miércoles, 2 de septiembre de 2009

Bienvenidos al infierno

Mi tío el educador, el máximo culpable de mi vocación samaritana, se ha pasado al Lado Oscuro, como hice yo misma hace ya más de un año. Y mira, ya me siento mejor. Suena fatal, lo sé, pero andaba yo inquieta preguntándome si no me habría equivocado de oficio (cuando las cosas se tuercen no importa lo feliz que hayas sido antes, ni tu convencimiento, ni tu autoestima anterior, ni los éxitos que hayas celebrado, todo deja de tener sentido de repente, oh, fracaso de fracasos!!!)
Y resulta que no, que un educador Master del Universo, con treinta años de experiencia y sudores sobre el pellejo, no da más de sí. Maldiciones contra el sistema, contra la estupidez, el abandono y la desidia. Lamentos por la pérdida de tiempo, de recursos, de dinero, por el sentimiento de total inutilidad. Darse contra un muro. Prejuicios y, a la vez, la penosa confirmación. La lucha interna. La negación y la realidad. El empeño quijotesco por la tolerancia (qué fea palabra, suena a perdonavidas) y, definitivamente, la rendición. Qué hacemos con las hordas norteafricanas? Qué hacemos con estos niños, jóvenes, hombres, monstruos de egoísmo, chulería, agresividad, apatía total y asilvestramiento? Nada. Renunciar.
Peleé durante un año con un máximo de doce. Mi tío soporta a cinco entre un mar de críos, y esos cinco están terminando inexorablemente con toda una institución educativa. Ellos solitos. Mi queridísimo Chiqui, con el que terminé a bofetadas, pegó un subidón considerable, del que me alegré enormemente, pero ha vuelto a caer. Como casi todos. De nuevo los malos modos, la violencia y el absurdo. Cárcel de menores para un incendiario que, seguramente, será devuelto a su tierra con las manos tan vacías como la dejó. Jamás la policía había tenido que intervenir allí, en lo de mi tío (de eso sabíamos un rato en El Ñeru, pero no ellos, no, no con sus medios ni su experiencia). El último motín se saldó con sillas voladoras, ventanas hechas trizas y una educadora con dos dedos rotos, aplastados por una puerta. Brutal.
Conozco las secuelas de todo eso, aunque tuve la suerte de no llegar a ellas, al menos no en niveles incapacitantes. Pero las vi en otros: pánico, ansiedad, dolores por todo el cuerpo, tensión, insomnio, agotamiento, bloqueo mental, depresión, jaquecas... por no mencionar moratones, fracturas diversas ni ataques sexuales, claro. Mi tío da en el clavo. Todo esto por mil euros al mes??? No, hija, no. Antes pongo el culo. Me va a doler menos. Y sí. Lo mismo tiene razón. El Ñeru abre sus puertas de nuevo, en mitad de un enorme secretismo, con otra fundación, otro personal. Nosotros seguimos en el paro. Se han traído a unos educadores del Sur, expertísimos. No lo dudo. Han reducido el número de bestias a ocho. No tienen seguratas. Que Alá los pille confesaos. A ver cuánto duran. A ver si les pagan. A ver si les escuchan y les apoyan, al menos un poco más de lo que hicieron con nosotros, los inútiles del Norte. A ver si sobreviven más de un año. Ojalá. Y que nos lo expliquen.
Ánimo, tío. Sólo dos años más. Tú puedes. Lástima que, tras una vida entera de dedicación, tengas que recorrer el último trecho habiendo dejado de creer en todo. Lástima.

5 comentarios:

Lal dijo...

Me entristece un montón leer cosas como éstas. No sólo por el efecto que tiene en la sociedad en general el mal funcionamiento del sistema, sino por el trabajador de a pie, que se ha sacrificado tanto y durante tento tiempo, que ha aguantado como el que más, al pie del cañón, lo indecible. Yo, como sufridora y luchadora irremediable gracias a una de las menos rentables vocaciones que campan por el mundo, no quiero ni imaginar lo duro que tiene que ser llegar al punto en que no queda sino dejar de batirse.
Un abrazo a todos los que han pasado por eso, para los que están al límite y para los que aún conservamos la ilusión y la esperanza. Todos lo necesitamos.

Sra de Zafón dijo...

Hola Lenka, siento la sensación amarga que saboreas en este momento. A veces la impotencia nos nubla la realidad y vemos fracaso donde no hay ninguna posibilidad de antemano.
No se si hubo posibilidad en algún momento, o si las habrá, pero esta claro que como se hizo mientras tú trabajaste no las había.
Conozco situaciones muy difíciles de llevar (ayudar a salir de las maras en concreto) y te puedo asegurar que los métodos no tienen nada que ver con los empleados por aquí por nuestros burócratas de turno.
Para empezar se ofrece estima y futuro, (trabajo a cambio de educación, de la de verdad) y las normas no las dictan cuatro oficinistas que nunca supieron lo que es convivir con todo lo que la miseria y el terror trae detrás...

Desde mis ojos veo incapacidad conceptual. Encima de vuestras cabezas, de vuestra motivación,de vuestras horas de vida compartiendo con los problemas de esos niños y supuestos niños, hay una gestión incapaz y ajena por completo a la realidad. No se coscán de nada y seguro que se sienten muy guays...

Puede que esté equivocada, pero no lo creo, ya que ofrecer amparo consintiéndolo todo, para mí es una mierda de amparo.

Siento tu desencanto.
Besos y ánimos

Lenka dijo...

Gracias por los ánimos, chicas. Aunque debo decir que, por mi talante pesimista, estas cosas no me amargan demasiado. Siempre, en todo lo que emprendo, cuento con la posibilidad de que las cosas vayan mal, y, además, mi confianza en las instituciones (así en general) es cuasi nula. Obviamente me da pena lo que ocurre con el campo de lo social, me asquea la manera en que "lo marginal", "lo feo" se esconde invariablemente bajo la alfombra, para que no se vea ni incomode, me molesta que mi campo sea un coladero para enchufar incompetentes y mindundis, que nunca haya dinero para estas cosas (pero sí para el puto júrgol y otras muchas sandeces), me molesta que toda la sociedad esté montada en base a "esto da pasta, ergo interesa; esto no da pasta, ergo pasamos" (como si no fuera rentable convertir a personas desplazadas y a delincuentes en ciudadanos, coño, es rentable humanamente hablando y hasta en dinero si lo piensas, pero claro, todo lo que no sea beneficio inmediato no vale un pijo. Me jode todo eso, cierto.

Como me jode que a los curreles de mi campo se nos considere carceleros cuando intentamos mantener un mínimo de orden, o tontos del culo buenrrollistas y rojeras hippies cuando denunciamos que ni hablamos de escoria ni sirve esconderla. Me revienta que los medios cuenten historias sensacionalistas sobre centros donde campa el maltrato y la ley marcial, metiéndonos a todos en el mismo saco, pero nadie se moleste en averiguar quiénes son esos "educadores", qué formación tienen, en qué condiciones curran, cuánto cobran y qué apoyos reciben. Me cabrea este cacao de sistema en el que cada trozo de España decide si debes tener titulación o no (sales más barato si no la tienes), o si los niños inmigrantes (por ejemplo) tienen derechos o no (provincias vedadas VS provincias ghettos). Me cabrea este sindios.

Pero siempre conté con él y ni me sorprende ni me quita el sueño. Cierto que a ratos llegas a dudar de tus capacidades y te vence el desánimo, pero al final meditas y te das cuenta de que te piden lo imposible. Aquí le traigo a un montón de críos, con el único nexo común de su nacionalidad. Como son todos de Marruecos, pa tí pa siempre. Tres son normales, cuatro son yonkis, aquel es un violador y el otro está loco, pero eso nos importa un cuerno, el caso es que son moros, así que júntelos y mire cómo se apaña. No tenemos la menor idea de la realidad de la que proviene cada uno, desconocemos su cultura (ni ganas, oiga) y en general les damos techo porque nos obliga la ley. Soporte usted sus golpes hasta que cumplan los 18 y luego ya los devolvemos a su tierra.

Así funciona, y es un desatino, pero se queda uno ronco de decirlo en las reuniones y asambleas chachis para nada. Pues al cuerno, oiga. Trataré de sacarme una oposición a conserje, o algo. Pero a mí no me vuelven a liar jugándome el tipo por mil cochinos euros (y mira que me hacen falta!) Se sale usted de su despacho de analfabeto enchufado metido en política y se planta delante del moro, aguantando que le diga que se acaba de follar a su madre en un burdel de carretera y que esta noche le va a cortar el cuello como a un jalufo. Y me cuenta si le compensa.

Alberich dijo...

...Es que...por desgracia (o no, no sé) todo tiene un límite....

Lenka dijo...

Más bien por suerte, Doc. Porque si no terminaríamos perdiendo la chaveta!!!