miércoles, 22 de julio de 2009

Pequeños Monstruos


Entre tanta noticia, asesinato, desaparición, violación en grupo, discusión sobre la ley del menor, surge el debate. Y aunque lo hemos hablado mucho de blog en blog, y estamos de acuerdo en no pocas cosas, cada cual tiene sus propias teorías. La mía ha provocado muchas reacciones del tipo: "estás paranoica", "sacas las cosas de quicio", "exageras". No tiene base científica alguna, se basa sólo en lo que he observado y escuchado trabajando. Ahí la dejo, por si a alguien le sirviera:

Los niños que criamos son:

1. Tiranos. Y lo son porque les consentimos todo. Cuántos juguetes puede acumular un niño cualquiera de clase media en su primer año de vida? Cuánta ropa? Cuántas cosas? Lo tienen todo y acaban hartos de todo. Nada se les niega jamás, así que exigen sin tregua. Y no hay límites. Piden, negocian y hasta chantajean. Todo es un derecho que ellos tienen. Además, carecen de responsabilidades ni obligaciones. Se les premia por todo, incluso sin motivo. Se les suplica (suplica) que se porten bien o que estudien, y son ellos los que deciden (ellos) si el premio que les ofrecemos les compensa tal esfuerzo. Con su conducta ocurre algo parecido. Pueden comportarse como salvajes, y no pasa nada. Son niños. Se traumatizan si se les castiga. No es pedagógico. Una permisividad total, un premio constante, todos los derechos y ningún límite ni obligación. Crecen maleducados, autistas, coléricos, egoístas, desconocedores de lo que es luchar por algo, egocéntricos, sobreprotegidos, etiquetados de mil maneras (es más fácil decir que el niño es hiperactivo, cosa del azar, que admitir que no sabemos enseñarle).

2. Flojos. Sin la menor tolerancia a la frustración. Inestables, irritables, histéricos, llorones, quejicas, inmaduros, caprichosos, vagos, comodones, atrofiados. Se les da todo hecho, no tienen que hacer nada, ni siquiera pensar por sí mismos. La conducta del bebé no se supera nunca: necesito algo, chillo, me lo dan, me quedo satisfecho. Si lee mal, no es tan importante. Si no se hace la cama, no es para tanto. Si suspende, le tienen manía. Nos negamos a ser padres mandones, preferimos ser colegas. Entenderlo todo. Pasarlo todo. Proyectamos. Como no es culpa nuestra, tampoco es culpa del niño. Es la sociedad (el famoso ente abstracto). De tanto protegerles, les estropeamos. No castigue al niño por patearle, que sufre. Enséñele que puede hacerlo, y que el sufrimiento no existirá para él. Conviértale en un completo inútil emocional, para que jamás pueda superar la frustración, ni el dolor que la vida le pueda traer. Haga de él, eso sí, por puro amor, un inadaptado, un débil, un malcriado. Evítele padecer ahora y que padezca de mayor. Y luego échele la culpa ya sabe usted a quien.

3. Violentos. Claro que, siempre se dice eso mismo, de cada generación. Como si nuestros abuelos hubieran sido corderitos. Como si nadie recordara Puerto Urraco, mucho antes de las consolas y los juegos de rol. Pero es que quizá no tenga tanto que ver. Al menos un videojuego sería una forma sana de descargar ansiedad. Al menos lo es para los críos que distinguen realidad de ficción. Otros no lo distinguen. Quizá porque son tiranos y porque son flojos, porque no aceptan un "no", porque no tienen límites, porque están ociosos y aburridos, porque no tienen interés por nada y viven en la abulia total, porque han crecido creyendo que tienen derecho a todo, y que nada es culpa suya ni su responsabilidad. Ellos son inocentes. Y son el centro del universo, así que no importa qué métodos empleen para lograr lo que se les antoje.

4. Consumistas. Todo, hay que tenerlo todo, lo quiero todo, lo necesito todo, tengo derecho a todo. Juguetes, trapos, tecnología, da igual. Necesito un móvil a los nueve años, la última consola, el ordenador más potente, la moto, ropa de marca. Y fumar, y beber, y probarlo todo, consumirlo todo. Los niños consumían muy pocas cosas, no salían rentables. Uno no puede vivir a chuches hasta los 18 años. Adelantemos todo eso. Que una niña de 12 años lleve móvil, y barra de labios, y mp4, y colonia, y que lo guarde todo en un bolso de Betty Boop a juego con sus zapatos de tacón. Además, no se me puede negar, porque lo merezco, porque todas lo tienen, y yo no voy a ser menos. Y no dármelo es una crueldad, y me traumatiza. Así que lo conseguiré, no importa cómo, porque, de todos modos, haga lo que haga no será culpa mía. Soy inocente, soy irresponsable, soy menor. Es culpa de otros. De la sociedad.

5. Hipersexuales. Son hipersexuales porque el sexo es también un objeto de consumo. Está en la ropa, en el ocio, en la música, en el cine, todo se vende mejor si se envuelve con sexo. Hay que practicar sexo, exudar sexo, ser sexo. Es una falsa liberación, porque hay que abrazarla, quieras o no. Si no tienes sexo, eres idiota. Si no proyectas sexo, es que no lo practicas, y si no lo haces eres idiota. Da igual si se hace bien o mal, con responsabilidad o de oídas, hay que hacerlo. No es algo natural, sano, ni normal, es espectáculo, es moda, es consigna. Leamos sexo, veamos sexo, hablemos de sexo. Tengamos sexo, como sea y de cualquier manera. Las chicas de la tele lo hacen. Los tíos de la tele lo hacen. De hecho, es lo único que hacen. Aparte de consumir y de triunfar en la vida como cantantes o modelos. Mira, el plantel de contertulios del programa: un gran hermano, una actriz porno, un dj y una que se hizo famosa por tirarse a seis futbolistas. Usa este desodorante y todas caerán a tus pies. Vuelve loco a tu chico con seis posturas infalibles. Eres pija o trendy? Vas a la moda? Alárgate el pito, aumenta tus tetas. La cantante más sexy del verano. Toma viagra. Todas vemos Sexo en Nueva York. No eres nadie si no vas al gimnasio. Qué mujer no querría ser modelo? Cómprate tal coche y ellas babearán. No podemos negar, chicas, que nos derretimos ante una joya. Cuál de nosotras no mataría por un Channel? Los tíos no entienden de moda, pule a tu chico. Consumo, hipersexualidad y sexismo. Todo se da la mano.

6. Sexistas. Desde pequeños. Y no avanzamos. Empezamos con roles y jueguetes. Mantenemos esas cosas contra viento y marea. El rosa y el azul, el balón y la muñeca. Las chicas pasan modelos. Los chicos son Alonso, o Rossi. Ellas no, ellas sujetan sombrillas. Ellas son Gemma Mengual, o Almudena Cid. No caben otras combinaciones. Cosas de chicos o de chicas, deportes de chicos o de chicas. Los ases del deporte son masculinos. Las bellezas son chicas. A ellos y a ellas seguimos mostrándolos y escondiéndolos según la costumbre. Las niñas no juegan al fútbol, no les gusta. A lo mejor no les gusta porque es cosa de hombres. Porque a nadie le interesa el fútbol femenino, ni el ciclismo femenino. No hay demanda, no vende. No se consume. Como no se consume, no se muestra. Como no se muestra, no se normaliza, ni se desea. Fulana de tal, campeona de Fórmula Tres, nos anuncia el Verano Tampax. La Nutella la anuncia Valentino, porque los tíos pueden comer esas cosas. A nosotras nos engorda y nos hincha. Ropa de Suzuki para chicas. Es rosa, y salen tías guapas haciendo aerobic en el gimnasio. Las mujeres no boxean, sujetan carteles en bikini. Algunas luchan en el barro. Puedes ganar medallas jugando al tenis, o nadando, pero el titular será: "La más sexy de Wimbledon". Saldrás en bolas en Interviú, porque lo hacen todas. Seguirán ignorándote como deportista, pero al menos sabrán cómo te llamas. Si eres tío y cenas Special K, te despiertas de mejor humor. Si eres tía y cenas lo mismo, ganas tu derecho a ir a la playa.

Sumando todo lo anterior que, sigo diciendo, se entrelaza y entremezcla: Por qué seis chicos menores de edad violan a una chavala de trece años? Porque creen que pueden. Porque siempre han podido hacer lo que les ha dado la gana. Porque sus necesidades y apetitos son lo único que cuenta. Porque nadie les va a culpar de nada. Es culpa de la tele, de Marylin Manson, del rol y de la sociedad. Porque al fin y al cabo la chavala es una guarra, como todas. Porque anda por ahí enseñando el tanga, y además ya se acostó con aquel, y hasta se dejó hacer fotos en bolas. Porque es como todas, como la Britney, como la Beyoncé, que les va la marcha y graban videoclips en cueros y vídeos marranos que andan por la web. Porque tiene las tetas grandes y va provocando, como todas. Porque pa eso están las tías. Y, además, les gusta.

7. Reflejos. Al final es lo que son los chavales. Reflejos nuestros, de los adultos, de esa sociedad que somos todos, aunque tendamos a pensar que es una entelequia. Cuánto leemos en casa? Qué vemos en la tele? Cuánto nos oyen los críos charlar de política, de economía, de arte? Sabemos quién fue Severo Ochoa? O preferimos hablar de la Obregón y sus incalculables logros? Cuáles son nuestros iconos, como adultos? En qué nos gastamos la pasta? Cuánto consumimos? Tenemos enciclopedias o teles de plasma? Cuánto fumamos y bebemos? A qué dedicamos el ocio? Nos vamos al museo, o a hacer senderismo, o preferimos los bares y las vacaciones en El Caribe? De qué nos quejamos? Protestamos por nuestro trabajo? Cómo nos tratamos en casa? Cómo discutimos? Qué lenguaje usamos delante de los críos para hablar de la vecina, del famosillo de turno, de nuestra pareja? Cómo nos referimos a nosotros mismos, y al sexo opuesto? Qué clichés abrazamos, asumimos y trasmitimos? Cómo nos encasillamos y encasillamos a nuestros hijos? En base a qué criterios? Cuántas cosas se hacen o no se hacen porque sí? Cuántas diferencias, roles, estereotipos, aficiones y conductas les enseñamos fundamentadas sólo en el sexo de cada cual? Cuánto tiempo les dedicamos a los enanos? Cuántas cosas hacemos con ellos? Cuándo y de qué les hablamos? Les escuchamos? Cuánto estamos dispuestos a escuchar sin juzgar, ni escandalizar, ni chillar? Cuándo les decimos que no y a qué cosas? Qué consejos les damos y cómo predicamos con el ejemplo? Qué límites les ponemos, qué les exigimos? Qué les damos a cambio de qué? Cuántos de nuestros errores son culpa del estrés, los nervios, los gases, la depresión, el insomnio, el cabrón del jefe, la asquerosa de la cuñada? Cuántos de nosotros tenemos síndrome de Peter Pan, que queda más fino e inocuo que "inmaduro", y además eso demuestra que no es culpa nuestra, ni nuestra responsabilidad, que si alguien tiene que arreglarlo no somos nosotros, porque no lo podemos evitar? Cómo nos justificamos? Qué excusas buscamos? Somos educados con los demás, en la calle, con la gente? Somos solidarios y comprensivos y cívicos? Respetamos las cosas ajenas? Cuántos prejuicios tenemos, cacareamos y transmitimos? Cómo de violentos y groseros somos al volante, en la renunión de la comunidad, con el director del colegio, con el ex, delante de la tele cuando echan la final de la Champion? Qué mensajes damos?

Conclusión: creo que hay un montón de preguntas que podemos hacernos sobre nosotros mismos para intentar entender muchas de las cosas que están pasando últimamente. Para darnos cuenta de que la "sociedad" no es la piedra filosofal ni nos es ajena. Que no siempre son los demás los que meten la pata ni los hijos de los demás los que están sin desasnar. Porque estamos muy dispuestos a condenar y clamar porque se castigue al otro. Pero son muy pocos los que miran hacia dentro y admiten que quizá no lo están haciendo del todo bien. Todos pensamos que mañana nuestros críos pueden ser víctimas de otros. Jamás se nos ocurre que también pueden ser verdugos. Ni mucho menos estamos dispuestos a que se les castigue por ello, pobrecito mío, mi ángel, la sociedad, el heavy, las malas compañías, la droga. Yo no. Mi hijo no.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Ejem
Felicidades
Tu post es luminoso.
El resumen q haces, perfecto. Y la catalogación, clarividente.

1. Tiranos.
2. Flojos.
3. Violentos.
4. Consumistas.
5. Hipersexuales.
6. Sexistas.
7. Reflejos.

Particularmente, m quedo con este último punto. Y con las inquietantes preguntas que desarrollas en él. Por poner alguna pega (je, je) pienso también que, piadosa, te has dejado una pregunta en el tintero. La definitiva. La última pregunta de todas.

¿Y A QUIÉN COÑOS LE IMPORTA TÓ ESTO?

(Afortunadamente, no estoy obligado a contestarla).

Besos

Bowman

Lenka dijo...

A mí me importa porque trabajo con lo peor de cada casa, porque me toca enmendar las burradas de otros, pero lógicamente eso no me convierte en madre de nadie. Y cuando tengo que enfrentarme a muchos padres anonadados que se preguntan cómo ha podido pasar, cómo su rubio querubín mutó en bestia parda, según ellos, de un día para otro, te apetece decirles cuatro cosas.

Y me importa como ciudadana que soporta críos insufribles, que escucha muchas sandeces al cabo del día (incluso de expertos en la materia) y que, algún día, vivirá debajo un puente, porque como esta manada de borricos me tengan que pagar la pensión, voy dada. Juas. Me inquieta, me inquieta. Así, a título personal.

Y si algún día me decido a tener monstruos, espero acordarme de esto pa no meter mucho la pata. Aunque sé que la meteré por otros sitios. A puñaos. Siempre pasa.

En último caso, es por darle a la tecla, así, sin más. Mayormente.
;)

Kaken dijo...

Genial, casi como de costumbre ;-)

Rogorn dijo...

Por si acaso, no les cuentes a tus futuros enanos tu juventud calavera, jeje. Que luego dirán es que mami era asín también.

Primero de todo, que lo de violar a jóvenas se hizo toda la vida. Lo que pasa es que antes era en el pajar del último pueblo a la derecha, y ahora se entera tó Cristo a la media hora. Y bueno, lo de abusar de la subnormal del pueblo (sus palabras) también pasaba a menudo. Y el que no sepa aguantar una broma, pues ya sabe. Que la gente era muy borrica antes también.

Lo de ahora lleva al mismo sitio, pero por distinto camino. Cuando no se espera un juguete con ilusión durante todo el año, o cuando estrenar ropa no es especial, o cuando ya no tienes que ahorrar para por fin darte el capricho que querías, la tendencia humana hacia ponerse nuevas metas y conseguir algo más se va estrechando hacia el mundo de las sensaciones: sexo, drogas, diversión. Evan Wright dice de los marines de 'Generation Kill' que una de las pocas cosas que se puede garantizar en el inestable mundo de la guerra a la americana es la baja tolerancia para el aburrimiento de la juventud de hoy. Y como ya se ha visto todo, todo es aburrido. Así, cuando el Grand Theft Auto ya te aburre de tiros de mentira, el subidón definitivo es matar gente de verdad. Y a eso van. A echar la madre de todas las partidas.

En fin. Peristyle this, please.

Lenka dijo...

Ten por seguro que les contaré a mis hijos mis aventuras de adolescente. Les contaré que empecé a fumar para parecer sofisticada (una cajetilla para dos amigas, a dos cigarros cada una los sábados en la discoteca, y cumplidos los 17 años). Les contaré qué paga me daban mis padres, y cómo me daba justa para el bus, la entrada de la disco con consumición (bebía cocacola o bitter con vodka. Uno. No daba pa más), algún libro y un cine de vez en cuando. Les contaré cómo iba vestida (de negro, shorts, cosas ajustadas... para ir a la discoteca a bailar y a ligotear. Porque a clase, al cine y a pasear iba en vaqueros como to cristo).

Qué más? Ah, sí, que empecé a maquillarme cuando me dejaron, o sea, a los 16 años. Colorete, raya en el ojo y brillo de labios (en cuanto me dejaron, dejó de interesarme, juas). Y también para ir a la discoteca. A clase se iba con la cara lavá. Tenía un lápiz de ojos, un colorete y una barra. Punto. Les contaré cómo sobreviví sin móvil, sin consola, sin ropa de marca, y con cinco mil pelas al mes hasta que empecé a ganar mi dinero.

Que probé los porros, pero me bajaban la tensión y era un asco. Que nunca me emborraché ni eché las papas, porque no entendía qué tenía eso de divertido. Que no probé otras drogas porque nunca me fié de qué coño estaría tomando si lo hiciera. Que tuve ocho mil novietes, rolletes y detodetes, que nunca me faltaron al respeto, que hice con ellos lo que me dio la gana y que sólo una vez uno me habló de malos modos y hasta me levantó la mano, y lo mandé a la mierda. Con 15 añitos, y convencida de que era el amor de mi vida. Lo que lloré!!! Mae mía!! Lo menos lo menos... una semana.

Que nunca repetí curso pero siempre me cayeron las mates pa septiembre. Que un par de veces mentí a mi madre y le dije que iba a dormir en casa del viejo, pero me fui al piso de unos colegas (donde tomé café, charlé, comí dalkys, toqué la guitarra, canté y dormí).

Que fui medio grunge y gótica en mis ratos libres. Que me fundía la paga en libros de segunda mano. Que, obviamente, eché el primer polvo cuando quise y con quien quise, y a ese polvo siguieron muchos otros, y nunca me puse en riesgo, ni me quedé preñada, ni pillé cosas raras. Que fui a manifas, me peleé con mis viejos y con mi hermano y que luego descubrí que no eran tan plastas como yo creía. Y que casi todo lo que me parecía imprescindible a aquella edad (personas, aficiones, amores) ya ni siquiera ronda por mi vida, ni falta que me hace.

Que nohabía internet, la tele estaba racionada y teníamos hora pa llegar a casa, y la hora, por cierto, eran las 21,00. Porque se cenaba en casa. Porque éramos niños. En cumples y ocasiones especiales, las 22,30. Fue así hasta mi nochevieja de los 16 (con padres controlando), y no volvió a excederse hasta la Nochevieja siguiente, y ya nunca más se excedió hasta la de los 18 años. Y a partir de ahí, las 2,30. Y hasta los 20 años no me quitaron la hora de llegada. Y no perecí en el intento, ni me quedé sin vida social.

Así, a grandes rasgos, esas son las enormes calaveradas de mi vida. Se me controló y supervisó hasta que demostré que era responsable. Cuando me dieron carta blanca nunca tuve problemas en gestionarme, en hacer lo que me dio la gana sin meterme en problemas y en decir "no" cuando quería decirlo. Creo que fui bastante del montón. Tan gilipollas y tan lista como cualquier otra. Creo que mis padres lo hicieron realmente bien, sinceramente.
;)

Lenka dijo...

Es cierto que siempre se violó, siempre ha existido la violencia, no hemos inventado nada. Mis abuelos cuentan cosas de caerse de culo. También es cierto que se te caía el pelo y que nadie te excusaba con etiquetas. Si violabas y te pillaban, a la trena. Celebro muy mucho los avances, los derechos actuales, pero creo que nos hemos perdido mucho en etiquetas. Y sobre todo, creo que ahora tendemos a justificarlo todo, buscarle explicación a todo. Antes si matabas eras un cabrón. Punto. Y pagabas. Ahora tienes un desorden conductual y personalidad sociopática. Vale. Me parece bien. Perfecto. Y? Creo que nos hemos ido al extremo. Es que ahora ya NADIE es responsable de sus actos. Siempre aparece un diagnóstico, o las drogas, o un se me fue la pinza, o un yo no quería. Ojo, que estoy por la educación y la reinserción siempre por delante del castigo, de la mera revancha. Pero entre el garrote vil y que matar a los 18 años menos un día te salga por cinco años, me parece que hay un término medio.

La gente siempre ha sido bruta, violenta y cafre, eso nunca lo cambiaremos. Pero todos sabían que sus actos tenían consecuencias. Era una brutalidad más directa, casi diría que más honesta. "Lo maté porque me robó una gallina". Hala. Toma ya. Con dos cojones, el angelico. Pero se le caía el pelo. Nadie le excusaba. Ahora "lo maté porque me miró mal". Y rápidamente una comisión de expertos que lo justifique todo.

Gente borrica y asna la hubo siempre. Y la habrá. Mi tío abuelo Ángel era todo un especímen de bestia. Pero jamás osó levantarle la voz a su padre ni a su madre. Porque eran sus padres y merecían respeto, sin discusión. Me consta que el padre llegó a medirle el pellejo. La madre jamás. A la madre ni mentarla. Era sagrada. Ya le podía pedir que caminara con los dientes. Era la madre.

No echo de menos el terror de antes, y es que es cierto que muchas veces era terror y no respeto. Pero otras muchas veces era respeto. Era educación, y responsabilidad. Y si lo había entre gente analfabeta y borrica, lo lógico es que hubiera ido a mejor la cosa. Y no parece.

Mis abuelos cuentan cosas tremendas y añaden, con sinceridad: qué burros éramos, qué ignorantes, qué cosas pasaban antes.
Cómo se explica ahora, cuando todos sabemos que la violencia no es aplaudible, cuando estamos alfabetizados y se nos educa con amor y primores? Una forma de explicarlo es la susodicha enumeración de la entrada. No se me ocurre otra.

Mi abuelo se crió huérfano, hambriento, sin nada, si cariño, sin oportunidades, entre mineros bestiajos. Y es un hombre recto que se hizo a sí mismo. Tres niños pijos de este país se aburren y queman a una indigente. Habrá que encontrar el término medio, porque no es deseable criar a los niños a patadas, pero se ve que entre algodones tampoco funciona.

Remolina dijo...

Gracias Lenka. Un post impresionante.

Poco más se puede añadir a lo que ya has dicho.

Lenka dijo...

Gracias, Remolina. Todas estas reflexiones salen de trabajar con chavales. Vives cosas, las transmites y te dicen: "eso es porque curras con marginales". Y de repente va pasando el tiempo y las tornas se vuelven de un modo curiosísimo. Curras en centros de día donde los chavales (supuestamente marginales) van voluntariamente a hacer cursos, apoyo escolar, actividades, a aprender, a conocer gente, a buscar trabajo, y también a realizar tareas como medida judicial por pequeños delitos. Y van, y colaboran, y firman compromisos de su puño y letra, y hablan, piden consejo, se involucran, aprenden y nos enseñan. Y la gente te pregunta si no tienes miedo de trabajar con enfermos mentales, quinquis, gitanos e inmigrantes, chavales conflictivos. Y no. Qué va. Pero si están más estresados los profesores de cualquier instituto! Si hay más conflictos en cualquier escuela que en muchos centros de acogida o de reinserción! Quitando a los chicos marroquíes, que llegan ya mayores, con adicciones, callejeados y ni controlas ni sabes cómo era su entorno ni qué han vivido (tampoco te lo cuentan, o te mienten, porque están habituados a hacerlo para sobrevivir, lo que te complica mucho el trabajo) no creo que haya ya "colectivos de riesgo" en lo que a chavales se refiere. Cualquier aula de secundaria puede ser riesgo absoluto.

Y encima es que estamos atados de pies y manos al respecto. Se les ha protegido tanto y tan mal en todos los estamentos, desde la casa al cole, pasando por la ley, que SABEN que tienen derecho a todo y ninguna obligación, ni siquiera la de ser cívicos. Todos han tirado balones fuera en cuanto a quién debe educar a los críos. Los padres dicen que el cole, el cole que la familia, no colaboran entre sí, todos pasan. Y si pasan los padres de educar a uno, de dónde saca ganas un profesor pa educar a treinta que no son ni suyos? Delegamos constantemente en otros, nos evadimos. Pero ojo, se delega mal, encima. Porque luego te amonestan al chiquillo y armas la de dios es cristo, injusticia, crimen, abuso, mi niño!

Se ha llegado a la incapacidad total, ni educamos ni admitimos que no lo hacemos. Cualquier observación o consejo nos pone a la defensiva (que es como admitir que sabemos que lo hacemos mal). Luego pasa algo gordo y sí, clamamos justicia, penas severas. Los mismos padres que son incapaces de decirle a su hijo "no" se permiten indignarse y pedir penas duras y castigos ejemplares para los hijos de los demás. Porque el problema, insisto, es que vemos a los nuestros como víctimas, jamás como verdugos. Si nos los tocan, horror. Pero si tocan ellos, pobrecitos, son niños, no saben, no distinguen.

Por eso, aunque no creo que haya receta magistral (y si la hay se me escapa por completo) creo que, para empezar, no está de más que todos nos hagamos un montón de preguntas incómodas sobre cómo estamos actuando nosotros. Nosotros en primer lugar. Porque me parece tremendo ponerse estupendo ante los propios errores, empeñarse en no verlos, negarse a mejorar cuando eso afecta a un hijo, que debiera ser lo más importante. Cómo ponerse pasota y abúlico con algo tan serio? Si en algo uno debiera ser sincero consigo mismo y no buscar justificaciones donde no las hay, es con el tema de los enanos. Es por ellos. Para que sean personas. Es que no se me ocurre mejor motivación que esa. Es que nadie dijo que fuera fácil, ni cómodo, nadie nos dio garantías. Pero es curioso como todos nos creemos que lo hacemos de diez, oiga. Cómo estropeamos por amor y nos autoengañamos por amor. Va a ser verdad que el amor es ciego y puede ser peligrosísimo. Engañarse por amor, pero no ponerse las pilas por esa misma razón, por una razón tan buena. Creo que es una prueba de lo borricos que podemos llegar a ser.

Juan dijo...

¡Qué maravilla de post¡. Enhorabuena. Nace de tu experiencia, pero sobre todo de tu capacidad de observación. Realmente genial. Me has dejado alucinao.

Vivimos en un Estado de Derecho, y esto es muy bueno. Pero no se ha acompañado del otro ingrediente indispensable: responsabilidad.

Tienes una visión pesimista de los jóvenes, y lo comparto en parte, pero también sesgada por tu experiencia. Junto a estos jóveces tiranos, flojos, violentos, consumistas, hipersexuales y sexistas (las seis características se suelen dar todas juntas en el mismo sujeto y es lo que yo llamaba el "niño rey") también tenemos a los jóvenes mejor preparados de la historia de nuestro país, en cantidad y calidad.

Veo y conozco much@s chic@s generosos, trabajadores, pacíficos, que practican el sexo responsablemente y que no son sexistas(omito lo de consumistas, porque no consumistas no conozco ninguno) pero estos llaman mucho menos la atención.

Has hablado de lo que les sobra a los chavales. Quería hacerun inciso en lo que les falta:

Disciplina.
Responsabilidad.
Límites.
Trabajo.
Y sobre todo,algo que casi resume los cuatro puntos anteriores: ILUSION. Pero sólo te puedes ilusionar por lo que no tienes y quieres conseguir......con tu esfuerzo.

Un abrazo

Flipao me has dejado

Remolina dijo...

Si es que tener hijos es muy jodido, hablando en plata. Vamos que no vale con tenerlos y quererlos, hay que educarlos, como bien dices, para que el día de mañana sean hombres y mujeres de provecho y provecha.

Es muy difícil tratar de educar a un hijo tú mismo, y tener en ocasiones que explicarle, que tal cosa que le ha dicho su profesor, sus abuelos o sus tíos o quien quiera que sea no es exactamente así. Y explicándoselo, claro está, con mucho tiento, para que vean que la otra persona no es que les quiera mentir, ni hacer daño, sino simplemente que tienen unas ideas distintas a las que tenemos en casa.

Es más fácil dejar que otros se ocupen de la educación y así no te verás en estos berenjenales.

Estoy de acuerdo contigo en que las conductas "exageradas" no son exclusividad de los sectores marginales. Ni mucho menos. En mi pueblo mismamente se ven últimamente comportatamientos entre los adolescentes, "normales", de familias "normales", que son realmente de asustar. Sé que en todas las épocas los jóvenes han hecho barbaridades, pero cuando las hacían era porque eran plenamenente conscientes de eso, de que lo que estaban haciendo era una barrabasada, una travesura que se hacía en momentos puntuales. Por diversión, sí, como en todas las épocas. Pero es que ahora, lo que yo percibo y veo con estos mismos ojitos míos, es que toda esta clase de comportamientos se dan porque sí, porque se comportan así, siempre. No en un momento determinado, sino en cualquier momento, ejerciendo su "libertad" en cualquier sitio, a cualquier hora y por encima de quien sea.

Yo es que me desespero, os lo juro.

Lenka dijo...

Tienes razón, Costillo, también hay muchos jóvenes que da gusto tratar. Pero se les ve menos, claro. Es como los matrimonios. Los que se aman y respetan no salen en el telediario. Está claro. Igual es otro error añadido dar tanto protagonismo a ciertas cosas. Es que llega un momento en que es todo lo que vemos, el único referente. Igual habría que tener más cuidado con eso también.

Mi visión es pesimista, sí, pero pesimista porque asisto, espantada, a cómo muchas personas que aseguraban ver lo mismo que yo se convierten en padres y la cagan desde el primer momento. Cómo crían monstruos en su casa y empiezan bien pronto con el autoengaño: "no, pobre, es hiperactivo, no, pobrecito mío, tiene un trastorno de la conducta, no, es que si no se lo doy me la lía, ayns, lo malos que son todos y lo bueno que es mi niño". Es eso lo que me vuelve pesimista.

Es que eso está tan extendido, pero tanto, que lo que ven mis ojos es que la mayoría (inmensa) de los chavales son gilipollas. Así, tal cual. Porque no todos son delincuentes, no, es verdad. Pero la mayoría me parecen bobos de baba, maleducados, abúlicos y arrebañados. Del todo. Porque los estupendos que tú comentas me parecen tan franca minoría dentro de la enorme masa de mediocridad, que cuando oigo a alguien de quince años decir "por favor" o "gracias" me apetece darle un beso.

Y ahí entran los reflejos. Es que la mayoría inmensa es como la mayoría inmensa de adultos. Malencarao, puteao, grosero, pasota. No criminal, ni violador en potencia. Simplemente como nosotros, cómo las miles de viejas que se cuelan de malos modos en el súper, como la mayoría de tíos que van a volante como locos y mentándote la madre, como la mayoría de tías obsesionadas con consumir y mirarse el ombligo, los críos son superficiales como nosotros, voceras como nosotros, insolidarios como nosotros. Que entra una anciana en el bus renqueando con su bastón, y con suerte se levanta alguna ama de casa cincuentona para cederle el asiento, señora, por dios, haga el favor. Soy pesimista porque veo cómo somos nosotros (no malos, no, pero tirando a mediocres y a pasotas) y entiendo que los chavales no pueden ser de otro modo viendo lo que ven. Eso hablando sólo de "lo normal", sin irse a extremos.

Pero no te desesperes, Remolina. Yo creo que todos tenemos una receta bastante buena, aunque nos empeñemos en no usarla creyendo que es anticuada. Recordemos cómo nos educaron a nosotros. Mejoremos lo que consideremos que se puede mejorar y mantengamos lo que consideremos sensato. Meteremos la pata en cosas, como han hecho todos los padres de la historia. Pero estoy segura de que no puede ir tan mal. Los mejores niños que conozco se han criado con amor, normas, premios y obligaciones, con "sí" y con "no", con reglas cívicas y con libertades que se iban ganando, con diálogo y confianza entre ellos y sus padres. Y, sobre todo, con buenos ejemplos. Sé que hay mil ocasiones en que uno se pregunta: "dios, y ahora qué hago? Cómo enfoco esto? Cómo le explico este asunto si casi no lo entiendo ni yo?" Pues no pasa nada, no tenemos todas las respuestas. Creo que nos equivocamos al pensar que un buen padre tiene que tener respuesta para todo. No. A mí lo que me encanta es ver a un hijo que pregunta, sin más. Que tiene la confianza de hacerlo. Un niño que piensa: "le preguntaré a mis padres". Eso es un lujo! Y en ese momento creo que hay que estar ahí, con toda la atención, incluso aunque el resultado sea: "nene, sinceramente es que no tengo ni idea!" Pero se está, y se habla, y se es sincero, y se llega hasta donde se puede, y eso un niño lo ve. Un niño ve que sus padres no lo saben todo, pero que siempre están ahí.

Remolina dijo...

No es que me desespere de desesperarme, así, de darme cabezazos contra las paredes, vaya, pero que sí que asusta y acojona un tanto.

Pero si incluso utilizando la receta que dices, aquella que usaron nuestros padres con nosotros, tengo que aguantar a mis susodichos padres diciéndonos: ¡es que sois muy duros con ellas, es que no las dejáis hacer nada! Hombre, por favor, era ya lo que me faltaba por oir. Supongo que es ley de vida, cuando pasas de cierta edad, eres incapaz de ver lo que tú hiciste y aplicarlo otra vez. Es más, cuando lo ves en otros te parece mal, flipante.

Y claro, para el que delega toda la educación en los abuelos (for example), pues cuando el niño llega a casa no hay quien lo domine. Porque obviamente el abuelo no va a estar ahí riñéndole todo el rato, porque ya no tiene edad, ni aguante. El abuelo le dará lo que el niño quiera para pasar el día lo más tranquilo posible. Y por que el abuelo piensa: ya lo reñirán sus padres, que para eso están. Pero no, y el niño se convierte en un tirano. Y la madre en casa dice: jodó, ahora que llego yo agotada del trabajo, me tengo que poner a educarle. Ay, mira, mis padres sabrán lo que hacen con él. Yo ahora no tengo fuerzas. Y así sucesivamente, vamos.

Lenka dijo...

Es verdad, esa espiral es muy típica y no sabe uno cómo salir de ella. Yo ahora mismo estoy asistiendo a la crianza de la nena de mi primo (es la única enana que tenemos ya en la familia) y me encanta ver que todo lo referente a su educación lo hablan y meditan entre ambos, y que lo trasladan de pe a pa a los abuelos. Y los abuelos cumplen, desde luego, porque lo dicen los padres y es sagrado. Claro, también ayuda que esos abuelos (mis tíos) tienen cincuenta y tres años, así que todavía no les da ninguna pereza reñir cuando deben, ni pelearse con los berrinches de la nieta.

Y es curioso, porque la enana sabe que a la abuela no la chulea, que la riñe como mamá y papá, que sigue sus mismas normas. Que sí, juega con ella y se tira por el suelo con ella, y la deja mancharse a placer y hacer trastadas normales en una niña de dos años, pero punto. Perretas ni hablar, y cuando es "no" es "no". Y oye, que la enana la adora. Que se vuelve loca cada vez que la ve. Lo que demuestra que no está reñido educar ni poner límites con el cariño.

Pero te entiendo, a veces se te cuestionan las decisiones o hasta te las vuelven del revés. Siempre es con la mejor intención, pero se confunde al crío. Yo creo que ahí es muy importante aunar criterios, y los de los padres deberían primar. Pero claro, si son sensatos. Y si no lo son, qué hacemos? No, que es cierto, que es muy complicado a veces. Cada cual tiene sus ideas al respecto y es realmente difícil ponerse de acuerdo, aunque sea por el bien del crío, porque no siempre entendemos todos igual qué es lo mejor para él. Ánimo y paciencia!