sábado, 27 de junio de 2009

Despidiendo a Ezequiel


Estoy gagá. Definitivamente. No sé si son las hormonas, este verano absurdo de sol, lluvia, viento y desparrame, o que se me han fundido los plomos a la solana sureña. No sé si es Malaussène, la vuelta al tajo de mi Trasto, que los jodíos gatos cantan ópera cada noche, la invasión de merchandaisin del infame Corpúsculo (Kike dixit, y yo no pienso caer) o el furor inmaculado de mi vecina (oh, Emperatriz Incasable de la Aspiradora), pero el caso es que mis sueños vuelven en cinemascope.

Esta noche he tenido el sueño con el que soñaba a los quince años. Y que nunca tuve entonces, debo decir. He soñado que venía buscarme EL VAMPIRO! Bello y rubio como Louise, cabrón como Lestat, y Ezequiel de nombre, como el de la Francés. Mi vampiro, sólo mío. Me declaraba su amor más almibarado, yo le enseñaba mis románticas cartas (guardadas bajo siete llaves y escritas desde la más tierna infancia, convencida siempre de su existencia y de que vendría a por mí) y todo era gótico y divino de la no muerte.

Y entonces... sonaba el teléfono (anacronismo total en medio de aquel desvarío dieciochesco) y la voz de mi hermano me anunciaba que mis vecinos me habían puesto en cuarentena (maldita gripe A) alarmados al verme pasear de la mano de un sujeto con tan mala cara. Y mi pobre Ezequiel se iba, apenado, dejándome abandonada en mi arresto domiciliario. Fin del romance.

La realidad, señores, ha terminado por cargarse los últimos resquicios de mis fantasías adolescentes. Hasta Morfeo me lo hace saber. Me duermo con un vampiro y me despierto con un oso, amor de mis entretelas, el Ocho de mi Dos. No sólo me cargué a Peter Pan a sangre fría. He llegado al sumun. He matado al vampiro. Ya soy mayor.

3 comentarios:

bowman el vomitivo dijo...

Ezequiel se lo pierde

Lenka dijo...

Oh, no creas. Fue bonito mientras duró... en mis sueños.

;)

Salem6669-Satori6669 dijo...

Simplemente...

;o)

Gracias por seguir haciendonos sonreír