martes, 24 de abril de 2007

Jacuzzis y zuecos blancos

Ya sé que es un tema mucho más prosaico y banal, pero una no puede mantener siempre su imagen rutilante de glamour... las gatas insomnes también tienen que vivir, o qué os habíais creído??
Nuevo trabajo. Un Spa (qué palabra más rematadamente pija!) en uno de los hoteles más lujosos de mi ciudad. Me veo a mí misma con pantalones de lino blanco, una horrenda camiseta azul ochenta tallas más grande de lo que debería ser y zuecos blancos de enfermera. La viva imagen del anti morbo. Treinta señoras han pasado por mis manos. Espaldas, piernas y pies. Jacuzzis, saunas, piscinas, chorros, cascadas, baños turcos, aceites... Quince masajes, cinco horas. Me he quedado para el arrastre, pero ha merecido la pena.
En realidad, esto no es exactamente lo mío. Mi trabajo, mi verdadera vocación, consiste en acompañar a yonkis en el camino que les lleva a dejar de serlo, dar clases a chicos malos que no quieren estudiar, enseñar manualidades a personas que tienen la cabeza programada de manera distinta al resto de los mortales, cuidar a niños a los que nadie quiere, explicar a los marroquíes y los senegaleses cómo es el mundo de aquí y cuál es la forma menos dura de acostumbrarse a él... eso es lo que me gusta de verdad. Pero, como eso es "eventual" (cómo odio esa palabra) tuve que buscar otra vocación alternartiva, y descubrí que estas manos que siempre consideré tan torpes, tan ineptas, son bastante buenas a la hora de amasar, relajar y combatir el dolor. Así que ahora soy eventual en dos trabajos distintos. Un carrerón impresionante que aún me obligará a ser eventual en un tercero. Pero no importa. Sobreviviré.
Me gusta dar masajes. No tanto como pelearme con los marroquíes, pero casi. Los jefes son estupendos en ambos lados, los compañeros también, los sueldos no están mal (para ser "eventuales" y por horas) puedo chatear en un curro y usar el jacuzzi en el otro. Todo son ventajas. Ahora sólo haría falta que me hicieran fija en alguno de los dos y así podría empezar a vivir y dejar de sobrevivir. Pero todo llegará. Espero...
Qué demonios. Tengo dos trabajos que no tienen nada que ver. Y en los dos me han dicho que soy buena. Al final va a resultar que es cierto.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

¿En qué no vas a ser buena tú, a ver?

Ro

Lenka dijo...

En muchas cosas. Aunque aquí me encantaría usar aquella mítica frase de Mae West. Ya sabes... eso de: "Cuando soy buena, soy buena. Cuando soy mala, soy mejor".

;-)

Anónimo dijo...

Cuando he leido lo de los zuecos blancos no he podido evitar las comparaciones. Tú tratas con la cara más amable del dolor, mientras que yo tengo que combatirlo con un enorme desgaste físico y mental.
Se que estás cansada, que no todos los días serán gratificantes y que seguramente vas a tener la ocasión de comprobar el lado menos amable del hombre.
Pero ambas somos afortunadas: Trabajar en algo que nos gusta y para lo que de verdad servimos.
¡Te felicito, Len!
Bienvenida al mundo de los privilegiados.

Lenka dijo...

Gracias, Eli!! Es muy cierto que a mí me toca otra cara, la de gente que se da un capricho, o que se cuida pequeños achaques. Seguro que daré con gente amable y con gente estúpida, cuento con ello! Y con el cansancio, claro. Nada que no cure una ducha y una noche durmiendo. Y... además... me dejan usar el jacuzzi!!!

Cris dijo...

Me alegro de que hayas encontrado un trabajo que te gusta. Ya verás como te va muy bien.
Besos.

Lal dijo...

Felicidades guapisima!
Es una maravilla ser buena en lo que te gusta, y poder demostrarlo.
Yo estoy tratando de descubrirlo.
Un besazo y disfrutalo!

Lenka dijo...

Gracias, Cris!!

Lal, no me cabe duda de que eres la mejor en cuestión de "poshos".

;-)

Besotes, chicas!