miércoles, 12 de enero de 2011

Brava, María


La primera vez que vi esta fotografía era muy niña, pero quedé absolutamente impresionada. Fue en el salón de casa de abuela Mila. Le pregunté quién era aquella señora. Me dijo que era su madre. Respondí, hechizada, que parecía una condesa. Se echó a reír ante la ocurrencia, lamentando la travesura de una de mis tías, que había recortado la foto para acomodarla a un marco, estropeándola sin remedio.


No conocí a la Bisa María porque nos dejó un año antes de que yo naciera. Sé de ella por las pocas imágenes que se conservan, por los relatos que me han contado y gracias a la manía de mi abuelo Víctor (su yerno) de jugar a reportero, grabadora en mano, inmortalizando cuanto se le ocurría. "Ya está el de les gafes col caciplu esi", decía María, ya anciana, desconfiada con aquellos aparatos modernos que le capturaban la voz para siempre.


Era una mujer valiente, sin duda. La pose lo dice todo. Está en el porche de su casa, la del pueblo, la que habitaron dos de sus hijos (ya fallecidos) y aún ocupan su nuera, uno de sus nietos con su mujer y dos de sus bisnietas. Esa casa en la que siempre sentí algo especial y en la que, pese a las reformas y comodidades recientes, aún hoy se vive como antaño, con sus velatorios, sus trabajos, sus charlas en torno a la mesa grande, sus tradiciones que se niegan a desaparecer.


Fue una viuda joven. Una noche sacaron a su marido de la cama por la fuerza, lo cargaron en un camión y nunca más se supo de él. Se quedó sola, con sus hijos, algunos aún pequeños. Los sacó adelante sin ayuda, sin una queja, sin una lágrima. Jamás la vieron flaquear. Los domingos obligaba a la prole a ponerse sus mejores galas para asistir a las verbenas de la zona. Los domingos ningún hijo suyo trabajaba. Tuvo que enterrar a uno y sobreponerse a cómo otro se le quedaba lisiado, con ambas piernas amputadas. Lo dio todo por ellos sin una mala cara. La veneraban, y no me sorprende. Habrían matado por ella.


Ya anciana, cuando todos se reunían en su cocina y comían, bebían, fumaban, blasfemaban a grandes voces (ante la resignación del yerno beato, mi abuelo) y soltaban risotadas y palmetazos, ella los contemplaba desde la puerta, encorvada y con gesto malicioso, orgullosa todavía como una reina. Y siempre, meneando la cabeza, soltaba su sentencia preferida, la que quizá debiera convertirse en lema del clan.


- Eso, eso. Que sepa Dios con quién se mete.


Brava, María. Brava. Espero haber sacado algo de esa fuerza tuya.

5 comentarios:

Kaken dijo...

"Brava, María. Brava. Espero haber sacado algo de esa fuerza tuya."

Después de haber leído a Rogorn lo que escribió sobre tí (¿recuerdas, brava Lenka?)y de conocerte y leerte...¿aún dudas de tu inmensa fortaleza?

Preciosa la entrada y la foto, magnética.
Un bes, so fuertorra.

Lenka dijo...

Verdad que la foto es espectacular?? O es sólo amor de bisnieta?? Quiero decir, no es por guapa, ni por nada en concreto, pero parece una campesina analfabeta????? A que no??? Desde luego tuvo que ser un personaje, porque la pose es tremenda.

Muy fuerte, muy brava y muy generosa. Mi abuela siempre valora de ella que, aunque no era especialmente cariñosa ni risueña (tampoco se estilaba mucho el besuqueo a los hijos por entonces) jamás le oyeron un sólo lamento, ni les reprochó nada, ni les dictó el camino. No era mujer de juzgar ni de disciplinas férreas, y si tuvo rencor contra la vida por sus pérdidas, jamás lo pagó con su prole. No era quejona, ni chantajista, ni se hizo jamás la víctima, ni pretendió nunca encadenar a los suyos a su luto y su pena.

Cierto que ella no iba de verbena porque estaba mal visto en una viuda, pero nunca jamás pidió a sus hijos que se encerraran en casa. Al contrario, los animaba a divertirse, consciente de que trabajaban mucho desde niños. Mi abuela sospecha que aprovechaba para llorar y emberrincharse cuando se quedaba sola en casa, o que quizá era justo lo contrario: descansar de la prole y tener un rato suyo (cosa que ninguna mujer "decente" de antes podía confesar en voz alta). Sea como sea, lo dicho, jamás le vieron una lágrima ni un mal gesto. Eso dice mucho de cómo era.

Yo he tenido que aprender eso, por ejemplo. No lo traía de serie. Fuerte sí que me considero. No extraordinariamente, pero sí lo bastante como para tomarme casi siempre las cosas con calma. Lo que sí creo haber heredado es su genio, un cierto carácter solitario y su sarcasmo. Eso fijo!

Por cierto, bonita, y hablando de mujeres fuertes... ejem!!!! Habló de puta la tacones!!!!! XD XD XD

;)

Kaken dijo...

Jajajajaja, Lenka, no te voy a negar a estas alturas que, por fín, sé que soy muy fuerte, no me queda otra con lo que me ha tocado vivir, jajaja¡¡

En serio, me encanta como narras las vivencias de tu gente, logras que me meta por completo en las historias, que las viva como cuando leo una gran novela (a ver cuando te animas, gachonaaa¡).

Y sí, la foto, para mí, refleja a una mujer extremadamente inteligente (hay que serlo para ser realmente generoso), con porte regio (en el sentido de posicionarse ante el mundo con un aplomo que solo surge de una gran fortaleza y seguridad en sí misma), se sale.

Aunque no hubiera leído nada tuyo sobre ella, te aseguro que esa foto no me hubiera pasado desapercibida, ella se sale del marco en todos los sentidos.

No dudes nunca de tu fuerza, la tienes, nos lo has demostrado a todos..¿te lo has demostrado a ti?

Muchos besos, erizilla¡¡ ;-)

Petri dijo...

Poniendome al día.
cuantas grandes mujeres anonimas hay por el mundo.
Tienes buenos genes.

Lenka dijo...

Eso espero, porque ahora sí que los voy a necesitar!!!

;)