martes, 7 de febrero de 2012

Un día me enfadé con un señor

O quizá un señor se enfadó conmigo. No me acuerdo. Pero el caso es que nos enfadamos. No me quedó clara la razón, pero tampoco importa demasiado. Me limité a colocarle en el estante de "la gente que no consigo entender ni a la de tres" y allí lo dejé. La verdad es que no me apetecía mucho conservarlo, pero tirarlo a la basura era impensable. Este señor es inteligente, sabio, culto, mordaz, divertido... en fin, posee todas esas cualidades que yo admiro en un señor. Que me lo vuelven interesante.

Hay personas a las que no consigues llegar ni por caminos retorcidos, pero eso no te impide ver cuánto valen. Cuánto saben. Es una pena no alcanzar a comprenderles (y no tiene sentido ponerse a debatir si la culpa es suya o mía, si él es el clásico hombre de mundo soberbio y pedante incapaz de tolerar los imperdonables defectos de la masa aborregada o si yo soy la típica sabihonda de café, toda pose y poca chicha, frustrada por no llegar a según qué cimas de iluminación reservadas a unos pocos). Qué más da, supongo. A quién coño le importa ya, con la que está cayendo.

Total, que nos perdimos a Ciorán por un "quítame allá ese Estrabón" y una poca de "a ti lo que te pasa es que". Peor pa nosotros y que nos den bien daos por donde pica. Se puede admirar a quien no se entiende y apreciar a quien te pone de los nervios. Yo, al menos, puedo. Será de lo poco que puedo.

Es más raro que un perro verde, el nota. Capaz de la mayor genialidad y de la salvajada más hiriente. Calculo que eso fue lo peor (para mí, insisto). Que me hizo daño un par de veces y decidí no intentar (más) entenderle. Hasta que al final empezó a tirarme del pijo, me liberé de complejos que no tenía (y que ni él ni nadie me iban a endilgar) y le dí a la sinhueso en términos que él mismo gastaba sin rubor pero que, ah, cojona, en otros no le hicieron tanta gracia. Esa es mi versión de los hechos, claro. Falta la suya. Siempre me faltó la suya. Nunca sabré si fue cuestión del momento. Si, por desgracia, el dardo llegó justo cuando no hacía puñetera falta que llegara. Tanto si así fue como si no, conste en acta que me faltaban datos. Por si sirviera de descargo. Perdón no voy a pedir, porque no creo que esté para moñeces. Y porque el tema está, me barrunto, más que caducao. Pero como digo una cosa, digo la otra. Si a mí ya no me enerva ni Cristo, ni Cristo me impide ser tan incongruente como me salga del toto. Prefiero no acercarme más a ese señor, porque sonríe y muerde al mismo tiempo (y eso me confunde, oigan, qué le voy a hacer). Pero pienso seguir apreciándole tanto como me dé la real gana.

Por eso me alegra que ciertos medios me lo acerquen tanto como me lo aleja la mera física. Y por eso me apena saber de sus penas, que son una cabronada inmensa que nadie merece. Supe de esas penas por pura casualidad y no hace mucho. No las mencioné en parte alguna, aunque me rondaran la azotea. Tal día como hoy decidí enviar un abrazo a otros que las comparten (deseando que se incluyera en ese lote de abrazados, ya que estar en el lote está, lamentablemente). Y al poco, alguien me condujo a su rincón (que no visitaba hace siglos) y me encontré con que ayer mismo el señor había concedido cierta oficialidad a su desolación. Joder. Qué gracia más siniestra tiene esto del azar. Mierda.

Así que me descuelgo por esta mi casa, ya que en la suya me siento invasora, y le mando un beso. Puede disponer de él como le plazca. Servir no sirve de nada, conque no dude en tirarlo si le ocupa sitio. Al fin y al cabo tiene mejores cosas en qué batirse, y ojalá (ojalá, en serio) el tramposo de arriba le suelte una buena mano, con todos los ases que le hagan falta. Fuerza. Valor. Y al toro.

11 comentarios:

Rogorn dijo...

¿Le enseñamos esto?

Lenka dijo...

No. Si pinta que lo vea, que lo vea. Y si no pinta, no pintó. Tampoco arreglamos nada ni quiero yo que se piense que lo pretendo, en plan "vale, como soy tan divina os perdono y aquí os dedico unas letras que sin duda os quitarán todos los males, porque yo lo valgo".

No es el tema pa tontás, ni a él le pega un pijo. Esto es lo mío que me salió mismamente. Ni siquiera se lo digo a él en realidad. Pa qué le valdría? Me vale a mí saberlo.

Es más, ojalá lo leyera el día que ya no signifique nada de nada porque se arregló todo (lo nuestro no, lo que importa de verdad). Ojalá. Porque hoy esto es una gilipollez, pero con el tema arreglado (el tema que importa), hasta puede que le diera la risa.

Pero no, no, qué va. Esto es como meterse sin invitación en el dolor ajeno, como querer hacerse la prota en todos los jodidos cuentos. Por eso lo pongo aquí, pa mí mayormente. No fue más que pensar en voz alta y desearle a alguien lo mejor. No cambia nada que lo sepa, ni mejora nada. Y cuando no se puede mejorar nada igual encima se estropea, así que mejor no meneallo.

Mil gracias por preguntar, amore. De momento vamos a dejarlo como está.

Kaken dijo...

Hola, mi querida Lenka. No séde qué va el tema, ni idea, pero se me plantea una duda: ¿En donde reside realmente la valía de una persona? ¿En su cultura, en asimilar conocimientos como si de un disco duro se tratara? ¿O en su actitud y aptitud ante la vida y el trato con los demás?
Yo hace tiempo que procuro que nadie me muerda por muy "válido" que parezca....pero, claro, es sólo mi opción personal.
Como siempre, un gustazo leerte, cuatribes!

Lenka dijo...

Uf, Kaken. No tengo ni idea de dónde reside la valía de alguien. Entendemos "valía" como algo así en general? O hay muchas "valías" distintas (yo valgo pa esto, tú vales pa aquello, él vale pa lo otro...)? No sabría responderte.

Hay una valía única (y un sólo dios verdadero)? XD XD XD

De qué depende la valía? Jodó, qué complicación.

Lo de "valía" en general me da como vértigo, porque no sé yo cómo se puede decidir entonces quién vale y quién no. Depende de para qué, no?? Para cocinar, para trabajar como aparejador, para criar niños, para hacer reír a la gente, para pintar un cuadro, para relacionarse con la gente...

No consigo concretar nada. Aún especificando yo podría decidir que tú vales para cantar y otro diría que ni de coña. No sé qué decirte, me quedo como estaba.

Se puede ser, en efecto, muy culto y muy listo y no tener precisamente un trato exquisito con los demás. Eso anula la valía de una persona? En el trato puede que sí (conmigo, contigo, seguro que con otros no, claro. Otra vez me sale el "depende"). Eso anula su valía COMO persona? Buf. Pues depende otra vez. A tí te puede parecer que anula, a mí igual me parece que no.

Valía me suena a eso: al valor que le damos a algo o a alguien. Así que imagino que cualquier valoración es respetable. Estas cosas subjetivas es lo que tienen, que no hay manera de concretar. Al menos yo no soy capaz, me temo.

En cualquier caso tu opción me parece estupenda. En realidad es la misma que la mía (y, además, no muerde el que quiere, sino el que puede!) La única diferencia, seguramente, es que yo aún puedo encontrar valía en ciertas personas (aunque ya no sean parte de mi vida, ni ganas, pa qué negarlo), y quizá tú ya no se la encuentras. Y esto no quiere decir nada, ni yo tengo razón ni tú te equivocas ni viceversa. Opciones, como bien dices. Cosas de cada uno.

Y luego está también que de repente uno sabe que alguien está sufriendo y puede repatearle mucho, aun cuando ya no tenga relación con esa persona. Estoy segura de que tú pensarías lo mismo, porque no te imagino ni de lejos satisfecha por el dolor ajeno. Lo único que pasa es que en este tema te faltan datos, y lamentablemente no soy nadie para dártelos. Lo haría si me creyera con derecho y sé bien que me comprendes.

Gracias por el comentario, la verdad es que me dejas loca con las valías. Qué tema más escabroso y más peliagudo para meditarlo!!!!

Besos!

Anónimo dijo...

Tengo que reconocer que eres generosa. Jamás confesaré haberlo dicho, pero creo que lo eres. Lástima que lo nuestro tampoco pudiera ser.

Lenka dijo...

No pierdo la esperanza en que pueda ser algo, de algún modo y en algún momento. De hecho creo que es algo. Siempre es "algo" que alguien te haga pensar y te enseñe cosas incluso sin proponérselo (o a regañadientes). Que te definan como "generosa" (aunque luego lo nieguen!) es algo. Mucho. Para mí lo es.

No le digo nada más, que bastante me he exhibido ya y este cuento no es el mío. Ojalá (de verdad se lo digo) no fuera el suyo tampoco. Ojalá este argumento pegue un giro radical que todos podamos celebrar.

No sirve de nada, pero tiene mi ánimo y mi respeto. Y hasta mi afecto. Aunque jamás confesaré haberlo dicho.

Anónimo dijo...

Lo siento. No soy B (le costaría mucho poner tantas tildes)

Lenka dijo...

Pues si no eres B quédate con la idea de que si no pudo ser "lo nuestro" sería pa bien. O pa mal, qué sé yo. O será otra cosa, si tiene que ser. O no será nada y todos tan contentos.

Si no eres B no sé quién eres (me pillas totalmente con el paso cambiao), pero te agradezco igualmente el comentario.

Y, en cualquier caso, queda dicho lo dicho como si hubieras sido B. A él se lo digo. Sin decírselo.

(Bueno, eso. Que yo me entiendo. A veces).

Juan dijo...

Me ha gustado mucho, muchísimo, tu entrada. No es un tema fácil y lo has desarrollado de maravilla, como sólo se puede hacer con el corazón en la mano.

En cuanto a la valía, es algo absolutamente subjetivo. Cada uno tiene su escala de valores y, dependiendo de ella, así valorará a los demás.

Esta persona no es santo de mi devoción y, en su día, decidí cortar cualquier contacto con él. Y eso también vale para los momentos actuales. Pero no le deseo ningún mal a nadie y ojalá todo se solucione.

Lenka dijo...

Ojalá. Por esto no debiera tener que pasar nadie, jamás, en ningún caso.

Kaken dijo...

Y, si llega el caso no deseado, desear siempre que sea lo más liviano posible.
No nos queda otra, Lenka, No?
Un besote libre de culpas...