lunes, 9 de junio de 2008

Alucinada me hallo


Siempre me he considerado una persona bastante cínica y con escasa o nula capacidad para la sorpresa. Al menos en cuanto a lo negativo se refiere. Quizá sea por el talante pesimista, o por la temprana vocación de currar con los menos agraciados por la suerte. El caso es que, desde bien niña, me sorprende mucho más lo bueno. Me refiero a todo aquello que implica al ser humano. Supongo que no tengo una opinión demasiado favorable sobre nosotros, los supuestos seres racionales. Así que me pasma mucho más leer en la prensa cosas como "jubilado arriesga la vida para evitar una agresión" que encontrarme con historias tipo "encerró a su hija en un zulo durante 15 años y la violó hasta aburrirse". Qué le voy a hacer. Soy malpensada por naturaleza. Nada me estremece de la barbarie humana, pero aún me emocionan hasta las lágrimas la heroicidad repentina, las bondades cotidianas, los miles de pequeños gestos amables que, por desgracia, tan desapercibidos pasan ante nuestros ojos.

Dicho lo cual, qué es lo que puede haber pasmado tanto a una descreída como yo? Afirmaciones. Argumentos. Opiniones. Juicios. Los que me conocéis sabéis lo que opino del feminismo de hoy en día en las que considero sus tres principales manifestaciones:

- Erizas cabreadas que parecen odiar a los hombres y culparles de todas sus frustraciones, mientras se erigen en representantes de nuestra virtud, decidiendo qué debe ofendernos y tratándonos a todas como a lerdas sin criterio.
- Tontas de la higa Cosmo obsesionadas con el culto al cuerpo y los trapos, peores que el peor de los machistas.
- Progres estupendas, radicales de géneros y géneras, adictas al -os/-as, reventadoras de la cultura, paladinas del absurdo y patrocinadoras de los estudios más ridículos.

Con todo y con eso, bien saben los dioses que admiro profundamente a las mujeres inteligentes y sensatas que pelean por un mundo más justo y equitativo sin perder la coherencia, asumiendo y valorando esas diferencias obvias entre ellos y nosotras, pero disfrutando de esas diferencias, considerando a los hombres compañeros y no enemigos. Siempre he admirado a las pioneras, las pensadoras, las atrevidas, las que asumen las riendas de su vida encajando lo bueno y lo malo, las que respetan esa misma libertad en las demás, la que debería permitirnos elegir ser esposas y madres, neurocirujanas, soldadoras, astronautas, putas o todo lo anterior, sin que ninguna tuviera que justificarse ante las otras.

Pero de vez en cuando una se encuentra con cada esperpento argumental que no le queda más remedio que alucinar. Leemos a Reverte, que nos cuenta la historia de una artista joven e ingenua decidida a hacer un alegato feminista consistente en pasearse por el mundo vestida de novia (lo que tenga eso de alegato y de feminista que alguien me lo explique) y que termina violada y asesinada en Turquía. En mi humilde opinión podemos discutir los niveles de absurdo a los que está llegando el "arte", o lo poco que tiene que ver un vestido blanco y virginal con la lucha feminista o la situación de la mujer en el mundo, o qué puñetas pretendía realmente esa chica con semejante performance, o lo insensato que puede parecernos (porque lo es) el que una mujer sola se pasee por el globo de esa guisa, como si no supiera cómo está el patio. Podemos lamentarnos también de ese mundo nuestro en el que pasan estas cosas, cada día, vestida de channel o en chandal, haciendo el mamarracho con ínfulas de genio o saliendo a por el pan. Pero leerle ciertas cosas a alguien resulta demoledor.

"Esa mujer, por el solo hecho de ser mujer debía saber que ir por ahí buscando que la violen y la maten al final conlleva a eso. Toda mujer sabe que aún cuando una viene de la playa, sudada, salada, con tierra y polvo pegado a las piernas, con el pelo revuelto y la piel quemada y con la camiseta de propaganda del super de la esquina, es un blanco fácil, qué menos que saber que si vas buscando jaleo por los sitios más peligrosos del mundo al final lo encuentras".
"Un ejemplo: hace unos días me puse la minifalda, botas altas de tacón, camiseta sexy y pelo al viento, y salí sola de casa para encontrarme con una amiga. Si el rumano que se me acercó en aquella calle desierta me hubiera visto con el chandal quizás ni se habría fijado, pero leche, si salgo a la calle buscando guerra al final la encuentro, ¿o no? Si hubiera llevado el chandal seguramente no me habría dado ese susto, o a lo mejor sí, quién sabe. Pero lo que es seguro es que no me puedo quejar ni lamentar porque yo cometí un acto imprudente, y al final pagué las consecuencias".

"Hace tiempo un juez absolvió a un "presunto" violador alegando que la chica violada iba provocando con la minifalda. Es decir, que si la violaron fue por culpa de la propia chica, que al vestir de aquella manera, despertó instintos salvajes en aquel hombre. Cuando oí la noticia me exalté muchísimo porque no concebía el veredicto del juez. Han pasado muchos años desde aquello y hoy en día doy plena razón al juez. ¿¿A quién se le ocurre nadar en el lago de los cocodrilos??"

"(...) una falda es mucho más facil de quitar que un chandal, sólo que los que violan a las corredoras son los enfermos mentales que saben que por una horita la familia de la chica no la buscará porque está haciendo deporte, y en los parques hay muchos sitios dónde esconderse. En cambio la "locura pasajera" ocurre en cualquier momento y en cualquier lugar siempre que el sujeto haya sido motivado por la ropa sexy".

Todo esto lo escribe una mujer. Haría comentarios al respecto, pero, para qué? El otro día volvía a casa en autobus y, justo detrás de mí, un niño de no más de 3 años se pegaba a la ventanilla, boquiabierto ante las instalaciones de una feria. Inmediatamente le pidió a su padre, un hombre de menos de 40 años, que le llevara a las atracciones. El padre, cariñosísimo y encantador, le llenó de achuchones y le prometió que irían esa misma tarde, añadiendo: "vendremos con mamá". El niño meditó unos segundos y replicó: "no, mamá que se quede en casa haciendo las cosas". Es evidente que algo estamos haciendo mal cuando un crío tan pequeño, en estos días, en el maravilloso primer mundo, occidente, Europa, expresa con la mayor naturalidad un topicazo machista. Mamá no tiene derecho a divertirse. Vendremos nosotros. Ella se tiene que quedar en casa, haciéndonos la comida, lavándonos la ropa. Todo eso que es su obligación. El padre le rió la gracia, naturalmente. Quizá ante cosas así no somos conscientes de que estamos perpetuando prejuicios generación tras generación. Sólo le vemos el lado cómico de la inocencia de un niño. Qué habría dicho la madre? Se habría reído también? Quizá la madre de ese niño opina ciertas cosas sobre las minifaldas, los cocodrilos y la provocación. Si es así, resulta fácil calcular qué clase de hombre será ese chiquillo algún día. Y sí, esta vez será culpa nuestra. De las mujeres.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

La culpa de los comportamientos machistas a estas alturas del siglo y del hemisferio, querida Lenka, la mayoría de las veces es de las mujeres. Que no te quepa duda.
Nosotras, en aplastante mayoría, somos las que seguimos encargándonos del cuidado de los niños y de las tareas domésticas.
La mayoría de las mujeres que hablan bien de sus maridos, pocas, hablan de que les "ayudan" cuando recogen sus propios zapatos, o depositan su ropa en el cesto. Pero es más, los que cocinan son buenísimos maridos, y si alguno plancha o tiende la colada llegan a ser considerados héroes, o calzonazos, dependiendo de la mujer que vea la escena.
Pero lo peor no es eso. Somos las mujeres las que convencemos a los hombres para que no metan la ropa en la lavadora "porque ME la estropearías"...las que no los queremos por la cocina "porque Me lo manchas todo", y cómo eso un montón de cosas más que no nos cortamos en decir delante de nuestros hijos, e hijas, marcando la inutilidad del hombre y el territorio femenino: la casa.

La verdad es que me temo que todavía hay muchas mujeres que necesitan venderse como electrodoméstico de primera para sentirse valoradas en SU medida. Como necesitan tanto a "sus" hombres, necesitan ser necesitadas por éstos y ¿qué mejor manera que convenciéndoles de que son unos inútiles? y ¡que sería e ellos sin sus esmerados cuidados y sus inalcanzables habilidades domésticas! Pobres, hombres!
Hay un perfil muy extendido de mujer que sólo hace ella bien las cosas de casa, jamás él.
pero lo pero de todo es lo que venden cada día a sus hijos e hijas mientras intentan atar a sus maridos: sólo ellas y alguna íntima amiga son decentes, las demás somos casi todas provocadoras o, si sonreímos a sus maridos, incluso putas.
Además saben ellas mejor que nadie lo que les conviene a sus compañeros, (ellas les llaman maridos siempre) porque saben lo que éstos sienten y piensan y necesitan , muchísimo mejor que ellos. Porque en realidad lo que piensan de ellos es que son unos tontos del bote y que, con argücias como las propias, otras mujeres se los pueden llevar al huerto, ese lugar que tanto les costó fabricar a ellas.
Son mujeres que nunca se encontrarán bien en su pellejo y quieren que las demás tampoco. De ahí a ver tanta provocación cuando alguna de nosotras se nos dibujan bajo la ropa lo bien puestas que tenemos las tetas.
Son un ejército, Lenka. Están ahí agazapadas, teñidas de normalidad y disfrazadas de respetuosas.
Así que no te extrañes si un día llevando chandal, o un escotazo que te llegue hasta el ombligo, (eso va a dar igual) se te da por pasar tu lengua en público por un helado, y un hijo de estas adorables damiselas, que sabe de sobra que tu lengua no está sólo saboreando un refrescante sabor, si no que se mueve así sólo para provocarlo a él, un pobre hombre, porque se lo enseño su mamá, y su mamá no es mentirosa que su madre es la más decente , se le da por violarte.

Lo que más me alucina es que a estas mujeres se quejen se que sus maridos las usen de criadas y consoladoras de apetitos básicos.

Me he extendido mucho, lo siento. pero como nunca te escribo me cojo el espacio de otras veces, :-)

Una ,que de vez en cuando pasa por aquí porque le gusta mucho como escribes y describes.

Kaken dijo...

Lenka, suscribo todo lo que comentas, aunque me surge de inmediato buscar el lado positivo, intentar creer que las cosas que retratas tan certeramente están cambiando.
Por otra parte, permiteme decirte que entiendo el post a la perfección porque he leido la patente de APR y el foro, no sé si tus demás lectores lo habrán hecho, quizás fuera interesante que pusieras un enlace si a tí te parece (a la patente al menos).
Respecto a lo que escribió alguien en el foro y que tu recoges (no doy más datos porque tu no los has puesto y no quiero ponerte en un compromiso)no le encuentro ni piés ni cabeza. No puedo creer que las mujeres no podamos ser libres de ir o venir, de vestirnos de tal o cual manera, de ser nosotras mismas, cada cual a su gusto, por si podemos provocar tal o cual instinto.
Si todos pensáramos así, mejor llevar el burka o, ya puestos, que las mujeres no salgan a la calle o, mejor aún, todas a Guantánamo sin contacto alguno con la mirada masculina..
Es cierto que todo tiene límites, pero no se parecen en nada a cercenar libertades básicas.
El que tiene un problema verdadero que se ha de mirar es el agresor, no la mujer más o menos guapa o más o menos arreglada, da igual si va en chándal, lleva arena pegada a la piel o huele a rosas...
Cambiando de tema, Lenka, me gustaría que se comentara por aquí lo del "teléfono para el hombre", creo que tu darías un punto de vista, como mínimo, original ;-)
Un bes

Salem6669-Satori6669 dijo...

En fin,
creo que me he quedado sin palabras con lo de ésta mujer,
sólo diré que no creo que sea una cuestión de machismo,
sino que esa tía esta mal del tarro,
esos seres que son capaces de cometer atrocidades semejantes,
y otras peores me temo, no tienen ningún tipo de justificación,
o que pasa,
que si se trata de una discapacitada mental y resulta que le ha dado por salir en cueros pues es su problema y se lo va buscando, o en ese caso si que habría que actuar porque la pobre no está en sus cabales,
en fin lo dicho,
con esos seres hacía yo experimentos que nos sirvieran para encontrar vacunas de enfemedades incurables de buena gana,
tien que haber gente pa tó,
de todas formas quiero pensar que no somos tan zotes,
y aunque mi confianza en el ser humano hace tiempo que desapareció,
quiero pensar que el comentario del guaje fue sólo un comentario,
sin más,
sin lecturas,
y que podría haber dicho lo mismo del padre si hubiese ido con la madre,
que los niños son muy "rebuscaos"( por no decir cabrones ;oP) a veces,
además,
creo que poco a poco las mujeres vais consiguiendo que no existan distinciones en cuanto a género para según que cosas claro ;oP.

Pues parece que aún me quedaban palabras mira tú ;o)

Esperando más cartas a los Búhos,
y que ese viaje que teneis planeado os sirva, además de para disfrutar y desconectar,
para enriquecer aún más si es posible tus relatos.

Besinos

Lenka dijo...

Muchas gracias a todos, chicos.

El enlace a la Patente de Don Arturo, aquí:

http://www.capitan-alatriste.com/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&t=2307

(Por si a alguien le pica la curiosidad, que copie y pegue, etc, etc)

Kaken, he leído algo sobre el teléfono ese de los maltratadores y tengo ya media opinión formada. Seguiré meditando un rato y buscando más datos. Y sí, seguramente lo comentaré. A ver qué barbaridad me sale por la bocaza.
;-)

Besos!!!

Anónimo dijo...

Hola, muigüenas, llamaba pa preguntar cómo tengo que poner la mano pa que al dar un golpe no salgan moretones. fuerza, trayectoria y forma. que tengo a mi santa en el baño, esperando.
Ay, prima.
Digo yo que al hijoelasremilputas que le cuesta matar el impulso de dar una tunda a su media naranja (o el de andar a violar chavalas en callejones, que como hemos aprendido esta semana, en el corazón de cada macho anida la bestia)de poco le va a servir un 902. Pero bueno, todo sea por el pogreso. Nos mantendremos atentos.
En otro orden de cosas, supongo que la peña se sobrevalora. Pero mucho. Se ve que al Señor le cuesta (aunque a veces lo hace, ojo) regalar al mismo tiempo el don de la dialéctica, la habilidad sintáctica y el estar como un queso. Y pa columpiarse hay que tener años de remo.
No te hagas mala sangre. Y asume (como yo) que no serás sexi hasta que no llames braguitas a tus bragas. Por lo menos.
Bicos,
J

Lenka dijo...

Ay, qué razón tienes, prima. Tenemos que asumirlo y vivir con ello. Nunca seremos sexis, sexies o como coño se diga, porque no decimos "braguitas", ni pensamos que todos los hombres son animales, no hacemos caiditas de ojos, ni ponemos pucheritos, no nos sonrojamos hasta la culpa con los piropos soeces y somos más bien tirando a camioneras. Qué le vamos a hacer, tía. Lo bueno es que, según las sabias enseñanzas que nos han brindado, es poco probable que depertemos bestia alguna. Loado sea el señor. Estamos a salvo de ser violadas. Por antiestéticas.