sábado, 10 de noviembre de 2012

Los que habrían sido

 Hoy habrías cumplido 93 años. Por un momento he llegado a pensar: "que no se me olvide llamarle". Y, de pronto, he recordado que ya no puedo hacerlo. Puedo descolgar el teléfono, marcar tu número y esperar, pero ya nunca más oiré tu voz de barítono. Resulta descorazonador darse cuenta, y también un tanto inquietante. Es como haber perdido la raíz, el eslabón primero. Te invade una cierta sensación de orfandad.
 
No recuerdo que nadie, jamás, me haya respetado tanto como tú lo hacías. Nunca. Supongo que no llegué a hablarte de mis naufragios, ni de cómo me siento la mayor parte del tiempo. Nadando contracorriente, para ser sincera. La mayoría de la gente no duda en decirte que no eres lo que esperaban de ti. Para La Mamma soy demasiado indolente, para El Pater, demasiado formal. El Trasto se pasa media vida tratándome como a una reina y la otra media como a una alumna torpe que nunca hace nada a derechas. Cómo lograbas aceptar siempre a todo el mundo? Nunca te oí criticar a nadie. Eras grande por eso. Por todo.
 
No puedo llamarte, pero sí recordarte, contarte de mis penas y alegrías. Puedo traerte a mi memoria cuando desee. Puedo quererte siempre.
Te echo de menos. Feliz cumpleaños, Obo.

2 comentarios:

I need a miracle dijo...

Hola Lenka, hay pérdidas y pérdidas y algunas no por esperadas o lógicas (ley de vida) duelen menos o se aceptan mejor.

Pasó mucho tiempo hasta que acepté que mi abuela ya no estaría, con su eterna sonrisa, con su optimismo y su fe en TODA la gente...es que son personas de esas que dejan una huella tan buena en ti, que es imborrable afortunadamente.

Para sentirme mejor poco a poco cambié la pena de su pérdida por saberme afortunada de haber tenido alguien así tan cerca y esa conexión tan maravillosa que teníamos entre ambas (igual que te sucedió a ti con tu abuelo por lo que escribes de él)...no todo el mundo ha tenido nuestra fortuna ;)

Un abrazo gigante, sabes? han pasado más de diez años y la sigo felicitando por su cumpleaños y hasta de vez en cuando le pido me de un empujoncito para sobrellevar los malos momentos.

Lenka dijo...

El mío se fue este pasado verano. Francamente, no tengo el menor derecho a quejarme. Haber contado con mis 4 abuelos, sanos y lúcidos, hasta mis 34 años... es todo un prodigio que seguro que muy poca gente puede disfrutar. Un privilegio, sin duda. Lo único malo de eso es que te acostumbras a la situación (por anómala que sea!) Es imosible no hacerlo cuando toda tu vida esas cuatro personas han estado ahí. Por mucho que razones que se irán marchando, su falta se nota demasiado. Y es que, además, la lógica te dice que ahora ya son todos realmente ancianos, y que por bien de salud que estén se irán despidiendo uno a uno en un corto espacio de tiempo, casi seguro. Una vez que todos ellos han rebasado los ochenta largos... en fin, es matemática pura.

Es un privilegio, sin duda, porque te haces adulta teniéndolos, disfrutándolos y aprendiendo de ellos. Lo malo es que debes prepararte luego para muchas despedidas juntas. Pero en fin, con todo y con eso sigo siendo muy afortunada, por mucho que me choque pensar que esos cuatro ahora son tres. Aunque, por otro lado, siempre serán cuatro para mí, incluso cuando ya no quede ninguno a quien felicitar, cosa que, como tú, pienso seguir haciendo!

Otro abrazo para ti!!!