martes, 7 de junio de 2011

Reflexión

 "En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen los unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en Dios, no lo necesito y además soy buena persona".




José Saramago.

9 comentarios:

Jack dijo...

Lo adoro.

(espero que los nenos estén durmiendo la siestina y te estén dando un descanso)

Lenka dijo...

Pues un ratín sí, o eso parece. Y esta noche tampoco fueron malos del todo, la verdad sea dicha.

Kaken dijo...

No me cabe duda alguna de que eres buena persona, al autor de la frase no le conozco. Pero me da que pensar que se he quedado ralentizado en su pensamiento, que ha distorsionado la realidad.
A mí me parece que hay gamas de grises en cualquier aspecto humano, no creo que las religiones hayan sido tan radicalmente nefastas, sin que me gusten especialmente, entiendo que han aportado cosas y han causado daños también...como casi todo.
Bes¡¡

Lenka dijo...

Es que creo que, en efecto, generaliza. Porque como habla de toda la historia de la humanidad... pos fíjate si hace falta generalizar pa abarcar todo eso!!!! XD

Yo estoy de acuerdo con él porque creo firmemente (no, de hecho lo sé) que hay PERSONAS profundamente religiosas que han hecho un bien incalculable por los demás. Eso es innegable. Igual que es innegable que hay otro tanto de PERSONAS no religiosas que han hecho igual de bien a la humanidad. Y pongo PERSONAS en mayúsculas para que quede claro el matiz. Individuos, seres humanos concretos.

Pero, y aquí viene el pero, Saramago habla de las religiones como concepto. Sin referirse a los individuos que las practican (porque eso sería muy complejo). Saramago, según yo lo entiendo, se refiere a que las religiones (el conjunto de creencias, dogmas, rituales, etc) que en el mundo han sido sólo han servido (en general) para marcar clarísimas diferencias entre grupos de seres humanos. O sea, si no eres de los míos, eres el enemigo. Eres el hereje, el criminal, el invasor que pretende privarme de mi fe, el que se burla de mis principios, el demoníaco, el infiel, el pecador, el corrupto. Eres el culpable (por tus infamias) de que mi Dios, que es el verdadero (Yahvé, Alá, el que fuera) monte en cólera y nos envíe sus castigos.

La guerra es por tu culpa, el hambre es por tu culpa, la enfermedad es por tu culpa. Tú ofendes a mi Dios (el verdadero) y por eso él se venga enviando males a la tierra. Tú eres el responsable del dolor de mis hijos. Tú saqueas mis templos, violas a mis hijas, te llevas mi pan, me impones tus sucias costumbres y propagas tus nefandas ideas. Eres distinto, eres malo, eres el enemigo. Porque tu Dios no es el mío, no es el bueno, no es el auténtico. Y mi deber como buen creyente es convertirte a la verdadera fe o aniquilarte para no contamines.

Estoy segura de que Saramago se refiere a eso, a esa generalidad. Por triste que suene, teniendo en cuenta que todas las religiones se basan en la paz y el amor, no se me ocurre ni un sólo episodio positivo y grandioso de la historia que se originara en ninguna fe. Sí, claro, tal Papa impulsó la construcción de tal edificio que es maravilla de la humanidad, y la megalomanía faraónica nos dio las pirámides. Sí, esas cosas sí las veo (fijo que Saramago también). Me refiero a que, hasta donde yo sé, ninguna fe ha estado jamás detrás de un hermoso logro social, un movimiento justo, una corriente de pensamiento ilustrado o cosa similar.

Por desgracia es más bien al contrario. Que, con la excusa de la fe (de unas y de otras) se han bendecido espadas y cañones, se han impulsado guerras y genocidios, se ha masacrado, se ha diezmado, se ha esclavizado. Esa es la triste realidad histórica que nos deja la religión. Desde los romanos usando a los primeros cristianos como alimento de sus mascotas a la quema de brujas, la masacre vergonzosa de los cátaros, las bestialidades del islam, la persecución eterna a los judíos, el modo en que los judíos aplastan Palestina... es un no parar, y siempre con la misma excusa de fondo. Triste, pero cierto.

Lenka dijo...

Lo que no quita, claro, para que siempre haya habido magníficas PERSONAS, dentro y fuera de los credos. Yo he conocido a unos cuantos así, y seguro que Saramago también conoció a varios. Fijo. O sea, que no es arremeter contra los creyentes, ni siquiera contra las creencias. La frase alude a una triste constante en la historia: cómo las religiones han sido usadas para separar, señalar y enfrentar.

Cómo habría sido el mundo si el ser humano jamás hubiera sentido la necesidad de creer en seres superiores? Ni idea, nunca lo sabremos. Nunca podremos afirmar si hubiera sido mejor, peor o igual. Sólo podemos teorizar, fantasear, pero no afirmar. Podemos afirmar cómo ha sido el mundo que tenemos, y se me ocurre que la relfexión de Saramago no es disparatada.

Qué de bueno nos han dado las religiones, así, en general y como especie humana? El arte religioso, se me ocurre. La Capilla Sixtina, la música sacra, las Pirámides, las Mezquitas, hermosos cuadros, grandiosas esculturas, literatura, sí, todo eso.

Qué nos han dado de malo? Si empiezo no paro, lamentablemente.
:S

Remolina dijo...

El gran problema de las religiones, como de casi todas las cosas por otra parte, es el poder. Y que quienes las profesamos somos seres humanos. Y ya se sabe que el ser humano donde mete la mano, se jodió el asunto.

Las religiones, la Católica por ejemplo, porque es la que más conozco, pero el resto supongo que parecido, están llenas de seres corruptos, de gente que a lo largo de los siglos ha visto en ellas la manera de acceder al poder, al control de sus semejantes. Vanidad.

Al igual que en la política dicho sea de paso, lo que pasa que como hasta hace dos días a los políticos los controlaban los eclesiásticos, pues eso.

Lenka dijo...

Ese es, efectivamente, el problema principal. Pero no sólo, creo yo. Las religiones casi siempre se basan en normas, en ciertos dogmas que son cuestión de fe y de las que no se debe dudar por extraños que suenen, y, naturalmente, en un ser o varios seres superiores a los que se debe pleitesía, respeto y obediencia. Lo que se salga de ahí es tabú, pecado o herejía, y ahí empieza el lío. No sólo eres un mal creyente si no cumples, es que todo el que sea ajeno a tu fe termina siendo enemigo. Creo que esa es la peor parte.

Porque, claro, en los libros sagrados (en cualquiera) te hablan de amor al prójimo, de cosas buenas, de paz... pero los dogmas y normas se especifican también de manera clara para que todos sepan qué deben hacer. Obviamente muchos de esos tabúes son opuestos a los de otros credos. Si en una religión se puede beber alcohol, en otra no. Unos comen cerdo, otros no. Unos pueden tener más de una esposa, para otros es pecado. Total, que el otro siempre parece un pecador irredento, una mala bestia. Y siempre ofende a "nuestro" Dios, que es el único y verdadero.

Por buenas que sean las intenciones queda claro que de ahí sólo pueden salir problemas de entendimiento con el vecino, al que o bien exterminas sin piedad o, en el mejor de los casos, tienes obligación de convertir. Lo dicho, todo problemas :S

Si encima tenemos en cuenta el ansia de poder, de mando, la corrupción, las jerarquías, los manejos políticos que se dan en los distintos credos... para qué queremos más. Por eso siempre he creído que una fe inofensiva con quien la practica y con los demás es aquella en la que no hay institución a la que obedecer. Estás tú y aquello en lo que crees (un Dios, la naturaleza, una energía, los marcianos, lo que sea), sin intermediarios ni más normas que las que tú mismo quieras ponerte, si quieres.

alexandra dijo...

eso no es verdad todos necesitamos de DIOS y si no creen en el hagan la prueba si tienen algun problema pidanle a el pero con todo el corazon y con fe y se les solosiunara el problema. crean en el hagan el intento

Lenka dijo...

No discuto tu verdad ni la de nadie que crea, Alexandra. Pero te aseguro que no todos necesitamos un dios. La prueba es que muchos no creemos en ninguno.