viernes, 7 de diciembre de 2012

Micromachismos varios

 Ya sé que suena a coches pequeñitos, pero no. Solía llamar así a esos machismos cotidianos y habituales que suelen pasarnos desapercibidos. A todos y a todas. Son esas cosas "sin importancia" que, precisamente porque no resultan escandalosas ni sangrantes, seguimos manteniendo y transmitiendo a las nuevas generaciones, sin darnos cuenta de que sientan bases peligrosas, porque, cuando los vas sumando, originan machismo a secas, machismo de los gordos. Y hasta pueden desencadenar en el otro, en el que sí es sangrante. Resulta que el término no es mío. De hecho es oficial, existe, hay tesis sobre él y alguna llegó a caer en mis manos mientras curraba en según qué sitios muy sensibles al tema. Me sorprendió descubrir que mis curiosas ideas no eran tan descabelladas al fin y al cabo, que muchos otros las habían cavilado y estudiado antes.
 
Tal día como hoy, en apenas unas pocas horas, me he encontrado con dos de esos micromachismos. En uno de ellos, que ya he experimentado cientos de veces, un tipo afable y simpático recurría al clásico (y cansino) argumento del: "mujer, no te enfades". Y es que, es cosa sabida, las mujeres no sabemos debatir ni intercambiar opiniones. Las mujeres, de hecho, no pensamos siquiera. Las mujeres nos enfadamos. Porque sí, porque somos hipersensibles, histéricas incluso. No digamos en esos días del mes. Las mujeres no nos expresamos, perdemos los nervios. Los hombres pueden debatir, por supuesto, y hasta sentar cátedra con autoridad. Pueden discutir entre ellos porque están entre iguales, y si recurren al taco, el cagamento o incluso el insulto, sólo están siendo vehementes. Nosotras, aun siendo perras viejas en según qué medios, aun midiendo cada palabra, aun evitando cualquier exabrupto, aun empleando fórmulas de cortesía que rozan lo ridículo, nos enfadamos. Somos así, las tías. Unas taradas. Es lo que hay. Ay, pobrecita, la nena. Que se altera. Qué mona.
 
Y luego, para rematar, se encuentra una de golpe y porrazo con una de esas fotos con mensaje que pululan por las redes sociales. Concretamente esta había sido ideada y difundida por un grupo de supuestas feministas combativas. En la imagen podía verse a un chico peinando a una niña, y la mega frase con enjundia rezaba como sigue: "un aplauso para esos hombres que ayudan en casa". Bien. O sea. Un aplauso. A los que AYUDAN. Un-a-plau-so. Plas, plas. Con un par. A los que ayudan (entiéndase, AYUDAN) hay que aplaudirles. Guau. Guau, en serio. Para empezar, eso de que ayudan es pa cagarse. Ayudan? De verdad? A quiénes? A nosotras? Nos ayudan? Son así de encantadores y solidarios que deciden AYUDARNOS en esas tareas que son NUESTRAS? Todavía estamos así? A estas alturas? Un grupo de tipas luchadoras y reivindicativas consideran que si un Manolo o un Pepe ponen una lavadora o hacen una trenza las están (nos están) AYUDANDO? Jo-dó. Es decir, llevar una casa en la que viven ambos, que disfrutan ambos y que usan ambos, si tienes vulva es lo normal, pero si tienes pene es algo extraordinario digno de aplauso? O sea, hacer la compra, limpiar, cocinar, lavar ropa y atender a los críos es un deber de mujeres que, algunos hombres majos y enrollaos, nos ayudan a sobrellevar? Y, encima, tenemos que aplaudirles por el supino esfuerzo? Cielos. La de aplausos que nos deben, entonces! Queridos Manolos y Pepes, ya podéis empezar a aplaudir a vuestras abuelas, madres, hermanas, amigas y parejas. Sentaos mientras, que os llevará un rato.
 
Pues nada, oiga. Un aplauso. Y, ya que estamos, aplaudamos a todas esas madres que dan de comer a sus hijos. Y a los hombres que tienen la deferencia de preguntarnos antes de meternos la picha dentro. Aplaudamos, en general, a la gente que no defeca en la calle. Y a esos compañeros nuestros que tienen el detalle de venir cada día al trabajo. Aplaudamos al vecino que saca la basura y no convierte su piso en un estercolero y la vida de toda la comunidad en un infierno. Aplaudamos al camarero, coño, que nos trae un café en lugar de mandarnos a la mierda. Aplaudámonos todos, así, resumiendo. Aplaudamos a la gente que hace lo que tiene que hacer, lo que viene siendo de recibo. Y aplaudamos de paso la estupidez, porque está claro que nunca podremos con ella.

6 comentarios:

Juan dijo...

El "mujer, no te enfades", al menos por mis lares es incluso menos frecuente que el "hombre, no te enfades", incluso el hombre no te enfades se les dice incluso a veces a las mujeres.

Por lo demás es cierto, pero no por ello menos comprensible. Siglos de machismo no se quitan por completo en pocos años. Hasta a las mujeres más feministas se les escapa estos minimachismos del que hablas.

Lenka dijo...

Lo que te puedo decir, por mi experiencia, es que con ciertos hombres (muchos, por desgracia) una mujer no puede discutir. Entiéndase discutir como lo que es: intercambiar opiniones. No me refiero a gritos ni a malos rollos. Discutir sobre un tema, sin más. Pues no podemos. No podemos, ni "presencialmente" ni por escrito. Insisto en que da exactamente igual que seas escrupulosa al máximo y vayas con el "por favor, gracias, si no es molestia, podría usted". Si no con tu primera intervención (quizá porque algunos se quedan en shock al ver que una tía es capaz de expresarse), te aseguro que con la segunda ALGUNO te va a espetar una de estas: "pero, mujer, no te enfades", "ay, cómo se pone la chavala", "tranquilita, guapa, que te estás pasando", "al final sois todas iguales", "así nos va, con las putas feministas jodiéndolo todo", "vosotras lo que sois es unas quejicas victimistas" y, claro, la perla absoluta: "oye, reina, sabe tu marido eso que estás diciendo?"

Siglo XXI. Año 2012 saliendo por la puerta. Y, créeme, un país completamente LLENO de gilipollas. Pero lleno, Juan. Por supuesto que las mujeres (como comento en la entrada) no nos quedamos atrás a la hora de soltar perlitas machistoides por la boca. Y lo que es peor: sin darnos ni cuenta muchas veces. Pero joder, cómo es posible que perdure esa inquina, esa rabia, ese recelo?? Pero cuántos acomplejaos viven en este bendito país? Por qué hay tantos tíos que, en cuanto abren la boca, te dejan bien claro que, si pudieran, te la partían?

A ver, que nos conocemos. Sabes que no soy una feminista radical, sabes que incluso soy muy crítica con ciertas "ideas felices" del feminismo. Pero de verdad que me da mucha pena y mucho agobio comprobar una y otra vez que no, que para muchos no tienes derecho a opinar, ni a expresarlo, ni mucho menos a osar dirigirles la palabra, porque no estás a su altura, eres un coño y punto. Esto quema, y cansa, y duele. Tener que lidiar con mierdas así cada puto día y que luego te digan que de qué te quejas, si ya no hay machismo... en serio, ojalá todos estos imbéciles sufrieran algún tipo de maldición (bendición??) que les convirtiera en tías durante una semana. Y sí, durante ESA semana, además. Para que se fueran encontrando con tíos como ellos, a ver qué tal les sentaba. Porque está claro que para muchos da igual tener madre, hermanas, haber tenido parejas, compañeras de curro o incluso hijas. Da igual. Las mujeres son marcianas, son gilipollas, son malas y son unas putas. Y no hay más.

Juan dijo...

Estoy de acuerdo en lo que dices. Legalmente no hay machismo, incluso diría que jurídicamente hay feminismo "del malo". Pero buena parte de nuestra sociedad lo sigue siendo, por mucho que la Constitución diga lo contrario.

Se tiene menos en cuenta la opinión de una mujer, por muy sensatos que sean sus argumentos, por el simple hecho de decirlos una mujer. E incluso se la tacha de agresiva, marimacho o feministoide si se enfrenta dialécticamente a un hombre.

Parece que tener ideas propias va en contra de "naturaleza" femenina. Y esto lo piensan no sólo hombres, sino cantidad de mujeres, que siguen siendo sumisas con sus hombres y tremendamente agresivas con mujeres que han optado por un papel diferente.

Para mí, que me encanta debatir, es una bendición que hayan mujeres como tú o como María Zapico, o como Kaken o como mi hermana. Me enriquecéis enormemente, por muchos que de vez en cuando nos tiremos los trastos a la cabeza.

Lenka dijo...

Es que resulta una maravilla poder tirarse los trastos a la cabeza con alguien que no te considera inferior de entrada. Con alguien que sabes que te va a escuchar/leer con la misma atención que le pretaría a un señor con bigote. Digo muy en serio que no es lo habitual. Generalmente los argumentos de una mujer se menosprecian sin más, y si resultan especialmente sensatos entonces se la menosprecia a ella para que no se note tanto esa sensatez de sus argumentos. Sabes que has "superado" a un hombre en una discusión en el mismo momento en que te dedica un "tranquila, guapita, no te exaltes" o, directamente, se mete por lo personal con lindezas del tipo: "seguro que eres una tal o una cual que piensa esto y hace lo otro". Claro, cómo no. Si un tío cree que somos todas iguales es evidente que se cree capaz de definir a toda la especie femenina del planeta. En quién basa esa opinión, lo ignoro. En otras mujeres que ha tratado? Su madre? Su hermana? Su mujer? Su hija? Tan mal concepto tiene de ellas, o es que, claro, en un alarde de originalidad sin precedentes, es de los que creen que "las suyas" son diferentes? Pero sólo las suyas, ojo. Nunca, bajo ningún concepto, hay una sola mujer en el globo que no encaje con lo que él piensa (salvo esas de su familia). Y ya está. Que semejantes anormales piensen, con tan capacidad argumentativa, que son superiores a mí (a cualquier tía) por tener pene resulta deprimente.

En serio, cada vez admiro más a las mujeres que osan tener una vida pública, lo mismo me da las políticas que las presentadoras del telediario. Cualquiera de ellas. Desde luego que tienen unos ovarios tamaño catedral de Burgos, macho. Porque qué estrés y qué cruz pasarse la vida demostrando a esos GILIPOLLAS (que te puedes encontrar en forma de jefe, de compañero de curro, de examinador, de subordinado, etc) lo mismo que a ellos se les presupone. Qué cruz. Qué desgaste. Qué hartazgo pasarse la vida demostrándolo todo dos veces, o mil, las que sean. Qué castigo eso de andar con pies de plomo para no caer en sus clichés y que, total, de todos modos no te sirva de nada, porque han decidido de antemano ese puto cliché y te van a meter en él a cojones, quieras o no, encajes o no. Qué pena que, al final, hagas lo que hagas, siempre haya un imbécil esperando para soltar un: "mujeres... si es que sois todas iguales".

Algunos tíos siguen teniendo de nosotras la misma opinión que se tenía hace un par de siglos de los negros. Bueno, me consta que mucha gente sigue pensando de los negros poco menos que lo mismo que pensaban hace dos siglos. La gente procura disimular e ir de normales por la vida, pero les salta el térmico enseguida. La mayor parte del tiempo me tira de un pie lo que nadie piense o diga de mí. Pero hay días que cansa. Hay días que te agota absolutamente que haya quien se crea con derecho a juzgarte de arriba abajo sólo porque naciste con una raja en lugar de con un cacho carne colgando.

Juan dijo...

También esos clichés, aunque en menor medida, se aplican a los hombres.

Cuando oigo decir "es que todos los hombres sois iguales", me sublevo. Y esto es una ínfima parte comparado con lo que una mujer tiene que soportar.

Los hombres somos simples, las mujeres complicadas. Los hombres sólo pensamos en fútbol, follar y cerveza, las mujeres en cosas románticas, vestiditos e hijos. Los hombres somos brutos y las mujeres sensibles. No sé, son tantos clichés. Y lo malo no es que lo piensen, sino que el/la que se sale del cliché automaticamente es atacado. El es un maricón, si no obra como un hombre como es debido, y ella una puta.

Falta mucho respeto y sobran muchos prejuicios.

Lenka dijo...

Tal cual. Hoy he tenido una bronca con un tipo al que no le gustó mi opinión, ni siquiera que yo osara opinar. Porque claro, es que no podemos nosotras. Opinar, digo. Ellos sí, porque son hombres y los hombres saben de todo. Nosotras, no. Además, hemos perdido doblemente el derecho. Primero, porque somos tías y por tanto inferiores. Segundo, porque toda tía es una puta resentida y feminazi. Así que no puede opinar. Los hombres sí, porque pueden ser de derechas, de izquierdas, del Madrid o del Betis, no pasa nada. Nosotras, todas, somos unas putas feminazis que manipulamos a nuestros maridos, usamos a nuestros hijos como moneda de cambio, nos quedamos con el piso en el divorcio, hacemos denuncias falsas de malos tratos y aplaudimos cualquier ley que nos beneficie y destroce la vida a los hombres. Así somos, todas. Sin excepción. Y, como somos así, merecemos que ellos nos insulten, nos ataquen y nos menosprecien, porque nos lo hemos buscado a pulso.

Flaco favor el que nos está haciendo el hembrismo tontolhigo y el radical. Pero vaya, que pocas excusas necesitan ciertos cavernícolas, la verdad. Si a un nota no le da la cabeza pa deducir que no es posible que equis millones de mujeres que pueblan la tierra estén de acuerdo en todo, es demasiado gilipollas como para que el hembrismo feminazi le afecte siquiera. No tiene arreglo, vaya.

Y un nota de esos es tan, pero tan lerdo, que se apunta tantos clichés como nos apunta a todos. Y te saltan con argumentos tipo: "si a tu hombre no le molesta que antes de él te acostaras con otros, entonces no es normal. Y encima me dices que no le gusta el fútbol?? Capadito lo tienes, guapa. Pobre!" En el fondo tienen suerte de que una sea más fina de lo que parece y no responda algo en la misma línea. "Si tu mujer no monta en cólera aunque te vayas de putas asiduamente, es que no es normal, la pobrecita. Y me dices que aún no te ha mandado a la mierda y se ha largado por patas? Infeliz... la debes traer derechita a guantazos, si no no se explica que te soporte".

Pa qué. Si encima me respondería: "oooy, ya se ha enfadao la nena, seguro que andas con la regla!!" En serio, qué les asusta a estos tíos? Porque algunos son carne de psiquiatra, de verdad. Complejos graves con sus genitales?? Sentimiento de inferioridad sangrante?? Una tía con cerebro funcional (ya no digo extraordinario, funcional sin más) les acojona hasta ese extremo?? En realidad son dignos de lástima.