martes, 9 de abril de 2013

De maestros y ballenas

 Hoy el mundo es un poco más feo y más triste. Siempre lo es cuando se va una gran persona. Sampedro lo era. Era un pensador, un humanista, economista y escritor, puro talento, saber, humildad y simpatía. Todo lo que se diga de él, se queda corto. Por mi parte, solo puedo desearle feliz viaje y agradecerle con toda el alma La sonrisa etrusca, primera obra suya que leí y que aún hoy me conmueve hasta los huesos. Gracias, Maestro, y que la tierra le sea leve.
 
No sé por qué, en este día feo y triste no paro de pensar en la Ballena 52, ese grandioso animal que, por caprichos de la naturaleza, emite su canto a la insólita frecuencia de 52 Hertzios, lo que impide que otras ballenas se comuniquen con ella. Su voz diferente la ha mantenido aislada durante décadas, vagando en solitario por aguas del Pacífico Norte, sin pareja, sin descendencia, sin clan. Posiblemente se trate de una azarosa malformación. Quién sabe? Quizá sea sorda y por esa razón no haya logrado aprender a "hablar" como las demás. Alguien con suficiente imaginación tal vez escribiera una historia sobre hombres sabios que mueren discretamente y ballenas sabias cuyas ideas ninguna otra comprende.
 
Desvaríos y nada más que desvaríos.
Es un día triste y feo de maestros y ballenas.

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