miércoles, 1 de febrero de 2012

Trato exquisito

Yo: Buenos días.
La Médica: Hmpf.
Yo: Venía para darte este informe del Doctor Tal, de la clínica Cual. Me han diagnosticado fibromialgia.
La Médica: Ajá.
Yo: ... ehm... y bueno, me han puesto este tratamiento. Como de momento la cosa irá para largo (si no empeoro o hay que ajustarlo), necesitaría recetas.
La Médica: Teclek, teclek, teclek... imprim...
Yo: Gracias.
La Médica: Hmpf.
Yo: Y... esto... una cosa... para ir controlando este tema y no tener que ir a la privada constantemente (por el tema económico más que nada)... una curiosidad: qué especialista lleva esto de la fibromialgia?
La Médica: El psiquiatra. Eso de la fibromialgia es cosa de la cabeza, sin más.

Lo es? En serio? Se considera una enfermedad mental o similar? Estamos locos? La fibromialgia es un trastorno, un desorden de coco? Porque no fue exactamente eso lo que me explicaron en la privada. En la privada me dijeron otras cosas. Me hablaron del cerebro, sí, de neurotransmisores, de serotoninas, de hormonas, de nervios (pero no de esos de estar de los nervios, de los otros, exactamente como explica Juan con mucho arte en su blog de medicina). Pero en ningún momento mencionaron "enfermedad mental", ni "psiquiatra". Mi médico privado omitió esa parte, o es que mi médica de cabecera está un poco desfasada?

Que conste que eso es lo de menos. Lo que más me ha gustado es su cálida reacción, su interés profesional, su capacidad incuestionable para empatizar con una paciente. Eso es, sin duda, lo mejor que tiene la siesa esta. Su talento innato para hacer que te sientas arropada.

13 comentarios:

Jack dijo...

La follen.

Ines dijo...

Juajuajua!!! Una médica amorosa, de la escuela de Patch Adams, no?

Juan dijo...

Me jode enormemente. No me siento responsable de lo que hace un médico indeseable, pero me jode especialmente porque nos da mala fama a todos.

Y sobre todo me jode que una persona que está sufriendo y que te pide ayuda muestres la más absoluta indiferencia.

Reclamación al canto Lenka.

Sianeta dijo...

Envíale esta misma carta para que la lea.

Lenka dijo...

Ganas no me faltan, Sianeta. Joer. Es la segunda médica de cabecera que tengo desde que me vine a este barrio. La primera estaba medio pallá, era muy simpática (eso sí) pero estaba radicalmente en contra de las medicinas (raro en un médico, no???) y cada vez que le ibas con cualquier dolencia (jaqueca, bronquitis, un juanete) te lo solventaba todo con "bebe mucha agua". Ah, y se negaba rotundamente a darte copia de tus análisis o de cualquier prueba. Que no, que eso era de los médicos. Cansada de discutir pedí el cambio. Y desde luego me ha lucido el pelo con la borde esta cara vinagre.

Voy a permitirme una observación de lo más machista, injusta, gratuita y absurda: estoy hasta la peineta de señoras doctoras. No, no me cabe duda de que las habrá brillantes, profesionales, atentas, maravillosas (véase mi endocrina, por ejemplo. Y todas las mujeres que intervinieron en mi parto. Insuperables). Y sí, me consta que hay médicos hombres que son imbéciles, incompetentes y bordes (véase el endocrino de mi madre, que la insulta cada vez que la ve, o el oftalmólogo aquel que ante mis dudas sobre la conveniencia de la intervención con láser me espetó un "quién es el médico aquí, tú o yo?", perdiendo una clienta ipso facto, cosa que se la debió sudar en estéreo por aquello de que en su consulta atienden a nuestros flamantes Borbones).

La médica de cabecera del Trasto? Otra borde rompehuevos ("pues no te doy permiso para que te vayas fuera el fin de semana estando pendiente de una operación". Que no me das qué? Perdona? Que llevo esperando un año haciendo vida normal y "no me das permiso" pa irme dos días a 150 kilómetros? Me van a llamar pa operarme de ahora en diez minutos? Te crees que no me va a dar tiempo a volver pal lunes? Permiso, dices? No se lo pido a mi padre, te lo voy a pedir a ti...)

Lenka dijo...

Podría hacer una buena lista. La dermatóloga que me atendió a oscuras (y todos sabemos que basta la cegadora luz de un invierno astur para estudiar atentamente una lesión de piel, sí señor) y no vio (claro) mi fascinante pitiriasis versicolor. La endocrina que me chilló en su consulta que con mi metro sesenta y ocho y mis setenta kilos era una obesa mórbida y que iba a terminar muy mal si seguía atiborrándome a bollos (que no me gustan, por cierto). Y mención especial para la ginecóloga que me espetó que muy probablemente tenía cáncer de cuello de útero (que luego no era nada).

Si soy justa también entre los doctores he tenido gratificantes encuentros, como aquel traumatólogo que me aseguró que si con 16 años me dolían los huesos mejor que mis padres me vendieran a un circo. Pero, de momento, ellas se llevan la palma.

No dudo que esta profesión será dura, pero no la eligieron libremente? Y si no fue así, qué culpa tenemos los pacientes? Si están quemados que se vayan al desierto a meditar. Son profesionales de la salud, están tratando con personas (no con expedientes) que acuden a ellos en sus peores momentos (cuando uno se encuentra bien no va al médico). Supongo que ganan poco, que sufren estrés y que se enfrentan a un sistema que no funciona como debiera (como nos pasa a todos, por cierto), pero los pacientes no debiéramos pagar sus frustraciones. No quiero generalizar ni ser injusta, pero luego les extraña que nadie les tolere un error (y todos los cometemos). Quizá si algunos nos trataran con más humanidad seríamos más comprensivos. No debe ser fácil tratar con tanta gente (con nuestras neuras, nuestras manías, nuestras exigencias), pero insisto: les va con el sueldo. Es como si yo, Educadora Social, me lamentase de tener que tratar con drogadictos o con putas. Pues haber estudiado corte y confección. No te jode.

Visto lo visto, volveré a cambiar. Fijo. Esta vez pediré a un hombre. Igual me toca otro gilipollas, no lo descarto. Dios, cómo hecho de menos a R, mi médico de cabecera de mi antiguo centro de salud!!! Un tipo que sonreía, te escuchaba, te animaba, te contaba un chiste, te decía que estabas estupendísima. Alguien que te cuidaba, que es lo que esperas de un médico. Alguien que, como mínimo, te mire a los ojos cuando le hablas y demuestre un mínio de interés por su profesión.

(Juan, me consta que hay - habéis - médicos extraordinarios. Esto es puro y duro azar, sin más. Jode porque a veces parece que te toca toda la promoción de los imbéciles junta, qué se le va a hacer. Seguro que pasa en todos los gremios. La pega es que el vuestro es el más delicado).

Juan dijo...

No estoy de acuerdo en que las doctoras sean peores o menos atentas. Hay de todo, como en botica. La imbecilidad, la mala baba y la falta de profesionalidad no va en el sexo.

No hay excusas para la falta de respeto, paguen mejor o peor, haya más o menos pacientes, funcione el sistema mejor o peor.

Te puedes equivocar, pero lo que no puedes hacer es maltratar a la gente, y menos a gente que viene para consultarte sus problemas de salud. Y desgraciadamente es frecuente.

Lenka dijo...

Totalmente de acuerdo. Ya te digo que esto ha sido puro azar. Igual soy yo la que no se entiende bien con las mujeres! Claro que la mala baba no tiene nada que ver con el sexo, eso seguro. Además, sólo por cómo eran todas las mujeres implicadas en mi parto te aseguro que se compensa la balanza una enormidad. No hay nada peor que pasar ese momento de tu vida (que debiera ser muy feliz) soportando desaires y malas caras. Me consta que muchas mujeres conservan un pésimo recuerdo de su parto "gracias" a la bordería y la poca comprensión del personal sanitario que las atendió, y precisamente eso era lo único que yo temía del parto: dar con una panda de asquerosos que me jodieran el momento. Pues oye, todo lo contrario.

Nada salió como esperaba: fue provocado, en quirófano, el Trasto no pudo entrar, se llevaron a los críos a toda prisa sin que pudiera tocarlos hasta un par de horas después... y con todo y con eso ni la más mínima decepción. Me hicieron sentir estupendamente todo el tiempo, disfrutar de la experiencia. Cada novedad era una fiesta, incluso cada nuevo dolor se disfrutaba (ya queda menos para verles!) Vale que ellas mismas me aseguraron que con una actitud tan festiva y relajada como la mía era imposible pasarlo mal, pero ni la mejor actitud sobrevive a un ambiente frío o a un trato desagradable, así que les doy muchísimo mérito a ellas.

No he tenido muy buena relación con los médicos en general, pero ese día fue insuperable. Lo compensa todo.
Y sí, es verdad que no hay excusas para tratar mal a un paciente. Ojalá todos los médicos lo tuvieran así de claro!!

Dalai dijo...

Esta claro que esta señora vivaracha y risueña te lo dijo en plan despectivo, o al menos esa fue tu impresión, que es lo que cuenta (lo que les cuesta a algunos relacionarse,eh?), pero me gustaría hacer una pequeña aportación: los psiquiatras no sé qué harán, pero los psicólogos tratamos muchísimos trastornos físicos, como la obesidad, el dolor crónico, trastornos cardiovasculares, adicciones, sexualidad, etc, etc...No porque sean "mentales" o "inventados" (que es lo que mucha gente interpreta por psicológico), sino porque intervienen muchos factores conductuales, y también de, llamémoslo "actitud" (ansiedad, depresión, etc...). Lo malo es que no podemos controlar la parte farmacológica, aunque un psiquiatra sí. A lo que quiero llegar es a que un psicólogo o un psiquiatra podría tratarte la fibromialgia perfectamente, si está preparados para ello, sólo que dudo mucho que encuentres a alguien así de especializado en la sanidad pública.Por lo cual, al final te doy la razón: aún tenemos muchos problemas con la fibromialgia, así que, de momento, la misión no es encontrar a qué especialista, sino a cualquiera que se lo tome en serio. ¿Sabes lo "gracioso"? Que al final nos pasaremos al otro lado, como ha pasado con trastornos como el TDAH, y cada persona que no sepan qué tiene, le dirán que es fibromialgia...

Lenka dijo...

No dudes que así será, y de hecho yo tenía cierto miedo precisamente a eso mismo: a "conseguir" el diagnóstico a base de cansar al personal. A que me lo dieran por no poder encajarme mejor en otra cosa. Claro que entonces yo no tenía ni idea de la existencia de los "puntos látigo" (son unos puntos del cuerpo que si tienes fibromialgia y te los presionan mínimamente, te mueres literalmente de dolor), y creo que explorar eso es una buena manera de confirmar o descartar la dolencia. Así me diagnosticaron a mí, porque los otros síntomas podían ser por varias cosas, incluyendo una depresión sin ir más lejos (cansancio, apatía, desórdenes de sueño, cambios de humor, etc).

Los puntos látigo me parecen una medida bastante objetiva. Jamás seme hubiera ocurrido, por ejemplo, presionarme a la altura de la segunda costilla, cerca del esternón, a ver si eso me dolía. Y cuando lo hizo el médico casi me caigo de la silla.

Entiendo que un psicólogo o un psiquiatra pueden ayudar muy mucho, sobre todo en ciertos síntomas que acarrea esta enfermedad (que sí, que puede deprimir mucho, sin duda. Asumir que el cuerpo te va a doler SIEMPRE y que SIEMPRE vas a estar cansado no es fácil para nadie. Aunque, la verdad, es mucho más difícil que lo entiendan los demás. Eso sí que lo tengo claro). Lo que me molesta es ese tono despectivo que se usa en general para todo aquello que tenga que ver con "la cabeza". Que no soy yo la que asocia lo mental con lo inventado (igual lo parece en mi entrada, pero no era mi intención), son muchos médicos (manda cojones!) los que hacen esa asociación!!! Lo que está en el coco no es real, es mentira, es algo que el paciente se cree porque es un tarao. Coño, y no.

Vamos a suponer que la fribromialgia es un problema exclusivamente mental. Qué sé yo, como la esquizofrenia. Eso significa que no es real??? El esquizofrénico se inventa su enfermedad?? Vale, ciertamente no le están acosando cuatro monjas terroristas con katiuskas color pistacho, pero eso no significa que se lo invente porque sí. Lo ve, lo cree, para él es real. Lo sufre.

El que está deprimido porque le dejó la novia y se quiere suicidar no está viendo las cosas con una perspectiva sana, de acuerdo. Desde el punto de vista de lo razonable está siendo un exagerao, un pupas, un cansino, lo que le queramos llamar coloquialmente. Pero no creo que los médicos le deban despachar de mala manera, porque imagino que para esa persona el dolor y la tragedia son reales, por tremendista que nos suene. necesita descubrir ciertas herramientas para lidiar con su duelo, nada más. Pero lo necesita, y para eso hay profesionales.

Lenka dijo...

No sé dónde ubicar mi caso, porque soy novata en esto y aún no tengo claro qué es la fibromialgia, ni dónde se ubica, ni cómo se trata. Es más, ni los médicos parecen tenerlo claro. No dudo que un psiquiatra podría tratarme ciertas cuestiones de la fibromialgia, pero no sé yo si sería suficiente. Porque esta enfermedad se basa sobre todo en dolor físico. Eso se quita tomando antidepresivos? Con eso se me va a quitar el dolor de espalda, de articulaciones, las jaquecas...?? Un antidepresivo va a solucionar el hecho de que a más frío más dolor? No sé yo.

Parece ser que hace años se acepta que el problema reside en una hipersensibilidad del Sistema Nervioso Central (lo digo de memoria y desde la ignorancia), que "funciona" de forma anómala incrementando la sensación de dolor. Eso es puramente físico, aunque no descarto que ciertas medicinas "para lo mental" puedan ayudar (al fin y al cabo no somos química??) Todo lo demás: depresión, baja autoestima, culpabilidad, irritabilidad... todo eso es a causa de lo otro. Quién no se siente fatal anímicamente cuando le duele todo? Imaginaos vivir SIEMPRE como si tuvierais un gripazo del quince, o sentiros SIEMPRE como el día después de hacer una marcha de treinta kilómetros. Siempre, todos los días. Vivir SIEMPRE como si estuvierais de doblete. Siempre.

La fibromialgia, y en eso coinciden casi todos los expertos, la tiene que llevar un traumatólogo o remumatólogo. Y un psiquiatra o psicólogo puede ser muy útil para los síntomas asociados que comento. Pero para nada es cosa "de la cabeza". Ni literalmente ni "inventado" (eso mucho menos).

El problema es que hay muchos trastornos mentales que cursan con dolor genelarizado (así lo viven al menos los enfermos). Ocurre mucho en el trastorno bipolar, por ejemplo. Y sin ir tan lejos, hay cuadros depresivos que acaban asociados con dolores físicos (cosa que me parece normal, sobre todo si una persona atraviesa un momento de duelo y ni come bien, ni se mueve apenas, ni sale de casa... el cuerpo se tiene que resentir seguro). Pero eso no es fibromialgia, eso son otras cosas.

Por eso sospecho que la tipa esta además de borde está muy mal informada o muy desfasada. La fibromialgia no es una cosa inventada, ni tampoco una enfermedad mental (que son muy reales, conste), es otra cosa. Si a una persona se le diagnostica depresión o trastorno bipolar puede que no tenga fibromialgia, puede que esté somatizando cosas (que tampoco es "inventar") o puede que su dolor físico tenga origen en su problema de salud mental. Pero si alguien que está mentalmente sano tiene dolor constantemente seguramente sí que padece fibromialgia, y eso no es "de la cabeza".

Vaya, que me revienta la bordería de esta mujer, y su absoluta indiferencia, y que haya médicos tan desinformados, porque se supone que son ellos los que nos tienen que aclarar las dudas a nosotros y no al revés, coño.

Dalai dijo...

Ya sé que tú no consideras lo psicológico como inventado (que nos conocemos lo bastante para eso, je, je...). Mis comentarios iban más dirigidos a tu médica, que parece que es de las que piensan que sí ;)

Lenka dijo...

Sí, sí, te había entendido. Es justo eso, que me da que algunos médicos "del cuerpo" parecen creer que lo psicológico es inventado. Y, como lo es, no pierden ocasión de demostrar a sus pacientes lo poco que les interesan sus "asuntos de la cabeza", que, por lo visto, son tontadas.

En este caso mi cabreo es doble. Primero porque no, no es tema de la cabeza (aunque te la puede afectar y mucho). Y segundo, si lo fuera no es como para demostrar semejante pasotismo. Pienso que la lerda esta debiera actualizar sus conocimientos (pa empezar) y mejorar muy mucho su habilidad para empatizar con los pacientes (pa seguir).

Total, que ya me veo cambiando de médico otra vez.