jueves, 21 de junio de 2007

Una mala tarde la tiene cualquiera


Qué va. No era depre. Era la muela del juicio. La última que me quedaba. Ya está, ya me la han sacado. Ya estoy oficialmente tarada. (Que los dioses se apiaden de vosotros)

Ahora todo está bien en el mejor de los mundos (mentira, pero ¿y qué? ¿No os gusta mi nuevo optimismo? Denunciadme) Acabo de decidir que todo lo malo se ha ido con esa muela. Yo también tengo derecho a ser supersticiosa, caramba. Además, será mejor que lo disfrutéis, porque no creo que dure. Seguro que en un par de días volveré a ser la ciclotímica insufrible de siempre, es decir, regresaré a mi estado normal. Así que nada de preocuparse en exceso. Prometo solemnemente no ser feliz así, por las buenas. Sería demasiado fácil. Y claro, ya no me pegaría nada lo de los búhos y el torreón. Perdería mi glamour de ninfa lánguida, y de eso nada. Con lo que me ha costado encontrar un castillo en ruinas con sus fantasmas, sus mazmorras, su laberinto en el jardín, sus árboles retorcidos a lo Tim Burton y su lago sobre el que levitar...

Llevo varios días pensando y está claro que no me sienta bien. Se me ha ocurrido inaugurar nueva sección. ¿Sabéis que escribo? Sí, claro, es lo que estoy haciendo, es lo que leéis. No sé por qué, pero lo leéis (Gracias!) Lo que quiero decir es que también escribo cuentos, historias. Que yo recuerde es algo que hago desde hace veinte años. Pero sólo una persona los ha leído. Y no todos, desde luego. Una mínima parte. Me cuesta un triunfo, me aterra la sola idea de que alguien pueda asomar la cabeza y leer esas cosas. No tiene ningún sentido. Hablo con toda tranquilidad sobre mis penas, mis recuerdos, sobre mi realidad. Y, sin embargo, siento pavor de lo que mi fantasía pueda mostrar. Como si los personajes, los relatos, lo inventado, pudiera revelar más de mí que yo misma. Como si temiera que, envuelto en ficción, pudiera estar hablando de más, desvelando mis secretos, desnudando mi alma. Es una sensación curiosa, un miedo irracional, un pudor que no logro explicarme.

¿Qué haré? Si doy este paso, ¿descubriré que es un alivio, una victoria? ¿Habré matado al dragón? ¿Derrotaré al miedo? ¿O me arrepentiré toda mi vida?

Voy a seguir meditándolo mientras espero a los búhos...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Y cuanto tiempo llevo yo luchando por leer tus escritos!!!!Tu publica, publica (que quieres, hay que aprovechar este venate optimista, que no sabemos cuanto te va a durar. Pero te digo una cosa, te queda muy bien ;))

Besos, Alatesta.

Lenka dijo...

Tú, que me miras con buenos ojos, cariño.

;-)

No sé, no sé si me atreveré, la verdad.

Celadus dijo...

A ver si ahora te vas a hacer de rogar, gemela.

Anónimo dijo...

Yo desgarré mi corazón y enseñé mis poesías a todos...
exijo una compensación!! ;-)
Alberich.

Lenka dijo...

Quizá es que tú no padeces de mi pavor absurdo, Doc...

No, gemelo, no me hago de rogar... es que me lo sigo pensando. De verdad, no os podéis imaginar cuánto me cuesta! Pero gracias por el interés y el apoyo!

Anónimo dijo...

Yo también apoyo la moción. Y la emoción. Cuando el mundo pudiera leerlos, más de cuatro habrían de retirarse.
Ro

Lenka dijo...

Pero mira que te pasas!!!! Peloooooota!!! ;-)

Gracias, Ro. (Me lo sigo pensando)