viernes, 4 de septiembre de 2009

Mujer en ruinas


No consigo entender la razón, pero la verdad es que me siento más cansada que nunca en toda mi vida. Y es absurdo, francamente. No trabajo, como bien (y sano) y no soy consciente de tener la menor preocupación. Pero el insomnio ha vuelto, a pesar del agotamiento. Y ni siquiera hay motivos para semejante estado de fatiga constante. Es cierto que soy de esas personas que termina somatizando lo que engulle, lo que se niega a escupir, y es igual de cierto que ha habido de eso en los últimos tiempos. Pero coño, si los tiros van por ahí, qué fue de mi antigua fortaleza? He aguantado golpes peores. Ya no tiene nada de nuevo ni de insólito lo de la guerra de trincheras, la historia va para veintidós largos años y nunca logró tumbarme. Tampoco el paro es una novedad, y ahora, al menos, tengo un refugio, un hogar, y a Él a mi lado, ni siquiera me agobia la inseguridad de dónde pasaré la próxima semana si no alcanza para el alquiler. Lo cierto es que no me falta de nada y hasta se me obsequia con caprichos nunca vistos y jamás soñados. Ya no hay nada, ni una sola cosa a la que tenga que enfrentarme sola. Me habré vuelto una consentida? Habré perdido las fuerzas de antaño? Soy una quejica? Estaré mayor?

No es sólo un cansancio de la mente, es que el cuerpo se me cae a trozos. Medito. Repaso. Los niveles de hierro están bajos, como siempre, pero dentro de un mínimo aceptable. Duermo tan poco y tan mal como de costumbre, pero ahora cada nuevo día es un triunfo y salir de la cama un tormento absoluto. Me siento enferma y gastada. Llena de apatía. Mi espalda es puro fuego, quema, escuece. El cuello está al límite de su rigidez. No hay hueso ni articulación que no me duela. Las jaquecas vuelven con ganas. Los riñones, los brazos, la panza, un dolor sordo en el pie que me hace cojear y, por si fuera poco, la pierna contraria se niega a funcionar desde anoche. No recordaba en mucho tiempo un dolor semejante en la rodilla, hasta me costó encontrar las viejas vendas para sujetármela. Ya casi había perdido la costumbre de aquel crujido, de aquellos saltos extraños de los tendones (o a saber qué) al flexionar mi achacosa rótula. Tengo mareos, un pinchazo en la cadera que me está volviendo loca y los dedos de las manos agarrotados. La garganta irritada y la cabeza llena de algodón. Qué pesadez. Y qué torpeza. Se me caen las cosas de las manos. Estoy hecha un cuadro! Ir al médico sería lo más sensato, pero conozco la historia. "No lo entiendo, no tienes nada".

Será un resfriado de eterna incubación? La temible peste de la gripe modelna? El calor de septiembre? Alergia a la vida de ama de casa? Aburrimiento? Quizá sean secuelas por el abandono del gimnasio (por el amor de dios, desgraciados, operadme al Trasto de una vez y devolvedle su clavícula, tenemos mono de vida sana!!) No sé qué es, pero me tiene asombrada. Qué ruina! Qué decrepitud! De dónde cuernos sale este agotamiento, digno de un operario de fábrica en el Londres del diecinueve? No hay nada que explique ni justifique mi estado. Semejante desmoronamiento sólo tendría sentido si fuera una esclava de plantación. Tendré que tomar vitaminas? Quedarme en la cama dos días, o todo lo contrario? Hacerme una ruta de treinta kilómetros, a ver si recargo baterías? No lo sé. Sólo sé que no puedo con mi alma y que esto va a más. Cada vez más cansada, cada vez más insomne, cada vez más achaques y nuevos dolores. Soy una anciana de treinta y un tacos, y sólo me falta que reaparezcan las taquicardias para rematar el show!!! Me encantaría tener un enchufe, darle un tirón y desconectarme una semana entera...

23 comentarios:

Lal dijo...

Ay Len, estoy como tú, achaque arriba, achaque abajo. Y sé por qué es. Es este ritmo de vida sin ritmo y sin nada. Este no hacer nada salvo perder el tiempo en pensar qué podría hacer, y cuando lo decido resulta que no me apetece y no levanto el culo de la silla. Y así desde que estoy en paro, hace 7 meses, que se dice pronto. Igual tu caso es distinto, pero yo creo que necesitamos una rutina, un horario, una serie de actividades impepinables que nos obliguen a movernos. Cuanto más haces, menos pereza tienes. Y el movimiento, para mí, es salud.
Proponte unos objetivos, hazte un horario y llévalo a rajatabla. Es super difícil, pero si funciona valdrá la pena.
Un besote animador!

Jack dijo...

Prima, es la edá.
Justo ayer hablaba con unos compañeros de la devacle a partir de los ventimuchos: yo hace 6 años aguantaba noches en vela con los colegas y me iba al curro o a clase de empalmada fresca como una lechuga áisberg, y si rodaba 20 horas con dormir 2 tenía pa tirar de sobra otra jornada animal. Ahora ruedo 20 horas y al día siguiente más que resaca tengo convalecencia. Y eso que me siento una niña en la flor de la vida pasando de las señales (mis colegas se andan a casar, hipotecar y parir y quizá debería darme un poco de cuenta de que ya no soy la pequeña de los rodajes y de que ya van dos veces que un niño me trata de usted).
Neña, no nos preparan pa ésto, pero hay que asumirlo. De los 0 a los 25 es una cosa, de los 25 en adelante otra. Yo también me hice análisis (ilusa) y me apunté al gimnasio y como bien y fumo poco y ná. Y en vez de sentirme mejor, a lo más que llego es a sentirme casi igual que antes.
Lo que yo te diga, Len. Es la edá.
La edad y la inactividad, o no te pasa que cuando estás a mil no pillas ni un estornudo y te cunden las horas y cuando estás ociosa todo son ayes?
Pos eso. :)

Cris dijo...

Pues me pasa como a ti, Len. Tengo todo el tiempo del mundo para hacer cosas, me levanta pensando en lo que voy a hacer o en lo que me gustaría hacer, pero en verdad luego no me apetece. Puede que sea la mala costumbre, después de 7 meses de baja...Cómo dice Lal, creo que deberíamos hacernos un horario, planificarnos el día, y proponernos hacer todo eso que queremos.
Muchos besos y ánimo.

Lenka dijo...

Pues saco dos conclusiones: la inactividad es matadora (aquí estamos dando testimonio, las del club del desempleo) pero la edad tampoco perdona (como corrobora la de las 20 horas de jornada asesina).

Vamos, que no hay escapatoria!!!!!
;)

Kaken dijo...

Querida Lenka, mucho me temo que has descrito un cuadro de fibromialgia (nada grave, tranquila).
En cualquier caso, esperaré a conocer la opinión del jefe que es el que sabe y a ver si se puede hacer algo.
No es justo que un cerebro como el tuyo conviva con las circunstancias que nos cuentas, ea.

Bes a todos¡

Lenka dijo...

Coño, Kaken, no me asustes, que eso ya me lo dejó caer una vez el susodicho jefe, imagino que asombrado ante mis niveles de decrepitud!!! Y, aunque en tal ocasión le escuché con interés (al fin y al cabo es el que sabe!) reconozco que tuve una reacción Homer Simpson: "yo que vi a morir? yo que vi a morir?"

Vamos, que te reconozco que es algo ante lo que (de momento y mientras no sea irrefutable) estoy cerrando los ojos cual avestruz. Parecerá una actitud de lo más boba (y lo es, fijo) pero es que llevo desde los 12 años sufriendo todo tipo de dolores, haciéndome cienes de pruebas y oyendo constantemente que soy quejica, blanda y más vaga que la chaqueta un guardia, que tengo horchata en la sangre, que me quejo de vicio, y que es todo cuento porque, como cantan las pruebas "no tengo nada".

Y aunque estoy muy segura de que mis dolores son reales y mi cansancio también, y sé que no soy aprensiva ni hipocondríaca (hasta el punto de que paso de ir al médico, porque, total, no tengo nada) créeme que he terminado convencida de que, en efecto, no tengo nada, simplemente soy achacosa por naturaleza y también vaga. Lo tengo asumidísimo y creo que me asusta pensar que no sea así. Y es más, los achaques me cabrean y me hacen sentir, en efecto, boba y quejica, y también culpable por lamentarme no teniendo nada, con la de gente enferma que hay por el mundo.

Igual no se entiende mi actitud, pero confieso que me asusta la posibilidad de la fibromialgia, porque eso sería "algo", y parece que prefiero seguir siendo la vaga quejona antes que tener un papel que certifique que todo era cierto. No sé, me hace sentir peor, como si a partir de ahora ya no tuviera que justificar nada. Porque hasta ahora la cosa es: "no tienes nada, anda, déjate de cuentos y sal de la cama" (me digo yo a mí misma) pero y si mañana sé que es algo?? A que empiezo a pasar de todo y me hago la reina de las quejicas????? A que acabo como esas abuelas insufribles que sólo hablan de lo malas que están???? Me espanta la idea, Kaken. No sé si se entienden las chorradas que digo, pero es así. (Tovía lo mío va a ser del riego)

Jack dijo...

Eso es una tontá, prima. La fibromialgia tiene nombre y tratamiento. Y afortunadamente diagnóstico. Mi suegra es la presidenta de la asociación de Fibromialgia de Vigo, estuvo unos años mareadísima de médico en médico, se diagnosticó, se trató y de dos años para acá está prácticamente bien y hace vida normal. Y te lo digo; el coco influye muchísimo, así que cuanto antes se ponga una a ponerle nombre y soluciones mejor. Ahora puede trabajar, hacer la compra y viajar y cualquier cosa que hace unos años se le hacía cuesta arriba. Porqué no ibas a querer saber si tienes algo con nombre? No lo entiendo. Ni es mortal ni en la mayoría de los casos incapacitante. Haz el favor de hablar con un reumatólogo. Pordiós. No es "no tienes nada, déjate de cuentos y sal de la cama", sería "tienes fibromialgia, déjate de cuentos y trátate, que volverás a tener ganas de salir de la cama".
Copón.

Alberich dijo...

A falta de la opinión de experto Dr.Costillo, me suena a fibromialgia q tira pa´trás....

Lenka dijo...

Ya sabía yo que no se iba a entender, jejejeje. Se me hace tela de difícil explicarme. Resulta que mi madre es así también. O sea, que lleva 30 años soportando dolores de todo tipo, malestares varios y demás. Vamos, si yo tengo fibromialgia, mi madre la tiene fijo. Porque yo voy repitiendo el patrón de sus dolores al pie de la letra. Véase ejemplo:

- Joer, mama, que noche perra he pasao. Me empezó a doler la cadera y es que no podía pegar ojo, no encontraba postura, qué coñazo!!!
- Uy, ya empiezas con la cadera?
- Nunca me había dolido antes.
- Nah, hija, tranquila, a mí me empezó más o menos a tu edad.

Así con todo. En unas cosas empezó ella antes, y en otras yo. Como ninguna tiene nada, pues todo se queda en el "nah, tranquila, a mí me pasa y no me he muerto". Mi madre, además, es de esas que nunca se queja. El dolor es parte de su vida, y, es más, la llena de orgullo ser capaz de soportarlo. Es de la vieja escuela, de las de: "ahora no puedo mover los brazos, pero he pintao toa la casa del tirón".

No soporta a los quejicas. Está demostrao (por ella) que se puede ir a trabajar con la cabeza debajo del brazo, no hay problema. Y es más, yo soy el colmo de las vagas lloricas, porque todo lo que me duele a mí le duele también a ella y no arma tanto lío. Y trabaja mucho más que yo. Y es más vieja. Hombre ya.

Total, que sí, que será la mayor de las estupideces, pero me sigue dando no sé qué. Por supuesto no me da ningún miedo tener un diagnóstico equis (te confieso que casi me alegré cuando, entre el marasmo de pruebas médicas acabó saliendo anemia, hipotiroidismo y un quiste en el ovario, coñe, mira, algo es algo, al menos en eso no me quedé con la sensación de estafar a la seguridad social ni enervar a los médicos), sé que no me moriré de eso ni es grave ni gaitas. Pero me sigue dando yuyu, no sé si lograré explicar del todo por qué. Ayns.

Lenka dijo...

Gracias por la opinión, Doc, no te había leído. (Me parece que de esta no me escapo!!)

Anónimo dijo...

Que sí, prima. Pero que no, no hace falta que lo expliques más porque te pillo, pero no. Mi vieja era igual con su artritis hasta que la situación se volvió insostenible, fue a tratarse en serio y su vida es un 80% más fácil sin exagerar. Si hasta hace 3 años no sabía si tenía reuma, artrosis o artritis! Decía que tenía que vivir con el dolor de manos que fue el karma de mi güela tola vida y hala, a sufrir y a hacerlo todo sufriendo. Ahora le duele, sí, pero ni color. Sabe qué tiene y cómo tratarse y se da de cabezazos por haber esperado tanto.
Además, los síntomas de la fibromialgia o la fatiga crónica son tratables, se pueden reducir. Te pueden ayudar a dormir y a descansar, puedes hacer mil terapias para meterte poco químico, puedes mejorar tu calidad de vida huevo y medio. Que negarse es tan irracional como negarse a ser diagnosticado de diabetes, tronca. O de Crohn o de celiaquía o de quéséyoqué. Osea, movidas crónicas que no son una gran noticia (ya) pero que se pueden llevar bien (o mejor) cuando se controlan.
No sé si me pillas tú a mí.

Biquiños

Juan dijo...

Lenka, me gustaría que leyeras esto:

http://medicinaparatodos-juan.blogspot.com/2008/11/lo-que-nadie-le-explico-de-la.html

No me gusta hacer diagnósticos a distancia pero en alguna ocasión ya te he comentado que quizás sería positivo que estudiaras esta posibilidad.

La duda siempre es peor que una mala certeza. Saber a que atenerte te quita presión y tensión y,sobre todo, te indica por donde debes ir.

Un abazo

Lenka dijo...

Sí, Juan, ya en su día me comentaste lo de la entrada en tu blog, y lo leí (y he vuelto a leerlo). No puedo negar que las cosas me encajan. Ayer noche encontré un test de síntomas de fibromialgia, lo hice y también salió que, muy probablemente, era. Que, naturalmente, sólo era algo orientativo, que consultara con mi médico. Y resulta que esa es de las cosas que más me echan para atrás.

Porque, por desgracia, siempre he dado con médicos de estos de "no tienes nada, será que eres muy nerviosa" (jejeje, los nervios, te suena??) o "será un catarro mal curao", o "si duermes mal toma pastillas", o "lo tuyo son cefaleas tensionales, intenta relajarte. Ah, como ya nada te hace efecto, prueba con Nolotil, máximo de seis al día", o también "cómo te van a doler los huesos a tu edad?? Tendrás gripe!"

Eso los más finos. Alguno hasta se molestó en pedirme un scanner y mirarme los oídos, y palparme la cara, será sinusitis, qué será, porque no entendía esas jaquecas desde los diez u once años. El pobre se quedó como estaba y al final dedujo que debía ser "algo hormonal".

Entre los menos finos me encontré el que me quería mandar a un circo (textual) y alguno que se enfadó mucho cuando OSÉ aventurar algo. En plan: "oiga, este dolor insufrible podría ser por un quiste?" "Hombre, qué raro, cómo les gusta a ustedes autodiagnosticarse. Quién es el médico aquí???" (Encogimiento gusanil. Mil perdones. No me pegue)

Y se le quitan a una las ganas. Es que me da pavor imaginarme entrando en la consulta y diciéndole a la simpática de mi médica que si tendré fibromialgia de esa. Al final pareces una histérica, parece que realmente desees tener algo (cuanto más grave o más aparente, mejor, pa presumir luego de ello) y los médicos se te cabrean. Por eso acabas haciendo el avestruz.

Pero claro, ante la cantidad de opiniones que me dais... no me quedará otra que considerarlo, y esperar que mi médica no me arree de leches por sugerirlo.

Juan dijo...

Sobre la Fibromialgia hay mucha incomprensión cuando no directamente una falta de respeto hacia el que la padece.

Hay un reumatólogo en Asturias, que ha escrito un tratado sobre Fibromialgia (el más completo y serio en el mundo). Se llama Benigno Casanueva. Lo tienes a tiro.

Un abrazo

Rogorn dijo...

Lo que vos hace falta a todos es veniros a León este finde y os sacamos de tapas y raje. Mano de santo. Hasta la asociabilidad te quita. Preguntadle a la Guaja. No sé si le habrá quitado las cuitas, pero que le quiten lo reído ese rato.

Lenka dijo...

Tomo nota de ese médico, Juan, muchas gracias!!!

Jajaja, Ro, seguro que Guaja se lo ha pasado pipa por León. Nosotros ayer sucumbimos al mono y subimos Pajares a todo gas (Dios, casi compensa todo un año de lluvia, el puerto está ESPECTACULAR!!!) Lo malo es que no llegamos mucho más allá. Concretamente hasta Casa Ezequiel, donde nos pusimos ciegos a embutido y solomillo a la plancha... (aarrghhhghggg; léase con voz de Homer)

Mañana volvemos a pasar el negrón, pero esta vez hasta el pueblo (ya sabes que raro es el astur que no tiene pueblo en León). De momento la capital se nos resiste, pero todo se andará!

B dijo...

Besos y tal

(q es lo único q puedo dar con tanto médico, caray, como tienes, madre mía)

Cuídate.
Y cúrate.

Lenka dijo...

Te das cuenta?? Y todavía daban por mí camellos, alfombras y hasta un Ferrari (de juguete sería) en Túnez. Se ve que les molaba la carrocería pero no tenían ni idea de lo potroso que andaba el motor.

;)

Anónimo dijo...

Lenka, te digo lo mismo que te aconsejan los demás: si es algo, cuanto antes se sepa mejor. Como dice Piratilla, ponerle nombre, conocerlo y así saber por donde contraatacar. Animos!

Siana

Lenka dijo...

Al final me estáis convenciendo. Supongo que tendré que asumirlo (si es que es) y perder el miedo a dejar de ser una quejona para ser una quejona certificada. Juas!

Gracias a todos!

Katha dijo...

Hola Lenka,

¿Has mejorado algo desde que escribiste esto?
Solo puedo decirte que la mente juega más papel en nuestro cuerpo de lo que nosotros creemos, si no los placebos no funcionarían.

Mujer, no te quejes de tus 31, ¿qué hacemos las que tenemos algunos más, con vida de todo menos sana y las carnes como el bladiblú :-)?

¿Sales de casa? ¿Te relacionas con más gente? Quizá eso te ayude.

Tengo que dejarte. Cúidate

Katha dijo...

He leído algunos comentarios.
Lo que te comenta Juan es cierto, me había acordado de la enfermedad, pero no recordaba el nombre exacto.

Lo dicho cuídate y creo que, como ya te han recomendado, tal vez no vendría mal alguna visita al médico.

CHAO

Lenka dijo...

Sí que salgo y me relaciono, Katha. Cierto que uno podría pensar en los síntomas de una depre, pero te prometo que lo he tenido muy en cuenta y creo que no va por ahí la cosa, no. Porque tengo ganas de hacer cosas, como con apetito más que respetable, me gusta la charla y la risa como al que más, vamos, que no creo estar para nada depre. Además, tiendo a ser bastante ciclotímica y con cambios de humor, así que estoy acostumbrada y ninguna "depre" me dura más de unas horas, pocos días a lo sumo, porque enseguida pego un brinco mental y estoy encantada de la vida.

Jajajaja, mujer, no me quejo de mi cuerpo, pobrecito mío, y además intento entenderlo lo mejor que puedo ("pero qué te pasa ahora, criaturica, por qué no quieres mover el brazo? Osas desobedecer mis órdenes?? A que la tenemos...") Lo que pasa es que no comprendo cómo es posible que al muy puñetero siempre le duela algo. Y créeme que no soy quejica, soy más bien tirando a burra y soporto bien el dolor, pero es que haciendo memoria me he dado cuenta que desde los 12 años siempre me duele algo y muchas veces con mucha intensidad. Y siempre sin lesiones aparentes, lo que ha mareado bastante a mis médicos, que me han hecho scanners, electros, placas, exploraciones varias, análisis y de todo, desde hace todos esos años y, salvo dos o tres veces, con resultados negativos.

Eso es lo que me tiene mosca. Porque una cosa es el cansancio (que puede ser cosa del estado de ánimo, es cierto) y otra que ese cansancio siempre vaya acompañado de dolores. Y me he dado cuenta de que son esos dolores los que lo ocasionan todo: menos actividad, cambios de humor, problemas para dormir, todo porque siento dolor!! Ahora sólo queda saber de dónde repuñetas viene ese dolor.

Ejemplo: anteayer me avisaron de que tenía una entrevista de trabajo. Ese día y ayer (el día D) estuve de los nervios. Pues bien, hoy, un día después de pasar el lance, el cuello, los hombros y la espalda en general me están cantando el Ave María por soleares. Teniendo en cuenta que no he hecho el menor esfuerzo físico... pa mí que esto va a ser de la propia tensión nerviosa. Yo que pensaba que no era de esas personas que manifiestan sus nervios...

Nunca me ha gustado medicarme (me da mucha rabia eso de "no sabemos por qué te duele, pero bueno, tómate esto"). Entiendo que el dolor tiene que tener un origen, y sin saberlo no hacemos nada dándole a la pastilla. Ahora que, además, sospecho de mis nervios, me mantengo en mis trece de no medicarme. Así que, en lugar de pastillas, me he dado un automasaje machacante y me he tomado una tilita (yo no siento nervios, pero sospecho que los tengo). Total, que me duele muchísimo menos. Que estoy mejor. Ahora sólo necesito que un médico confirme o desmienta mis cuitas y aprender a vivir lo mejor posible con esto (sea lo que sea), porque te aseguro que si con 12 años tenía dolores, ahora con 31 (aunque sean pocos) tengo muchos más, y no pieeeeenso resignarme a ellos. Porque, como bien dices, qué será de mí cuando tenga más años??????