lunes, 5 de enero de 2009

Con-tu-mismo


Siguiendo el consejo de Juan, voy a plagiarme a mí misma hablando de un tema que me tiene fascinada hace tiempo. A nadie se le escapa que vivimos en un mundo ferozmente consumista. Se trata de un engranaje perfecto de puro simple, aunque parezca complejo. Deseamos lo que vemos, que diría Lecter, así que resulta sencillo meternos cosas por los ojos, máxime si nos lo envuelven con colorines, musiquillas pegadizas y si es un ídolo el que nos lo ofrece. Pero vayamos por partes.

Hace tiempo que suplimos nuestras necesidades básicas (alimento, refugio, calor, vestido) y, como dijo el señor aquel de la pirámide, tenían que aparecer necesidades nuevas. Nuestros ancestros no se aburrían porque no tenían tiempo. Les bastaba con sobrevivir. Hoy día, que no nos acechan depredadores al salir de la cueva, ni vienen los del clan vecino a meternos un estacazo, nos encontramos con que nos sobran horas que hay que llenar. Y, desde que empezó ese proceso, estamos inmersos en la espiral. Avanzamos. Una vez explorado el planeta, por qué no la luna? Una vez conocida la tierra firme, por qué no el fondo del mar? Una vez conocidas las bacterias, por qué no descifrar el genoma humano? Una vez inventado el teléfono, qué tal internet? Es innegable que la mente humana es inquieta, queremos más, vamos a más, y eso nos proporciona comodidades impensables medio siglo antes (o menos, porque cada vez es todo más rápido) pero resulta que también nos esclaviza de mil maneras.

Alguien se ha preguntado por qué aquella primera nevera que se compraron los abuelos con enorme esfuerzo sigue funcionando eones después en la casa del pueblo, mientras que la nuestra, último modelo, flamante y maravillosa, con función no frost y la madre del cordero, ya empieza a perder agua y se le caen los cajones del congelador? Alguien sabe por qué nuestos vaqueros del insti siguen enteros (aunque ya no cabemos en ellos) y los que nos compramos el año pasado están hechos unos zorros? Por qué, si tenían todo el material desde el principio, sacaron cuatrocientas versiones y packs limitadísimos de El Señor de los Anillos, y cada nueva entrega tenía algo que la anterior no tenía? Porque, como cuenta el documental aquel que alguien nos enseñó (fue Kaken??) no interesa la perdurabilidad de las cosas, todo es finito, todo tiene que romperse, escacharrarse y quedarse obsoleto, hay que modernizarse cada mes y estar al día, y gastar, gastar, consumir, y formar parte de la rueda.

Y, por qué? Para ser alguien. Juan se pasma de que, en plena era de la tecnología, la comunicación y la ciencia, estemos cada vez más solos, más aislados. Resulta pasmoso también que en una época tan aparentemente aséptica, segura y avanzada, cada vez tengamos más miedo, seamos más paranoicos. Hemos curado la gripe y podemos vivir con el corazón de otro, pero andamos cargados de stress, ansiedad, neuras, fobias, histerias y síndromes. Hemos, prácticamente, asegurado nuestra vejez, pero nos aterra la idea de llegar a ella, de arrugarnos, de estropearnos. Ya no tenemos lepra, pero tenemos algo casi peor, horror, tragedia: celulitis y estrías, patas de pollo, flaccidez y descolgamiento!!!

Es una época individualista, competitiva y, en mi opinión, superficial. No importa lo que se es, importa lo que se parece. Hay que aparentar belleza y juventud eternas, clase y distinción, ser modernos, estar al día, poder con todo, verlo todo, saberlo todo. Somos lo que parecemos y lo que tenemos. Nos venden exclusividad por kilos, ser especial es ser como el resto en una paradoja descomunal. Si no tienes tal coche, no eres. Si no usas tal perfume, no eres. Los que son, lo tienen. No lo tienes? No eres. Hay que ser. Ser qué? Único, diferente, exclusivo. Como todos esos. Sólo serás tú misma si usas la laca de Penélope, que, obvio, la usan todas las demás para ser como Penélope. Cómo se puede ser exclusivo así, saltando de cabeza al montón? Cómo se puede ser uno mismo basándose en cosas, adornos, firmas, marcas, diseños, etiquetas, tribus?

No puedes ser George Clooney, pero puedes vestirte como él, perfumarte como él y beber el mismo café que él. Puedes parecerte a él, y entonces serás auténticamente tú. No sé a vosotros, a mí se me escapa el concepto. Supongo que siempre (o desde hace mucho) ha existido esta paranoia entre lo que somos realmente y lo que queremos ser, lo que deseamos mostrar a los demás, lo que creemos que se espera de nosotros. Imagino que nunca ha sido fácil equilibrar todo eso, pero es que ahora... hay que parecerse a tanta gente, tener tantas cosas, ser tan auténticamente... todo!! Tenemos tanto tiempo, tantos huecos que llenar... ropa de diseño, coches de diseño, uñas de diseño, pelo de diseño, pisos de diseño, muebles de diseño, relojes de diseño, comida de diseño, cuerpos de diseño, vacaciones de diseño, y deportes, y fiestas, y juegos, y taras y vidas de diseño.

Nada de veranear en Torremolinos, como los cutres. Hay que ir a Vietnam, como ellos, los del glamour y el status. Qué es eso de irse al campo con la tortilla y las palas? No, hagámonos socios del club de golf, como ellos. Aunque no juguemos en la vida. Hagamos puenting, y spatarring, y trompazing, que es más moderno. Para qué ser un feliz mediocre, cuando puedes ser antisocial y fóbico, como ellos, tomar prozac como ellos y hasta esnifar, como ellos?? Es mucho más cool. Hasta envidiamos las miserias de los otros, de ellos, de los dioses. Mi vecina es una zampabollos, Lady Di era bulímica, que todavía hay clases. Yo estoy como una cabra, la Jolie es excéntrica, ella. Qué mona.

Hagamos fen shui, y tai chi, y pilates, y seamos de la kábala y la cienciología, y comamos cardos borriqueros y bebamos agua fresca de manantial tibetano, porque lo hacen ellos. No tenemos ni la más remota idea de qué es, ni para qué sirve, pero lo hacen ellos (que tampoco tienen la menor idea de lo que es), y suena bien, y lo venden bonito, así que hagámoslo. Que es lo último. Tía. Que no te enteras.

Y, claro, como la publicidad es tan lista, sabe bien cuáles son nuestras limitaciones. Sabe que algunos nunca podremos tener los pedruscos de Nicole (si acaso en los riñones) ni el buga de James Bond. Así que nos ofrecen cosas a nuestro alcance, al alcance de todos esos que queremos ser una élite, ser únicos y exclusivos. Y se inventan un lenguaje propio y absurdo para hipnotizarnos. No me refiero a las cremas con ADN vegetal, ni al detergente oxi-action con sistema inteligence (dioooooos!), me refiero a lo que ya cantó Sabina cuando descubrió, seguramente horrorizado, que El Dodaro era un champú. Resulta que la revolución es un cepillo de dientes. Que se pueden reivindicar los rizos!!! Que las pestañas pueden ser extremas!!! Y la perfección, un afeitado!!! Un climatizador es arte!!! Y la magia de la Navidad... la tiene El Corte Inglés!!!

Vaya por delante que admiro enormemente la creatividad de algunos publicistas, capaces de contarnos cualquier historia en apenas unos minutos. Pero confieso que algunas estrategias de marketing me dejan muerta. Hay palabras que se han pervertido por completo, otras las han inventado sin sonrojo y otras nos las meten con calzador con cualquier excusa. A este paso hasta las plantillas para pies fétidos serán un símbolo de clase y glamour. Adquiera esta joya exclusiva, con certificado de autenticidad que vestirá su muñeca con elegancia y distinción, y páguela en cómodos plazos... me desternillo. Oiga, usted, es que la clase está reñida con las cuotas? Nooooo, ya no. Se puede ser distinguido a plazos y sin intereses. Es cómico, o al menos a mí me lo parece.

Y el remate final, el lema del siglo, la frase con mayúsculas y letra de imprenta: "no es lo que tengo, es lo que soy". Toma ya. La paradoja es que si no tengo, no soy. Por eso hay que tener y tener. Cada vez más. Para ser yo mismo, como Banderas y la Scarlett. Y de tanto consumir... nos estamos consumiendo!!!!

Advertencia: esta entrada es puramente cómica, seguramente exagerada y hasta banaliza cuestiones serias por puro afán incordión. Que nadie haga demasiado caso. Estaba un pelín ociosa y decidí tocar un rato las narices. Sin más. Porque yo lo valgo.

21 comentarios:

Lenka dijo...

Se me olvidaba: otro día hablaré de ese bastión de la publicidad, ese arte inconmesurable, esa maravilla entre las maravillas... los anuncios de compresas!
;)

Rogorn dijo...

A mí este tema siempre me pareció de esos muy lucidos para hacer columnas, pero luego la gente en general no es así. La gente sabe exactamente que no se va a volver como Charlize Theron por echarse J'adore ni le va a entrar el meneo de Shakira por comprarse su reloj. A mí me parece que simplemente cada uno tiene sus caprichos, precisamente por lo que dices, porque ya tenemos las necesidades básicas cubiertas. Puede haber casos de más o menos descuido o más o menos adicción (aunque eso ya sería una enfermedad), pero la inmensa mayoría de la peña no tiene problemas de consumismo. Simplemente se da el gusto de gastarse su dienro duramente (según los casos) ganado. Una partida de Playstation (o quinientas) o un paseo en una moto mayor que una Vespa pueden parecer consumista a ojos de otra persona, pero estoy seguro de que quien los hace lo tiene controlado. O ya vendrá el banco a controlarlo por él.

Así que el tono es el justo, jeje.

Rogorn dijo...

Por cierto, ya me os estáis viendo TODOS 'Mad men', que va de tabaco, de publicidad y de relaciones humanas. La primera temporada está ya en dvd y la segunda la están dando por la Plus. Y ambas disponibles donde siempre. Os puede dar para unas 748 entradas o así.

http://blogorn.blogspot.com/2008/11/mad-men-2007.html

Lenka dijo...

Querido Ro, la gente no será (no seremos) tan así, y tendrá claro que no se va a convertir en la Klum por mucho que compre Victoria´s Secret de esos, pero, de alguna manera, está claro que funciona. Porque los publicistas son mu liiiiistos, y si no funcionara ya hace tiempo que habrían utilizado recursos nuevos.

No puedo ser la Jolie, pero, y si puedo tener el pelo de la Jolie, o las cejas como la Jolie? No es tan raro, ya que hay gente que incluso se pone los labios, pómulos o pechos de la Jolie. Pues fíjate, el pelo sale más barato y es menos invasivo un champú que un bisturí. Está (supuestamente) al alcance de cualquiera.

Si no funcionara, los famosos no conbrarían millonadas por representar a ciertas marcas, ni se molestarían en "sacar" líneas de perfumes y lencerías. Funciona porque es un mundo brutalmente consumista, con sus ídolos y dioses, con su competencia, y, aunque sea inconscientemente, yo deseo las caderas de Shakira, y, como no las tengo, ni las tendré, a lo mejor puedo tener su pelo, o vestirme como ella, o llevar su reloj.

Igual es como los niños. No, no quiero mi juguete de porquería (aunque estuve dando la coña con él meses) quiero ese otro, porque lo tiene otro niño, y, sólo por eso, ya mola más que el mío. Y ahora quiero el tipo de aquella, y la cara de la otra, y los millones de ambas y el marido de esa de ahí, pero no es posible, así que tendré sus vaqueros, su colonia y su reloj, hala.

Obvio, no es tan así de enfermizo, simplemente lo ves, lo quieres y, si puedes, lo compras. Porque te gusta y ya está. Además, en esto del consumismo también hay grados, como en todo. Está la gente del: pos ya pue ser el perfume de Mengana, que lo va a pagar Rita. Y la gente que se desvive por tener y tener hasta la ruina total. En cualquiera de los infinitos grados, somos consumistas, eso no se puede negar.

El famoso vende más de lo que jamás vendió el señor de bata blanca (que muchas veces era un actor, jajaja) Mira la Beyoncé, vendiendo unos rizos que no son suyos! La tía está pelona como un huevo de tanto estirajarse las greñas, anda con pelucas y lo sabemos, pero ahí está, divina ella, reivindicando "sus" rizos (alguien se cree que esos tirabuzones delicados son pelo de negra???) Y vende. Porque es ella.

Sra de Zafón dijo...

Me doy cuenta que soy paradógica hasta para la publicidad.
Apenas veo la tele y menos los anuncios, pero sin embargo mis amigos me traen dvds con certámenes de publicidad y ¡me encantan!
Me gusta el formato de anuncio para crear una historia sorprendente, pero reconozco que mi cerebro es poco permeable al objetivo final de hacerme desear el objeto.
Ahora bien, hablo de anuncios que van a concursos de publicidad con ciertas pretensiones estéticas, narrativas, graciosas o impactantes sin más, no de anuncios de esqueletos con los morros pintados y las piernas como agujetas de calceta que, desgraciadamente, marcan tendencia, o de niños y niñas chillones, difrazadas ellas de chonis y ellos de erizo hortera, anunciando juguetes, o mujeres con alas revolcándose como ranas por mis praderas. Cada vez que las veo me entran ganas de afilar mi cornamenta.
El de los tampones que te permiten llevar minifalda, ¡qué generosidad! está entre los que se llevan la palma...

Que sí,qué viva la publicidad y quien se la crea que los que la crean ya viven de ella!

Un beso para tí y tu gran ingenio

Rogorn dijo...

Si no digo que la publicidad no funcione. Digo que la gente responde a ella mucho menos de lo que se piensa.

El santo grial de un publicista sería no ya colocar su producto en la cesta de la compra de quien necesita adquirirlo, dejando en el estante los de la competencia, sino crear una necesidad que no estaba ahí. Hacer comprar algo que no se deseaba antes. Como por ejemplo una camiseta réplica de la de tu equipo favorito, cuando para jugar o ver el partido te vale con la de limpiar la casa los sábados.

Sin embargo, aún en esos casos, la gente no es una zombi, sino que decide que va a gastarse ese dinero en es producto para su ocio, su disfrute o su apariencia, plenamente consciente de lo que hace y de cuánto cuesta. Se comprará esa camiseta porque así se identificará más con su equipo o para fardar delante de los amigos o para declarar que él tiene el dinero suficiente. Sea lo que sea, ese producto no deja de cumplir un objetivo más allá de simplemente poseerelo, aunque sea dar un sentido falso de identificación con un famoso, una comunidad, una idea de sí mismo o un ideal cultural. ¿Que es un objetivo 'blando', digamos, no necesario para vivir? Cierto, pero este es el tipo de sociedad que tenemos.

Lenka dijo...

Pero es que es eso precisamente lo que pretendo decir. No somos zombies, ni mucho menos. Queremos esto, y lo queremos porque es mucho más que una camiseta, es la camiseta de la diosa tal, y, por lo tanto, no es sólo una camiseta, es un símbolo, es status, es glamour, o lo que sea.

Lo que me parece muy gracioso es cómo nos convencen de que necesitamos esa camiseta, con esa inicial o esas letras o ese dibujito (cuando nos serviría cualquier otra) Nos dicen cosas como: lo vales, lo mereces, eres única, eres exclusiva, eres divina. Si compras esta camiseta serás todo eso. (Y, rematan) Porque serás... auténtica.

O sea, que serás auténtica (tú) si te pareces a otra (la famosa de turno) y serás exclusiva (como sopotocientas mil más a las que prometen ser exclusivas llevando la misma camiseta) Y picamos, Rogorn. Sí, de bocas afuera diremos que no, que somos conscientes de la absurdez, pero picamos igual, que es lo que le interesa al que vende.

Zafo, te pasa como a mí. No soporto los anuncios, pero me encantan los certámenes de publicidad, el ingenio de los publicistas, su creatividad. Hay campañas increíbles que se graban en la memoria de la gente. A veces un anuncio es tan bueno que lo recuerdas incluso cuando has olvidado qué producto quería venderte. Hay verdaderas joyitas, pequeñas obras de arte.

Y luego hay... puaj. Quizá es que al ser tía me fijo más en las cosas que supuestamente (o sin suponer) me atañen. Pestañas tan largas y espesas que parecen postizas!! Labios tres veces más gruesos!! (Todo ello en medio de un maquillaje "natural") Miradas de infarto, aú, aú, curvas, rizos definidos. Complejo de estrías?? (Y sale una famélica a la que le han pintado cuatro rayitas blancas en el muslito, poniendo tal cara de asco de sí misma, la pobre) Piernas de seda!!! (Y sale una tipa depilándose, pero ojo, no tiene un pelo. Con mis greñas la quisiera ver. Seguro que no ponía la misma cara de goce extremo, por mucho anti-pain-system-pro-evolution-soft que llevara la jodía maquinita)

Y qué decir de las bayetas que hablan, del pato wc que bombardea gérmenes, de la tipa vestida de Lara Croft (cuero negro y taconazos) haciendo el pino en el baño para esquivar cales y bacterias asesinas, buf, colega, el glamour llevado al w.c. Super woman que semos todas. Y, una vez muertos los viruses en un pispás, nada, una ampolla de belleza instantánea (como el nescuí), un eyeliner de esos sublime-power, un poco de gloss total-shine... y a comerse el mundo, oiga! (Con cuidadín, que luego se engorda una, y tiene que tomar lipo-grass, y funde-tocín, y echarse cremas anti-lorz, y encima te entran gases y pareces un pez globo y tienes que tomar pastillas desinflantes)

Tampones y compresas?? Déjame respirar hondo, Zafo. A ver, señores. TENEMOS que usarlos, queramos o no. Es INEVITABLE. Vamos a comprar esas cosas por narices durante cuarenta años de nuestra vida. Y, básicamente, hay dos marcas, poco más. Polamordedios, teniendo esto en cuenta, es necesario hacernos tragar anuncios tan chorras y vergonzosos???? Tenemos que ver a unas tipas que parece que le han dao al tintorro revolcarse entre algodones, tan superfelices ellas (dolor de ovarios no pinta que tengan) mientras vienen otras dando saltos disfrazadas de REGLA y dan volteretas sobre una compresa gigante??????? De verdad es necesario??? Es un misterio, no conozco a una sola tía a la que le gusten los anuncios de compresas. Pero total, hay que comprarlas. Qué gasto inútil de publicidad, dinero y... vergüenza!! Por cierto, qué osadas éramos en nuestros tiempos, que llevábamos minifaldas sin que existieran todavía los tampones especiales... Qué depravadas, tú!!
;)

Juan dijo...

Genial lenka, absolutamente genial. Hacía tiempo que no soltaba las carcajadas que he soltado. Muchisimas gracias.

Rogorn, es cierto que poca gente se compra el perfume "huelotanbiencomoNicolleKidman" para ser como ella. Pero es la imagen de Nicolle la que le ha llevado hacia ese perfume, hay un subconsciente de deseo de paracerse a, aunque a la hora de tenerlo no lo sienta así. Nadie se gastaría millones en tener a una estrella en sus anuncios, si esa persona no vendiera. Siempre se escoge a alguien que tenga una imagen deseada por los posibles compradores de un producto concreto. En definitiva, MARCAN TENDENCIAS más que imitaciones puras y duras. Crean necesidades de lo que son sólo lujos.

Es que Lenka ha exagerado para hacer una pantomima. A veces, la mejor crítica, no es la realista sino la exagerada y, si se mezcla con humor, es auténticamente explosiva. Esto es lo que ha conseguido Lenka, por lo que no creo que haya que valorar a pies juntillas lo que ella ha escrito, sino lo que ha querido transmitir en tono de humor y exageración.

Estoy con Chusa en que algunos anuncios son una auténtica obra de arte. Recuerdo el de Sony Bravia con las pelotas multicolores en San Francisco, por ejemplo.

Un abrazo y enhorabuena

Lenka dijo...

Jajaja, claro, he querido ser muy exagerada. Porque toda esa rueda de la publicidad es tremendamente absurda. Tiene su propia estética, su propio lenguaje, y estamos tan habituados a ello que casi ni lo vemos o, al menos, no nos choca (dentro de un anuncio)

Vuelvo al mismo ejemplo de Beyoncé. A quién le importa que en el anuncio lleve una peluca? Es Beyoncé! Nos está vendiendo unos rizos perfectos, tratados con maravillosa tecnología antiencrespamiento, y, además, los reivindica, porque ella lo vale y todo eso. Es un pelucón!!! Pero da igual, es Beyoncé, y aunque nunca tendremos esos perfectos tirabuzones (que ella tampoco tiene) lo que cuenta es la ilusión en sí. No es un champú, es esencia de Beyoncé en un frasco al alcance de cualquiera, es glamour y estilazo. Eso es lo que queremos, lo que anhelamos. Y sólo tiene sentido dentro del anuncio, afortunadamente (aunque compremos el dichoso champú)

Alguien se imagina a una amiga suya contándonos en un café: "yo es que reivindico mis rizos, tía. He dicho adios al encrespamiento. Porque yo lo valgo". Nos tiraríamos por el suelo de risa. Pensaríamos que a la pobre se le han fundido los plomos. Pero en el anuncio, en Beyoncé, resulta que tiene el suficiente sentido como para que compremos.

Aunque luego, claro, seamos capaces de ver lo tonto que suena y hasta nos mofemos de ello. Comprando, eso sí. Es fácil exagerar y ponerse disparatado, porque el mero universo de la publicidad lo es. Su propio idioma, sus maneras, son muchas veces de lo más ridículo. Lo tremendo es que lo sepamos y aún así funcione!!

Lal dijo...

Jajaja, ay dios, si esque este mundo de la publicidad no hay quien lo entienda. Me pregunto siempre eso mismo, como puede ser que funcione?? yo no lo entiendo, no soy capaz de retener jamás qué producto vende cada anuncio.

Anónimo dijo...

Juas, prima.
1.- Los tampones, las compresas, sus anuncios. Ese mundo. No sé si me jode más lo caros que son pa ser una necesidad básica o las chorradas new age que montan pa vendérnoslos, que más allá de lo patético nos cuentan esencialmente dos cosas, a saber:
-Que la regla es algo que hay que esconder (ein?) pero a la vez algo de lo que sentirse orgullosa (ein otra vez?)
-Que las pavas olemos mal.
Pa matarlos.
Hagamos boicot a esa marca que ha empezado a hacer tampones que huelen a fresa. Indiquémosles amablemente dónde pueden metérselos.
Las marcas blancas de los supermercados son igual de buenas. Demostrado.
2.- La peña lo que quiere, y lo que se le intenta vender, es estatus. Creo que por ahí van los tiros. Creamos necesidades, sí. No queremos envejecer, claro. Pero además, hemos de tener éxito. Es la ilusión del éxito lo que nos venden. Y no picar es un curro en sí, casi tan complicado (doy fe) como hacer que piquemos.
3.- A las tías no nos dejan envejecer tranquilamente. Dejar de ser fértiles es algo que tenemos que pagar con unas cuantas horas al día de chapa y pintura (en el mejor de los casos) para no volvernos invisibles (otra vez, en el mejor de los casos).
Chicas, reivindiquemos las canas y las arrugas. Son hermosas.

Biquiños
Y feliz año!
Jack
(arrastro una depreposvacacional estupenda. Si alguien está interesado, que silbe que se la paso de mil amores)
(gratis)

Lenka dijo...

En efecto, los "artículos femeninos" (de primera necesidad, cuernos) de marca blanca del super son estupendos. Años ha que los uso desde que me harté de que una caja tampones costara ochocientas pelas o más. Los colorines de fuera no los necesito pa nada.

Tampones de fresa??? Juas, será una broma!!! Y pa qué exactamente?? Van a estar donde tienen que estar, y luego se van a ir por el desagüe, así que... pa qué sirve exactamente que huelan a lo que sea???

Quítate la depre, prima. Que no son formas de empezar el año ;)

Juan dijo...

Jack, es que no sabes vender. Si das la depre gratis, no la quiere nadie.

Ponla cara, muy cara, ponle la etiqueta de exclusiva y sólo la vendes a los 100 primeros que silben.

Depres Jack, sólo al alcance del que hace de su vida un lujo exclusivo.

No falla, seguro.

Un abrazo.

Lenka dijo...

JAJAJAJAJA, Juan, perfecto, ese es el espíritu del buen publicista!!
;)

Rose dijo...

Pues a mí no me has parecido tan exagerada, no....
Ufffff.... no tengo tiempo de leer los comentarios.... ¡madre mía!... supongo que le habéis sacado los colores a la señora publicidad.
Unicamente os recomiendo esta página:
www.consumehastamorir.com
... los contraanuncios suelen ser geniales.
Besos de una consumidora compulsiva de besos...

Io dijo...

Ja,ja,ja. Estoy vacunada contra las marcas.

Cuando éramos pequeños pedíamos los Reyes con el catálogo del Corte Inglés en la mano, todos los juguetes con nombres y apellidos. Pero como éramos cinco, mis padres nos los compraban en un economato. Eso sí, una montaña de juguetes, pero sin marca. Así que al final nos daba igual si se correspondían con el del anuncio o no.

Ya de adolescente, con la ropa sucedió más o menos lo mismo. Salvo los vaqueros, que tenían que ser Levis, y poca cosa más.

En Madrid lo compraba todo en rebajas y en hipermercados, pero me arreglaba tan bien que tenía fama de "pija". Y es que no hace falta dejarse embaucar por una marca para tener glamour.

Y es cierto que las cosas funcionaban mucho mejor antes. Hasta los coches. Añorado 600...

Un besote!

Lenka dijo...

En mi niñez viví una época de mucha bonanza económica familiar, pero existía también el lema de: "caprichitos, los justos". Nunca nos faltó de nada, pero sin bobadas. Mi padre era ante marcas total y se negaba en redondo a transigir, así que yo jamás le dí la menor importancia a ese tema. Encima me crié prácticamente en el terruño de mis abuelos, así que andaba en chandal y llena de porquería, jejeje.

Luego la bonanza económica se fue a hacer puñetas, así que ya daba igual si se quería o no, es que no se podía. Ropa heredada de los primos ricos, de mercadillo, libros de segunda mano, mucho rastro, mucho chino... nunca fueron cosas que me importaran, mis vaqueros más carísimos valen 15 euros, soy de lo más rata. Me gusta más gastar en los demás, conmigo soy avara hasta el colmo.

Tengo dos pares de deportivas de marca, las primeras de mi vida. Me las regaló mi Trasto porque las mías andaban medio agujereadas. Mis primeras cosas de marca... a los treinta tacos. Y casi la tenemos, porque me pareció un despilfarro monumental. No creo que tenga nada de malo comprarse cosas buenas o darse caprichos, pero me encanta no necesitar nada de eso. También ayuda que los trapos me gusten poco tirando a nada, para qué mentir.

La pena es que no heredé la clase de mi madre, que parece una señorona con sus cositas del rastro, es tremenda! Conmigo no merece la pena, podría ir de Versace y parecería un esperpento, jojojojo, me temo que eso del estilo no es lo mío ;)

Katha dijo...

Buenas noches a todos,

Lenka, si te sirve en mi casa había lo necesario, pero de caprichos pocos y de marcas nada de nada. Así que yo paso bastante de las marcas.
Sí tengo unas cosuchas de supuesto "diseño", compradas hace un par de veranos en super-oferta o del año anterior. Y tan mona que iba yo con el trapito de la temporada precedente. Es un decir, que una atractivo nulo y glamour absolutamente ninguno. Como tú, lo mío a los treinta y tantos y como capricho especial.

Por cierto, ¿dónde se pueden ver esos anuncios "originales" de los que habláis? A mí también me gusta ver algún anuncio "distinto", que se destaque del resto. Sin embargo, los que veo en la tele me suelen aburrir y, como os comentaba el otro día, a veces te disuaden de la compra de artículo que publicitan, en vez de incitarte a su compra.

CHAO

Lenka dijo...

Uy, Katha, es bastanmte raro ver esos anuncios. A veces emiten algún concurso de publicidad, pero muchas veces ni se entera uno (no es que le den mucho bombo) A lo mejor hal algunos por internet, en youtube, por ejemplo. Se podría buscar: "certamen publicidad" o "concurso anuncios" o qué sé yo, probaré a ver!!

Anónimo dijo...

Anuncios hermosos: (la página no se llama así en balde, creo que todos la usamos en algún momento....
http://www.theinspirationroom.com/categories.html#category=latest
Anuncios a granel: buscando hay cosas bien chulas:
http://www.publitv.com/
Y os dejo este anuncio del hombre lobo en sitges, que los decoraos los hizo servidora!
http://jbernbach.blogspot.com/2008/10/un-hombre-lobo-americano-en-sitges.html

Páginas de anuncios chanaos hay miles, si alguien quiere máis que silbe.
Biquiños!
Jack

Lenka dijo...

Graciaaaaaaas, prima!!!! Son como las meigas, haberlos haylos.