miércoles, 7 de octubre de 2009

Una cueva de ladrones


De chavalita era toda una idealista. Escuchando a compañeros de instituto (algunos sinceros, otros meros panfletistas intentando camelar a jovencitas virginales) se me despertó el interés por la política, algo que, hasta ese momento, me parecía un asunto incomprensible y lejano, propio sólo de los "mayores". Fue como un despertar. Comprender que la historia, que tanto me fascinaba, iba ligada impepinablemente a los manejos y estrategias de gobernantes, corrientes e intereses varios. Que lo uno no tenía sentido sin lo otro. Que algunas ideas me parecían reveladoras y hermosas, otras una aberración total. Cuánto de genuinas ilusiones y de perversos prejuicios podía albergar cada idea y cómo esas ideas podían defenderse con rectitud y honestidad o con la más sangrante de las violencias.

Primero fue el cándido convencimiento de que el mundo podía cambiarse y ser un hermoso lugar. Sólo había que desearlo. Después, las no menos cándidas sorpresa e incredulidad, el no comprender cómo era posible que tantas veces todo se redujera al vil metal, lo poco que importaban las vidas de tantísimos seres humanos. Rabia, impotencia, enfado generalizado con el mundo. Los poderosos eran indiscutiblemente malvados y nosotros, los demás, éramos tontos del haba, borregos, una masa estúpida e ignorante dispuesta a mirar a otro lado mientras no nos tocaran lo nuestro, mientras nos dieran pan y circo. El cabreo de los diecisiete años. Lo correcto era tan obvio, tan irrefutable que resultaba intolerable que no funcionara, que no se produjera un cataclismo mundial para reclamar justicia para todos.

Luego vas madurando y empiezas a perder el romanticismo. Y la ira. Al menos a ratos. Todo es discutible y cuestionable. La primera decepción sobre "los tuyos" es una herida que te deja asombrada y dolida. Pero aprendes que ninguna idea es igual de grande cuando se ejecuta. Que los hombres somos falibles. Corruptibles. O, sencillamente, acomodados. Siempre hay nobles excepciones, claro, ejemplos de lucha (casi siempre anónimos), pero, en realidad, cuántos de nosotros renunciaríamos hoy al coche o a la tele de plasma si con eso nos garantizaran la supervivencia de un completo desconocido en algún rincón perdido del tercer mundo? Supongo que, en el fondo, nos viene muy bien dejar que otros piensen y actúen por nosotros (al margen de nosotros) y también tener una serie de caras y nombres a los que culpar cuando las cosas van mal.

Mis ideas han ido cambiando, aunque la esencia es la misma. Jamás he querido ser parte del entramado de ningún partido, porque creo que cuando estás dentro pierdes la perspectiva. No me gusta el rollo sectario. No me va eso de "los nuestros" y "los otros", aunque use esas expresiones de manera coloquial. No soporto las jerarquías, ni los organismos pluricelulares, desconfío de la filosofía cuando se convierte en ambición. La autocrítica es sana y necesaria. La practicamos muy poco. Siempre he creído más en el individualismo, entendido como la capacidad personal de analizar, aceptar o desechar, incluso cuando los descartes suponen que no eres un "no sé qué auténtico". Que los dioses nos libren de la autenticidad cuando se transforma en etiqueta y se representa con decálogos.

Hoy es uno de esos días en los que no sólo me tira del pijo ser mujer, sino que además sufro del berrinche más absoluto. Hoy, como tantas otras veces, la política me da asco. Vaya por delante que "los más cercanos a los míos" me tienen contenta también la mayoría de las veces. Vaya por delante que, Alatriste y Bono (el cantante) aparte, no soy de ídolos ni de fe ciega. Quede claro que, muchas veces, lo que me invade es la certeza de que, más o menos, son todos la misma mierda con distinto traje. Pero es que hoy, que una banda de chorizos, crápulas, chantajistas, pelotas, caciques, mafiosos y corruptos se atrevan a criticar al gobierno por "habernos metido en la nefasta crisis", me subleva. El gobierno merecerá todas las críticas imaginables, cierto. Ahora bien, tener la osadía de señalar a otros echándoles en cara despilfarros varios mientras esos mismos honorabilísimos acusadores se pasean con sus coches de lujo, sus relojes de lujo, sus sobrecitos llenos de pasta, sus trajes, chalés, viajes, cenas y putas de lujo, es que me envenena más allá de lo admisible. Tenéis la jeta de cemento, campeones. Fuerte banda de paletos con aires aristócratas. Crudo lo tenemos. Por un lado, los paladines hippies del buen rollo. Por el otro, los fachorros carcas de la moral del cilicio y el club de alto standing. Al final tienen razón los que afirman que tenemos los políticos que merecemos. Tal cual.

3 comentarios:

Juan dijo...

Una cosa es la política y otra los tejemanejes. Supongo que habrán muchos políticos dignos y honrados con auténtica vocación de servicio. Pero como sucede en cualquier otro ámbito, un mal juez hace malos a todos los jueces o un mal médico igual.

Lo que más me cabrea de la política nacional es el "y tú peor". Cuando metes la gamba, tiras de archivo para justificar tu error en que "los otros" lo hicieron aún peor.

Esta no es forma de mejorar nada. Me asquea que cuando hay un caso Gurtel, en vez de entonar el mea culpa, refriegues el caso Filesa.

Ladrones y sinvergüenzas medran en todos los partidos y esto no me preocuparía tanto si, cuando en un partido se descubre un caso de corrupción, es el propio partido el que más diligencia pone en esclarecer los hechos y castigar a los culpables.

A mi tambien me pasa como a tí. El PP y el PSOE o IU me han hastiado. Ahora me gusta Rosa Díez pero me da la impresión que si subiera al poder (que mucho lo dudo) terminaría decepcionando también.

Desde hace muchos años que no soy partidista sino "individualista". Cuando alguien hace una barrabasada lo critico y no tengo para nada en cuenta que el contrario también hizo barrabasadas. El que la hace que la pague.

Un abrazo

Lenka dijo...

Por eso termino harta y cometo el error de meterlos a todos en el mismo saco. A todos de verdad "míos" y "contrarios". Puede que haya por ahí algunos políticos honrados y con vocación de servicio, Juan, pero coño, qué bien se esconden!! Dónde puñetas están?? Será verdad que si eres honesto no triunfas en este mundillo porque te comen vivo??? Es tal cual lo que parece. Para qué narices queremos un político incorruptible y recto? A quién podría interesarle tener en el poder a alguien que no se dejara sobornar, ni aceptara sobres, maletines, relojes, abrigos de pieles o pilinguis???? Seguramente no es rentable para mucha gente.

Y ya lo del "tú más" es la clara demostración del altísimo nivel de nuestros caciques. Dan vergüenza ajena y asco. Los críos de un patio de colegio tienen más dialéctica y más capacidad argumentativa que esta banda de analfabetos, cutres, paletos y anormales. De verdad, qué grima. Oye, y que no se les cae la cara a ninguno, ehhh? De titanio la deben tener.

Ejemplo tonto: que los carcas impenitentes del PP se lamenten de la ley del aborto no ya basándose en argumentos equis, sino acusando al gobierno de desoír los deseos y voluntades del pueblo (poniendo de escaparate ciertas manifestaciones) siendo los mismos cafres que hace no tantos años se limpiaron literalmente el culo con la voluntad de la misma gente que se echó a la calle (y aquello sí que fue un clamor masivo) para intentar evitar la invasión de un país... es que tiene cojones, la cosa!!!! Pero CÓMO se atreven????

Y como esto, mil ejemplos más, pa unos y pa otros. Los habrá honrados, Juan, no te digo yo que no, pero la virgen, qué pocos son. Porque a la mayoría es como para estar dándole guantazos hasta el próximo siglo, por jetas, corruptos, mentirosos, manipuladores e incompetentes. Y sobre todo por tomarnos a todos por gilipollas. Claro que, razón no les falta visto lo visto. Somos gilipollas. Y eso es lo que más me jode.

Lenka dijo...

Estaba claro, por supuesto. Lo de las putas de lujo era de mi cosecha, porque tengo la manía de ser muy mal pensada. Pero, qué cosas, oiga, lo poco que ha tardado en salir!

Efectivamente, es que no falla. En cuanto una panda de paletos se ve con poder y con dinero aparecen las chicas de alterne, no sólo los cochazos y los relojes. La corrupción es lo que tiene, que resulta muy predecible.

No es que quiera ponerme estupenda ni partidista, pero ay, señor, por qué tantas veces son los más carcas los que se destapan como los más viciosos?? La típica hipocresía del cilicio, la llamo yo. Gente de misa cantada, de paso de Semana Santa, gente que se ofende porque ahora los maricas se casan y pretenden los mismos derechos de la gente "decente", ayns, ayns, señor, gente que clama en las calles porque el aborto es un crimen y deja indefensas a las pobres y cristianas mujeres, gente que patalea y condena a las familias monoparentales, las máquinas de condones en el cole, la educación para la ciudadanía, ayyyyyns, ellos, el faro moral de occidente.

Y mientras, algunos de ellos gastándose los fondos públicos en cocaína y chaperos (ayns, ayns, un amante esposo, padre de familia numerosa y cofrade por más datos, cómo está el patio) y otros contratando los servicios de "chicas jóvenes y guapas que follen como ángeles".

Como ángeles, señores. El sexo de los ángeles. Los ángeles de Correa. Don Vito y sus ángeles. Tenemos un gobierno que es una banda de rojos desaprensivos que nos quieren obligar a todas a abortar y que nos han mandao al paro de cabeza. Pérfidos, malvados. Menos mal que la crisis ha respetado a algunos honrados políticos peperos para que puedan seguir trabajando por España con sus jaguar y sus orgías.

Correa and company comparten gustos con Silvio, otro ilustre facha muy amigo de los obispos. Menos mal que están ellos para cuidar de nosotras, las mujeres (al menos las guapas) impidiéndonos abortar (lo que sería denigrante y traumático) y dándonos buenos... trabajitos. Ya lo dice Berlusconi, feminista de pro: "la mujer es el mejor regalo de Dios al HOMBRE". Hombre, a veces hay que pagar el regalo, pero bueno, tampoco hay que ponerse melindrosos.