miércoles, 30 de mayo de 2007

Cerrado por frikismo

Me voy a Madrid, a rodearme de frikis. Homenaje al que fue un gran hombre (pese a quien pese), reencuentro con admirados amigos, presentación a otros grandes, feria del libro, visita familiar y un poco de todo.
Nos vemos el domingo. Ya os contaré.
(Si vienen los búhos, entretenedles hasta mi vuelta!!!!)

lunes, 28 de mayo de 2007

Medianoche


Llegó la hora bruja.
De nuevo es hoy, 29 años después, tras un día caótico, muy a tono conmigo misma. Sol, viento y chaparrones con ínfulas de diluvio.

La primavera se ha escondido, y yo se lo agradezco. Si de mí dependiera, la vida sería un largo y dorado otoño.

Felicidades, Lenka.

jueves, 24 de mayo de 2007

Te mando un beso


Por la lección que nos hemos dado, a estas alturas. Porque es cierto eso que dicen: "nunca terminas de conocer a las personas". Porque definitivamente hay lazos que no se rompen, mitades que no deben perderse. Porque el amor es la mejor excusa, incluso cuando no es suficiente. Porque lo fácil es dejar que ese amor se convierta en odio, en rencor, que se enquiste. Porque escogimos el camino más largo para aprender cómo querernos bien, de qué manera y hasta dónde. Porque es un tesoro saber que tienes a alguien que te entiende sin palabras. Y porque, de una vez, parece que estamos aprendiendo a entendernos con palabras, que era justo lo que nos faltaba, al revés que al resto de la gente.


Soy lo que soy en buena parte gracias a ti. Me has hecho menos egoísta, más tolerante, mejor, mucho mejor de lo que era. Y eso justifica cualquier dolor. Has sido un buen compañero de viaje y espero que lo sigas siendo de este otro modo. Sabes que siento todo lo malo y guardo lo bueno, que fue mucho, como un tesoro. Creo que me será más fácil ser feliz ahora que nos hemos perdonado.


Ya lo sabes: te voy a querer siempre.
Y estoy aquí.

lunes, 21 de mayo de 2007

Los días que morimos

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no escucha música,
quien no halla encanto en si mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio;
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos senderos,
quien no cambia de rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con quien desconoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión,
y su remolino de emociones,
aquellas que rescatan el brillo de los ojos
y los corazones decaídos.
Muere lentamente
quien no cambia la vida
cuando está insatisfecho
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo seguro por lo incierto
para ir tras de un sueño,
quien no se permite, por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Haz hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te olvides de ser feliz!


Pablo Neruda.
Gracias a Cris por enseñármela. Es la mejor lección en el mejor momento.

sábado, 19 de mayo de 2007

Un ramito



Llueve a mares. Tengo un insomnio galopante. Pero en la jardinera de mi terraza han salido unas flores moradas. Así, ellas solas. Como si me dieran la bienvenida!!

jueves, 17 de mayo de 2007

¿Quién ha sido?


Cómo era el amor antes? Se juntaban las parejas sólo para procrear, para satisfacer ciertas necesidades? Creamos la sociedad a base de hacer grupos que se defendían los unos de los otros? La progenie, la supervivencia. Cuándo entró el amor en todo esto? Lo hubo siempre, desde que somos racionales? Ahora dicen que el amor es una mera cuestión química. Feromonas, olores, hormonas y demás. Cuánto hay de instinto y cuánto de emotividad? Y qué es la emotividad? Emparejarse ha sido útil en el más amplio sentido de la palabra. Desde la mera propagación de los genes hasta la interesada unión de blasones, apellidos, escudos de armas, tierras y fortunas. Pero cuándo nació el amor? En la corte de Leonor de Aquitania? O ella se limitó a darle publicidad, a patrocinar el producto, a inventar la parafernalia del cortejo? El amor era distinto para los de arriba y para los de abajo? En qué momento empezamos a emparejarnos por AMOR, sea lo que sea eso? Cuánto de instinto y cuánto de interés conservamos en este juego? Se sufría más o menos cuando tu padre te entregaba a un hombre que él elegía? Funciona mejor o peor desde que somos nosotros los que nos buscamos, los que escogemos? La emotividad se ha cargado el amor? Era mejor verlo como un negocio, como una asociación? Es mejor entenderlo como mera compañía mutua? Pero es triste, verdad?

Por qué sufrimos tanto por amor? Qué esperamos de él? Cuánto somos capaces de pedirle y a cambio de qué? Es todo culpa de las películas? Nos han vendido la moto de la media naranja, del ser perfecto que se nos ajuste como un guante y nos lo hemos creído? Por eso sufrimos tanto buscando esa media naranja que nunca llega y coleccionando cáscaras de limón? Estamos pidiendo lo imposible? Es muy romántico, pero, no es también un tanto masoquista? Son más felices los que se conforman? Y, en realidad, se conforman, y por tanto son cobardes, o simplemente aceptan demostrando madurez e inteligencia? De verdad son felices, o anhelan en secreto la gran historia, la que, si algún día apareciera, les cambiaría la vida por completo? Se atreven a soñar tal disparate los felices? O no les hace falta? Es, en realidad, un disparate?

De verdad hay que sufrir por amor? Cuando no duele, es menos noble? Por qué tanta gente siente que le falta algo para ser del todo feliz? Por qué algunos sienten esa nostalgia de lo que no han tenido? Por qué otros exigen al amor una perfección que parece no existir? Por qué encuentras a tantas personas que se atan a otras con desesperación de náufrago, que prefieren ahogarse con alguien antes que caminar solos? Por qué unos esclavizan y otros se dejan esclavizar? Por qué algunos llegan a sentir que el otro les pertenece, que ya no es una vida, sino su propia vida? Por qué hay tantos que se enamoran del amor mismo, se empeñan en idealizar a una persona y luego se sienten engañados al comprobar que no era así? Por qué los hay que se fijan en lo opuesto a lo que desean con la extraña intención de cambiarles a su gusto? Cómo se puede amar a alguien deseando que sea otra persona? Realmente la química puede complicarnos tanto la vida?

El amor galante, las novelas, el cine, San Valentín y los ramos de rosas... cómo hemos llegado a meternos en este lío??

martes, 15 de mayo de 2007

Síndromes diversos


Los hay, los hay. Como las meigas. Para todos los gustos. Perfectamente definidos. Clínicamente estudiados. Y algunos de ellos, en la modesta opinión de esta ignorante, inventados sin sonrojo para beneficio de "profesionales" con mucha jeta e industrias farmacéuticas que funcionan como bancos. Un ejemplo:

El «síndrome de Sissí» apareció por primera vez en 1998, en un anuncio a toda página de la empresa Smith-Kline Beecham (ahora GlaxoSmithKline). Según esta empresa, los pacientes afectados son depresivos y, llegado el caso, deben tratarse con psicotrópicos. Pero su abatimiento quedaba encubierto por un comportamiento activo y positivo ante la vida. El síndrome recibió el nombre de la emperatriz Elizabeth (Sissí) dado que ella encarnaba a la perfección el tipo de paciente que padecía aquel trastorno. Desde entonces, el término ha conquistado los medios de comunicación y es propagado por algunos psiquiatras. En Alemania existen tres millones de personas que padecen el «síndrome de Sissí».

Es decir, que usted está deprimido. No importa si no lo nota, no importa si se siente feliz. Es mentira. Su mente le engaña. Usted está deprimido aunque no lo sepa, aunque no perciba ningún síntoma. Pero no se inquiete, su problema tiene solución. Unas maravillosas pastillas y será feliz. Como lo es ahora, pero de verdad. No le tranquiliza saberlo??

A estos extremos de imbecilidad hemos llegado. Tres millones de alemanes estaban encantados con sus vidas. Ahora se medican para tratar una depresión de la que no eran conscientes. Y no lo eran porque no había síntomas. Y no los había, porque no existía tal depresión. Sencillo.

Pero no es de esos Síndromes de los que quiero hablar. Ni de los, digamos, reales, ni de los de la nueva moda del "cuidarse" (aunque no haya de qué, usted cuídese, no sea bestia) Los Síndromes que me tienen fascinada son esos que yo misma me he inventado. Porque, naturalmente, no voy a ser menos que una farmacéutica alemana!!

Hay un curioso síndrome que me pasma. Lo he bautizado como "Trastorno Histérico del Yo-contra-el-mundo". Es de lo más curioso. Resulta incluso divertido cuando se observa desde fuera. Lo malo es cuando te cruzas con alguien que te lo hace explotar en plena cara.

Consiste, básicamente, en una actitud que podríamos denominar como "de cruzado". Reconoceréis fácilmente a los que padecen este "desorden". Son personas exaltadas y generalmente groseras (aunque se escudan siempre en el consabido, infantil y patético "yo soy así", que generalmente implica para ellos la imposibilidad de aceptar un "y yo soy asá") que disfrutan hasta el paroxismo demostrando que siempre están en contra de todo lo establecido. Por sistema. No hablamos de personas críticas que analizan la realidad y no temen disentir con ciertos patrones, no. Ni nos referimos a individuos excéntricos o con ciertas "rarezas". No entran en esta categoría los que deciden llevar una existencia diferente y lo hacen, sin más. Ni los que se rebelan ante ciertas normas y costumbres porque están convencidos de que eso les hará mejores, más felices. No hablamos del banquero que se hartó del sistema y se hizo ermitaño, y que disfruta de haber "visto la luz". Hablamos del cansino que se cree siempre en posesión de la verdad absoluta y en el sacrosanto deber de compartirla. Hablamos del proselitista incansable que se permite el lujo de juzgar, que siempre sabe más que los otros, que se burla despiadadamente de las verdades ajenas, de las realidades, vivencias, elecciones y opiniones de los que le rodean. Hablamos de esos.

Pululan por el mundo unos cuantos ejemplares que se consideran iluminados. Y en el deber de iluminarnos. Por eso el Síndrome puede ser conocido en otros círculos con el nombre de "Trastorno de la Lámpara de Ikea". Presumen estos tipos de un conocimiento más allá de toda réplica, de una sabiduría incuestionable, de haber alcanzado un Nirvana no apto para el resto de los mortales, a los que suelen referirse peyorativamente como "gleba", "rebaño" o, en el colmo de la desfachatez, "vosotros". Vosotros, nosotros, por oposición al yo. Al yo-contra-el-mundo. A ellos. Todos, impepinablemente, se creen únicos. Genios adelantados a su tiempo, lumbreras incomprendidas, mártires de las más nobles causas, vilipendiados por nosotros, los grotescos bufones, que les hacemos blanco de nuestras mofas con el atrevimiento que sólo otorga la ignorancia más cateta.

Lo asombroso del asunto es que suelen ser inteligentes. Lo son, en efecto. Poseen esa inteligencia que sirve para memorizar datos y repetirlos como un pajarito exótico. Aprenden de carrerilla los nombres de otros genios como ellos (genios oficiales, enciclopédicos) y se les puede ver babear de gusto cuando logran espetar dichos nombres en medio de la más trivial conversación. Cuando alguien confiesa no saber de quién hablan, su placer alcanza cotas de orgasmo. Pero lo disimulan bastante bien, mirando con esa ternura de víboras al "analfabeto" y explicándoselo (oh, generoso y desinteresado gesto de compartir su sapiencia) en un zalamero tono condescendiente y baboso, como si se dirigieran a un niño de dos años. No te preocupes, pequeño insecto. La vida es muy injusta y te ha hecho así, cortito. Pero ya estoy yo aquí para ayudarte a comprender. No me lo agradezcas. Soy guay, no puedo evitarlo. No es culpa mía. Es un don. En serio, no te sientas incómodo. Sé que resulto impresionante, que estoy muy por encima de ti y que ambos lo sabemos. No importa, puedes sentarte a mi lado y aprender. Hay que ser comprensivo con los menos agraciados.

Carecen del carisma de los líderes, de la empatía de los listos, de la humildad de los sabios. Son panfletos andantes, aburridos, radicales, estrechos de miras e incapaces de defender sus argumentos sin caer en la descalificación o la soberbia más ridícula. La gran pregunta es: nacen o se hacen? Es decir, vienen así de fábrica, o bien toda esa pose y ese ideario de octavilla es fruto de una vida triste, de no haber destacado en nada, de haber sido el patito feo del patio del colegio y no haber madurado lo suficiente para asumirlo y encararlo con alegría? Por qué están tan enfadados con el mundo? Intentan hacernos pagar que su madre quería más al hermano pequeño? Que la profesora les suspendía en mates? Que los otros niños, siempre tan crueles, les señalaban con el dedo porque, en lugar de jugar a las canicas, preferían leer en los recreos? En qué momento pasaron de ser el rarito que escribía poemas sobre la muerte a creerse por encima del bien y del mal?

Muchos fuimos los raritos del colegio. Muchos, incluso, seguimos siendo raritos. Y lo asumimos. Y vivimos con ello, con mejor o peor fortuna. Y hemos aprendido que no tenemos razón siempre. Que el mundo no nos debe una disculpa. Y que los demás, los "normales", los que tan raros nos parecen a nosotros, no son estúpidos. Y, los que lo son, tienen derecho a serlo. Y los que son felices, se lo merecen. Al final aprendimos que la libertad es un carril de doble sentido. Que clamar y exigir respeto implica respetar. Que la verdad no es más cierta cuando se grita, y tiene tantas caras como nos molestemos en buscarle. Que se aprende más escuchando que hablando. Y que el "yo-contra-el-mundo" es sano y necesario. Pero sólo hasta que se nos quita el acné. Después, lo más sensato es ser simplemente YO. A veces contra el mundo y a veces con él.

La belleza de lo siniestro

lunes, 14 de mayo de 2007

De vuelta en la torre

A pesar de que ya me he despedido de Malaussène con lágrimas en los ojos (qué será de mi sin tus hazañas, Benjamin de mi corazón?) y de la tristeza de los últimos días, volvemos. Esta tarde han emitido Lady Halcón y ha sido como volver a tener 12 años. Acabo de empezar, por fin, el primero de mis puzles, así que espero que pronto La Reina de los Proscritos presida mi habitación. Luego colgaré a su lado a El Ángel de la Muerte.
Reabrimos, con nuevas y bellas cicatrices. Gracias a todos los que me alentaron con sus palabras, y a los que esperasteis con paciencia. Y, por supuesto, al que cerró mis heridas y me permitió cerrar las suyas. Seguimos. Y todo está bien en el mejor de los mundos.
Habéis sido muy eficientes en las guardias. Siempre es un consuelo ver que mi torreón queda en buenas manos cuando escapo. Qué tal si brindamos mientras esperamos a los búhos?

lunes, 7 de mayo de 2007

Cerrado por reformas

Ya sé que acabamos de abrir. Las reformas son para mí. Nos leeremos cuando termine. Besos para todos.

sábado, 5 de mayo de 2007

Lo ha vuelto a hacer

Parecía imposible, pero sí, lo ha hecho. Lo lógico, lo predecible, es que la trama fuera perdiendo consistencia sin remedio. Al fin y al cabo, ya es la cuarta novela. El argumento debería resultar absolutamente trillado, los personajes cansinos, las situaciones repetitivas. Pero no. La tribu Malaussène se vuelve cada vez más surrealista. Algunos nos han dejado, otros acaban de llegar, la mayoría permanece. Se dejan conocer un poco más, se hacen querer un poco más, se desmadran mucho más. Pennac no cambia de tercio. El lema es: "¿y si todo esto se complicara?" Y se complica. Hasta lo indecible. Benjamin y los suyos siguen dando saltos mortales por Belleville, el clan ya es en sí mismo un chivo expiatorio absoluto, mezclado siempre en las situaciones más descabelladas. Como en una maldición, la ingrata profesión del primogénito termina por arrastrarlos a todos, a todos ellos, al barrio entero, hacia un desastre que alcanza proporciones apocalípticas. Cabezas de turco, el destino de los Malaussène y de todos los que se les acercan. Desde la primera novela, el estupor ha ido creciendo. Y las carcajadas. Y las lágrimas, la inquietud por el destino de esta familia de tarados adorables. Casi sufro un síncope en la tercera. Y, en la cuarta... Pennac se cachondea!!! Pennac se burla de quien lee, le oprime el estómago de pura tensión!! Te mantiene en vilo durante siete capítulos de pesadilla, leyendo como un poseso, mordiéndote las uñas, muriéndote de risa, sufriendo con ese Benjamin al que ya no le puede ir peor... y, en el clímax de las emociones... te suelta un sermón hasta hacerte enrojecer!!! Pero, cómo osa??? Cómo osa Pennac jugar así con quien se desvive por su irresistible Malaussène??? Y cómo es posible que, el muy maldito, tenga tanta razón??? Cómo se arregla para tener tan calado al lector, para rizar el rizo, hacer una pirueta inverosímil que te lleve, en un sólo párrafo, del llanto al ataque de risa y viceversa???
Es un genio. Y sólo queda una novela. Una más y llegará la despedida. No sé cómo haré para vivir sin ellos. Estoy condenada a releerlos una y otra vez. Lo más gracioso de todo esto, es que, al final, te das cuenta de que ya eres uno de ellos. De la tribu Malaussène. Una vez que has conocido a Benjamin, ya no podrás amar a ningún otro. Esa es la gran broma de Pennac!!

jueves, 3 de mayo de 2007

Para ti



Dicen los sabios que la vida es un misterio indescifrable. Cuando al fin empiezas a entenderlo, significa que tu tiempo ha terminado. Y lo hemos perdido, cariño, la gran paradoja es que en ese instante de revelación, somos conscientes de que lo hemos perdido. Que la vida ha ido pasando a nuestro lado mientras intentábamos dirigirla, desentrañar sus incógnitas, descubrir quiénes éramos y por qué. No pierdas el tiempo. Vive. No te quedes parado, haciéndote preguntas. Haz de cada pregunta un nuevo paso y camina. Camina siempre. No intentes poner nombre a las cosas, porque muchas no lo necesitan. Ya son, ya existen por sí mismas. Como tú. Sobre todo, tú.
Venimos a este mundo con los días contados. Las caricias, los momentos, las puestas de sol. Un día despertarás y descubrirás asombrado que todo termina. Que has llegado al final. Siempre lo descubrimos demasiado tarde y sin previo aviso.
Un día tu amante dirá tu nombre por última vez. Un día será el último que veas la lluvia. Saldrás de una cama, te vestirás, dirás "hasta luego", y volverás a casa sonriendo, despreocupado, sin saber que es la última vez que le ves, la última que habrás besado, que habrás hecho el amor, que habrás silbado una canción.
Así que, vive. Siente, sufre, goza, tropieza, cae, levántate, lucha. Exige tu derecho sagrado a equivocarte, rebélate, patalea, grita, acierta, ríe, llora, enfádate, disfruta y exprime cada instante. SÉ.
No tengas miedo. Nunca. No te abandones al hueco de tu alma. Venimos al mundo con las sonrisas contadas, cariño. Pero también las lágrimas se agotan. Sigue peleando hasta el final. Si lo intentas, tal vez logres el prodigio de arrebatarle al tiempo un último beso.

miércoles, 2 de mayo de 2007