martes, 15 de mayo de 2007

Síndromes diversos


Los hay, los hay. Como las meigas. Para todos los gustos. Perfectamente definidos. Clínicamente estudiados. Y algunos de ellos, en la modesta opinión de esta ignorante, inventados sin sonrojo para beneficio de "profesionales" con mucha jeta e industrias farmacéuticas que funcionan como bancos. Un ejemplo:

El «síndrome de Sissí» apareció por primera vez en 1998, en un anuncio a toda página de la empresa Smith-Kline Beecham (ahora GlaxoSmithKline). Según esta empresa, los pacientes afectados son depresivos y, llegado el caso, deben tratarse con psicotrópicos. Pero su abatimiento quedaba encubierto por un comportamiento activo y positivo ante la vida. El síndrome recibió el nombre de la emperatriz Elizabeth (Sissí) dado que ella encarnaba a la perfección el tipo de paciente que padecía aquel trastorno. Desde entonces, el término ha conquistado los medios de comunicación y es propagado por algunos psiquiatras. En Alemania existen tres millones de personas que padecen el «síndrome de Sissí».

Es decir, que usted está deprimido. No importa si no lo nota, no importa si se siente feliz. Es mentira. Su mente le engaña. Usted está deprimido aunque no lo sepa, aunque no perciba ningún síntoma. Pero no se inquiete, su problema tiene solución. Unas maravillosas pastillas y será feliz. Como lo es ahora, pero de verdad. No le tranquiliza saberlo??

A estos extremos de imbecilidad hemos llegado. Tres millones de alemanes estaban encantados con sus vidas. Ahora se medican para tratar una depresión de la que no eran conscientes. Y no lo eran porque no había síntomas. Y no los había, porque no existía tal depresión. Sencillo.

Pero no es de esos Síndromes de los que quiero hablar. Ni de los, digamos, reales, ni de los de la nueva moda del "cuidarse" (aunque no haya de qué, usted cuídese, no sea bestia) Los Síndromes que me tienen fascinada son esos que yo misma me he inventado. Porque, naturalmente, no voy a ser menos que una farmacéutica alemana!!

Hay un curioso síndrome que me pasma. Lo he bautizado como "Trastorno Histérico del Yo-contra-el-mundo". Es de lo más curioso. Resulta incluso divertido cuando se observa desde fuera. Lo malo es cuando te cruzas con alguien que te lo hace explotar en plena cara.

Consiste, básicamente, en una actitud que podríamos denominar como "de cruzado". Reconoceréis fácilmente a los que padecen este "desorden". Son personas exaltadas y generalmente groseras (aunque se escudan siempre en el consabido, infantil y patético "yo soy así", que generalmente implica para ellos la imposibilidad de aceptar un "y yo soy asá") que disfrutan hasta el paroxismo demostrando que siempre están en contra de todo lo establecido. Por sistema. No hablamos de personas críticas que analizan la realidad y no temen disentir con ciertos patrones, no. Ni nos referimos a individuos excéntricos o con ciertas "rarezas". No entran en esta categoría los que deciden llevar una existencia diferente y lo hacen, sin más. Ni los que se rebelan ante ciertas normas y costumbres porque están convencidos de que eso les hará mejores, más felices. No hablamos del banquero que se hartó del sistema y se hizo ermitaño, y que disfruta de haber "visto la luz". Hablamos del cansino que se cree siempre en posesión de la verdad absoluta y en el sacrosanto deber de compartirla. Hablamos del proselitista incansable que se permite el lujo de juzgar, que siempre sabe más que los otros, que se burla despiadadamente de las verdades ajenas, de las realidades, vivencias, elecciones y opiniones de los que le rodean. Hablamos de esos.

Pululan por el mundo unos cuantos ejemplares que se consideran iluminados. Y en el deber de iluminarnos. Por eso el Síndrome puede ser conocido en otros círculos con el nombre de "Trastorno de la Lámpara de Ikea". Presumen estos tipos de un conocimiento más allá de toda réplica, de una sabiduría incuestionable, de haber alcanzado un Nirvana no apto para el resto de los mortales, a los que suelen referirse peyorativamente como "gleba", "rebaño" o, en el colmo de la desfachatez, "vosotros". Vosotros, nosotros, por oposición al yo. Al yo-contra-el-mundo. A ellos. Todos, impepinablemente, se creen únicos. Genios adelantados a su tiempo, lumbreras incomprendidas, mártires de las más nobles causas, vilipendiados por nosotros, los grotescos bufones, que les hacemos blanco de nuestras mofas con el atrevimiento que sólo otorga la ignorancia más cateta.

Lo asombroso del asunto es que suelen ser inteligentes. Lo son, en efecto. Poseen esa inteligencia que sirve para memorizar datos y repetirlos como un pajarito exótico. Aprenden de carrerilla los nombres de otros genios como ellos (genios oficiales, enciclopédicos) y se les puede ver babear de gusto cuando logran espetar dichos nombres en medio de la más trivial conversación. Cuando alguien confiesa no saber de quién hablan, su placer alcanza cotas de orgasmo. Pero lo disimulan bastante bien, mirando con esa ternura de víboras al "analfabeto" y explicándoselo (oh, generoso y desinteresado gesto de compartir su sapiencia) en un zalamero tono condescendiente y baboso, como si se dirigieran a un niño de dos años. No te preocupes, pequeño insecto. La vida es muy injusta y te ha hecho así, cortito. Pero ya estoy yo aquí para ayudarte a comprender. No me lo agradezcas. Soy guay, no puedo evitarlo. No es culpa mía. Es un don. En serio, no te sientas incómodo. Sé que resulto impresionante, que estoy muy por encima de ti y que ambos lo sabemos. No importa, puedes sentarte a mi lado y aprender. Hay que ser comprensivo con los menos agraciados.

Carecen del carisma de los líderes, de la empatía de los listos, de la humildad de los sabios. Son panfletos andantes, aburridos, radicales, estrechos de miras e incapaces de defender sus argumentos sin caer en la descalificación o la soberbia más ridícula. La gran pregunta es: nacen o se hacen? Es decir, vienen así de fábrica, o bien toda esa pose y ese ideario de octavilla es fruto de una vida triste, de no haber destacado en nada, de haber sido el patito feo del patio del colegio y no haber madurado lo suficiente para asumirlo y encararlo con alegría? Por qué están tan enfadados con el mundo? Intentan hacernos pagar que su madre quería más al hermano pequeño? Que la profesora les suspendía en mates? Que los otros niños, siempre tan crueles, les señalaban con el dedo porque, en lugar de jugar a las canicas, preferían leer en los recreos? En qué momento pasaron de ser el rarito que escribía poemas sobre la muerte a creerse por encima del bien y del mal?

Muchos fuimos los raritos del colegio. Muchos, incluso, seguimos siendo raritos. Y lo asumimos. Y vivimos con ello, con mejor o peor fortuna. Y hemos aprendido que no tenemos razón siempre. Que el mundo no nos debe una disculpa. Y que los demás, los "normales", los que tan raros nos parecen a nosotros, no son estúpidos. Y, los que lo son, tienen derecho a serlo. Y los que son felices, se lo merecen. Al final aprendimos que la libertad es un carril de doble sentido. Que clamar y exigir respeto implica respetar. Que la verdad no es más cierta cuando se grita, y tiene tantas caras como nos molestemos en buscarle. Que se aprende más escuchando que hablando. Y que el "yo-contra-el-mundo" es sano y necesario. Pero sólo hasta que se nos quita el acné. Después, lo más sensato es ser simplemente YO. A veces contra el mundo y a veces con él.

4 comentarios:

OOM-9 dijo...

dios vaya parrafada! :P me la he leido entera :D lo cierto es que tienes razon, espero que no me metas en ese grupo de gente al fin y al cabo yo no se mucho de nada XD

Lenka dijo...

Pero Oom, cómo se me ocurriría??? De ninguna manera te meto en ese grupo de cansinos!!

No te preocupes. Mis "ladrillos" siempre tienen nombre y apellidos, jejejeje... y esta vez no son los tuyos.

;-)

Gracias por soportar mis parrafadas!!! :-/
(Qué paciencia me tenéis!!!!)

Anónimo dijo...

Mucho me ha gustado, que lo sepas. Esta habría que patentarla, jeje.
Ro

Lenka dijo...

Eso sí que es un pedazo de halago!! Gracias, Hereje!