso el azar, el destino, el cosmos. Uno porque no quedaba más remedio si pretendía comer tres veces al día, la otra porque su amor y su vida se estaban construyendo lejos. Siento lo del primero porque la suya no es una elección tan libre, ni las motivaciones son las mismas. Me alegro por la segunda porque allá va, en pos de su historia. Pero me faltan, y me recuerdan hasta qué punto todo nos está cambiando a todos.

Porque estamos en edad, que dirían las abuelas. Porque cada cual va tejiendo su propia red, porque andamos a la carrera tras el trabajo, el príncipe, la princesa, los hijos, dioses, incluso los hijos. Porque, definitivamente, el akelarre va rebasando la treintena, crecemos, colegas, nos hacemos mayores. Porque seguimos ahí, y nos vemos, y nos reímos, y bailamos, bebemos, saltamos a la pista para hacer aerobic, jugamos a piedra, papel o tijera, hacemos el imbécil y ponemos caras cuando pasa un guapito, una guapita. Porque suena Hombres G, o Mecano, o Madonna, o los Nikis, y en décimas de segundo volvemos a tener quince años. Y nos resulta tan fácil saltar a los quince de las gominolas como regresar a los treinta de los patucos de Noe. Pero, nos resulta de verdad así de fácil?

Me pasé la vida oyendo que crecía demasiado deprisa, y que a los adultos les resultaba cómico y trágico a la vez. Nunca tuve miedo a crecer, y no lo tengo ahora. Me encanta en lo que se ha convertido mi vida, en qué se está convirtiendo la de los míos (y tengo una fe inquebrantable en que aquellos que se sienten estancados o incompletos verán sus propios prodigios) pero, sencillamente, no puedo evitar una cierta nostalgia. Jamás volvería a los quince años, pero quisiera poder seguir saltando hasta ellos sabiendo que puedo regresar, y partir, y dar la vuelta de nuevo. Quisiera que siempre me resultara tan sencillo como ahora moverme (movernos) entre dos aguas, acomodados en la vida adulta y sacando a pasear a los adolescentes a capricho. Quisiera que fuera como siempre, levantar un teléfono y tener a mi lado, en cinco minutos, al Emperador, al Dalai Lama, a la futura madre, a cualquiera de ellos. Y no es posible, porque tampoco yo puedo prometer que estaré en cinco minutos. Quisiera cambiarlo y no tener que cambiar nada, porque todo está bien en el mejor de los mundos, porque así debe ser, así es y así seguirá siendo.

Nos hacemos mayores, y todo cambia. Me consuela saber que ha cambiado lo bastante pero no lo suficiente. Y que aquí seguimos. Quizá no a cinco minutos, ni a un kilómetro. Pero aquí.

8 comentarios:

Alberich dijo...

Pero lo mejor está por llegar!

Un abrazoso

:)

Thelma Hawkins dijo...

Jo, Len, cómo te entiendo...:(

Guaja dijo...

Sabes, Le?. Veo como todas vais tomando rumbo, y te confieso que me siento estancada si comparo vuestras vidas y la mia, incluso llego a notar cierto regustillo de fracaso en la punta de la lengua.

Entiendo lo que dices, se que estoy creciendo, ultimamente a velocidades de vertigo.Cada dia tengo mas claro como soy, y me gusta ser asi, y mi forma de ser incluye que me sigas leyendo los luminosos en la frente, que sepas lo que voy a pensar antes que yo misma, cantar canciones de Los Nikis, ... era asi con 15 años, lo sigo siendo con 28, y cada dia tengo mas claro que lo sere por mucho tiempo.

Llamame ilusa si quieres, pero yo quiero creer que siempre vamos a poder dar ese salto ( y ya sabes, si lo creo y lo visualizo ... ;) )

Anónimo dijo...

y siempre seguiremos aquí, a lo mejor no cerquita, a 5 minutos como dices, pero aquí. Y eso es maravilloso.

La verdad es que a veces a mi me da vértigo pensar en cuántos cambios se producen, cómo es posible que en tan poco tiempo nuestras ilusiones o nuestras preocupaciones puedan cambiar tanto.

Pero lo mejor de todo, es que por mucho que cambie nuestra vida, la gente cercana es la misma y todos en caso de crisis corremos en la misma dirección a tender la mano.

Guajita, en tu vida no hay fracaso, ni siquiera lo pienses ni por un minuto. Eres como tú quieres ser y eso es lo importante, que eres fiel a ti misma. No intentes cambiar porque creas que te has estancado. Aunque bueno, sé de sobra que no lo harás porque serías incapaz de autoengañarte.

Os quiero chicos. Muchos besotes

Lenka dijo...

Ya sabéis lo afortunada que me siento por teneros ahí, a cinco minutos, a varias horas de avión o al otro lado de una pantalla. con cambios o sin ellos, avanzando o quietos, acomodados o con los pies inquietos, y también con saltos en el tiempo. Es una verdadera suerte.

Guaja, ni se te ocurra pensar en el fracaso! Qué podemos considerar éxito entonces? Todas debemos vivir la vida según el modelo elegido por la Chini, la Princesa-Xana, el Dalai, Naska-Trasgu, la Rubia, tú o yo misma? Cuál es el modelo acertado y cuál no? Con pareja, sin ella, con boda, sin boda, con hijos, sin hijos, con perro, con loro, con coche o con bicicleta?

Jamás pienses en el fracaso. Quizá tu vida termine con un marido, tres hijos, una cacatúa y paella los domingos, o quizá termines tranquila y sola con tus versos de Alfonsina y tu perro, o de madre soltera, o con amante ocasional, o viviendo con tu amigo gay, su prima de Caracas y tres caniches, y siempre, siempre, siempre habrá sido un éxito. Porque será tu vida y tu elección. No lo dudes ni por un momento!!!

Besos a todos.

Rogorn dijo...

Vaya, una mujer con pareja que no se olvida de los colegas. Cómo mola.

Mola también que si se trata de manos tienes más de dos. En cuestión de manos pareces una diosa hindú.

Lenka dijo...

Pues será sólo por las manos, Ro.

;-)

Y no, nunca me olvido de los amigos. Hasta me siento culpable si no puedo dedicarles todo el tiempo que se merecen...

Anónimo dijo...

Pos cierto, cada una tenemos distintas formas de querer nuestro futuro, algunas nos cuestan mas que a otras (eso va por Le y Marechek ya lograron lo que buscaban, yo no paro de darme de tortas contra los muros, pero espero llegar algun dia a donde estais vosotras)
Mi rubmo tambien esta estancado, pero eso no significa fracaso, si no que todabia falta lo mejor por llegar. Guaja jamas jamas fracasaras en nada.

Besistos a todas
Naska-Trasgu