jueves, 20 de mayo de 2010

Medea


Qué pasará por la mente de una mujer que descubre que comparte su vida con un monstruo? Porque no puedo sino pensar que tarde o temprano has de descubrirlo. O tanto se ciega una? Esa idea del amor (tan enfermiza, tan disfuncional, tan estúpida, tan devastadora) es lo bastante incapacitante como para impedirnos ver? Incluso cuando uno de nuestros hijos está sufriendo las consecuencias de la maldad de nuestro compañero? No lo entiendo. O tal vez no lo creo. Y, de todos modos, cuando la verdad nos estalla en la cara, cuando su foto sale en los medios, cuando tras su nombre y su rostro aparece el pavoroso título ("asesino", "violador" o "pederasta" en este caso), hasta dónde es capaz de llegar ese "amor", o, mejor dicho, esa "necesidad" del otro? Ella dice que creía en la inocencia de su amado. Cómo podemos describir eso? Fidelidad? Estupidez? Confianza? Osadía?

Ya me parece tremendo que una se arriesgue. Pero arriesgar a la propia sangre... es algo que jamás comprenderé. Cómo es posible que uno de tus cachorros te confirme las peores sospechas y prefieras conservar al macho? Pienso en las leonas, en esa conducta suya que nos parece tan insólita: cuando se aparean con aquel que mató a sus camadas. En el reino animal prima la supervivencia, la ley del más fuerte. En el reino racional también? Qué mecanismo puede hacer que una mujer elija a su compañero antes que a su prole, incluso cuando la elección parece tan obvia, incluso en casos en los que no ya el sentido común, sino el mero instinto debiera impulsarnos a correr, a ponernos a salvo junto a nuestros chiquillos?

Relaciones patológicas. Las hay de muchas clases, o eso pienso yo. Algún día me pondré a divagar sobre el tema, como tengo prometido. Pero hoy me centro en esta historia. Hoy toca centrarse en la realidad de una mujer que supo, negó, cerró los ojos, amó (o necesitó), eligió y traspasó cualquier límite. Una mujer que (espeluzna pensarlo) se dedicó durante años a proteger a menores víctimas de abusos sexuales, mientras los consentía en su propia casa. Una mujer que (seguramente) aconsejó a otros niños mientras desoía a su hija, se enfrentó a padres sádicos mientras dormía con la bestia, apoyó a otras esposas mientras ella consentía. Una mujer dedicada a un oficio duro con un código muy claro. Una mujer que quizá se mostró luchadora e inflexible con los casos ajenos, cuando ella misma se encadenaba al verdugo de sus vástagos, al ogro de las pesadillas.

Hoy toca hablar de una mujer que, al hacerse pública la miseria, al verse apartada del macho, decidió que la vida de sus hijos ya no valía la pena. Ella alega que temía ser apartada de los niños. Como si la justicia castigara a un cónyuge por los pecados del otro. No suena, en realidad, a culpa? No suena a la vergüenza de ver la cruda realidad expuesta, esa realidad que la convierte en cómplice del espanto? No suena a rendición, como si esa madre hubiera asumido que no vale nada sin él, que no es capaz de criar a sus pequeños sola? Qué pasa por la cabeza de una mujer que opta por dejar a sus hijos, y a ella misma, en manos criminales antes que pelear sola? Cualquier padre, cualquier macho, es mejor que ninguno? Todavía?

25 comentarios:

Katha dijo...

Buenos días Lenka,

Algo oí el otro día en la radio, pero como estaba medio dormida no me enteré de mucho.

En lo tocante a mi niño salto directa a defenderlo, es algo instintivo. Y ahí que se aparten, que soy pequeña, pero rujo cual leona.

Un saludo.

Sra de Zafón dijo...

No sé qué pasará, pero, por desgracia, he vivido varias situaciones de dependencia tan enfermiza que da miedo y de dejadez que da asco.

P. Una cría de 16 años, "demuybuenacuna", se aparta de su familia y se refugia entre okupas que la protegen y la valoran.
Cambia la seguridad y comodidad de los bienes materiales por la incertidumbre que llega a dar el hambre. Y sigue estudiando, y sacando buenas notas, mientras curra en mil sitios distintos.
Sus progenitores la etiquetan de rebelde y de loca, pero curiosamente nadie llama a la policia para que la devuelva a casa, o se hagan cargo de ella los de menores. ¿Curioso, no?

A los veinte años irrumpe a gritos en casa de sus padres el día de navidad , y en medio de todo el glamour familiar, le dice a su madre, entre lágrimas y temblores, que el cerdo de su marido (también su padre) llevaba abusando de ella desde que tiene memoria y hasta que se fue de casa.
Esto hace veinte años que ocurrió...y ella sigue siendo la loca mentirosa.
Su madre ha sufrido un cáncer de mama y ella la ha estado cuidando todo el rato, incluso en la misma casa que su agresor. Durante esos meses el que dormía con temor era él, porque ella le había dicho que en cuanto desaparezca su madre se lo va a cargar, pero que como se pase sólo un poco se lo carga antes, y de modo tan sibilino que nadie sospechará. Ese miedo que provoca en él es su único consuelo.

La madre sigue viva y viviendo con él, a ella le dice que no pudo ser cierto todo aquello, que cree que todo fue fruto de su imaginación y de su mente extraña y enferma. La hija, dice que su madre es una enferma (emocional) y que ella la debe cuidar.

F. la prima pequeña de Amparo, ocho años menor y que vive con sus tios y primos, incluida Amparo. A los 17 años empieza a apartarse de su familia, y se vuelve muy reservada. Se va a la universidad y a penas pisa su casa. Se convierte en una ultrafeminista insoportable. Su carrera profesional, es abogada, es brillantísima, sus relaciones de pareja un desastre.
A los cuarenta años decide abordar su herida, mirarla de frente, y armándose de valor, reúne a todos sus primos, incluida Amparo, y les cuenta que el marido de ésta la acosaba y que quiso abusar de ella. También narra lo sucia que se sintió y cómo decidió no contar nada porque su prima estaba embarazada y muy feliz.
Hoy en día siguen sin hablarse, y la mayoría de la familia opina que si no lo contó con 17 años, ¿por qué contarlo ahora? No te jode…
Cómo si su miedo e incapacidad para manifestarlo en el momento fuesen los culpables y no el cabrón y abusador del marido de su hermana.

Y las reuniones de familia siguen… con el cabrón y sin ella...porque...cada uno te da una razón diferente que flipas … (la verdad es que no puedo explicármelo)

Es que no entiendo nada, Lenka. No entiendo que nadie quiera seguir con su pareja después de hacer tanto daño a otra persona, (normalmente menores), pero tampoco entiendo al resto de la familia que parece importarles más el qué dirán, que la justicia y el reconocimiento al agredido. su único consuelo. Esto ya no es dependencia enfermiza, ¿esto qué es?

Sra de Zafón dijo...

Ya estamos con las entradas que no me caben :-)
Sigo:

Lenka, yo no puedo imaginar el enterarme que mi pareja ha estado abusando de alguien, evidentemente, pero si me pongo en ese lugar lo único que me queda es pedir que alguien me sujete para no hacerle comer los huevos, pero a mi pareja y a quien sea, no porque tenga algo que ver conmigo.

. Hay una situación en la sé positivamente que sería capaz de matar a alguien, como dice Katha “es algo insitintivo” , es más, un día le di con una tabla en la cabeza a un tío, y no está muerto de milagro, pero estuvo en el hospital con fractura de cráneo.
El tío, un hijoputa de 23 años, recién salido de la cárcel, estaba humillando a un niño de once años con t.o.c., (antes un loco maniático) Lo tenía colgado de un árbol por los pies con los pantalones bajados. No pensaba abusar de él, decía, solo era para que dejara de hacer sus rituales de maniático. Lo avisé, le dije que lo soltará, me empujó y me tiró al suelo. Cogió un cigarrillo y lo acerco al culo del niño, el niño grito y vomitó, mientras él y sus admiradores (los que le temían) se reían. Yo sólo tenía quince años, y una tabla cerca de mí. Él volvió a acercar el cigarro al niño… y yo le di con la tabla en la cabeza...
Ese día aprendí que matar o no, a veces es sólo una cuestión de suerte, (si llego a tener un poco más de fuerza sería una asesina) pero sobre todo que la bestia también vive en mí. En mi caso sale ante el abuso, pero sale…

Besos

Katha dijo...

Pues mira Chusa,

Me alegro de que no tuvieras más fuerza por ti, no por él.

No entiendo como podía haber personas viéndole hacer eso a un niño indefenso y que se quedarán allí, aplaudiéndolo.
Oir/leer estas cosas hace que te dé "asco" el ser un "humano", porque los animales no creo que puedan ser tan salvajes como algunos humanos (salvo los leones que se cargan a las crías de las leonas. Matarile le daba yo al león). Nunca lograré entender cómo alguien puede hacer daño a un niño, mucho menos abusar de él, y si es su propio hijo ya ni te cuento.

Como decía antes, a mi niño que no me lo toquen y, como dices tú Chusa, no respondo así sea Rita la cantaora.

Un saludo

Katha dijo...

Por cierto Lenka, hay por ahí alguna versión que cuenta que no fue Medea quien mató a sus hijos. Tal vez me gustaría creer que no fue ella.
La Medea de tu entrada, en vez de a sus hijos, debería haber dirigido su furia contra Jason.

CHAO

Juan dijo...

No sé si recuerdas la entrada que hice sobre "las mujeres que aman demasiado". Pues esta señora entra de lleno en esta definición.

El comportamiento de estas mujeres es idéntico al de lo adictos "pata negra". Es una adicción con todo su cortejo de mentiras, autoengaños y negarse a ver y asumir la realidad. La adicción configura todo su mundo. Todo gira alrededor de la droga (que en este caso tiene piernas). Y ante la adicción son capaces de sacrificar a padres, hijos y espitus santos.

No es tanto una dependencia emocional, que la hay, como una dependencia adictógena.

Son personas que necesitan de un tratamiento idéntico al de cualquier otra adicción. Y el primer paso, imprescindible y el que más cuesta, es reconocer su adicción. El famoso "Hola, soy Pepito el de los Palotes......y soy alcohólico".

Juan dijo...

"Oir/leer estas cosas hace que te dé "asco" el ser un "humano", "

Comprendo perfectamente que te puedas sentir así, pero oigo mucho este tipo de expresiones y creo que son muy negativas para el que las piensa de esta manera.

La humanidad y el ser humano nada tienen que ver con estos salvajismos. Son acciones de algunos seres humanos, lo mismo que hay Ghandis y Teresas de Calcuta. Y ni me avergúenzo de lo que hacen los primeros ni me vanaglorio de lo que han hecho los segundos.

Creo que es una manera más sana de afrontar estos temas. Exenta de culpas es más fácil valorar para aprender que es lo correcto y lo incorrecto y aplicarlo a tu propia vida.

Katha dijo...

Juan,

Mi frase iba por los que se sienten muy superiores por ser "humanos", por encima de los animales. Para mí seres como los de los relatos de Chusa no se merecen el calificativo de humanos, pero tampoco de animales. Entiendo que los animales son salvajes para "sobrevivir". Pero los personajes de los que hablamos son salvajes porque sienten placer siendo salvajes.

Sobre lo de las culpas... no entiendo muy bien lo qeu quieres decir, pero si te refieres a que nadie está libre de toda culpa para tirar la primera piedra, estoy estoy de acuerdo. Ahora bien, en mi ley de vida entra en no hacer al prójimo lo que no me gustaría que me hicieses a mí. De hecho, mi niño tiene muy claro desde muy pequeño que no se hace daño a los animales, no se abandona a los gatos ni a lo perritos...

Te había comentado más cosas, pero el comentario se ha perdido y me ha tocado escribirlo de nuevo. Otro día más.

Lenka dijo...

Estoy de acuerdo en que tales relaciones enfermizas (de auténtica dependencia) son adicciones, Juan. Cuesta entenderlo porque no hay una sustancia ajena a la que culpar de ello (aunque, claro, la química, las emociones, ahí tenemos un montón de sustancias que viven con nosotros... el enemigo en casa, quizá), pero el esquema es el mismo. Cómo te anulas como persona, cómo dependes absolutamente del otro, cómo incluso sabiendo que el otro (la droga) es "malo" para ti y no te aporta nada positivo no pudes librarte de él (o de ella). Es brutal y aterrador. Pero es que, además, luego está la cabeza de cada cual. He conocido a muchos yonkis, y aunque su esquema sea muy similar, las historias son diferentes (tanto como lo somos las personas). Uno puede llegar a moler a palos a su madre por el dinero de una papelina. Otro prefiere alejarse de la familia porque siente vergüenza de en qué se ha convertido y opta por ahorrarles ese dolor. Uno puede culpar a los padres, el entorno, la sociedad, el mundo, la vida... otros asumen toda responsabilidad. Uno no dudará en robar bolsos a las ancianas del barrio, otro prefiere prostituírse para no tener que hacer daño a nadie más que a sí mismo.

Lo que siempre me ha asombrado es esa parte "misteriosa" (del cerebro, del alma, de la psique, llámalo equis) que hace que unos pasen ciertos límites que para el resto son intolerables. Eso que antes se llamaba "maldad" y que ahora etiquetamos con diagnósticos mentales. Y ojo, que no los niego ni por asomo. No niego las enfermedades mentales, las disociaciones con la realidad, los traumas arratrados e incapacitantes... pero siempre temo que eso del diagnóstico pase de ser herramienta para comprender y ayudar a ser excusa para lavarse las manos y no hacer nada. En ese dilema estoy siempre.

Lo que se cuece dentro de un ser humano siempre es un misterio. Qué pasaría por la cabeza de esta mujer? Quizá ni ella lo entiende. No lo sé, serán tantas cosas y por tantos motivos... no pretendo juzgarla, intento entender, aunque me consta que siempre me faltarán datos. Meras preguntas retóricas desde el espanto. Uno sigue preguntándose "cómo es posible", por más que tenga clarísimo que todo es posible, hasta lo peor.

Me fascina todo esto. Cómo es posible que alguien vaya rodando cuesta abajo hacia el horror y no se dé cuenta, o no quiera darse?? Cómo es que no hay algo (repito, no ya la razón, el mero instinto!) que te avise, que haga "click"? Son de esos mecanismos que uno quisiera que todos lleváramos "de serie".

Lo que más me preocupa es que, sin llegar a tales extremos, sigo pensando que hay millones de personas en el globo cuya idea de las relaciones humanas es (o me parece) de lo más insana y patológica. Gracias a dios rara vez se llega a la atrocidad, pero ahí esá el germen. Y eso acojona. Porque para que tantas veces tanta gente busque, mantenga y alimente relaciones tan poco sanas (y a poco que mires lo ves cada día, entre parejas, entre familias, entre vecinos, en general) debe ser porque de algún modo seguimos "fomentando" eso. Quizá sin darnos cuenta, pero imagino que lo hacemos. Cómo lo hacemos, de dónde salen esas ideas, esas cosas que damos por sentado??? De algún modo el germen está ahí, y debe estar camuflado de "cosa inocente" para seguir colando sin que nos demos ni cuenta. No pretendo ponerme paranoica, ni de lejos. Sólo pregunto y pregunto. Un tema que dará para mucho más, seguro.

Lenka dijo...

Ay, Zafo. Si supieras los rebotes que me agarro cada vez que oigo que ciertas cosas (el maltrato en la familia, los abusos sexuales) son "minoritarias"... Porque yo lo pensaba, yo la primera. Hasta que te metes en ello. O hasta que sencillamente te pones a comentarlo. Hace tiempo descubrí que, en mi círculo más o menos cercano, ocho de cada diez mujeres han sufrido algún tipo de abuso. Me quedé helada, sin más. Y me cabreé conmigo misma, porque hasta entonces la cosa había sido para mí mera anécdota contada entre cafés.

Un vecino mirón, un ex novio toca pelotas, un novio celoso patológico, un padre dictador, un profesor de manos largas, un tipo del barrio con ansias exhibicionistas, un amigo de la familia aficionado a tocar niñas, un párroco lascivo... joder, pero si es que era un no parar!! Y lo peor es que una misma se encoge de hombros, porque... es normal, no? Por habitual, digo. A quién no le ha pasado alguna vez? Y luego me indigné. Pero qué coño normal? Qué coño anecdótico????

Por qué seguimos normalizando esas cosas?? Y no estoy hablando del piropo del obrero, ni del chiste verde del compi de curro, no, no soy extremadamente sensible con esas cosas (confieso que me río). Hablo de tocamientos, hablo de fotos impropias, de exhibicionismo, hablo de comentarios repugnantes, de pasarse los límites del decoro y el respeto. Hablo de eso. Y eso, para mi asombro, es lo que tarde o temprano y en confianza acabamos cascando casi TODAS.

Es increíble que nos siga pareciendo "pasable" y que tantas carguemos con algo así. En parte me consuela pensar que si una lo ha encajado es porque no le ha devastado la experiencia. Bien, vale, pero pasó, pasa, está ahí, es una realidad. Le pasó a mi madre, a varias de mis tías, a mí, a montones de mis amigas, a hijas de conocidas, a compañeras de clase y de curro... joder! Si al final lo raro es que nunca te haya ocurrido! Ojo, y a hombres también, no lo niego. A mi padre, sin ir más lejos. No sé si es que ellos lo cuentan menos, pero coño, al final se ha librado alguien????

Son demasiados casos, demasiadas veces. Hay algo muy enfermizo ahí, algo que sobrevive y se alimenta no sé de qué, y algo que, como bien dices, encima se tapa. Porque o te culpan, o no te creen, o te dicen que exageras, que no es para tanto. Se oculta por el qué dirán, por una vergüenza que nunca debiera ser de la víctima. Se normaliza, insisto. Se asume!!

Lenka dijo...

Las cosas han cambiado, sin duda. Hoy las cosas se airean, se condenan, se castigan, pero algo no estamos haciendo bien del todo cuando sigue pasando tantas veces, cuando todavía hoy en tantos ambientes se sigue callando.

Igual es porque en toda familia hay víctimas (estoy segura, por desgracia) pero también verdugos. Un tío abuelo mío (político, aclaro siempre, como si quisiera dejar claro que no llevo sus genes!) se suicidó cuando se le destapó un escándalo así hace casi treinta años. Le recuerdo vagamente, un señor enorme, de risa fácil, desfachatado y siempre con comentarios medio soeces hacia mujeres y niñas, comentarios que, por entonces, se reían y celebraban mucho. Es un caso este hombre. Jaja Jeje. El padre de mi suegro nació fruto de las violaciones de un hombre hacia su propia hija, cosa que todo el mundo sabía en el pueblo y todos comentaban en corrillos. Nadie hizo nunca nada, porque esas cosas pasaban. Algunos hombres son así.

Sí, las cosas han cambiado mucho, pero parece que nos cuesta. Sigue pasando en muchas casas, se sigue ocultando. Hay zonas del planeta en las que el 70% de los jóvenes confiesan haber sido abusados dentro de la familia. Joder, el 70%, es que son muchos! Hay zonas del globo donde eso es NORMAL. Triste, pero normal. Triste y normal como la pobreza o la enfermedad. Cosas que pasan, vaya por Dios. Cosas que se asumen con pena, pero se asumen y a nadie sorprenden. Son muchos, son demasiados los hombres que creen que sus hijas les pertenecen. Y muchas las mujeres que se resignan a que sea así. Que ocurra en zonas de enorme miseria es penoso, pero uno medio comprende la idea del "cómo lucho contra esto, quién me ayuda, qué hago, a dónde voy con mis siete críos si no tengo nada, no soy nadie". Uno medio entiende que cuando algo está tan normalizado nadie te escucha, como no se escuchaba en este país a las maltratadas no hace tantos años (porque era NORMAL que tu marido te arreara de vez en cuando y quejarse resultaba una tontería). Pero aquí? Ahora? Mujeres con carrera, supuestamente independientes, con recursos, en un mundo que ya no tolera esas cosas o las tolera cada vez menos?? Ese es el gran misterio para mí. Que hoy día una persona confiese algo así y la familia le dé la espalda, que les moleste enterarse, que le echen en cara no callarse la boca, que sea ella la mala, la cizañera o la mentirosa!!! Es repugnante.

Katha dijo...

Lamentablemente he de darte la razón Lenka, mucha gente ha sufrido acoso, un intento de tocamiento... A mí no me parece normal para nada, pero desgraciadamente, parece ser más frecuente de lo que nos creemos.

Un saludo.

Lenka dijo...

Desde luego normal no es. Pero asombra ver lo habitual que sí es, y cómo se sigue considerando minoritario, cuando nada más lejos de la realidad. Eso cuando no se esconde directamente!! Igual es que resulta algo tan repulsivo que nadie quiere creer que pase tanto como pasa. La técnica del avestruz. Por eso decía yo que a lo mejor se tapa no tanto porque en muchas casas hay víctimas, sino por el miedo a admitir que, por esa regla de tres, en muchas casas hay verdugos. Será eso? Una cuestión de vergüenza social? Mejor no tocar mucho el tema, no sea que descubramos cosas que no queremos saber?

Lo peor es que con conductas así sólo perjudicamos a la víctima mientras que protegemos al criminal. Pero sí, empiezo a pensar que muchas veces la gente mira a otro lado o se cabrea si la verdad sale a la luz no por descubir que en su entorno hay un abusado, sino por la papeleta de admitir que en su entorno hay un abusador. Obvio que nadie quiere encontrarse con eso, pero quién dijo que la realidad tenía que ser siempre bonita??? Será que nos sigue pesando lo del honor de la familia y el miedo al escándalo? Se pide aún a tantas víctimas que se callen para que nadie sepa que tenemos una bestia en casa? Qué injusto. Cállate y carga tú con ello. Que no se sepa. En nuestra casa, en nuestrra familia, en nuestro apellido no pasan esas cosas. Eso sólo les pasa a los demás. Lo dicho: proteger al verdugo y abandonar a la víctima. Y vuelvo a las relaciones enfermizas. Porque, para mí, eso es lealtad mal entendida. Vamos, deslealtad pura, en realidad.

I need a miracle dijo...

Espeluznante me ha resultado esta noticia como muchas otras del estilo o temática que comentas. Solo (ahora mismo) puedo decir una cosa, esas mujeres que no consiento en llamarlas madres (lo de madre hay que ganárselo) son igual de culpables que sus compañeros o incluso aún mas, porque si has traido a ese hijo/a al mundo tu deber y obligación es protegerla/o de todo mal cuando aún son indefensos Y si por desgracia no has podido en el momento en que sucediera, hay que defenderlos hay que arroparlos, cómo? no digo que matando a ese asqueroso que incomprensiblemente en algunos casos es el verdadero padre. Si no haciendo lo que debe hacer una madre, ponerse del lado de sus cachorros y no del hombre que es capaz de hacer tanto daño a la sangre de tu sangre.

Y luego so tía cobarde, no los mates a ellos para saciar tu culpa, matate tu, haz lo que te venga en gana con tu vida, pero ya que no les has concedido el privilegio de una linda infancia ocultando o consintiendo aberraciones sobre ellos, dales la oportunidad de que el dia de mañana puedan, intenten ser felices.

La historia que cuenta la Sra de Zafón (por cierto que ya se le echaba de menos) es terrible y real, mas de uno/a conocemos casos similares y tristemente a ojos de la familia al fina se hace culpable a la victima de un modo u otro.

Yo hoy por hoy se, que mi madre sería capaz de matar a quien fuera de enterarse que abusaron de mi, haga los años que haga y sea quien sea. No es necesario acabar con la vida de nadie, lo imprescindible es defender a tu sangre.

Bueno y eso que solo podia decir poco ;)

Besos a todos/as

Juan dijo...

Katha, en lo de las culpas, que no lo he explicado nada bien, me refería a que el hecho de que un "semejante" haga una barbaridad, yo no me siento culpable para nada ni me avergüenzo de lo que ha hecho. A mí no me da "asco" ser hombre por el hecho de que hayan hombres abusadores o maltratadores. He desterrado en mí lo de la vergüenza ajena. Sólo siento vergüenza por lo que yo haya hecho mal.

A esto me refería. Yo no soy culpable de lo que hagan otros hombres, por el hecho de que yo también lo sea, ni soy culpable de ser cordobés ni me avergüenzo de ello por el hecho de que otro cordobés haya hecho una barbaridad ni me avergüenzo de ser español por las barbaridades que cometieron otros españoles en América.

Tenemos que despojarnos de este tipo de culpas que son ajenas por completo a nuestra persona. Nuestros pecados sólo son los nuestros, no los pecados de nuestra tribu.

Lenka dijo...

Parece tan obvio, verdad, Síes?? De ahí mi estupor ante estas cosas. El estupor de todos, supongo.

Juan, dices bien, nadie debe cargar con culpas ajenas. Pero es cierto que a veces uno no puede dejar de condolerse por la brutalidad humana (o de algunos humanos). No es exactamente sentir culpa, o vergüenza (en sentido estricto), supongo que es una mezcla de espanto, sorpresa, indignación e incomprensión. Digo yo, que soy muy dada a eso de la vergüenza ajena, no sé por qué razón.

Juan dijo...

Lenka, yo creo, y en esto tienes mucha más experiencia, que lo más destructivo para la personalidad, el alma, el ser, o como lo queramos llamar, de una persona es una adicción. Es lo más destructivo. Puede llegar a despersonalizar por completo e incluso, no sé si existe el palabro, apersonaliza. Como en todo, hay grados. Pero se puede llegar hasta los extremos más increíbles, como el caso que nos has planteado. Y la adicción, como bien dices, tiene sus pautas universales pero también hay diferencias dependiendo del adicto.

Y cuando salen estos casos extremos en la prensa, como el que has puesto o el del mosntruo de Amsteten, no sé si es positivo. Me explico. Cuando en un entorno en que hay abusadores se lee esta noticia, se tiende, por muchos, a minimizar al abusador propio. "Fulanito no es tan malo, solo toquetea un poquito, nada más". Se les disculpa a medias por el insano "y tú peor" o "los hay peores". Y eso ayuda a "normalizar" o disculpar, o directamente exculpar, situaciones intolerables.

Una pregunta Lenka. Según tus experiencias con adictos, ¿crees posible tratar de forma similar esta adicción "de amor".?

Lenka dijo...

Te lo diré cuando pase el verano, Juan, porque entonces podré comparar mejor. Justo esos meses estaré trabajando (por fin!) con mujeres que amaron demasiado. Y creo que conocerlas será más instructivo que leer cualquier tratado sobre la materia.

Verás, de momento sí que creo que es un problema parecidísimo a la adicción. Pero le veo también un añadido. Entre los adictos hay personas que empezaron por un problema (un despido, un abandono, la muerte de un ser querido, un fracaso, una depre) y otros que empezaron por diversión, por castigar a papá y mamá, porque la pareja lo hacía también, por integrarse en un grupo, porque es cool, por montones de razones distintas. Generalmente porque no se veía el peligro, sólo la parte lúdica del asunto.

Puede pasar eso también en las relaciones? No lo sé. El enganche es muy similar, la persona al fin descubre que eso no es bueno, pero manifiesta necesitarlo. No puedo vivir sin coca, no puedo vivir sin él. Es lo mismo. Lo que no tengo claro es el inicio, el por qué. Mi sensación es que las personas (normalmente mujeres) que se atan a tíos indeseables tienen alguna carencia de calibre tremendo. Algo falla, algo no está, algo no encaja. Algo se "malaprendió". a veces se repite el cuadro que se vivió en la infancia, a veces se arrastran montones de miedos, a veces una tía que lo tuvo todo se mete en ese lío porque se crió entre algodones y jamás en la vida tuvo que pensar por sí misma ni tomar una decisión. A veces la mujer cree que no merece nada mejor, o que no existe nada mejor. A veces cae en un victimismo horrible y ser pareja de una bestia la hace sentir "especial", en el sentido de que la gente la compadece. A veces parece que se enganchen a los gritos, al estrés, a las broncas. A veces ellas mismas son tremendamente violentas a su vez. Y no pocas veces muchas se "idiotizan" con la idea de domar al chico malo, de ser la musa del poeta maldito. Pero eso queda mejor en las pelis que en el mundo real.

Supongo que con todo eso podemos seguir haciendo la analogía de las adicciones, claro. Quizá muchos toxicómanos también arrastran cosas y "malaprendieron cosas", o sienten vacíos que tratan de llenar. No lo sé. Espero saber más en unos meses. El detalle que me encaja menos es que la heroína, por ejemplo, te provoca sensaciones alucinantes y potentes que es normal que enganchen. Pero que te peguen, que abusen de tus hijos... qué puede dar eso de bueno? Por encantador que sea el hombre que viola a tu hija, por detallista que logre ser, por flores que te regale, por muy bien que se le dé tener dos caras... cómo es que compensa?? Igual es hasta más fuerte que la droga.

Juan dijo...

"Principalmente a través de las esposas y novias de adictos, comencé a entender la naturaleza del hecho de amar demasiado. Sus historias personales revelaban la necesidad de superioridad y sufrimiento que experimentaban en su papel de "salvadoras" y me ayudaron a comprender la profundidad de su adicción a un hombre que, a su vez, era adicto a una sustancia. Era evidente que, en esas parejas, ambos integrantes necesitaban ayuda por igual, y que ambos estaban literalmente muriendo por sus adicciones: él, por los efectos del consumo de sustancias químicas; ella, por los efectos de una tensión extrema.

Esas mujeres co-alcohólicas me clarificaron el increíble poder y la influencia de sus
experiencias infantiles sobre sus patrones adultos para relacionarse con los hombres. Ellas tienen algo que decirnos a todas quienes hemos amado demasiado acerca de la razón por la cual hemos desarrollado nuestra predilección por las relaciones problemáticas, cómo perpetramos nuestros problemas y, lo más importante, cómo podemos cambiar y mejorar."

"Las siguientes características son típicas de las mujeres que aman
demasiado, mujeres como Jill y, tal vez, como usted.
1. Típicamente, usted proviene de un hogar disfuncional que no satisfizo sus
necesidades emocionales.
2. Habiendo recibido poco afecto, usted trata de compensar indirectamente esa
necesidad insatisfecha proporcionando afecto, en especial a hombres que parecen, de alguna manera, necesitados.
3. Debido a que usted nunca pudo convertir a su(s) progenitor(es) en los seres atentos y cariñosos que usted ansiaba, reacciona profundamente ante la clase de hombres
emocionalmente inaccesibles a quienes puede volver a intentar cambiar, por medio de su amor.
4. Como la aterra que la abandonen, hace cualquier cosa para evitar que una relación se disuelva.
5. Casi ninguna cosa es demasiado problemática, tarda demasiado tiempo o es
demasiado costosa si "ayuda" al hombre con quien usted está involucrada.
6. Acostumbrada a la falta de amor en las relaciones personales, usted está dispuesta a
esperar, conservar esperanzas y esforzarse más para complacer.
7. Está dispuesta a aceptar mucho más del cincuenta por ciento de la responsabilidad, la culpa y los reproches en cualquier relación.
8. Su amor propio es críticamente bajo, y en el fondo usted no cree merecer la felicidad. En cambio, cree que debe ganarse el derecho de disfrutar la vida.
9. Necesita con desesperación controlar a sus hombres y sus relaciones, debido a la poca seguridad que experimentó en la niñez. Disimula sus esfuerzos por controlar a la gente y las situaciones bajo la apariencia de "ser útil".
10. En una relación, está mucho más en contacto con su sueño de cómo podría ser que
con la realidad de su situación.
11. Es adicta a los hombres y al dolor emocional.
12.Es probable que usted esté predispuesta emocionalmente y, a menudo,
bioquímicamente, para volverse adicta a las drogas, al alcohol y/o a ciertas comidas, en particular los dulces.
13. Al verse atraída hacia personas que tienen problemas por resolver, o involucrada en situaciones que son caóticas, inciertas y emocionalmente dolorosas, usted evita concentrarse en su responsabilidad para consigo misma.
14. Es probable que usted tenga una tendencia a los episodios depresivos, los cuales
trata de prevenir por medio de la excitación que proporciona una relación inestable.
15. No la atraen los hombres que son amables, estables, confiables y que se interesan
por usted. Esos hombres "agradables" le parecen aburridos."

Robin Norwood.

Sra de Zafón dijo...

Efectivamente,Lenka, son demasiados casos, demasiadas veces. Todo parece estar "normalizado" y antes es la tribu (el"honor" de la familia) que la víctima en casi todos los casos.
En el segundo caso que os contaba, la chica tuvo relaciones con hombres y mujeres, con lo cual ella es la inmoral, la viciosa, la inestable, en definitiva la loca y la lesbiana guarra . No así el marido de su prima, ese padre de familia que trae el sustento a casa, que acompaña a su mujer a misa los domingos, y que lo más golfo que se sabe de él, es que de vez en cuando toma alguna copilla en el puticlú de turno, algo que aceptan implícito al ser un buen macho, y consideran de lo más habitual en los hombres.
¿Con qué varas medimos la honestidad, la lealtad, etc en hombres y mujeres?
Esa es la pregunta que yo le hice a la mujer de este abusador...
Según ella su prima es una cerda que le metió las tetas en la boca a su marido y que ahora quiere destruir su matrimonio. Pero no confiesa las horas que pasó llorando cuando sus niños eran pequeños, porque él no pasaba una noche en casa, por ejemplo, Como tampoco confiesa el pánico que le da el verse sin el sueldo que él trae a casa todos los meses mientras ella plancha viendo "Salvame..."

Y aquí enganchamos con las mujeres que necesitan demasiado, ya que a mi el término amar demasiado me parece erróneo.

El libro de Robin Norwood no tiene desperdicio, el trozo que ha colgado aquí Juan es muy descriptivo. Yo me quedo con eso de que ir de salvadora, o salvador despista mucho sobre las "debilidades" de uno mismo.
“Disimula sus esfuerzos por controlar a la gente y las situaciones bajo la apariencia de "ser útil".
Normalmente es mucho más gratificante "salvar" a los demás de sus demonios, e intentar convencerles de lo necesarios que somos para esa persona, que mirar dentro de uno mismo y afrontar las carencias, miedos, etc.propios
Tengo una amiga que sólo le gustan los hombres que no le hacen caso, otra que sólo ha tenido parejas con grandísimos problemas de autoestima, hombres muy celosos que montándole pollos le demuestran "según ella" cuánto la aman.
Otra que de tan útil y necesaria que se sentía se quedó hasta sin sus hijos.
Una de mis vecinas se casó con su abusador y no fue capaz de librarse de su adicción ni cuando la dejaba encerrada en casa, "para que no pudiera irse por ahí de puta."
¡Aquí al lado, pegada a mi casa!... hasta que después de diez años y dos hijos ella dejó de sentir "amor" por él y decidió pedir ayuda.

Sra de Zafón dijo...

Esto ya no cabía.

Está demasiado extendida la idea deque amar es sufrir, y de que si eres capaz de prescindir de la vida en común con tu pareja, porque te hace sufrir y no te compensa, es que no lo amabas.
Muchísimas mujeres justifican lo que consienten en nombre del enamoramiento, como sí éste te amarrase la voluntad de tal modo que fueses un pelele.
Yo he estado varias veces enamorada, y ahora mismo amo como una …vaca,  pero tengo clarísimo lo que me hace sufrir y que nunca viviré, por más que me hiciera llorar la ausencia y renuncia a la persona a la que amo.
En el fondo de todo esto está la adicción, pero sobre todo la incapacidad para gestionar el mono y para sentirse un ser autónomo, libre y completo.

Me cabrea enormemente que un tío o tía con semejante “tara” vital vaya presumiendo por ahí de que él o ella es el que más ama .

Besos, me voy a la plaaaaayyaaa

Juan dijo...

Estoy de acuerdo contigo Chusa. La denominación de mujer que ama demasiado no es en absoluto adecuada, porque eso es cualquier otra cosa que amor, al menos el concepto que tengo de amor.

A mi una de las cosas que más me llamó la atención es que, según la autora, es un hecho muy frecuente entre las mujeres. Que también se da en algunos hombres, pero es más excepcional. De hecho, conozco algún caso de libro. Y que se puede dar en muchos tipos de mujeres, incluyendo las que aparentan ser independientes, con un trabajo bien retribuido y demás.

Mujeres que no sufren presiones para seguir con sus parejas, como sucedía antes, sino todo lo contrario, todo el mundo intenta convencerlas de lo desafortunado de su relación.

¿Cuántas mujeres maltratadas pertenecen a este tipo de relación?. Me imagino que son legión. Y la mayoría jamás denuncian.

Me imagino que una buena parte de mujeres asesinadas por sus parejas, son este tipo de mujer que, de pronto, son conscientes de su adicción y consiguen abandonar al cabrón. Este, que ha sido tan mal acostumbrado, que considera a la mujer de su propiedad, que siempre ha sido consentido en todo por su esclava, no acepta perder lo que es "suyo" y.....si no es para él, no será para nadie.

Lenka dijo...

Coincido con vosotros. Eso no es "amar demasiado", es, en todo caso, "amar mal". He tenido muchas broncas con muchas mujeres a lo largo de mi vida porque, al parecer, mi modo de entender el amor es de lo más raro y egoísta. Curioso, porque antes amaba muy mal y me costó mucho "desaprender" esas cosas. Ahora resulta que no, que lo "normal" era lo de antes: sufrir, padecer, entregarse sin ningún límite, dejarse la salud en el intento. Porque todo lo que no sea eso, no es amor. Yo lo siento, pero me niego a aceptarlo. Ni en el amor de pareja, ni en el filial, ni entre amigos. El amor no es eso para mí. No implica nada de eso. No implica anularse ni vivir en el sufrimiento.

Por qué hay tantas mujeres "independientes", cultas, preparadas, que soportan eso? Quizá porque, como está tan normalizado, no conocen otra manera. Si hay algo que no vende y que se suele despreciar es el amor tranquilo. No vende el amor de los ancianos porque es poco estético (en fin!) y suele quedarle poco de arrebatado. No vende ni arranca suspiros el amor plácido, respetuoso, cariñoso y amable porque suena a cosa aburrida. Lo que vende es la bronca, los celos, el desequilibrio, el "déjame pero no me abandones", el castigarse y castigar al otro. Venden las pelis y las novelas. Amores enfermizos y con obstáculos, porque si no los hay ni es amor ni es nada. Todo eso lo confundimos con "pasión". No sé quién nos ha vendido semejante moto (yo siempre echo la culpa a varias cosas: noveluchas, películas ñoñas, el machismo judeocristiano de la mujer puta/ mujer santa, el ideal del amor cortés, la dama pura e intocable, y después de eso, por pura oposición, la mujer hiperzorra que debe ser una provocación andante si no quiere pasar por tonta del higo; o sea, las malditas etiquetas de siempre que intentan encajonarnos en categorías de "normalidad", como si algo tan íntimo como amar no debiera ser cosa de cada cual).

La visión del amor está hecha un lío de tres pares. Por un lado las mujeres deben seguir siendo entregadas, sumisas y solícitas, como madres de sus parejas. Y aguantarlo todo, porque sufrir ennoblece el amor. Por otro lado deben ser casquivanas, exigentes, caprichosas (porque ellas lo valen), dominantes y, en general, todo aquello que se aleje radicalmente de todo lo que huela a "abuelas", "amas de casa" o "sometidas". Es una trampa absurda, porque mantiene lo mismo que critica en ambos sentidos. Y lo encuentro de lo más machista. Y falso. No te liberas en realidad. Has de ser una santa y una puta siempre en función de lo que tu hombre necesite en cada momento, de lo que se espere de ti. Se supone que esto debiera ser un chollo para ellos, pero resulta que lo que provoca son legiones de relaciones disfuncionales en las que ni ellas ni ellos dicen ser felices ni entender al otro.

Con ellos, claro, pasa otro tanto. Deben ser tiernos mancebos a ratos y machotes dominantes a ratos. Pasarse por un lado es pecar de ñoño y aburrido, pasarse por el otro te convierte en cabrón. Al final se nos olvida que cada cual debe intentar ser feliz, diga lo que diga el resto, y buscar aquello que le haga feliz. Parece sencillo, pero por lo visto no lo es, porque la peña anda siempre estresada, cabreada y amargada. Me parece que seguimos confundiendo cosas. Dar por sentado que una pareja tranquila, bien avenida, respetuosa y tierna no puede tener pasión desatada y divertirse un huevo me parece una chuminada tremenda.

http://bowmanpoole.spaces.live.com dijo...

Es un placer leerte

Lenka dijo...

Lo mismo le digo.