domingo, 6 de mayo de 2012

Amor de madre es cuando no abres la ventana

 Ayer Bastian se durmió a las 4,45 de la madrugada. Hoy hemos batido el récord. Diga lo que diga el reloj mermado que controla los mensajes de este humilde blog, son las 5,15. Y están despiertos los dos. En honor a la verdad hay que decir que Bastian se estaba portando bien (aunque calculo que algo tendrá que ver la sobredosis de agua de azahar y bolitas de esas de tila que le metí en el biberón de la cena). Me las hacía yo muy felices pensando que tras la odisea de ayer podría irme pronto a la cama. No. Nein. Niet. Los cojones. Atreyu (sí, el mismo, la marmota viviente, el rey de la postura fetal con dedo en la boca abrazado al perro de peluche y que os den a todos) no puede o no quiere dormir (tú también, hijo mío?) Quiere que su santa madre lo tenga en brazos, agarrarle un mechón de pelo y recostar la cabeza en su hombro para contarle importantísimos secretos, a saber: "gaaaaaa... apáaaaaa... ngué! Ta-ta-ta-ta... piyú! Aaaaahhhh... Ja! Ja! Iiiiiiiiiiiii... papá! Mmmmmmm... aaaaaaamamá-mamá-mamá..."

Conste que me parece todo muy serio y la mar de interesante. No es para menos, porque las caras que acompañan tan elevada conversación no dejan lugar a dudas: la cosa tiene su miga. Bien. No habrá horas, me pregunto? Cómo es posible que mis hijos nunca tengan sueño a la misma hora que yo? Claro, al final tenía que pasar. Bastian se despertó y se sumó a la conversación. Y aquí estoy, oyéndoles parlotear por el chivato y rezando a todos los santos y beatos para que de una buena vez caigan rendidos mis dos cabestros. Mamina, cómo lo hiciste? Cómo lo hiciste tú con tus dos mellizas y con los siete que vinieron detrás?? Y sin discos de nanas, ni proyectores de estrellitas, ni biberones ergonómicos, ni pañales de usar y tirar? Cómo, en el nombre de Dios, no te volviste loca? (Qué curioso. Mento a la bisabuela y las fieras se callan. Acabaré creyendo que andas por aquí echándome esa mano blanca tuya que me salvó en sueños el otro día cuando iba a caerme en un abismo oscuro...)
Las 5,30. Parece que reina el silencio. Qué les has hecho, bisa? Cantarles una de aquellas añadas de adúltera de tus tiempos? Funciona. Pero sigue, sigue cantando. Parece que uno se resiste... En cambio yo te escucho en algún rincón de la memoria y se me cierran los ojos. Arrúllamelos otro poco, Mamina. Necesito dormir. Tres horas, al menos. Cómo era aquello? "El que ta´la puerta que non entre agora... que ta´l padre´n casa del neñu que llora... Ea, mío nenín, agora non... ea, mío neñín... que ta´l papón..."
Las 6,10. Duermen. Gracies, Mamina.

5 comentarios:

Inés dijo...

Qué descansen... los tres.

Nebroa dijo...

sonrisa inmensa...

Lenka dijo...

Esto de mi bisabuela lo cuento bajito y por estos lares. Si lo contara en alto me tomarían por loca. Y no me extraña.

Pero que conste que, en todo caso, la locura es cosa de familia. Ya os contaré rarezas, ya...

Anónimo dijo...

Ánimo nena, tú puedes.

Marechek

Lenka dijo...

Yes we can!!!!!