lunes, 20 de diciembre de 2010

Qué os contáis?


Qué os contáis, Güelos, después de tantos años? Después de tantas fatigas, de tantas alegrías? De tantos hijos y tantos momentos? Qué os contáis?
Fijaos en la foto vieja que hay detrás, sobre la repisa. Son ellos, jóvenes, con sus once retoños. Fijaos en las pintas de Güelo. Con el jersey andino que una hija le trajo de algún poblado en alguna selva. El curín. El facha. El santo varón de la eterna sonrisa y el latín siempre dispuesto. El hombre más bueno sobre la faz de la tierra. Fijaos en el porte de Güela. La Reina Madre del Clan. El pelo de plata, la barbilla orgullosa, tan parecida (quizá sin saberlo) a su madre, aquella campesina altiva que no se doblegó ante nada ni ante nadie, a la que jamás vieron verter una lágrima. Tan guapa, tan firme como un árbol. Están viejitos ya, pero están. Estadme mucho.

Esta foto es de mi segunda no-boda (para no haberme casado anda que no ha habido celebraciones, dos a falta de una), con la rama del Pater (ya pondré fotos del evento materno cuando me las envíen. Lo que es yo, no hice ni una. Sí, lo sé, Desastre es mi nombre). Me alegro de haber decidido festejar a mi modo, en familia y sin adornos. Con mis mayores tranquilos, como un domingo cualquiera. Me alegro, sobre todo, por haber logrado desterrar por una tarde esa tristeza resignada que se ha instalado en el alma y los ojos de Mila, esa niebla extraña que ni ella misma logra definir ni comprender, que hace que se encoja de hombros y sonría un: "la edá, fía". Esa pequeña sombra que me pesa un poco por dentro y me recuerda una verdad irrefutable: no siempre tendrás la fortuna de que estén contigo. Has cumplido los 32 y te quedan los cuatro, lúcidos, razonablemente sanos, ejemplares cada cual a su modo. Los primeros eslabones de tu cadena. Tus cuatro raíces, octagenarias, nonagenarias. Da gracias siempre y disfrútalos mientras dure su luz.

4 comentarios:

Kaken dijo...

Espléndida foto y fabulosa recreación de los ancestros, de la vida y de lo que se recoge de ella.
Me llama la atención que parece que no ves del todo feliz a la abuela ¿que puede pasarle?
Se me ocurre (osada yo) que sea lo suficientemente sabia como para ir desprediéndose...e igual es feliz desde esa postura.
Nunca he sido envidiosa, pero sí me hubiera gustado tener raíces, disfruta, como lo haces, de las tuyas, Lenka, un besazo.

Lenka dijo...

Ayns, por desgracia no es que yo no la vea feliz, es que ella misma confiesa no sentirse bien hace un tiempo. Y creo que en efecto es muy sabia, porque lo resume perfectamente: la edad.

Ha llevado una vida de mucho trabajo y dedicación, ha sido incombustible, pero de pronto se nota cansada. Ya sabes: "ya no resisto como antes", "ya no aguanto el ritmo", "me canso más", "no encuentro fuerzas".

Lógico y normal. Es que ya no es "antes". Es que son ya unos cuantos años y fatigas a la espalda. Pero supongo que la gente curranta y activa lleva mal eso de ir frenando. Creo que se siente inútil, desanimada, frágil. Seguramente incluso culpable, como si debiera resistir hasta el último aliento rellenando patatas, amasando pastas y pasando la mopa.

Creo que son cosas de otra generación. Yo me río mucho con ella, y le digo que no sea tonta, que piense la de veces que habría pagado por estarse un día sin hacer nada. Intentamos que comprenda lo útil que es aunque ya no pueda subirse a una escalera a limpiar las lámparas. Intentamos que entienda que la importante es ella, no la lámpara. La lámpara nos da igual. Como si se cae de mierda. Disfrutamos de su compañía, de ella, con lámpara o a oscuras. Pero es difícil para este tipo de personas aprender a disfrutar sin culpas.

Me apena el círculo vicioso en que la veo. Cuantos más achaques físicos tiene, más le afecta al ánimo, y más achaques, y más desánimo... en realidad creo que hay más de coco que de cuerpo. Porque de cuerpo, para su edad y la pila de hijos que ha tenido, está estupenda. Sospecho que es su cabecita la que se deprime, y aunque ella no lo dice temo que la idea de irse la tiene muy presente. Eso es lo que me preocupa, porque creo que uno empieza a morir cuando empieza a pensar en ello. Eso sí, no me rindo. Con lo que mi Güela ha sido, vamos! De alguna manera lograremos recordárselo... o eso espero!!!!

Eli dijo...

Qué suerte tienes, Len. Yo perdí a mis abuelos hace ya mucho. Y aunque una sigue literalmente viva, está perdida dentro de su mente donde no nos reconoce.

Tengo una foto que guardo como oro en paño: cuatro generaciones de mujeres de la misma familia.
Mi bisabuela me tiene en brazos siendo poco más que una recién nacida, mientras mi madre y mi abuela nos contemplan sonrientes.
Leer tu post me dan ganas de sacarla a la luz.

Lenka dijo...

Sácala, Eli!!!!! Una imagen mágica con una historia mágica, seguro!!!