domingo, 2 de marzo de 2008

Distinto mes, la misma historia

Canijo is back. Qué poco dura lo bueno. Pensabais, inocentes criaturas, que el pequeño aprendiz de hijoputa aprendería algo de su experiencia flotante en el éter y más allá del ala de psiquiatría? Ay, ingenuotes. Era demasiado pedir. Canijo is back, tan insufrible como siempre, o más incluso. Ayer la cosa parecía tranquila. Sentados detrás del muro, charlaban y fumaban. Nada de disolvente, nada de molestar a las chicas de la residencia de estudiantes, nada de nada. Hasta parecían normales y todo. A las doce estaban en casa, formalitos ellos. Menos Cherokee, Novato y Chiqui, pero vaya, lo normal un sábado por la noche. Ermitaño, Senegal y Mudito hacía horas que roncaban a pata suelta. Los demás, veíamos la tele en amor y compañía. Hasta que Bobo (al que más que Bobo debería haber bautizado como "imbécil", "rompecojones", "puto tarado" o similar, y me importa un cuerno si es poco pedagógico) empezó a liarla. Este tío está tan gagá, pero tanto, tanto, que hasta finge colocarse cuando no se coloca. Que ya son ganas de incordiar y de jugarse un castigo a lo tonto. Se presenta en el salón con un calcetín en la cara, haciendo el panoli y tambaleándose. Y resulta que el calcetín no tiene nada. Impoluto. Recién sacado de la lavadora. No importa, él nos hace el circo y lo acompaña con "me subo a la mesa", "te amenazo", "ahora salto de la mesa", "agarro la mesa y finjo tirártela encima", "doy portazos", "arreo patadas a las paredes". La peña, hasta el gorro de subnormaladas, se retira a dormir. Menos Canijo, claro, que no piensa perderse la gresca ni la oportunidad de empeorarla.
Después de molestar cuanto puede, Bobo suelta un discurso de los suyos. Le asegura al Rubio que no va a volver a tratar con las educadoras. Sólo con los tíos. La razón es que "las mujeres son idiotas y están todas locas". Me tiro por el suelo de risa. Se queda un tanto sorprendido. "Y eso de que estamos locas lo dice el que intenta saltar por las ventanas????" No puedo, de verdad, me escacharro. El Rubio se escacharra. Escacharramiento absoluto. Bobo, claro, no entiende nada. Deberíamos estar enfadadísimos, no partiéndonos el eje. Ofendido, asegura que a las chicas no nos va a dirigir más la palabra. "Me alegro mucho. Yo a ti tampoco. Hala, adiós". Y entonces pasa diez minutos hablándome sin parar mientras le miro sonriendo. No le respondo, claro, soy mujer de palabra. Parece extrañado. Luego se aburre. Se va a dormir.
Tímido intenta por todos los medios echar al piojo enano (léase Canijo) de su habitación. No lo consigue. Le pido, de buen rollito, que suba a acostarse, que ya es la una y media. Adopta su expresión más chulesca (oye, que tiene mérito desde su metro y medio escaso) y me espeta: "tienes un buen coño". "Cierto. Igual que el de tu madre". No me ha dado tiempo ni a pensar. Sale así, tal cual, tranquilamente y con sonrisa profidén. No es el mejor momento, colega. No cuando un esquizoide me acaba de amenazar con una mesa en ristre. Y es que, además, te doblo la edad de largo. Te faltan tres millones de neuronas, muchas millas, montones de años y unos cuántos centímetros (de muchas partes) para ponerme colorada. Para acercarte siquiera. La barbaridad parece surtir efecto, porque la pequeña garrapata se queda con la boca abierta. Sigue levantando la mano, haciendo el imbécil e incordiando, pero, de momento, desiste de seguir por ahí. Conseguimos que todos se acuesten. Al poco rato llegan Chiqui y Novato. Cherokee a las cinco y veinte, jodiéndome el sueño. Pero bueno, lo curioso es que nadie estaba colocado y ninguno de los tardones montó el pollo pidiendo cena, por ejemplo. Timbre, saludo, perdón por despertarte, hasta mañana y directos a la cama. No dejan de sorprenderme, en serio. Al final lo del disolvente terminará siendo lo de menos. Algunos son peores sin él. Otros, cuando calculas que la van a armar bien armada, te espetan un por favor y un gracias. Nunca se sabe.
Llegan los compis por la mañana y les cuento la batalla. No tengo claro si me he pasado tres pueblos. No les parece. Boabdil, incluso, lo encuentra acertado. "Si quieren ofender a las mujeres, por qué no empezar por las suyas?" No me preocupa demasiado que esa pulga insufrible se permita hacer comentarios sobre mi anatomía. Reconozco que prefiero que me llamen hija de la gran puta, o cualquier otra cosa, antes que recurrir a eso, es cierto. Lo llevo mal. Lo llevo mal porque noto cómo me sube la bilis hasta la boca, la sangre hasta la cabeza, me arden las orejas y tengo que meterme las manos en los bolsillos para no dar trabajo a los dentistas (genial la frase, Friki, me la quedo) Porque sí, claro, soy educadora y pacifista, sí, buen rollito, somos todos chachis que te pasas, pobres niños, lo que habrán sufrido y tal, talante, compañeros, talante. Es nuestro trabajo. Pero en estos casos, reconozco que me posee el espíritu de Carreño. Admito que en momentos así soy digna hija de mi padre, y de lo que paso ganas es de soltar, muy bajito (que da más miedo) algo como: "me vuelves a hablar así y te remacho tal hostia que no te reconoce ni la recontraputa que te parió, media mierda". Sí, sí, me sale la camionera de dentro y me tengo que morder la lengua muy mucho. Ganas me dan de pasarme a la guerrilla. En plan: "duerme con un ojo abierto, campeón. Que estoy muy loca". Respira, Lenka, respira. Ya sabes. Soy un junco.
Pero bueno, a todo eso me acostumbraré. Forma parte del trabajo, por lo visto. Soportar obscenidades de tíos que aún no producen ni esperma. Aguantar que un mico cabrón se atreva a mirarte con desprecio porque eres tía. Que un fantoche esnifa calcetines se crea superior a ti. Jódete, es lo que hay. Buen rollito. Pobres, esa vida tan dura... Luego te apetece mucho escupirle a los mega chachis que no parece que Senegal, ni Ermitaño hayan tenido una vida de puta madre, precisamente. Y ahí están, comportándose como personas, siendo educados, tratándonos con respeto y hasta con cariño. Ellos son la mejor excusa, lo que podemos seguir esgrimiendo cuando la otra banda de gilipollas se dedican a hacer el cafre, lamentándose del racismo de los españoles y dándoles la razón cada minuto, asustando a las niñas, atracando a los chavales, pegándoles el palo a las abuelas del barrio, colgados como piojos. Menos mal que nos quedan un par de excepciones. Si no, creo que yo misma tendría que luchar muy mucho para no volverme una xenófoba asquerosa. Como esta tribu de imbéciles me vuelva una racista descerebrada, los mato.
Así que nada, tía, acostúmbrate a que cualquier peso pluma con acné puede mentarte a los muertos, meterte mano o soltarte una grosería. Parte de tu trabajo, ya ves. Encantador, muy estimulante. Ya me siento realizada. Y lo peor es que sí, me acostumbraré, supongo. Pero, encima, me preocupa que estos dos anormales van a empezar a ir al instituto. No sé qué pasará con Bobo (que lo matarán, lo expulsarán o vete a saber) pero imagino qué pasará con Canijo. Espero que cuando se vea en Territorio Comanche, el último mono en una clase llena de extraños, con sus grupos y jerarquías hechas, se le bajen los humos. Y si no se le bajan solos, se los bajarán. Calculo lo que puede pasar si se dedica a mencionar los coños de sus compañeras de pupitre. Calculo cómo le puede dejar la cara un hermano mayor cabreado, o el cristo que puede montar un padre si su chiquilla llega llorando a casa y cuenta que un moro le dice guarradas. Ya aprenderás, Canijo. Seguramente más rápido de lo que crees. No sé si te dará tiempo con las mates, pero con otras cosas seguro que sí. Igual te cuesta algún piño, pero aprenderás. En El Ñeru habría sido más fácil, eso te lo prometo. Aquí dentro somos todas unas putas, colega, pero la peor de todas te está esperando al otro lado de la puerta. Que no te pase nada.

7 comentarios:

Alberich dijo...

Esas dos excepciones dan las razones para seguir.
A los otros,ya les darán la hostia que se merecen.Y que sea pronto!

Lal dijo...

Vaya novelón, nena.
Está claro que hay mucho malo, pero por lo poco bueno vale la pena todo.

Lenka dijo...

Eso es lo que me consuela, chicos. Gracias!!!

Salem6669-Satori6669 dijo...

Piensa que por lo menos tienes dos que no son causas perdidas,imagino que el resto acabarán mal de seguir por ese camino,pero al menos esos dos (y los que vengan que seguro que tendrás mas)tienen mucha suerte de tenerte a su lado,luchando por ayudarles, seguro que cuando salgan a la vida real te lo agradecerán.

Pd.-La contestación al "niñato" no me pareció para nada fuera de lugar,así que creo que tu cerebro tiene una premisa clara:"No dejes que un "canijo" se te suba a la chepa" ;oP

Besinos

Lenka dijo...

Es que tengo un cerebro muy respondón ;-)

Besos, motero.

Rogorn dijo...

Mientras no te caiga un paquete de nadie por ponerte berraca... Que mucho inútil diría que te lo tienes que aguantar, porque claro, ante el insulto tienes que reaccionar con talante, no diciendo las cosas como son. Eso será lo que pase en el instituto, por ejemplo. Que al que se le ocurra responder a las provocaciones va a caerle una peor que al otro.

En fin. Que como ya te dije, los tienes como balones de baloncesto. Suerte.

Lenka dijo...

No creas, a veces los pierdo por el camino. No, paquete ninguno. Es más, de momento me han apoyado en eso y también en una nueva decisión: no hablo con chicos que no sepan hablar con respeto. Al platu vendrás... cuando necesites algo. Y ya lo pedirás por favor, porque si no, no te oiré. Misterios del oído femenino, colega. Cuando oyen "puta", se cierran. A las compis les ha parecido muy buena idea, y los compis varones nos la aplauden. Veremos qué pasa!!