viernes, 13 de abril de 2012

Lenka + Maff= 1.460

Viernes 13.
Abril.
4 Años.
1 Milagro. Doble.
2 Xaninos.
Luces. Sombras.

Estuve a punto, Trasto, a punto. A punto de caerme por el pozo. Siempre digo lo mismo: no tuve depresión post-parto por falta de tiempo. Pero qué mal estuve. Cómo me aplastó el cansancio, el dolor del cuerpo, el del alma, la rutina, el gris, el picor en los dedos huérfanos, la falta de horas, las semanas sin pisar la calle, las ocho horas diarias de llantos, la escasez de espacio, las cuentas que no salían, la amenaza de cierre, la idea de vernos lo más cerca en Polonia, la soledad, el aislamiento, la absoluta falta de diálogos adultos con algo de sentido, los turnos asesinos, tus prisas, tu rabia, tu impotencia, mis silencios llenos de terror, la pregunta fatal que nunca terminaba de surgir, los diarios que rellenaba en secreto volcando todos mis miedos y todas las palabras feas que no quise decirte. Porque no era justo, porque era una mala racha. Tenía que serlo. Lo era?
Lo era. Yo, que no me callo ni debajo de las piedras, que jamás he perdido una discusión, que he fustigado a todas mis parejas con lengua viperina, yo, la que reventaba si no lo soltaba. Callada durante meses. Aterrada ante la mera idea. Preguntándome si era real o alucinaciones. Aletargada cuando no convenía y tercamente despierta desafiando a las pastillas. Yo, tan orgullosa de mis autopsias, tan convencida de haber dado con el quid de la cuestión (la Vampira Hambrienta, la Bruja Cínica, la Golfa Trágica, La Siempre Lánguida Doncella de Los Búhos, tan erizo y tan comida por las dudas, tan sádica y tan masoca, tan complaciente y tan huraña, tan sumisa y tan celosa de mi Santa Voluntad... tan bipolar y ciclotímica, tan Eneagrama 2 de libro, la más patética y la más chula...) encerrada en un mutismo de claustrofobia del que me negaba a salir por puro pavor. Yo, que me había propuesto no volver a callarme nada, pero no volver a dejarme llevar jamás por las iras de mi verbo. Voy y lo confundo de cabo a rabo, me lo callo todo dejándome llevar por iras sin palabras que no te herían de viva voz (oh, qué progreso!) pero te rehuían de viva nada. Bonita forma de enmendarte, tarada. Bonita manera de vencer a tus fantasmas.
Pero lo era. Era un sí, sin condiciones. Era un malentendido gigantesto y mudo. Era eso que no me atrevía a confirmar o desmentir. Era la quintaesencia del interrogante. Y la respuesta fue un sí, claro, pero loca, cómo puedes dudar. Pues dudé, qué sé yo. Dudé porque pensé, para variar, que era culpa mía. No de tu jefe, no de la incertidumbre, no del futuro tambaleante, no de los gastos, ni del estrés. Mía. Cómo no. Mi proverbial afán de protagonismo. Mi puñetera manía de ser el Judas en todas las cenas. Mi "no soy digna". Joder, qué cruz. Qué trauma más cansino este de la Hija de Ulises, empeñada siempre en que también ulisea su amado. Que te operes, tía. Háztelo mirar. Porque era un sí rotundo. Tanta pena, tanto pánico, tanto resquemor en la garganta, tanto nudo, tantas lágrimas a escondidas, tanto rastrear señales, tantas páginas embadurnadas, tanto hacerme tinta como una imbécil, cosiéndome la boca para no contárselo a nadie. Tanta paranoia existencial con la preguntita del demonio y lo fácil que era. Todavía? SÍ. Idiota. Más que nunca.
Y yo a ti, Trasto. Sigo en mis 13. Siempre en Abril.  

6 comentarios:

Kaken dijo...

....y yo publicando receta de huevos rellenos....
Sin palabras me has dejado. Y que siempre sea abril.
Un beso.

Lenka dijo...

Eh!! Anda que no molan los huevos rellenos!!! Fijo que te copio la receta. Otra cosa es que me salga, que yo en la cocina soy una catástrofe!!! :S

Besos, Kaken!

Juan dijo...

Debo decir que Kaken me ha ayudado a traducir tu entrada, porque no sabía bien de lo que hablabas, cazurro que está uno.

Los momentos duros siempre llegan a una pareja. Es ley de vida y además es incluso deseable. Unas veces es por problemas de interrelación, otros por problemas externos que afectan necesariamente a los dos: al que lo sufre y al que sufre al que lo sufre.

De las lunas de miel se aprende poco. Cuando realmente se valora en su justa medida al que tienes al lado es precisamente en los momentos de crisis. Y la experiencia por la que estáis pasando, pone a prueba al más pintado. Son demasiados cambios a la vez, y debe ser muy, pero que muy duro.

El amor, al final, es lo que prima, y percibo mucho amor en vuestra familia. SOIS UNA PAREJA RESILIENTE¡¡¡¡

Lenka dijo...

De momento parece que, por lo menos, somos una pareja RESISTENTE.
XD

Gracias, Juan!

Rogorn dijo...

Ya no tenéis remedio. Que lo sé yo.

Lenka dijo...

Uy, nunca se sabe...