lunes, 3 de junio de 2013

Excusatio non petita, accusatio manifesta

 Hace tiempo comentaba yo en un rincón por el que suelo andar que me había casado. Alguien meditó en voz alta por qué o para qué se seguiría casando la peña. Entendiéndolo como una pregunta, respondí. No a por qué se casa la gente (porque no lo sé, cada cual tendrá sus personales motivos), sino a por qué lo hice yo. Y lo hice, básicamente, por temas papelísticos. Por burocracias diversas. Por quitarme de líos, como se suele decir. Mi intención jamás fue casarme. Hubiera preferido ser pareja de hecho. O nada. Lo malo es que la "nada" no puede reclamar derechos para sí ni para la persona a la que quiere. Y las parejas de hecho, como descubrí con pasmo e indignación, no gozan ni de lejos de los derechos de los casados. Por lo tanto, mi pareja y moi decidimos irnos un día en vaqueros al juzgado, con dos testigos (Las Mammas, nuestros hijos esperaban en el pasillo custodiados por su güelu) y sin anillos siquiera, y estampar un par de firmas en un papelajo. Ahí pone claramente que nos queremos mogollón (se ve que sin documento ante notario no vale quererse) y que conste en acta. Vale. Así está montado.
 
Tras esta explicación (que, repito, di porque entendí que la pregunta formulada se dirigía a mí), recibí una respuesta que, sinceramente, me sonó a bofetada. La frase, como podréis suponer, es la que da título a esta entrada. Me ofendió y me dolió tan lapidaria sentencia por salir de labios de alguien a quien aprecio sinceramente. Y a punto estuve de soltar unas cuantas perlas, de esas de las mías que se bajan al santoral entero. Qué excusa ni qué niño muerto? Y cómo que "no pedida"? Ah, que era una pregunta retórica, quizás... Sería eso. De qué te parece que me estoy acusando, exactamente? De haberme casado como SIEMPRE dije que haría, llegado el caso? Oh, guau. Tamaña desvergüenza.
 
Lo dejé correr. Primero, porque mis decisiones no son asunto ni siquiera de aquellos a los que aprecio. Segundo, porque a buena parte conmigo y con mi toto. No quieres explicaciones? Crema. No seré yo quien fatigue tus ojos. Tercero, porque malditas las ganas que tenía entonces de alimentar (más) mi fama de lagarta viperina. Y cuarto, porque, como ya dije, valoro a esa persona. Pese a los latines (y no, Boss, no fuiste tú. Contigo no me hubiera callado porque de sobra sé que no me tengo que callar contigo). Me es alguien querido, sí. Querido, ya sabéis, a este modo tan extraño y surrealista de ventanas, teclas y emoticones. Si algo no deseaba era decir algo que pudiera herir.
 
Lo que son las cosas. Hace nada, en charla que nada tenía que ver, afirmaba yo lo marciano e incomprensible que me parece que personas no creyentes, no casadas por la iglesia y no participativas en sacramentos, se empeñaran en bautizar a sus hijos. Lo afirmé y lo afirmo: me parece absurdo. A mí, ojo. Por supuesto, entiendo que a veces las cosas se hacen por satisfacer a otros, y que hay personas generosas a quienes no les importa ceder. A mí sí. Yo soy generosa en muchas cosas. En mis ideas no. Nunca lo he sido. En mis convicciones soy un talibán. Sin barba, pero talibán. Me enseñaron a ser así. Mi Pater me lo dijo desde que yo era una cría: "nunca permitas que nadie, ni siquiera yo, te diga lo que tienes que hacer con tu vida. Ni por la fuerza, ni con amenazas, ni con chantajes emocionales. Haz siempre lo que tú quieras hacer, y que le den al mundo. Si me tienes que mandar a mí a la mierda, me mandas". Tomé buena nota, y nunca he claudicado en aquello que he considerado innegociable. Entenderéis que, con este modo de pensar, ciertas conductas me choquen. No es que las juzgue (no soy quien), pero me chocan, sin más.
 
Casi de inmediato, alguien procedió a explicar que su caso era precisamente ese, el de una persona no creyente ni casada ante Dios, que había optado por bautizar a sus hijos para hacer felices a los abuelos. Me pareció absolutamente respetable. Más que nada porque se trata de su vida, no de la mía. Por lo que, teniendo en cuenta mi propio lema, no voy a ser yo quien le diga a nadie cómo manejar sus asuntos. Esa fue la razón principal, junto con mi ya mencionado afecto hacia esta persona, lo que me hizo aplaudir su gesto, aun teniendo claro que yo jamás haría lo mismo. Pero mentiría si dijera (y los que me conocéis bien estáis viéndolo venir) que no tuve que morderme la lengua muy mucho para no soltar lo que de inmediato me acudió a la mente. Excusatio non petita, accusatio manifesta. O sólo cuando se trata de los demás?

5 comentarios:

Dalai dijo...

Desde luego, ¡¡¡qué manía tiene la gente con los que nos queremos casar!!! Yo me casé, no por la iglesia, pero sí con vestido, banquetorro, paquetitos de bombones con nuestro nombre y fecha de enlace, y luna de miel...¿por qué? ¡¡¡Porque quisimos!!! Hay mucha gente que se cree que ser moderno, o hipster, o lo que sea consiste en acusarnos a los casados de rancios, fachas o imbeciles, y eso me molesta mucho, porque yo respeto al que quiere, al que no quiere, al que lo hace por contentar a su pareja, y al que se casa por el rito zulú. ¿Por qué le molesta a la gente que te cases, sea por lo que sea? No me extraña que te doliera, Len, tú lo explicabas por amabilidad y te encuentras con eso, que no es otra cosa que llamarte lo arriba mencionado. Y, tengo que reconocer que yo también bauticé a mi pichín por no discutir con mi suegra, aunque eso yo, porque el papi lo bautizó con gusto, y al fin y al cabo, es su padre ( y yo, aunque no muy apegada a lo católico, soy creyente). En fin, que me desvío...y lo más jodido es que los critica-bodas luego se llenan la boca de palabras como "libertad" y "tolerancia"...pues miraros la viga en el ojo, majos!!!

Lenka dijo...

Es que, además, por mucho que a mí algo me parezca raro no significa que crea que está mal! Anda que no me parecen raras miles cosas, incluso muchas de las que hago yo misma. Habrá mayor sandez que joderse la salud fumando? Pues yo fumo. No se me ocurre peor tortura autoinfligida (esta palabra existe??) que subirse a unos tacones. Yo no lo hago ni jarta, pero tampoco critico a las que lo hagan. Como mucho, critico a los tacones en sí, como algo que considero poco menos que un invento del maligno!

Y todo esto no por el hecho en sí de que personas sin fe bauticen a sus guajes (son suyos, por mí como si los pintan de verde), sino comentando el caso de esos padres que no están casados por la iglesia y luego se ofenden si el cura se niega a bautizarles los críos. La verdad es que la mayoría no se niegan, todo sea dicho, pero sería tan raro que se negaran? La iglesia es la iglesia, tiene sus normas. O se aceptan o no, es lo que hay. Yo no quiero saber nada con ellos porque me ofenden muchas de sus cantinelas, pero no se me ocurre montarle un pollo a un cura porque no quiere casar a mis amigos gays. Si todos tenemos claro lo que piensan de los gays!

Es decir, una cosa es que a mí me cueste más o menos entender que alguien sin fe bautice a sus hijos. Me cuesta porque soy talibana con ciertas de mis ideas, siempre lo aclaro. Que me cueste entenderlo no implica que no lo respete. Y que me dé grimucia la curia tampoco implica que no les reconozca que son claros en sus preceptos. Si te valen, bien. Si no te valen, no te metas. Pero no sé si es de recibo que esperes que se adapten a tus caprichos. Y eso es lo que yo definía como absurdo. Es como demandar a un gimnasio porque pretenden que sudes en lugar de dejarte ir a dormir la siesta sobre el banco de pesas! Mi no comprende.

Pero bueno, debe ser que hay gente pa to, teniendo en cuenta que ya hay quienes reclaman bautizos y comuniones civiles!!!!

Juan dijo...

Hay que respetar hasta lo que no comprendemos, sobre todo lo que no comprendemos o compartimos.

Hay muchos posibles puntos de vista sobre un asunto y te puede tirar más uno que otro.

Nosotros somos ateos, no nos gusta nada la iglesia, pero nos casamos por la iglesia, bautizamos a nuestros hijos e hicieron la primera comunión. Lo sopesamos todo y decidimos libremente hacerlo. Vimos más ventajas que inconvenientes y nada ni nadie se tiene que meter en nuestra decisión ni lo admitimos.

Se puede hablar con quien te respeta y se lo puedes explicar pero jamás permitiría que nadie criticara nuestro proceder pues con él no hemos hecho daño a nadie y a nadie le tenemos que dar explicaciones. Sí se lo he explicado a personas queridas y respetuosas, pero nunca me he tenido que justificar..

Lenka dijo...

Exacto, es que no hay nada que justificar. Cada cual obra como considera oportuno. Por mucho que yo no comprenda el por qué de vuestra decisión no soy quien para criticarla. Como mucho podré pensar: "pues qué raro!" y hasta comentarlo contigo si tenemos la suficiente confianza y me lo permites, pero nada más.

Reconozco que a mí me cabrea mucho la hipocresía, pero cuando digo hipocresía me refiero a algo muy concreto: el predicar jota y hacer fandango mientras, encima, se dan lecciones de moral a otros. Todo lo que no sea eso, nos debe dar igual. La gente, todos, tenemos derecho a hacer lo que nos plazca, incluso a ser absolutamente contradictorios. Máxime si tenemos en cuenta que los motivos que a ti te llevan a hacer equis seguramente yo no los conozco ni los puedo adivinar.

A mí lo que me ofendería es que tú me dieras la coña para que bautizara a mis hijos sólo porque tú optaste por hacerlo. Ahí, claro, seguramente me pondría como un puma y te espetaría que cómo osas, cuando encima ni te consideras creyente. Claro que, también a un católico de misa diaria le afearía el meterse en mis asuntos. Mientras cada cual decida libremente y no incordie, todo me parece bien XD

Juan dijo...

Exactamente Lenka, así es.