martes, 11 de noviembre de 2008

Diccionario de nombres propios


Como os contaba una vez, empezaron a llamarme Lenka en el instituto. La culpa la tuvo una chica de la antigua Checoslovaquia, concretamente de Bohemia, con la que me escribía desde el colegio. Había todo un club de amigos por correspondencia para practicar idiomas y, durante algunos años de mi vida, me carteé con la susodicha Georgina, con la húngara Ildiko, la francesa Valerie, la finesa Annika y, sobre todo, con la china Jenny Li, que mantuvo la tradición durante años, a razón de una carta por mes, siempre con papel diferente. La colección de cuartillas y sobrecitos de aquella chica era increíble. Jamás repitió un sólo diseño, lo que me obligó a recorrer todas las librerías de mi ciudad, buscando a mi vez cómo sorprenderla. Papeles con dibujitos, perfumados, con dedicatorias, con pegatinas, con purpurina... lo peor es que ella también hacía papiroflexia, así que era muy capaz de doblar sus cartas en forma de garza. Eso sí que jamás lo pude superar.

Pero a lo que iba: Georgina siempre me decía que le encantaba mi nombre y que estaba averiguando cuál era su traducción. Al parecer consultó a una profesora que le aseguró que mi principesco patronímico se decía por allá "Lenka". Me gustó mucho cómo sonaba. En el instituto me aficioné a los juegos de rol, y, por no pensar demasiado, usaba siempre dicho nombre para mis personajes. No me negaréis que, como nombre vampírico, queda de lo más propio. La cosa cayó en gracia entre mis amigos, que empezaron a llamarme así. Incluso hubo uno que me regaló un colgante con el apodo grabado (colgante que vaya usted a saber por dónde andará). Lenka se convirtió en algo más que un mote. Se convirtió casi en mi verdadero nombre para mucha gente, y, a veces, incluso para mí.

Y hete aquí que con el discurrir de los años, descubro que de tal guisa se hacen llamar, a modo de diminutivo, las Elenas de varios países del este. Y, demonios, aunque también sea de lo más principesco, no es ese mi nombre! Ya me creía yo vulgarmente estafada por la de Bohemia, cuando hice una serie de divertidos descubrimientos. Empecemos a liar la surrealista madeja. Bohemia, famosa por su cristal. De alguna manera insólita, Gigia (ciudad modesta y provinciana) acogió durante muchos años una fábrica de soplado de cristalería, que se llamó precisamente Bohemia. Aún existían sus ruinas cuando yo era niña. No eran de Checoslovaquia los antepasados de Marechek? Lo soñé, o se vinieron a esta tierra por algo relacionado con dicha fábrica? El hecho de que, incluso de niña, soñara constantemente con una ciudad desconocida que, años más tarde, reconocí en un cuadro ante el que casi me echo a llorar, y que resultó ser Praga, vamos a admitirlo como mera casualidad o cosas del subconsciente. Os he dicho ya que la que me rebautizó con el nombrecito era de Bohemia, no? Acabo de enterarme de que, si bien se utiliza "Lenka" como diminutivo de "Elena" en ciertas zonas, no es menos cierto que su uso más extendido es como diminutivo de "Magdalena" (al primero que haga un chiste fácil, le atizo una coz. Y quiero dejar claro que esto va por Rogorn).
Por dónde iba yo? Ah, sí, por la patrona de las mujeres de vida alegre. Dejemos a un lado las connotaciones de la Santa, que, como sabemos, en realidad se llamaba María y era natural de Magdala, un pueblo de Galilea. De ahí el apodo. Y, albricias, qué significa "Magdala" en hebreo? Torre. Así como se lo cuento. Lenka, de Magdalena, Magdalena de Magdala, y Magdala de Torre. La Torre de Lenka (lo de Bohemia, Georgina, la fábrica, los antepasados de Marechek, el cuadro y los sueños de Praga, no tienen nada que ver, pero quedaba bonito). Qué les parece, señoras y señores? A mí, personalmente, una tontería, pero me ha encantado. Y, además, para poner a esta entrada tan ridícula un final cursi, también he caído en la cuenta de que "Len" (que es como me llaman muchos haciendo diminutivo del diminutivo) es un acrónimo de "Nel", que, para más datos, es el nombre de mi Trasto en la bella parla astur. Y, hasta aquí, el desvarío de hoy. Esta vez sí que os habéis ganado un café. Yo invito.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Puesssss va ser que no lo soñaste chata. Ciertamente mis bisabuelos se vinieron para Gijón a trabajar en la Fábrica de Bohemia de aquí. Jeje, así que te escribías con una checa de la zona de Bohemia no..... juas, sólo faltaba que fuéramos del mismo pueblo... me troncho vaya.

Besos..... mmmmmm se visualiza café de tarde.... mando sms...

Marechek

Kaken dijo...

Hummm...no me parece tal desvarío.
Es una sucesión de acontecimientos muy interesantes, al menos para mí.
Y me has ayudado a recordar que de pequeña soñaba con una ciudad de piedra. Cuando la reconocí en fotos, supe que se llamaba Petra.
¿Que cosas, no?
Ya me gustaría a mí hacer un viaje como el tuyo por dentro de mi nombre¡
Un bes.

Sra de Zafón dijo...

Oye pues tu desvarío...mola y da buen sabor al café.
A veces parece que toda nuestra existencia esté tejida por el mismo hilo y que al cambiar de ovillo asome la marca de tal modo que la podamos leer.
Yo tampoco estoy mal en desvarios...
un beso

Aran M.B. dijo...

Hola!, bueno, realmente nuestros antepasados venían de la zona de Moravia (en Rep. Checa hay tres, Moravia, Bohemia y Silesia) pero no vinieron a la Fábrica de Bohemia, curiosamente, sino a la de Laviada!. Es curioso porque en la fábrica de esmaltes de Laviada también había mucho checo, quién sabe por qué, las facultades de Praga debían tener convenio o algo así, jejeje.

Un besín, te leo a veces y me encanta como escribes!!

Aran (la sobrina de Marečk!)

Lenka dijo...

Gracias por la puntualización, Aran!!! Y encantada de que te pases por aquí. Na, tu tía, que se lía sola con las batallitas y me lía a mí, de paso, jejeje. Pero chica, no me extraña, tenéis un árbol genealógico que me mata de la envidia. Qué exotismo, oiga!!!

Kaken, qué curioso eso que cuentas. Siempre me había sentido un bichejo por aquellos sueños tan repetitivos y por aquella sensación tan rara que tuve cuando al fin identifiqué la ciudad (en otra entrada os contaré también ese secreto del cuadro misterioso). Desde entonces "Praga" ha significado mucho, y también episodios históricos de esa ciudad que, naturalmente no viví (ni siquiera he pisado nunca Praga!) pero que me impactan de un modo que casi parece algo personal. Son cosas que seguramente tienen su explicación perfectamente racional, pero que hacen que uno se pierda en ensoñaciones sobre vidas pasadas y cosas de lo más románticas y aventureras. Lo dicho, me lo apunto para otra entrada.

Señora de Zafón, pienso lo mismo. Son cosas que catalogo dentro de mi universo de "pequeñas magias", no significan nada, pero son bonitas y curiosas. Por eso creé la etiqueta de "Secretos", para ver si me animaba a ir contándolas.

Y nada, que celebro que os gustara la tontería. Y a ti ya te veo luego, Rubia!! ;)

Lal dijo...

Me ha encantado! y me pasa como a K, que ya quisiera yo poder disertar tanto sobre mi nombre o mis apodos :)

Alberich dijo...

Ok, desvarías.
Pero cómo mola cuando desvarías!!!
:)

besos.

Ina dijo...

¡Me encantan esas historias circulares! Es como el cine de Medem pero en tu vida. Mola. Gracias por contarnoslo.
Yo sueño con casas extrañísimas, que tienen dentro más casas conectadas entre ellas. Y con ciudades de hielo. Y no he perdido la esperanza de encontrarlas algun día ;)

Rogorn dijo...

MagdaLenka dijo:
"Al primero que haga un chiste fácil, le atizo una coz."

Habrá que hacer un chiste difícil entonces.

Le viene bien lo de Magdalena. Por todo lo que moja.

Mwahaha.

Guaja dijo...

Me encanto, me encanto, me encanto mil veces!!!

Anónimo dijo...

Imagínate quien tenga algún nombre de estos:
http://www.reunir.es/cosas/nombres/nombres.htm
Para desvariar e incluso enloquecer.
Jaaa jaaaja jaaa