sábado, 14 de febrero de 2009

XXX


En una ocasión de fiesta y jolgorio se lamentaba un colega de cómo somos las mujeres, y para dar solidez a sus argumentos (no entiendo muy bien cuáles ni cómo) preguntaba al auditorio a cuántos de los presentes varones les molaba el porno. Se alzaron todas las manos, todas. Cuando el tipo repitió la pregunta a las féminas, sólo se alzó mi mano. En aquel momento tendría que haber dado muchas explicaciones y matices que, dado el incalculable nivel de alcohol en sangre de la concurrencia, habrían caído en saco roto. Pero la cosa me siguió zumbando en la mollera, así que hoy, con tiempo y lucidez, creo poder explayarme.

Me gusta el porno como idea. Si podemos disfrutar viendo cómo otros aman, sufren, viven mil aventuras, cometen bajezas u obran prodigios, podemos disfrutar también viendo cómo otros gozan de los placeres de la carne. Por qué no? Es un goce que compartimos y entendemos. El sexo forma parte de la vida. Hasta ahí, todo estupendo. Ahora bien, lamentablemente no me gusta el porno tal y como es. Vaya por delante que hablaré por mí, daré mi opinión, teclearé en primera persona. En modo alguno pretendo ni voy a ser la voz de nadie, ni de mis amigas, ni del vecino del quinto ni del Santo Padre ni de las mujeres en general. Yo.

El porno, tal y como es, no me gusta por varias razones. La primera de ellas es que entiendo que está hecho por hombres y para hombres. Es decir, para su uso y disfrute. Es decir, desde un prisma totalmente masculino. Pero digo más, desde un prisma tan ostentosamente falócrata que pasma. Vayamos por partes.

El porno, en general, recrea fantasías masculinas. Y añado: pueriles hasta el paroxismo. Se repite todo. Se repite el esquema de la coyunda, véase, un minutejo de cunnilingus, una generosa felación, vaginal, anal y explosiva eyaculación sobre ansiosa anatomía femenina. Una y otra vez, con pocas variantes. Se repite el arquetipo femenino, véase, rubia neumática. Hasta el punto que lo que se salga de ahí se etiqueta adecuadamente: asiáticas, latinas, negras, gordas, lo que proceda. Como si no fueran mujeres, o fueran mujeres raras, ajenas, de otro tipo. Se repite la parafernalia, véase, uniformes absurdos, lencería hortera, uñas kilométricas, tacones imposibles, cueros, látex. Se repite la teoría: mujeres viciosas y siempre dispuestas, en cualquier situación o momento, no importa si con uno o con catorce, sin necesidad del menor estímulo, provocación o aliciente. De hecho, normalmente son ellas las que atacan al macho, quizá el súmun de la fantasía masculina.

Naturalmente, se repite la escena lésbica en toda película del ramo. Otra fantasía recurrente. Supongo que será una mera cuestión numérica (mejor cuatro tetas que dos). Pero claro, las lesbianas del porno no son lesbianas, porque el hombre siempre va incluido en el numerito, ya sea como mero espectador o incluso participando. La lesbiana no es lesbiana, es una señora calentona dispuesta a lo que sea por excitar al hombre. La lesbiana es cualquier mujer con ganas de cumplir las fantasías de su contrario, la posibilidad maravillosa del trío con la cuñada. Es más, la mujer que se excite con escenas o fantasías lésbicas es considerada por el hombre como abierta, chachi, moderna. Jamás hay escena entre hombres, porque da asco. Porque un hetero no debe excitarse con semejante marranada. Supongo que la conclusión entonces es que, en general, el hombre hetero que no se excite viendo sexo gay es carca, cerril y conservador. Y nunca será lo bastante moderno o abierto como para plantearse cumplir la fantasía del trío con el cuñado. A santo de qué tantas implicaciones? La fantasía es fantasía. El sexo es sexo. Es hermoso y es excitante, lo protagonicen macho y hembra, dos hembras, dos machos, una legión o la comunidad de vecinos en pleno. Por qué tanto miedo? Que me excite una escena entre féminas no me convierte en lesbiana, ni siquiera en bisexual, no soy más moderna ni más cool. Sólo empatizo con lo que transmite la escena, con lo que sé y conozco del placer, el mismo que ellas me dicen sentir. Es la misma empatía que siento cuando le río un buen chiste al villano, y eso no me convierte en sociópata. Cada cual sabrá qué le pone y qué no, pero esa repugnancia masculina ante lo homosexual y ese gusto tan normalizado por el rollo bollo me resulta de lo más curioso e incongruente. Supongo que la única explicación es la obvia: que las escenas tortilleras del porno son absolutamente masculinas y heteras en el fondo. Jamás veremos una escena lesbi sin falos, reales o plastificados. Siempre hay penetración. Pero es más, es que siempre hay falos insertados hasta la laringe. Y, por más que lo medito, no logro entender qué estimulación puede sentir una lesbiana chupando un dildo. Siendo penetrada quizá (las hay que lo disfrutan, las hay que se asquean con la idea), pero metiéndoselo en la boca y fingiendo una felación?? No les gustaría hacérsela a un ser vivo gozante, así que imaginaos a un cacho goma, que ni siente ni padece. A no ser, claro, que las tías tengamos otro punto G en la tráquea, y yo sin enterarme!!!

Ellas no importan mucho. Cumplen una función estética, de entrega total, de sumisión, de complacencia. Importa la eyaculación (que es el premio gordo). Ellas, al fin y al cabo, viven un contínuo y agradecido orgasmo, desde que el butanero abre la puerta y las mira. El placer de ellas es facilísimo, no requiere esfuerzo ni dedicación. Ellas gozan porque ellos gozan. Simplísimo. Y no hablemos ya de los planos!! Otra cosa que no comprendo. Dicen que la belleza está en el interior, pero cielos... tiene que ser tan literal? Por más que lo intento, no logro ver qué tiene de erótica una fosa abisal, un útero o un intestino. Y no me explico cómo es que no se venden en los Sex Shops vídeos de autopsias o de operaciones a corazón abierto. No me explico cómo es que no hay más tíos estudiando ginecología o patología forense. Semejante genitalidad me baja la líbido a los talones. Semejante devoción por el agujero (el que sea), por su capacidad de dilatación, por contabilizar cuántos objetos fálicos o falos de tomo y lomo caben por el mismo resquicio, me asombra. Pero resulta que es la esencia misma del porno. Tienen que enseñarnos que es real. De nuevo me resulta pueril y simplón. Cuando voy al cine no necesito que los actores palmen de verdad, ni que sangren de verdad, ni siquiera que lloren de verdad. Me basta con que me lo hagan creer de manera convincente.

Para mí ninguna escena de cine porno puede superar jamás en erotismo, belleza y calentura de bajos a cualquier escena sexual de una peli normal y corriente. Jamás. Porque lo que yo quiero es ver caras de placer, gestos de placer, oír susurros, frases cochinotas, una caricia ruda, una ropa que se aparta con impaciencia, el sudor que te pega el pelo, el carmín que se emborrona. Conozco perfectamente los mecanismos fisiológicos de la penetración, me sobra imaginación y experiencia propia para evocarlos en mi mente, así que no concibo que sea de vital importancia mostrarme un cacho de carne meterse a empellones en otro cacho de carne con posturas imposibles y cámaras indiscretas. Ya sé lo que es. Ya sé que están fornicando. No soy cortita. Enséñeme usted la cara de nirvana que ponen, que ya me imagino yo el resto. Puestos a enseñar, enseñe usted algo que vaya más allá del ariete. Enséñeme que se puede tocar el sexo de alguien sin que parezca una zambomba o una batidora, enséñeme caricias, roces, juegos en la ducha, un pañuelo de seda, una pluma, dejarse la ropa puesta, hielos, bombones, nata montada, cojines, las mil posibilidades, y no sólo un martillo neumático taladrando a una tía con la pierna detrás de la nuca pa que veamos todos que es verdad, sí, sin trampa ni cartón, vamos, como que está la cámara tan cerca que le puedo contar las venas a la muchacha.

No hablemos de los diálogos, por los dioses benditos. De verdad, lo juro, no necesito que declamen a Shakespeare, no necesito que se casen al final y tengan hijitos. En serio. Pero cristo, por favor, cómo puede alguien excitarse con cosas del tipo: "mmmm, vaya, ya veo que eres una guarrilla!! Ay, sí, es que tengo aquí como un picor... rásqueme, Señor Director". Eso es, como poco, para espatarrarse, pero de la risa. Me juego lo que sea, a ojos cerrados, que en cualquier dormitorio, en la más corriente y moliente alcoba conyugal de matrimonio de toda la vida se pronuncian frases más excitantes y evocadoras que en estas desgracias guionísticas. Apuesto lo que sea a que el sueño tórrido de una novicia carmelita del medievo me resultaría más lascivo y provocador que cualquiera de estas escenas chorras e insulsas. Y es que esa es otra. Cuando se quieren poner originales, creativos, culturetas y exquisitos, aún la fastidian más. Porque vamos a ver, por favor, si a usted se le antoja contarme una historia erótico festiva basada en las andanzas de una frívola y siniestra princesa de Transilvania... pretende que me la crea encarnada en la típica y tópica tiparraca peliteñida, con uñas de porcelana, tanga de leopardo bajo los faldones, tacones de aguja, vello púbico en forma de corazón y pechugas de silicona??? Usted se cree que para trasladarme a los Cárpatos en plena orgía de vicio basta con agarrar a la Playmate de Febrero del dos mil y ponerle un corsé de plástico???

Un poco de realismo no vendría mal. A mí me encantaría. En el físico, para empezar. Estoy hasta la peineta de tías de goma y chorbos con pinta de marines depilaos. Y hasta el moño de situaciones inverosímiles que rozan el esperpento y rebasan la cutrez. Hasta las orejas estoy de escenarios casposos, de impedimenta ridícula. Harta del butanero con bronceado californiano recibido a puerta gayola por una penca en picardías, botas hasta el muslo y un plumero en la mano, así, fíjese, es que me había puesto cómoda para limpiar el polvo... ven pacá que te vi a dar yo polvo del güeno. Es que me escojono a mandíbula batiente. Por favor, cuéntenme algo que pueda creerme. Sáquenme a un chaval normalito, qué sé yo, un estudiante con sus vaqueros, su camiseta de Maiden y sus gafas trincando contra la pared a una chica con falda hippie y sin pintar, escondidos en el laboratorio de química. Cuéntenme la del fontanero si quieren, pero con una señora hermosa, normal, de carne y hueso, una que podría ser yo misma, o la cajera del super, poniéndose morada con el del quinto, pa que la próxima vez que nos crucemos en el portal se me escape una sonrisita tonta.

Hablen de sexo, puro sexo, sin argumento, sin moraleja, sin valses nupciales al final, pero de un sexo real, reconocible, empatizable, imaginable, de algo que suene y huela a sexo, que yo pueda fantasear que es posible, que le puede pasar a cualquiera. Cuenten historias de perversidad psicológica, de aventuras escabrosas, de fornicios prohibidos. Déjenme ver mujeres maduras, hombres con pelos, pecas, lunares, pechos de carne (para los que los hayan olvidado: son los que se mueven), zapatos bajos, bragas, bravos vikingos o monjas lujuriosas, pero que se pueda creer. Y, lo lamento, las monjas no usan ligueros. Ni carmín. Déjenme jugar a creer que esa podría ser una monja, oivá, flípalo, colega. Qué fuerrrrte. Déjenme creer que ellos no ven las cámaras, como en una peli cualquiera. Que estoy siendo la mirona de una escena privada. No me metan la cámara en la entrepierna de nadie, porque yo tampoco quiero pensar que hay cámaras con ellos.

14 comentarios:

Sra de Zafón dijo...

Me he dormido en el sofá, como siempre que tengo amigos en él. Es algo para muchos inexplicable pero que para mí tiene mucha lógica si recuerdo que de pequeñaja dormía siempre entre los arrullos de grandes e interesantes conversadores.
Ahora de camino hacia la cama he pasado por aquí y me he encontrado con tu reflexión pornográfica.

Es buena hora para abordar el tema en este limbo entre el sueño y la vigilia donde las pasiones encuentran menos resitencia de las razones.
En tu torre me siento tan cómoda que te voy a contar mis apetencias "pórnicas".

¿Me gusta el porno? Me pregunto tras leerte.
Pues es muy curioso que el único porno que me pone un poco sea entre chicas, cuando sería incapaz de hacer nada de índole sexual con otra mujer.

El porno entre tío, tía y un montón de tías más, o algún tío más por medio me resulta asqueroso.

Ante una peli porno nunca me he planteado que tengan que tener ningún tipo de argumento, y si lo tienen me da la risa, pero el decorado y el guión escénico la mayoría de las veces me parece pésimo y creo que si fuese menos plasticoso me resultaría más creíble y fácil de mirar.

He de reconocer que he visto muy poco, que no sé lo que es alquilar una de estas pelis o bajarla por internet y que todo lo más que he visto ha sido en un canal local.

Pero es que ¡toooodo es igual!:
¡Dios que tetas,!parece decir el tío, ¡dios que pxxxx! parece decir la tía, y tras minuto y medio de pasarle el tio el tocho lengua sin ninguna gracia, casi diría como si intentase atrapar la parte baja del petisui de fresa, la tía pasa a complacer al macho y se me acabó la posibilidad de excitación sexual.

Por que esto es lo que me pasa a mí cuando veo estas pelis :

Pero que asco por favor, ¿que tiene de bonito que te abran y te vean hasta el Ileon?
¿Pero cómo puede entrar ese brazo por ahíiiiii? Pero que cínica es la tia, si eso no nos gusta a ninguna.
Pero que gilipollas, con tantos tíos a su disposición y dedicándose sólo a complacer.

Haaala "to pa ella" y la tía con los ojos en blanco

Eso es lo que se me pasa por la cabeza, por el cuerpo llego a sentir escalofrios producidos por la grima y el asco.

Los tíos de las pelis porno, visto desde mi sensualidad, además de no saber de preliminares, que entiendo que no sea el caso de gastar tanto metraje, ni saben meter mano, ni comer nada, ni meter nada...nada que a mi me gustaría que alguien me hiciese, Es que hasta la penetración vaginal, que la mayoría de las veces es lo que más me apetece en la relación sexual, en las pelis porno me parece grotesca, por lo que no pueden ponerme ni de coña.

Ya digo que sólo alguna escena entre tías, sin tío por medio, ni uñas largas, ni lencería "fina" en las que la todo poderosa imaginación puede llevarme a sentir en mi pezón esa caricia bien dada en el pezón de otra, y esa lengua (de mujer que sabe por donde a ella le gusta y como le gusta) recorriendo unos labios, y lo que guardan dentro, sí puede llegar a ponerme, porque puedo evocar lo que siento cuando me lo hacen a mi. El resto del porno me parece asqueroso.

Puntualizo que asqueroso me parece a mí, pero no creo que a muchos hombres se lo parezca ya que la gran mayoría dicen consumir porno con frecuencia.
Supongo que para estos hombre lo que ven hacerle a otros les lleva al mismo sitio que a mí, a la evocación de haber sentido algo similar sobre la piel, pero la verdad es que no tengo ni idea.

A mí lo que siempre me ha llamado la atención del porno es que si a los hombres parece que les gusta de uno manera y a las mujeres de otra. ¿cómo es que existe tanto orgasmo?
:-)

Un beso, Lenka. ( jobar, menos mal que no estoy muy despierta :-))

Lenka dijo...

Jajajaja, gracias por la respuesta y por la paciencia de leer mi entrada que, como no podía ser menos y dado el tema, me ha quedado demasiado larga (chiste fácil)

Te voy a contar algo curioso. Dices que, de lo que el porno oferta, lo que te parece más evocador son precisamente las escenas entre mujeres. Tienes idea de cuántas amigas, compis de curro, mujeres de mi entorno me han contado lo mismo? Algunas incluso con cierta preocupación, pensando si no serían lesbianas sin saberlo (ya sabes cómo etiquetamos todo, con qué facilidad)

Pero cómo no vamos a preferir las escenas entre tías?? Vamos, yo misma las prefiero. Porque aunque creo que están rodadas y ejecutadas para uso y disfrute del hombre hetero (ya digo que siempre son tremendamente fálicas y, naturalmente, se reitera la estética hortera a más no poder, y la pinta neumática de las féminas), digo, a pesar de todo eso, son las escenas en las que se hace mínimamente algo que nos pueda satisfacer en la vida real.

Lo explicas muy bien. Las caricias son distintas, hay más juego, y al menos vemos que una tía sabe medianamente lo que le gusta a otra. Es decir, dado lo nefasto, cutre y algunas veces directamente asqueroso que nos propone el porno puramente hetero, me parece lógico y normal que nos quedemos con lo menos desagradable. Con las chicas (con todos sus clichés y su horterez, insisto)

De lo que hay, lo menos malo. Es que somos legión, Zafo. Incluso entre mujeres que aseguran que jamás en la vida podrían mantener relaciones sexuales con otra, las heteras más puras, es fácil que se dé la fantasía lésbica.

No pretendo ir de reivindicativa, en serio, pero creo honestamente que en cuestión de fantasías, las mujeres ganamos por goleada, somos más abiertas de aquí a Lima. Quizá porque la mayoría de los estímulos son tan profundamente masculinos, genitales, cosificadores, que al final te evades y te creas tu propio porno mental. Igual influye la genética y todo eso, igual el tío es más visual y nosotras más cerebrales, o qué sé yo. Pero creo que el ambiente no se queda atrás.

En una sociedad en la que hemos sido puras e inmaculadas, espejos de la honra, madres amantísimas y casi asexuales (sólo las malas mujeres eran lascivas) y, de golpe y porrazo, súper hembras fornicadoras (pero ojo, con la trampita de la sumisión al macho implícita) todo, o casi todo (cine, literatura erótica, jajaja, hasta los eventos deportivos que tanto suelo comentar) gira en torno a ellos, a estimularlos a ellos, a satisfacer las fantasías de ellos.

Así que supongo que con genéticas o sin ellas las mujeres nos hemos currado nuestro propio erotismo, en parte con lo poquito que nos ofrecen y en parte volando por libre.

Y siempre he tenido una sensación que casi definiría como certeza: si las mujeres nos animáramos a dirigir porno (se cuentan con los dedos de una mano), a escribir porno, a poner en imágenes lo que con toda facilidad se nos pasa por la cabeza, se abrirían los cielos y veríamos una nueva era, jajaja.

Como última confesión y para ilustrar lo que digo: mi padre, hombre de mundo, marino, mujeres en cada puerto, poder adquisitivo, grandes posibilidades de probarlo todo, asegura haber probado lo mismo y más de lo mismo hasta el infinito y más allá. Colócale variantes las que se te ocurran, pero siempre lo mismo. Él mismo lo dice. Nada nuevo bajo el sol. "Los tíos somos muy básicos".

Mi madre, clásica ama de casa, con educación castradora, detallista y fiel, cuidando el hogar y a los hijos, y, por fin con los años liberada su mente de muchos tabúes, es capaz de perfilar fantasías y situaciones que harían enrojecer al lobo de mar más curtido. Y eso también me lo contó él, con toda sinceridad.

Para el hombre casi todo se basa en carne a la vista, posibilidad de sexo fácil, cantidad que alegre la pestaña (muchas tías!!!), todo inmediato y al alcance de la mano. (Será por eso que el negocio de la prostitución no quebrará jamás??) Simple, sin complicaciones. (Me refiero a lo que parece resultarles estimulante) Según mi viejo, nosotras aún nos ceñimos mucho a convencionalismos, al qué dirán, la mala fama y otros inventos machistas, pero, afirma, el día que de verdad de la buena nos soltemos el moño, será la madre del cordero. Según mi viejo, somos muchísimo más perversas, complejas y retorcidas que el playboy más rajadiablos.

Igual es generalizar mucho, pero bueno, en general hablamos.
Gracias otra vez, Chusa!!
Un beso! (Casto y sin intenciones lésbicas)
;)

Sra de Zafón dijo...

Jajajaja Lenka, lo de adjetivar el beso como casto si viniese de un hombre pensaría que es porque necesita contarse esa película, jajajajajaaja, ya que las veces que me han dicho algo así luego quisieron besarme de forma nada casta, jajajajajaja, y lo de las intenciones no lésbicas ningún problema con ellas, como tampoco con las lésbicas ya que para mi las apetencias sexuales tienen la misma importancia que las apetencias culinarias, y desde luego no minarían mi identidad en ningún momento, se quien soy yo me apetezca lo que me apetezca.
El caso es que de momento, y digo de momento porque sabe dios a donde me pueden llevar las hormonas, jajajajjaaja, mi deseo sexual es de lo más politicamente correcto :chica desea chico que aún encima es su pareja, pero ...otra cosa es hablar de lo que nos excita del porno.


Es normal que nos pongan más algunas escenas entre tías que las barrabasadas que suelen hacer con las tías los tíos en estas pelis. No vamos a enumerar objetos ni orificios en los que pueden meterlos, tampoco me voy a poner a describir sin pelos ni señales ( no tienen ni un pelo ni una señal de nada) las posturitas complacientes de las susodichas damas, y lo de cómo se mueve una teta de verdad y una de plástico, o un pectoral anabolizado o uno auténtico, o lo de que haya desaparecido del mapa todo rastro de pelo, pero vamos que cuesta ponerse en semejante contexto.

Sobre que las mujeres seamos más perversas,más complejas y retorcidas, jajajajaj no tengo ninguna duda, lo somos para todo, jajajajaja, así que cómo no vamos a serlo en la cama, otra cosa es que consigamos disfrutar siéndolo.
Entre mis amigas hubo una temporada en la que querían ver porno para hacer como "ellas" con lo cual no disfrutaban más que de saberse complaciendo al pariente, ya que ni de coña "confesaban" que con aquellas posturitas no había dios de llegar al orgasmo. Lo divertido era que dos de mis mejores amigos me confesaban que desde que sus chicas se habían vuelto tan pornos les daba mucha pereza hacerlo, jajajajajajaa.

Creo que lo mismo que le dije a Juan en su blog sobre el trabajo puedo decirlo sobre el sexo. Sólo que aquí voy a ser más explícita: Cómo vivas... follas.
Yo puedo ser la mujer mas romántica y sensual del mundo y a la vez convertirme en una auténtica salvaje, pero siempre me dejo llevar por mi deseo no por como lo hace nadie, pero esto ya no es hablar de porno.

Bueno Lenka, te dejo que tengo que dar la merienda a los niños, jajajajajaja.
Besos, sin adjetivos, todos los que tú quieras, reina, jajajajajaaja.

Juan dijo...

está claro que si el porno es como es, se debe al consumidor, que busca lo que busca.

Está claro que el porno está hecho para hombres y, en general, salvo excepciones, los hombres, como apuntas tenemos bastante menos imaginación y concentramos en los genitales la mayoría de nuestras sensaciones.

Pero yo debo decir que a mí no me gusta el porno. Lo veo ridículo y tremendamente repetitivo, pero allá cada cual con su gusto.

No tengo datos, esos los teneis que aportar las chicas, pero me da la impresión que los hombres que consumen porno, no se engañan, saben bien lo que les gusta a las mujeres y lo practican con sus parejas. Vamos, que saben que lo que ven es puro teatro que no tiene nada que ver con la realidad.

Creo que en el sexo, como en otras muchas cosas, soy bastante femenino. No me pongo límites ni objetivos y, como bien dice Chusa, en la cama eres como en la vida. Si eres una persona que siente al máximo con todo lo que te rodea, eso se multiplica en el sexo.

Por cierto Lenka, genial, has tenido algunos puntos realmente hilarantes.

Un abrazo

Rogorn dijo...

El porno para mujeres (e incluso hecho por mujeres para mujeres) existe, y no hay poco. Un ejemplo: http://www.pornmoviesforwomen.com/

Pero de todas formas, si no hay, o se considera que no hay es porque no hay mercado. Quizá esto sea una parte a la que todavía tenga que llegar una gran industria, pero yo creo que no llegará a haberla, porque es indudable que desde el punto de vista femenino se ve de otra forma, y no ya el porno sino el sexo. En Amsterdam, donde el famoso Barrio Rojo, se llegó a poner un Barrio Azul para ellas y no duró nada porque no iba nadie. Y lo poco que duró eran hombres buscando a otros hombres. Por ejemplo, donde sí ha habido un gran aumento de interés femenino es en el tema de los juguetes, vibradores, ayudas eróticas y demás, que es una parte a la que a los chicos (generalizando) les parece costar tanto como a ellas meterse en el tema del porno para hombres. La razón puede que sea que la chica prefiere montarse su propia película, y actuar en ella, en vez de ver a otra pava haciendo como que se lo pasa bien. Que se pasa mejor usando un vibrador que viendo usar uno sobre otra, vaya.

Y eso hace también que sea muy difícil rodar algo que guste a las mujeres. Porque, para empezar, ¿qué les gusta? Y lo que les gusta, ¿es rodable? ¿No es más algo que se siente que algo que se pueda mostrar? ¿Cómo se rueda algo así? Quizá haya más posibilidades para un porno femenino basado en relatos eróticos (ya que la palabra parece ser un arma importante) e incluso en fotos fijas, o secuencias muy cortas de gestos concretos más que otras cosas, cosas que sugieran en vez de mostrar y que dejen a la mente espacio para rellenar.

Por otra parte, en el mercado del cine porno se encuentra de todo, incluso lo más impensable, entre ello el porno entre gente ‘normal’, digamos, de los que viven en el bloque de uno, y que responden a una búsqueda de algo más ‘natural’ en lugar de los machos y hembras seleccionados por la industria más conocida, cuya parte no debe tomarse por el todo. Que sea más fácil de encontrar o menos en el videoclub de la esquina o en la búsqueda de la mula eso es otra cosa, y que se quiera molestar uno en ello también. Y no digamos ya con internet, donde cualquiera puede, con su propia pareja, poner una webcam, montar (ejem) una página, con sus calcetines y sus michelines, y cobrar a la gente por verlos e incluso por decirles ahora haced tal o cual. Y la gente va y paga y se ganan pelas. O sea, que mercado y deseo por otro tipo de porno hay.

Incluso en el ‘mainstream’, digamos, al menos, una de las cosas que siempre se cumplen es que la chica goza. Será fingiendo o no (al fin y al cabo son actrices), pero los alaridos que pegan responden a que el macho desea, incluso en sus fantasías, que ellas gocen. Y que gocen tanto que gocen con todo lo que les hagan, aunque no sea verdad. Así que no debe ser un cine del todo malo y egoísta, ¿no? Aunque claro, la fantasía es que ellas gocen con gran facilidad, intensidad y demostración pública, lo cual ya es más irreal. Pero por eso se ven en imágenes, en vez de ponerse a ello uno mismo. Si ocurriera así siempre, ¿qué falta haría rodarlo? Sería como rodar a alguien atándose los zapatos. ¿Qué tiene de especial? En algunos casos, ciertamente, lo que vende es que griten de dolor en vez de de gusto, pero ahí ya nos metemos en otro fregado.

Sobre lo de chupar dildos, en ocasiones es porque ciertas actrices no quieren llegar a venderse siendo penetradas por hombres. Muchas viven de desnudarse, o de acariciarse con mujeres, o de sexo lésbico, pero por la razón que sea no llegan hasta ahí (seguramente porque consideren que ya ganan bastante, y que al menos quieren conservar esa parte para ellas mismas), así que lo más cercano posible que sugiera al menos eso es un consolador, de forma que se usa. Si esa no es la cuestión, ya llegará un pene de verdad más tarde en la película a hacer el trabajo para que se inventó. O similar.

Sobre la abundancia de detalles ginecológicos, eso es para cubrir la mayor parte de demanda posible, de la misma forma que en muchas películas porno hay un poco de muchas cosas, aunque no lo parezca: su poco de situación (aunque sea básica, en plan por ejemplo enfermito en el hospital y huy cómo se hincha esto), su ropa sexy (lo que dure), su tocamiento, su lamemiento, su penetración por aquí o por allá, sus varias posturas… eso es para que cada uno que vea elija el cacho que le gusta. Para este tipo de cosas (y me refiero a las preferencias sexuales de cualquier persona, dentro o fuera del porno), lo que a uno o una le pone puede ser un detalle realmente concreto, y al ofrecer varias posibilidades, los directores intentan cubrir (ejem) el mayor trozo de mercado posible. A quien le mole la parte oral más que la penetrativa pues la repetirá, por ejemplo, o el trozo con ella encima más que con ella debajo, o viceversa, o al contrario, o a la vez, o al tresbolillo. Además, el hecho de que haya películas enteras etiquetadas de sólo una cosa o incluso hechas de recopilaciones de cosas concretas (sólo felaciones, por ejemplo), demuestra lo importante que algo tan específico puede ser. No sé si mexplico.

En fin, que aunque sólo sea para quedar como las guay entre los moteros te ha valido de algo. Ponlo en ‘El peristilo’, que mola.

Lenka dijo...

Ni la más mínima intención de quedar de guay. Si esa hubiera sido mi intención le habría explicado a la concurrencia que es que me moooola tanto ver a mi machote gozar... ahí sí que habría quedado de la más guay entre los moteros.

Que sí, que es cierto. Posiblemente no hay tanto mercado entre nosotras. Pero qué mercado? Para qué queremos un Barrio Azul? Sabemos que la prostitución dirigida a mujeres es infinitamente menor que la dirigida a hombres. Los motivos? Bueno, teóricamente una mujer tiene sexo siempre que quiera (luego podemos matizarlo muchísimo). Y, obvio, por motivos culturales pasan varias cosas. Hasta hace nada éramos (las decentes, jeje) asexuales y sin apetitos. Ergo, pa qué? Y, por otro lado, nada considerado más denigrante que una mujer pagando por sexo. Quizá aún tenemos mucho más inculcado el tema de la decencia, el hacerse valer, el que somos menos impulsivas que ellos, etc. Esa parte del negocio no tiene, en efecto, mucha salida (nada de chistes!!)

Respecto al porno femenino, sí, lo hay. También residual comparado con el otro. Quizá es cierto que precisamos menos estímulo visual, le damos más al coco y nos sobra con eso. Quizá preferimos hacerlo que verlo. Claro, ellos también, más vale. Pero me sorprende lo absolutamente adictos al tema que son muchos, muchos hombres. Supongo que es algo muy básico, muy primario, porque está claro que de lo contrario se hartarían a la cuarta peli. Porque siempre es lo mismo, porque no consigo entender el misterio (y menos hoy día) de ver teta tras teta y coyunda tras coyunda, con un interés tal como si cada vez fuera una insólita novedad.

No discuto que habrá actrices que pongan sus límites y sus peros, y es cierto que algunas se dedican exclusivamente a escenas con otras chicas, lo prefieren así. Pero no creo que sea esa la cuestión. La cuestión que yo observo es el enfoque. No hay escena lésbica sin dildo, sin chupada, sin penetración, es decir, no hay una sola escena en el porno sin presencia fálica, sin que el tío esté allí de un modo o de otro. Es para ellos, no puede negarse. Ellas pueden elegir, y me parece genial, pero eligen entre lo que hay, que siempre es lo mismo y siempre para ellos.

Toda la estructura está montada para ellos. Lamidas y caricias?? Yo creo que echarían más rato acariciando un pasamanos. No es la cuestión y no es lo que importa. Importa la fantasía de él, la genitalidad, la posesión, la penetración y la eyaculación. Ella chilla todo el rato, obvio, desde que le quitan el primer botón, pero no creo que sea para demostrar que su placer importa. Un cuerno. La idea es "qué machote que eres, cómo me pones, qué grande la tienes y es que me voy na más que te veo". La idea es inventarse a la mujer totalmente accesible, totalmente entregada y con la que no hay que esforzarse un pimiento porque orgasmea sólo con que la miren. La idea es que el tío puede ir a lo suyo sin preocuparse de nada más, porque lo de ella viene de serie. Si quisieran deleitarse en el placer de ella no le pegarían cuatro sobadas con prisa y seis lametones mal daos. Ella no chillaría incluso con tres penes metidos en la boca, entre estertores y atragantos.

Ellas son una vía para el placer de ellos, para la penetración, la exhibición de agujeros tragasables y la eyaculación, que siempre está presente y es el fin, la meta. Jamás he visto una sola película que no corte la escena tras el orgasmo de él. Ya no tiene sentido seguir, el resto no importa, impensable seguir con el juego. Para qué? Él ya ha terminado y ella ha estado en pleno orgasmo desde los créditos del principio, así que... la mera posibilidad de seguir dando placer a la tía cuando el tío ya ha terminado es sencillamente impensable.

Es una industria y su público está muy claro. Está muy claro lo que demandan y lo que quieren ver, de lo contrario el porno sería diferente y ya está. Claro que hay gustos. Habrá quien prefiera más naturalidad, rollo amateur. Hay quien quiere ver gordas, embarazadas, animales, niños, buf, hay gustos de lo más refinado a lo más enfermizo. Pero (chiste fácil) el grueso es el que es. Las cifras cantan.

Mi conclusión personalísima es que los tíos, en general, demandan unos estímulos y unas fantasías simplonas, repetitivas, puramente genitales, horteras a más no poder, poco creativas. Cosas que, en general, a las tías nos parecen inmaduras, cutres, machistonas y muchas veces directamente desagradables y escatológicas. Mi conclusión es que se podría rodar un porno muy distinto, mucho mejor (entendiendo mejor desde mi punto de vista y quizá del de las mujeres en general). Mi conclusión es que quizá no merece mucho la pena hacerlo, porque, hablando por mí, no consumiría (ni del que me gustara) la milésima parte (en toda mi vida) de lo que un tío del montón seguramente consume sólo en un año.

Creo que no somos tan adictas a esos productos, no los necesitamos, no precisamos tal cantidad de estímulo visual, tanta repetición. Seguramente por eso, porque somos más de darle al coco y montarnos la película a nuestro aire.

Lenka dijo...

Se me olvidaba!!

Sí, Juan, pese al ingente consumo de porno yo también creo que los tíos son más realistas, saben separar lo que puedan ver en un vídeo de lo que luego quieren en la vida real. Pero también tengo la sospecha de que mucho mastuerzo llega a creerse muchas cosas, por desgracia. Con algunas personas, el porno funciona un poco como publicidad engañosa.

Y es que, además, no todo se resume al porno. El uso del cuerpo femenino, de su sexualidad, está tan extendido, es tan usado en publicidades varias, promociones, medios, cine, mis "amados" eventos deportivos, consumo en general, está tan tremendamente normalizado (y hablamos de lo mayoritario, es decir, del sexo femenino usado como reclamo, ergo dirigido al público masculino hetero), tan tremendamente asumido y aceptado el cliché de la tía como premio que, lamentablemente, siguen siendo muchos (demasiados) los cromañones que se lo creen.

Sin ponerme eriza ni tremendista, las cosas que sigue una oyendo salir de boca masculina referido a las mujeres en ocasiones son como para caerse de culo. Las barbaridades, los clichés, las bromas de mal gusto, los comentarios despectivos, las chulerías de machote siguen ahí, incluso en hombres muy jóvenes. Y supongo que es normal cuando ciertas cosas están tan socialmente normalizadas. Se dan por correctas, por buenas, por lógicas. El mundo es así, será por algo. Será verdad.

Por eso me pelearía con cualquiera para defender el derecho sagrado de cualquier tía a ser actriz porno, monja, niña de la sombrilla, modelo, mamá, esposa, puta, médico, juez, astronauta o streeper. Pero confieso que a veces me cabrea un poco el modo en que nosotras mismas alimentamos el universo este en el que el ombligo tiene forma de falo mientras tantas veces nos quejamos de eso mismo.

Juan dijo...

Las cosas son como son. Si bien es cierto que tenemos menos imaginación en el sexo, eso sólo significa que apenas nos hace falta.

Somos muy visuales y por ello, como dice Rogorn, las pelis porno siempre tendrán más exito entre los hombres y las películas románticas tendrán más aceptación entre las mujeres.

Pero no hay que cambiar nada, a mi parecer. Somos asi y así nos debemos aceptar.

Me gusta la libertad y la posibilidad de escoger. No quiero que nadie decida por mí.

Se ha extendido mucho el término mujer objeto, como algo negativo que hay que erradicar porque atenta contra la dignidad de la mujer. ¿Pero la dignidad no es individual?. ¿Que haya hombres maltratadores o asesinos me resta a mí un ápice de dignidad?.

A mí, esto de las chicas objeto, en ropas menores encima de un coche o con el paraguas tapando al motorista que va a salir en la carrera (ella suele ir bastante poco tapada) no me gusta, pero tampoco lo prohibiría y ni me subo por las paredes, como tampoco me subo por las paredes ante el hombre objeto, que haberlos haylos y a patadas, sólo que en vez de ser objeto sexual es objeto romántico....no hay más que ver a las quinceañeras chillando y desmayándose ante su actor o cantante favorito.

A cada uno se le alimenta de lo que le gusta, a hombres de sexo puro y duro y a las mujeres de sueños románticos. No hay más que ver el brutal éxito de Stephanie Meyers.

Y no veo positivo ni una cosa ni otra. Creo que la mayoría de hombres sabe distinguir entre la fantasía del porno y la realidad de una relación sexual gratificante para ambos, pero también es cierto lo que dices, Lenka, hay otros muchos que se creen que con su potencia sexual y sus pelillos del pecho ya va a estar la parienta chillando, muerta de placer, por los cuatro rincones del dormitorio.

Pero no es menos cierto que las maravillosas escenas románticas de tantas novelas pueden llevar a la confusión a muchas chicas cuando se enfrenten a la vida real y vayan en peregrinación de relación en relación por no encontrar a ese hombre maravilloso (inexistente por más señas) de la novela.

En fin, siempre habrá gente que se rasgue las vestiduras por los gustos de los demás. Yo prefiero respetar a los demás y desde luego no llevarme ningún mal rato por estas cuestiones de moral, ética o dignidad de los demás.

Un abrazo Lenka.

Agus dijo...

Como dice Rogorn, hoy en día existe videografía porno para todos los gustos, variedades, filias y aberraciones. Así que en cuanto a abanico de posibilidades estamos bien servidos.
Pero no hay que olvidar que en lo único que hombres y mujeres son iguales, o deberían serlo, es en cuanto a derechos y obligaciones, en libertades al fin y al cabo, porque fisiológicamente somos distintos, evidentemente. Y eso no lo podemos cambiar por mucho que nos empeñemos. Nuestra morfología difiere, tenemos muchos siglos de evolución a la espalda que hacen que la parte más primitiva del cerebro, justo la que se encarga del aspecto emocional, sea muy distinta.
Puesto que esto es un hecho, nuestra manera de interpretar el mundo varía y el sexo no escapa a esto. Y mientras el "macho humano", tiene mayor predisposición al deleite y estimulación visual, las "hembras" parece que nos decantamos por otro tipo estrategias a la hora del placer carnal.
Personalmente, el porno me aburre soberanamente. Al menos el poco que yo he presenciado.
Me resulta mucho más erótica la insinuación que la demostración ginecológica a tamaño XL. Me sugieren una infinidad más de sensaciones escenas como la de El Piano, en la que Harvey Keitel acaricia con verdadera devoción un pequeño pedazo de piel que asoma por la media rota de Holly Hunter, que cualquier otra de sexo explícito. Será que soy mujer.

Lenka dijo...

Pero Juan, nadie habla de cambiar nada ni de prohibir nada a nadie. Y, además, como bien dices, la dignidad es individual. Que haya hombres maltratadores no te convierte a ti en uno por ser hombre. Que haya actrices porno (y ojo, que no es comparable, que ellas están ejerciendo un trabajo libremente elegido, no hacen mal a nadie) no me convierte a mí en el objeto de nadie si yo no quiero serlo.

La puñeta es que sabes, Juan, que el hecho de que haya maltratadores te convierte a ti en sospechoso o potencial violento para ciertas individuas radicaloides y de pocas luces. Y el hecho de que haya actrices porno y niñas de la sombrilla que dan una imagen de fáciles y accesibles, también me convierte a mí para ciertos individuos radicaloides y de pocas luces.

Y obvio, culpar de eso, del machismo, del cromañonismo y la imbecilidad a esas chicas que sólo hacen lo que les parece oportuno, no es justo. Es como la vieja y asquerosa demagogia de justificar un ataque sexual con que si ella era mona, o provocativa.

Así que si yo tengo que sufrir que un imbécil suprahormonado con el cerebro fundido por el porno me trate como un cacho carne, es culpa exclusiva de él, no de las chicas de las pelis con las que se haya alegrado la pestaña. No las culpo, no, para nada, y espero que no se haya entendido así.

Cuando digo que me cabrea ser consciente de que a veces parecemos alimentar nosotras mismas el universo machista del que nos quejamos, es porque creo que lo hacemos, a veces, todas, de un modo o de otro, por un sueldo, por necesidad, por estupidez, por costumbre, por vanidad, por supervivencia, por mero gusto, qué sé yo, por mil razones en mil casos diferentes. Respetable, claro que sí. Pero a veces rechina. A mí, al menos.

Y sí, funciona también a la inversa. La mujer es un cacho de carne dispuesto y sumiso y el hombre un príncipe glorioso y pluscuamperfecto lleno de heroicidad. Sexo crudo VS romanticismo idealizado.
Me siento afortunada porque jamás he resistido las novelas rosas, las canciones románticas o las pelis de amor. Siempre me han dado dentera, precisamente porque les veo la trampa, veo los efectos que producen en muchas relaciones.

Jajaja, de hecho mi mayor problema con las relaciones era buscarme siempre antipríncipes, tíos tan atormentados que acababan volviéndome tarada!!! Igual a mí me habría venido hasta bien creer un poco más en las pelis de amor!!!

No, no cambiaría nada. Sólo comentaba que, obvio, si yo me dedicara a escribir guiones porno, serían muy distintos a los que actualmente se hacen, y creo que pasaría así si se hiciera más porno femenino, digamos. Por eso precisamente, porque somos distintos y nos estimulan cosas distintas.

Reconozco que sólo me escuece un poco la visión tan de objeto, tan de sumisión, tan poco digna (en mi opinión, repito) que parecen disfrutar los hombres en sus fantasías. Sí, me resquema un poco y me da cierta pena. Y me sorprende, claro, a lo mejor es que no lo entiendo muy bien. Igual es que me choca que hombres inteligentísimos, sabios, sensatos, cariñosos, respetuosos, convencidos de la equidad, románticos, detallistas... puedan luego excitarse simplificando a un ser humano en un agujero. Me choca un montón, lo admito.

Como me choca y me chocará siempre oír a un impecable novio o esposo, o incluso a un entregadísimo padre encandilado por su hija mirar a una mujer desconocida y soltar algo del tipo: "mira la zorra esa... le metía de to menos miedo". Porque siempre imagino qué sentiría si eso lo dijera otro de su pareja, o de su hija. Porque todas somos hijas de alguien. Y porque hay una gigantesca diferencia entre: "madre de Dios, qué tía más tremeeeeenda!!" y caer en el comentario soez (o en el insulto más brutal y despectivo, y a algunos les resulta facilísimo)

Amos, que de cambiar algo cambiaría mucho en la educación, en los prejucios sexistas que seguimos inculcando sin darnos cuenta muchas veces. Porque, como bien dices, el problema no está en el porno en sí, sino en cómo lo ve o lo asume el que mira (sobre todo si no distingue realidad de ficción)

Juan dijo...

No Lenka, ya se que tú no prohibirías nada de esto, te he entendido perfectamente. Sólo expresas lo que te gusta y lo que no.

Pero al hilo de esto, he arremetido contra el talibán típico que intenta imponer a los demás sus concepciones de la vida basándose en algo llamado política, moral, o hasta dietética. Intentan demonizar o incluso prohibir lo que va en contra de sus gustos o creencias.

En base a la moral católica, fíjate la de cosas que se han prohibido en este país, o en base a las creencias musulmanas, o por la patria o, si se les dejara a los veganos, aquí no comía carne no Dios o en este caso, por la dignidad de las mujeres. El caso es imponer mi línea de pensamiento en vez de respetar a los demás.

En el caso del porno es más sibilino. Casi nadie aboga abiertamente a favor de la prohibición, pero contínuamente se lanzan mensajes sobre lo guarros que son los hombres que la consumen. ¿Porqué?. Son sus gustos y no hacen ningún daño con ello. Es su sexualidad y son libres de ejercerla como quieran. Que a la talibana de turno no le gusta, pues me parece muy bien, pero que falte al respeto al que sí le gusta sólo tiene un nombre: talibana.

Es curioso como los extremistas siempre se ponen e acuerdo aunque sean de extremos opuestos: la pornografía la prohibirían los católicos ultras, los musulmanes ultras y la feminofascistas. ¿Qué coincidencia verdad?. En el fondo, los mecanismos en que se inspiran los fanáticos es idéntico, aunque empleen diferentes palabras grandielocuentes: moral por unos, dignidad de la mujer por el otro lado.

Ya te digo, esto no va con lo que has escrito ni creo que tu pienses así, sólo que al hilo de la entrada me han venido estas reflexiones.

Un abrazo

Lenka dijo...

Pero claro, yo tampoco creo que sea justo demonizar a los hombres (y mujeres, coño, que las hay) que consuman pornografía, o que se vayan al prostíbulo de cuando en vez. Yo no lo juzgo, o intento no hacerlo (ya ves lo fácil que es a veces erigirse en juez de los demás, todo intento de evitarlo es poco!) Pero lo confieso, sí, me sorprende y me choca, no la actitud o los gustos de lo que sin duda es el grueso de los hombres (allá cada cual con sus gustos, oiga) sino ciertas actitudes de ciertos individuos, que se muestran tremendamente machistas y despectivos. Creo que a estas alturas esa hipocresía de "a mi hija si me la tocan mato a alguien" y, a renglón seguido "es que son toas unas guarras", debería estar ya tan absolutamente superado como lo de quemar en la hoguera, vamos. Nos tendría que resultar a todos arcaico, lejano, prehistórico. O eso quisiera yo, al menos.

Pero se ve y se oye todavía, y lo que me desalienta es que se ve y se oye mucho aún, y en gente muy joven. No voy a culpar al porno de eso, sería simplificar demasiado las cosas. Creo que el problema, como siempre, está en la educación (la falta de), en la transmisión pertinaz de modelos y estereotipos, en el sexismo (ese, ya sabes cuál, el que nos afecta a todos, mujeres y hombres). Y no puedo evitar pensar que quizá el porno es un dientecito más en la rueda de esos estereotipos, de ese asentamiento cansino de etiquetas y prejuicios. Un dientito de la inmeeeeensa rueda esa de los roles, los prejuicios, el uso de la mujer como recompensa y todo ese rollo, la publicidad, etc, etc.

Lo veo como un todo, fíjate, cosas que igual en principio nada que ver. La publi, las pelis románticas, los juguetes separados por sexos, esas frases que se nos escapan aún ("no llores, que pareces una nenaza"), el consumo voraz (en el que todo, tooooodo es "consumible", todo es objeto, por supuesto también los seres humanos, porque tal coche o tal colonia te dará mujeres, y tales medias o tal crema te dará hombres), todo eso lo veo como dientitos de la misma rueda. Y el fin es ese, desear cosas y consumir cosas.

Todo eso se normaliza, se asume como lógico, se interioriza, y no sé si siempre es bueno. En teoría tenemos muy mascado ya lo de la liberación sexual de la mujer, pero curiosamente las imágenes, los iconos, el bombardeo, la siguen colocando en papel pasivo, de premio, de objeto de provocación, no sé si me explico. Hemos asociado su liberación a su exhibicionismo y su disponibilidad, parece que todo sigue girando en torno a la necesidad masculina. Me se entiende???

Me encanta vivir en un mundo en el que las mujeres puedan lucir cacho si quieren, vivir de su cuerpo si quieren, ser sexuales a tope si quieren. Pero tengo la sensación de que es un poco trampa, porque de hecho te conviertes en tonta, carca, acomplejada y ñoña si lo vives de otro modo. Siempre decimos que igualdad pasa porque yo puedo ser piloto de avión y tú ama de casa si se te canta, y yo no tengo derecho a cuestionarte ni despreciarte. Es tu elección. Pues en el tema sexual parece que ocurre algo similar. La trampita que veo es esa. Parece que nos vendan que la liberación es mostrarse, estar dispuesta, fuera tabúes, digamos a todo que sí. Y si queremos decir que no?? Eso no es libertad?? Creo que en esa super liberación sexual que hemos asumido está muy latente algo como: eres libre de satisfacer al macho abiertamente. Eres libre porque puedes llevar tanga y tacones. Eres libre de ser un bonito florero.

A mí (a mí) no me suena muy libre. A mí, ojo. Mucho más libre que antaño, dónde va a parar, pero le veo pequeñas trampas. Es mi opinión, claro. No sé, creo que me gustaría ver, en medio de toda esa revolución sexual, a una mujer más equiparada, más activa. Consumidora de sexo ella también, no sólo un medio o una recompensa. Pero será que en efecto somos muy distintos.

Se organiza un evento deportivo de motor (con público mayoritariamente masculino, cierto, pero con mujeres también, y cada vez más, es innegable), y no faltan las chicas florero por doquier. Vale. No se ven chicos floreros, ni se verán. Pero tampoco se les ve en una exhibición de natación sincronizada, por decirte algo. Porque no nos hace falta? Porque lo vemos distinto? Por costumbre y normalización? Ni idea! Pero me pregunto por qué nos hemos soltado la peineta en plan: "pues mira, me pongo los shorts y el tacón y agarro la sombrilla, hala!!" y en cambio no lo hacemos para: "sabes qué?? Contrata a veinte macizos, qué coño. Alegrémonos la pestaña".

Mi percepción es que hemos superado muchos tabúes para exhibir nuestra sexualidad de cara a los hombres, pero a la hora de ser activas nosotras parece que aún se hace medio a escondidas, de manera excepcional, como si satisfacerlos a ellos fuera natural y satisfacernos nosotras fuera raro. Hemos normalizado que es raro? O es que es raro? Será realmente que no nos hace la misma falta, la misma gracia, no tenemos el mismo interés?? O damos por sentado que no lo tenemos?? Todavía nos da corte, o tememos qué dirán los demás?? Dudas, dudas!!!!

Katha dijo...

Hola Lenka,

Casi me parto de risa en algunos trozos. Yo no entiendo como los hombres pueden excitarse con las susodichas películas. Como tú dices, a mí me resulta mucho más sugerente una caricia, un susurro, un beso... que un ir directamente a la parte "erógena" o, lo que es lo mismo, a las que ellos creen que son las erógenas "en exclusiva".
Claro, que una siempre ha sido muy mojigata para todo y no concibe el sexo sin algún tipo de sentimiento especial. Con lo cual, te podrás imaginar que una película de porno poco puede decirme y mucho menos animarme. En su lugar, surte mucho más efcto un poco de imaginación algo de lo que, como bien dices, carecen los mencionados guionistas.

Besos

Lenka dijo...

Te entiendo, Katha. Conste que yo no soy nada romántica, la verdad. Si en una peli hay sexo, perfecto, que lo haya, que vayan al lío. Pero vaya, que una cosa es rodar escenas sexuales y moviditas, y otra rodar interiores vaginales. Que no hace falta, oiga. O bueno, digamos que a nosotras no nos hace mucha falta. Que a mí me gusta y me motiva la escena tipo: "oivá!! Larrancao el tanga con los dientes!! Haaaaala, las uñas clavás hasta el píloro!!!!" Pero no oiga, no, no necesito ver las cavidades de nadie, gracias.
;)