martes, 11 de marzo de 2008

Nunca Jamás


Acercaos, niños, que la abuela os va a contar un cuento...

Érase que se era en un tiempo para nada lejano, una chica llamada Wendy, especialista en cuidar Niños Perdidos, cantarles nanas para dormir, coserles la sombra a los zapatos y otra serie de habilidades que no vienen... al cuento... y que ya entenderéis cuando seáis mayores. Wendy no era más guapa, ni más lista que ninguna. Era una de tantas, simplemente. Cierto que prefería jugar con sables antes que con muñecas, le aburrían las cosas "de niñas" y se subía el vestido para trepar a los árboles. Cosas que, de entrada, solían impresionar a los Niños Perdidos, haciéndoles afirmar cosas como "eres la mejor!". Wendy no era la mejor, ni estaba dispuesta a creer que lo era. Sólo pretendía, eso sí, que la quisieran por sí misma. "Debe ser bonito que la quieran a una", pensaba.

Wendy tenía una virtud de la que se sentía especialmente orgullosa. Sabía escuchar. Conseguía meterse de un brinco y sin esfuerzo en la piel de los demás, entender sus problemas, sus necesidades y sus miedos, e incluso encontrar la palabra precisa para espantarlos de un manotazo. Eso, obviamente, hacía que los Niños Perdidos se reafirmasen: "eres la mejor!" Wendy seguía sin creerlo, pero a veces se atrevía a soñar que, con ese don tan estupendo, no sería muy difícil que llegaran a quererla. Lo malo es que no hay cara sin cruz, y, en el caso de Wendy, las dos iban de la mano. Porque cuando Wendy detectaba qué buscaban los Niños Perdidos, qué querían, qué necesitaban, se lo daba sin más, convencida de que ese era el camino del amor. Me querrás si te doy lo que precisas. Y no funcionaba. Ella no entendía la razón. Tardó mucho tiempo en comprender que el amor no se gana a cambio de algo, ni siquiera a cambio de amor ni de hermosas intenciones. Y tampoco se consigue negándote a pedir. No funciona, por generoso y noble que parezca, darlo todo y no pedir lo que necesitas. No garantiza nada, sencillamente porque el amor no tiene garantía. Surge cuando se le antoja y no atiende a nuestros deseos.

Wendy sentía predilección por los Niños Perdidos, que eran traviesos, divertidos, un tanto huraños, felinos, aventureros, pero tiernos de alguna manera. Y, de entre todos ellos, el mejor, sin duda, era Peter Pan. Porque Peter Pan resultaba todo un reto. Había que quererle sin quererle, cuidarle sin cuidarle, mimarle sin avergonzarle, entenderle sin preguntar, pedirle sin que lo pareciera, conquistarle sin invadirle. Tantas condiciones imponía Peter Pan (seguramente sin darse cuenta), que, para Wendy, resultaba un desafío. Pero, a la larga, se convirtió en una tortura, en un laberinto, en una carrera en círculos que no llevaba a ninguna parte. Y Peter Pan, que es caprichoso, como todos los Niños Perdidos, tal vez se hartó de que le esperaran, le adoraran y se lo pusieran todo tan fácil. Tal vez se perdió la emoción. El caso es que el amor nunca llegó. Y se acabó la Magia.

Peter Pan se largó con Campanilla, que era más mona, más rubia, llevaba la falda más corta y, seguramente, por qué no, era mejor que Wendy. O no. Simplemente era distinta. Le gustaba más. Y Wendy, harta de los Niños Perdidos, de todos ellos, y sobre todo de sí misma, se tiñó el pelo de negro gótica, se hizo una promesa firme, preparó el equipaje y abandonó Nunca Jamás. En su huída, conoció a varios Piratas que le parecieron de lo más interesante. Y decidió que tal vez no sería mala idea darle una oportunidad al Capitán Garfio. Por qué no probar? Por qué no intentarlo, de una maldita vez, con alguien que no fuera uno de los Niños Perdidos? Sabéis lo que pasó entonces? Que Peter Pan llegó de visita y se puso a hacer preguntas, a cuestionar a los Piratas, a recordar viejos tiempos. Y, entonces, Wendy sacó la espada y lo abrió en canal, echándole sus tripas al puto cocodrilo.

No, mentira, no fue así. Nada que ver. No importa que Wendy se haya teñido el pelo y lleve las uñas pintadas de negro. Quizá se haya hecho más dura, quizá haya aprendido ciertas lecciones, pero la pobre sigue siendo una buenaza. Adora a Peter Pan y a todos los Niños Perdidos, y siempre les recordará con cariño. Pero al menos tiene muy claro que hay ciertas cosas que ninguna adoración va a consentir. Ya no. Porque le hacen daño, porque se le llena la cabeza de dudas que no desea tener, de acertijos a los que ya no quiere jugar, porque retrocede en su camino, se pierde, tropieza, se confunde. Y está muy harta. Porque no entiende nada y no tiene ganas de que se lo expliquen. Porque no concibe que Peter Pan le venga con gilipolleces a estas alturas, teniendo en cuenta que fue él quien decidió salir volando, a tanta velocidad que se olvidó la sombra detrás. Y ahora que Wendy estaba consiguiendo olvidar esa sombra, no tiene ninguna necesidad de que se la recuerden.

Por eso, queridos míos, Wendy decidió que tal vez resultara un poco excesivo descuartizar a Peter Pan, ya que había soluciones más cívicas y menos sangrientas. Sencillamente se prometió a sí misma que, si el chiquillo persistía en sus celos a destiempo, sus preguntas inoportunas y su resucitación de mariposas muertas, le miraría de lado (con esa mirada que él entendía tan bien) y le diría dulcemente: "por qué no me dejas tranquila con mi vida y con mis Piratas y te vuelves a Nunca Jamás? Para ya de joderme y vete a joder a tu Campanilla".

8 comentarios:

Guaja dijo...

(Aplausos, aplausos, aplausos, aplausos, aplausos, aplausos, ...)

Anónimo dijo...

Olé! Esta nueva Wendy merece los aplausos de Guaja y muchos más.Bravo! Carlota.

Salem6669-Satori6669 dijo...

¡¡¡ Amén !!! que diría un creyente,
¡¡¡ olé !!! que diría un castizo y
¡¡¡ viva la madre que te parió !!! que diría yo ;oP.

Pd.- No creo que sea importante ser o no ser la mejor,( que depende del prisma desde el que se vea y desgasta un montón el intentar serlo ) lo que está claro es que lo que si que eres, sin esfuerzo aparente, es especial.

Esperando más cartas a los búhos.

Besinos

Lenka dijo...

Ah, no, no creas. No desgasta ser la mejor porque yo ni lo intento. Lo que desgasta es que te digan que lo eres... y se vayan con otras!!! (Cómo serán las otras, entonces???) ;-)

Y desgasta más todavía que, después de irse libremente y que los despidas con una sonrisa... te vengan con gilipolleces!!! De verdad, me lo prohíben mis principios, pero al final pasa una ganas de dejarse de ser "la mejor" y convertirse en una auténtica hijalagranputa, a ver qué pasa. Lo mismo les mola más y todo!!!!

Besos, Motero.

(Y saluditos al Too-fast, que también ha estado por aquí. Tómate algo, hombre, y échame una firmi)

Anónimo dijo...

Oleeeeeee es Len!!!!!!!!!

Tú tranqui cielo. Para la próxima ya sabes.... ciérrale la boca pa que deje de tocar los güitos.

Besitos. Marechek

Nebroa dijo...

Es genial Lenka. Es genial. Aunque ya lo sepas. Tenía que decírtelo

Lenka dijo...

Ves cómo te entendía perfectamente, Nebroa??? Cambian los episodios y los protas, pero el cuento casi siempre es el mismo desde el principio de los tiempos. A mí me costó un huevo entenderlo, por eso me encanta saber que tú vas lanzada!!!!!

Nebroa dijo...

He vuelto a releer... porque me encanta que mis ideas resuenen ahora de otra forma más real y efectiva. Sí, sabía que me entendías...
No es que vaya lanzado Lenka, ni mucho menos, me ha costado entenderlo pues media de la vida que llevo consumida, tú llegaste en el tramo final, en la recta de llegada, por eso te pareció que iba tan rápida, pero he tardado así como...mmm... ponle 20 años!! 20 años haciendo lo mismo, persiguiendo lo mismo, buscando lo mismo... Y aquí estoy, sin saber si habrá piratas o vendrá el hombre invisible, pero aquí estamos, mejor de lo previsible! Muaa!