viernes, 18 de enero de 2008

Ojos Verdes


Hoy toca estar nostálgica. Toca echarte de menos, mi amor, a ti y a todos esos a los que quise, a los que quiero todavía, a los que fui perdiendo, los que no llegan, los que me quedan por perder. Hoy estás más cerca y más lejos que nunca. Me aterra la sola idea de olvidarte. A veces no consigo recordar tu cara, me faltan detalles. A veces te me desdibujas, y siento rabia, y culpa y un pavor indescriptible. Me niego a perderte en las esquinas de mi memoria, yo, que soy como un archivo; yo, que aún puedo repetir sin un tropiezo la lista completa de mis compañeras de colegio, con nombres y apellidos; yo, que soy capaz de identificar por la calle a los hijos jamás vistos de parientes lejanos por su parecido; yo, mi vida, que tengo recuerdos de la cuna. Cómo es posible que algunas veces me cueste tanto verte al cerrar los ojos? Odio que me ocurra eso. Daría cualquier cosa por una fotografía. Por algo que demostrase que fuiste real y fuiste mío. Porque, al fin y al cabo, pasaste por mi vida como un Ángel. Y sigues siendo un Ángel. Y aunque sólo tengo un puñado de cartas viejas y un par de frases en un diario de adolescente, aunque no me dejaste nada, me lo dejaste todo. Y todo lo llevo dentro hasta que volvamos a encontrarnos y pueda devolvértelo.

Sabes que no te has ido, aunque nunca te pedí que te quedaras. Tú fuiste el primero al que no le pedí nada. El primero en irse, y en irse del todo. Pero puedes estar orgulloso. He tardado mucho en aprender la lección, en mirarme al espejo y descubrir quién era. En comprender que no es una maldición. Ahora lo sé. Y aquí me tienes. Queriéndote todavía y queriendo a otro. Echándote de menos mientras es otro el que me falta. Viviendo. Rota, pero de pie, como tú decías. Qué pensarías hoy de mí? Serías capaz de reconocerme? Me seguirías queriendo? Ya no queda nada de la niña que conociste, y, sin embargo, acabo de convertirme en la mujer que adivinaste la última vez que nos vimos, cuando levanté las cejas y te aseguré cuánto te equivocabas. Cuando te dije que yo nunca sería así. Ahora sé que me conociste mejor que yo misma. Por eso fuiste el primero. Por eso, de alguna manera, siempre serás el único.

Hoy habrías cumplido los 35. Y habría mirado esos ojos verdes tuyos. Habría mirado al hombre que serías. Y te habría querido como entonces. Hace casi doce años que me faltas. Algunas veces, cariño, te me pierdes en la niebla y son otros ojos verdes los que extraño. Pero sigues conmigo.

4 comentarios:

Rogorn dijo...

Si de verdad quieres fotos u otros recuerdos quizá aún te sea posible a través de familia y amigos. Puede que haga más mal que bien, pero algún día lo mismo quieres y no puedes.

No puedo decirte nada sobre esto. Calculo que me habría caído bien. Y que sería alatristesco.

Lenka dijo...

Lo era, y mucho. Te habría caído mejor que bien.

No tengo contacto con su gente. Y sí, quizá sea mejor así. Todo lo que tengo es su recuerdo y es sólo mío. No hay nada que lo contamine.

Gracias, Ro.

Lal dijo...

Tú lo has dicho. Un recuerdo es lo más puro. Es lo que dejó en tí, y eso es personal, intransferible e insuperablemente real.
Un beso, de los grandes.

Alberich dijo...

Te entiendo,Len.
Un abrazo desde el abismo.