jueves, 26 de abril de 2012

Paréntesis para Nebroa

Se despide (los dioses dirán si para siempre o por un rato) la chica asquerosamente sensible. Durante cierto tiempo asistí como expectadora y deslenguada ocasional a lo que he dado en llamar "la madre de todos los caminos". Hablo de una mujer que se hartó mucho de muchas cosas y tomó la decisión de cambiarlas. De entrada parecía estar perdida a orillas de sí misma, sin saber si deseaba cruzar, dar media vuelta, nadar al otro lado, buscar un puente o saltar sobre las piedras. Diría que optó por seguir el cauce. En qué dirección no importaba demasiado.

La vi tropezar, caerse, levantarse, mirar al suelo desanimada, bailar entre las flores. Se fue encontrando cuestas, llanos, baches, encrucijadas, claros y sombras. A ratos le salían ampollas. A ratos corría que casi volaba. La vi metiendo los pies en el agua, haciendo fotos, acariciando las ramas, dando brincos entre las hojas caídas. Se cruzó con varios paseantes que la acompañaron. Hubo charlas, fuegos de campamento, cuentos de miedo y de risa, canciones, penas, chistes...

Creo que buscaba algo, pero se le fue olvidando por el camino. Al final ya no importaba demasiado si el viaje te llevaba al mar, a las cumbres nevadas, a un lago con cascada de ensueño, a una cabaña en el bosque o de vuelta a la orilla. Era lo de menos. Al final la vi disfrutar de ese viaje, sin más. Y eso es precisamente lo que cuenta. Al final, quiero creer, funcionó eso de dejar pasar el tiempo y gozar de los días. Se suavizaron las embestidas de la montaña rusa. Al final ya no dolían tanto las agujetas y el mero hecho de caminar merecía la pena. Quiero creer que, al final, se dio cuenta un buen día de que ya no estaba triste, ya no le inquietaba conocer a dónde diablos le conducía aquella senda misteriosa. Lo importante era apreciar la senda misma.

Y, al final, Nebroa llegó a Nebroa.
Gracias por permitirme caminar contigo.
Mi más sincera admiración por el éxito de tu periplo.
Suerte. Y que el río siga fluyendo siempre a tu lado.

3 comentarios:

Nebroa dijo...

Lenka... Mucha razón entre líneas y mucha verdad en tu mirada en la que a veces soy destino. Muchas ganas de tomar cerveza contigo y brindar por todas esas páginas que pasaron. Muchas ganas de agradecer ratos, emails, ayuda, apoyos, hombros, empujones, respeto, consejo. Muchas ganas de pagarte un viaje alrededor de tu vida, con mochila o maleta, con yate o velero, a pie, volando. Muchísimo que agradecer a tu ejemplo, a la vida, por poner al lado a aquellos que te guían, que te meten a la senda cuando una parte de tus pies quiere salirse.
Sigo por aquí, nos veremos en muchos lugares, lo mejor es que siempre habrá uno donde ambas permaneceremos. Es esa unión que no necesita barras y taburetes, o mesas de cafeterías perdidas, ni siquiera el sonido de voces, o distinguir el color de los ojos del otro. Y me gusta. Y me encanta. Y me siento afortunada al saber que ahora, mi sonrisa, se parece a aquella tuya que antes, mucho tiempo antes, me parecía extremadamente lejana.
Gracias. Por todo. Y por lo demás también.

Lenka dijo...

Gracias a ti por dejar que fisgoneara tus rincones y caminara a ratos contigo. No tienes idea de lo instructivo que ha sido. El viaje de uno mismo cuesta, sabes bien que hay que sudarlo, currárselo. Sabes cuántas veces hay que escoñarse y levantarse y lo larguísimo que parece hasta que por fin llega ese momento que otros te prometieron: ese en el que te descubres silbando con las manos en los bolsillos, disfrutando del paisaje. Y es tal la sorpresa que te paras en seco y te preguntas cuándo coño ha dejado de ser todo horrible, por qué ya no te duele el corazón ni te quedas sin aire, en qué momento empezaste a pasarlo bien y a olvidar por qué caminabas. Y miras hacia atrás y lo que te parece lejano entonces es el dolor, la tragedia, lo gris.

Joder, no hay mejor momento que ese. Cuando al fin se hace realidad lo que tantas veces nos cuentan otros. El "de esta no te mueres". El "es cuestión de tiempo". Las ganas que pasa uno de romperle la cara a quienes te sermonean en horas oscuras (claro, qué fácil es decirlo, imbécil!) y lo sencillo que es todo una vez que pasa.

No hay nada más asombroso que el tiempo. Al principio cada minuto es una odisea. Y en cambio no eres consciente de cuándo lo superaste, de cuándo empezaste a olvidar. Y cuando caes en la cuenta, el instante ha pasado, se te ha escurrido entre los dedos. No está. Cómo ha sido???? Cuándo????

Sirve de poco cuando lo que quieres es morirte de asco, claro. Quién puede pensar entonces a uno, dos, cuatro, seis meses vista? Pero pasan, y desde allí se te antoja cortísimo lo que te había parecido eterno. Y aquello que iba a ser tu muerte mortal... resulta que era una mortal chuminada.

No hay nada que nos dé más perspectiva. El tiempo, el puto tiempo. Y es que pasará de todos modos, a las buenas o a las malas. Por eso te repetía tanto que no tuvieras miedo de las malas horas, del dolor que te arreaba por sorpresa cuando ya te creías inmune. La montaña rusa. Hay que pasarla también, arriba y abajo, la gloria y la mierda. Hay que agarrarse, cerrar los ojos y dejarse llevar por ella, porque aunque sea un coñazo te está transportando al fin y al cabo. Cada bache no es un bache más, es un bache menos.

Por eso te insistía en que lo peor es temer al miedo y al dolor. Déjalo que duela, si ya se irá. Si nuestro propio cerebro se cansa de sufrir y desconecta. Si te obliga a reírte, te pilla con la guardia baja y te pone zancadillas pa liarte. Te hace tropezar con libros, con pelis que te evaden aunque sea media hora, con un chiste idiota que te salta lágrimas de risa, con un concierto que te pone a saltar, con un buen culo que te saca del letargo.

Y, a lo tonto, pasan los días.
Créeme, ha sido hermoso verlo.
En su día fue lo mejor que me pudo pasar. Nada me hizo crecer más, conocerme más, aceptarme más, quererme más y destruir más y mejor aquello que necesitaba destruir. Por eso estaba segura de que tú lo harías, que lo harías de lujo y que acabaría siendo bueno, por marciano que sonara al principio.

Lenka dijo...

Siempre suelto el mismo rollo. En la vida el dolor es inevitable. No permitas que además sea inútil. Hacerse egoísta pasa por ahí: aprender a sacar beneficio también del dolor. Te enseña un huevo de ti mismo. Te da herramientas para el futuro. Te enseña lo que quieres y lo que no vas a volver a tolerar. La peña suele quejarse de las cicatrices. Yo creo que son un poco como escudos. Y te agudizan la vista, el oído y el olfato.

Lo triste es la cantidad de gente que nunca aprende. Nunca. Que repite una y otra vez los mismos errores, que se lamenta una y otra vez de su mala suerte, que sigue culpando de todo al otro, al cosmos, a la vida. Cuando, realmente, casi siempre buscamos lo que nos pasa, aunque no nos demos cuenta. Casi siempre desoímos las señales que nuestra propia cabeza nos manda (ya sabes, toda esa parafernalia de luces rojas y alarmas de las que pasamos olímpicamente porque somos más chulas que inteligentes, porque nos empeñamos en el "yo controlo"). Creo poder asegurarte que a partir de ahora reconocerás las señales y pasarás de largo, tan inteligente como chula. Que reconocerás mejor lo que vale la pena y eso sí que lo vivirás a fondo, como tú sabes.

Coño, que ha sido un placer y un lujo.
Y que no deja de sorprenderme este medio tan raro que permite vínculos así entre extraños. Con lo mentiroso que se puede llegar a ser en la red... y lo brutalmente claras que pueden llegar a ser algunas relaciones!
Así que gracias a ti.
Nunca te he visto y apenas tengo una imagen de ti por foto. No sé cómo suena tu voz, ni cómo caminas, ni tus apellidos, ni si tienes hermanos. En realidad no sé casi nada sobre ti. Podría decirse que no sé nada de lo importante. Y ya ves. Quizá lo que no sé es lo que menos importa. Esta clase de magia es la que a veces consigue la red. No saber apenas nada de alguien y saber mucho. No haberle visto nunca en persona y, en cambio, poder empezar una frase diciendo: "Mi amiga Nebroa una vez..."

Suerte.
Nos leemos.
;)